En una comida de notarios se
cuenta la siguiente anécdota. “Un técnico de la casa de electrodomésticos acudió
al domicilio de un notario para reparar la lavadora, y una vez realizado su
trabajo entregó la correspondiente factura a la esposa del notario, la cual,
encontrando su importe más elevado de lo previsto, la examinó con detenimiento.
Al preguntarle al operario por la cantidad que se detallaba en uno de los
apartados de la factura, éste respondió que era el coste por su desplazamiento
hasta el domicilio en cuestión. La esposa del fedatario narrador clamó indignada:
- “¡Qué barbaridad, si mi marido,
que es notario, sólo cobra tres mil pesetas por la salida!”,
A lo que el técnico
respondió:
- “Señora, no sé qué
profesión será esa, pero le puedo asegurar que no tiene mucho futuro”.
En la
economía de mercado, se tiende a asociar la retribución de los agentes económicos
con el valor añadido que se genera para los diferentes stakeholders con los que la compañía interacciona. Si cualquier
agente de una compañía dentro de esa economía de mercado, percibe unos ingresos
por encima del valor que genera, sus clientes deberán pagar un sobrecoste que
hará que los mismos busquen una alternativa más barata. Por otro lado, si
los clientes quisieran abonarle una remuneración más baja que el valor
generado, el proveedor tendería a buscar otros clientes que estuvieran
dispuestos a pagarle de acuerdo con ese valor generado. Esta relación no
es perfecta, pero las fuerzas del mercado tienden el valor y la renta con el
fin de que el equilibrio de ambas permita a las compañías sobrevivir en base a
dicha relación. Sin embargo, esta relación se ha quebrado estos últimos años en
la remuneración de los directivos de las grandes empresas, la misma se ha
disparado a proporciones que vulneran y socaban la credibilidad de la economía de
mercado. En Estados Unidos los consejeros delegados de una compañía cobran
hasta 300 veces más que el asalariado típico, una ratio que se ha multiplicado
por 15 desde los años 60. Las diferencias entre los salarios de los
trabajadores y los de los directivos volvió a aumentar en el año 2019, como ya
pasó el año anterior, según un estudio presentado por la escuela de
negocios Eada. El informe indica que, con el paso de la
crisis, la brecha salarial con los ejecutivos se ha incrementado: en 2019 los
salarios medios de los directivos crecieron a un ritmo medio del 4,58%,
mientras que los de los mandos intermedios mejoraron un 3,45%. El resto de los
empleados, en cambio, solo registraron incrementos del 1,89% de media. De
ahí, que el premio nobel de economía, Paul Krugman, se pregunte, "¿De
verdad nos creemos que los consejeros delegados se han vuelto muchísimo mejores
desde los años 60 mientras que sus trabajadores no lo han hecho?".
Si admitimos teoría de los agentes económicos, según la cual, los
agentes económicos somos todos, ya que todos somos protagonistas
de la actividad económica. Hoy mismo, muchos de nosotros consumiremos
algún bien o servicio, pagando por ello con rentas que previamente habíamos
recibido de otro agente económico. Con nuestro pago por los bienes y servicios
adquiridos fomentaremos el espíritu productor de otros agentes y, quien sabe,
incluso el nuestro. Todas las actividades económicas se hallan
interrelacionadas y sabemos que todos dependemos de todos, unos de otros.
Así pues, son remunerados de acuerdo con el valor añadido que generan los
principales directivos de las compañías observando las 300 veces que cobran de
más que un empleado corriente. ¿Acaso esa brecha está justificada si observamos
la valoración bursátil que tienen en sus compañías?
Fuente: CNMV
Los directivos, y en
especial los consejeros delegados, son los que toman las decisiones
estratégicas de más alto nivel dentro de una compañía: estrategias que pueden ser
beneficiosas llevándola a crecer y multiplicarse, o a estancarse o incluso a
quebrar en los casos más extremos. Esa capacidad solo está reservada a
un solo trabajador, su CEO o consejero delegado. Un buen CEO o consejero
delegado o un mal CEO o consejero delegado pésimo, puede acrecentar enormemente
los beneficios de la compañía o, por el contrario, de mandarla a la bancarrota.
De ahí que hasta cierto punto sea lógico que un directivo con más responsabilidad
vea incrementada su remuneración. También es cierto, qué si el resto de la
compañía no se alinea con la visión de dicho directivo, este no conseguirá
absolutamente nada, por ello es fundamental que el valor de persuasión
que
ejerce el mismo sobre el resto de empleados sea una poderosa influencia con el
fin de conseguir los objetivos fijados. En Estados Unidos, el
consejero delegado medio de una compañía del índice S&P 500 solo recibe una
compensación igual al 0,5% de la masa salarial de su empresa o, dicho de otro
modo, que el conjunto de trabajadores cobra 200 veces más que el consejero
delegado (porque generan 200 veces más valor que él). Si aceptamos
que un consejero delegado o CEO, genera más valor que el resto de los
trabajadores en base a que su poder de decisión es fundamental para que la
compañía adopte la estrategia oportuna, también deberemos aceptar que
el progreso tecnológico ha sido un factor fundamental para que dicha
productividad sea mucho mayor. Dicho de otra forma, la labor de los
consejeros delegados o CEOs es hoy mucho más importante y tiene un mayor impacto en
términos de creación de valor que hace 60 años, otra cosa es, que sea aplicable en
todos los casos o que no haya otros factores que puedan influir sobre la
remuneración de los directivos más allá del valor que generan.
La sociedad actual tiene
muchas virtudes, pero desgraciadamente sufre un problema que se fundamenta en plagiar
tanto para bien como para mal los ejemplos. Algunos directivos, sí observamos
lo que están sufriendo sus compañías en bolsa y vemos el valor que generan para
sus stakeholders, podremos extraer como conclusión que se están aprovechando de
una situación que para nada esta justificada. Este comportamiento lesivo y
perjudicial para los grupos de interés de dichas compañías, podría estar minando
y desangrando el derecho que tienen decenas de miles de accionistas para
tutelar a unos directivos que viven ajenos a la realidad. En un contexto en el que, él principal
(accionistas minoritarios) no son capaces de tutelar al agente, los directivos
podrían aprovechar su preeminente posición para engordar sus remuneraciones y
lucrarse a costa de los beneficios que alternativamente habrían ido a parar a
los accionistas. Sería una reversión de la teoría marxista de la
explotación: no serían los capitalistas quienes explotarían a los trabajadores,
sino los trabajadores (los directivos) quienes explotarían a los capitalistas
(accionistas). Así pues, las ganancias de una compañía, y por tanto
las remuneraciones de los directivos vinculadas a esas ganancias, pueden
proceder no de generar valor mercantil para el resto de la sociedad, sino
de arrebatárselo. En la sociedad actual hay compañías bien
conectadas políticamente, como bancos, eléctricas, telecos, constructoras,
etc., que crecen gracias a una regulación a la carta, todo esto genera unos
sobrecostes que paga el cliente final. En estos casos, los ingresos
de dichos directivos que no generan valor para sus grupos de interés vienen
de ser pagados por un contribuyente que sufre la rapiña del valor que genera
para la sociedad y no de los directivos que generan nulo valor para la misma.
Si bien los accionistas deberían
de solucionar estos hechos, tumbando los equipos directivos que no
cumplen la labor para la que fueron nombrados o modificando los estatutos con
el fin de erradicar dicho problema. Otro caso muy distinto es el de
los ciudadanos que sufren la rapiña de unos directivos que gozan del amparo político
a través de los organismos reguladores o partidos políticos. Más que obsesionarse
con las altas remuneraciones de los directivos que tengan un origen
justificado (creación de valor), se debería focalizar la atención en
dicha extracción de valor con el fin de erradicar ese juego de suma cero en el
que todas las personas salen perdiendo. Actualmente las retribuciones de los
directivos en algunos sectores han hecho saltar las alarmas de los organismos
reguladores, un ejemplo es el Banco Central Europeo (BCE) con respecto al sector
bancario http://bit.ly/2vpD3zA Después
de unos años de tranquilidad, tras la crisis de 2012, reguladores españoles y
europeos estrechan el cerco a los bonus bancarios. Quieren evitar desmanes por si
estalla una nueva crisis. Y así lo han hecho saber a las entidades
con distintas iniciativas. No solo ellos, también los grandes inversores, que quieren
que los grandes bancos contengan los sueldos de sus responsables tras la
debacle bursátil que arrastran en los últimos años. En
España, los sueldos de las cúpulas de los bancos han crecido
ininterrumpidamente en los últimos años, mientras se estancaba la recuperación
del beneficio —medido por la rentabilidad sobre fondos propios o ROE— y las
acciones no levantan cabeza. Así, los consejos y los comités de dirección de
las grandes entidades —todas las supervisadas por el BCE— ganaron un 5% más en
2018, último año con cifras oficiales. Un ejemplo paradigmático de dicha situación
la observamos en el Banco de Santander. El año pasado, Ana Botín, presidenta de Banco
Santander, percibió una remuneración de 11,01 millones de euros -según
los datos proporcionados por su entidad a la Comisión Nacional del Mercado de
Valores (CNMV)-, convirtiéndose en el alto cargo mejor pagado del Ibex 35. Apenas
doce meses antes, la directiva recibió un total de 7,8 millones y tuvo que
conformarse con posicionarse en el cuarto lugar de este disputado ranking. En
conjunto, los 17 miembros del consejo del banco vieron crecer sus cuentas
corrientes en 28,91 millones, un 9,4% menos. Hay que recordar, que el 10 de septiembre del año
2014, Ana Patricia Botín fue nombrada presidenta del Banco de Santander, entonces el
precio de la acción era de 7,7 euros. Hoy la cotización de la acción es de 3,71
euros, es decir, desde que accedió a la presidencia el valor de la acción se ha
depreciado en un 51,81%. Otro ejemplo lo observamos por
ejemplo en la compañía Telefónica, su presidente y su consejero delegado están entre
los primeros ejecutivos que más ganaron en el año 2018, sin embargo, la
operadora perdió en el año siguiente, el 2019, un 15%. Desde la llegada del
nuevo equipo directivo la acción sufre una devaluación del 34,41% http://bit.ly/38SoTpl
Para terminar el post, decir que en las finanzas la creación
de valor para el accionista es uno de los temas más importantes y en los
cuales los directivos tienen la responsabilidad de aumentar el valor de la compañía. Para describir el papel del directivo en la creación de valor
para el accionista es importante recalcar que la gestión financiera en las
empresas busca crear valor a través del control de ratios
económico-financieros, tomando como premisa que se genera valor si el
rendimiento real supera la rentabilidad que exigen los accionistas. Para
lograr esto el directivo debe definir las estrategias para poder alcanzar los
objetivos de la empresa aumentando así el valor para la empresa y accionistas…Lo
malo es cuando no se consigue y se sigue retribuyendo al que diseño dicha
estrategia como si no hubiese pasado nada.
Ya lo dijo
Michael Porter: “Las empresas hoy ya no se ven como soluciones para la
sociedad, sino como problemas”.
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