Cuenta una leyenda oriental que un hombre buscaba en el desierto agua para saciar su sed. Después de mucho caminar, ya muy fatigado, con la boca reseca, el peregrino descubre por fin las aguas de un arroyo. Pero, al arrojarse sobre la corriente, su boca encuentra sólo arena abrasadora. Vuelta a caminar, leguas y leguas; su sed y su cansancio van en aumento. Por fin, ya oye el rumor del agua. Se divisa en la lejanía un río caudaloso, ancho; ya toman sus manos el líquido tan ansiado, pero de nuevo era sólo arena. Más andar aún, con la lengua fuera, como un perro sediento. Hasta que de nuevo se oye rumor de aguas de una fuente. Su chorro cristalino forma un gran charco. Pero sólo la decepción responde a la sed del caminante. Y con renovado afán se lanza al desierto. Atraviesa montes, valles, y sólo halla soledad y aridez. No hay agua, ni rastro... Un día le sorprende un viento de humedad; allá, a lo lejos, parece que el mar inmenso brilla ante sus ojos. El agua es amarga, pero es agua. Al hundir su cabeza ansiosa entre las olas, no hace sino sumergirse en un fango que no está originado por el agua. El peregrino entonces se detiene; se acuerda de su madre, que tanto sufrirá por él cuando sepa de su muerte. Las lágrimas vienen a sus ojos, resbalan y caen en el cuenco de sus manos, y entonces le permiten saciar su sed. Algo parecido nos sucede a todos a veces, después de haber tratado en vano de apagar nuestra ansia en tantas fuentes engañosas, que descubrimos al fin que en las lágrimas de contrición y el arrepentimiento por nuestras errores está el agua que puede remediar nuestra sed.
EL 14 de enero podíamos leer en la prensa que el fabricante de aviones norteamericano Boeing, principal rival del líder mundial europeo Airbus en la fabricación de aviones civiles, se encontraba a la espera de la presentación de resultados del año 2024 en una situación calamitosa. Boeing atravesó diversos problemas graves este año pasado como han sido: crisis de reputación, recortes de producción como consecuencia del incidente del 5 de enero de 2023 y una huelga de 53 días en el área de Seattle. Como consecuencia de estos hechos, la entrega de aviones se ha desplomado un 34% hasta los 348 a lo largo del año 2024, su peor cifra desde el año 2021. Del total, 265 aviones fueron del modelo 737, un 76% del global, seguido por la familia 787 (51 unidades), 767 (18) y 777 (14), según ha informado en un comunicado. Las aeronaves tramitadas son menos de la mitad que las entregas de su rival europeo Airbus, que envió 766 aviones, un 4% más en comparación al año anterior. Y eso no es todo. La firma registró su peor resultado de pedidos, con 569, desde 2020. La cifra es casi tres veces menos que los 1.456 acumulados en 2023, al inicio del 2024.
La compañía Boeing inició el año 2024 con un desprendimiento de un panel de un avión 737 MAX, un incidente que provocó la paralización de aeronaves y severos controles de producción que, entre otros, ralentizaron su actividad. Por las mismas fechas, el entonces consejero delegado de la empresa, Dave Calhoun, anunció su intención de retirarse tras cuatro años al frente y le sustituyó Robert Kelly Ortberg desde el pasado 8 de agosto. Boeing también sufrió la convocatoria de una huelga durante los meses de septiembre y octubre, algo que retrasó hasta el último mes del año la construcción del 737 MAX. Estos problemas han tenido su traslación a las cuentas anuales, como respuesta a las grandes dificultados que vive el fabricante de aviones, este afirmó que planea un recorte aproximado del 10% de la plantilla. Sin embargo, el verdadero impacto de la crisis de Boeing se conoció el 28 de enero, cuando la compañía presentó las cuentas anuales correspondientes al año 2024. Boeing cerró el año 2024 con unas pérdidas récord de 11.875 millones de dólares, las mayores pérdidas de su historia atendiendo al resultado atribuible a los accionistas de la sociedad dominante. La facturación de la compañía retrocedió un 14%, hasta los 66.517 millones de dólares por la huelga y el accidente de Alaska Airlines. La compañía sufrió un quebranto de 11.875 millones de dólares (unos 11.400 millones de euros al tipo de cambio actual), frente a los 11.873 millones del año 2020, cuando la pandemia golpeó a la compañía en plena resaca de los accidentes catastróficos de sus aviones 737 Max de 2018 y 2019. Boeing ya había adelantado una estimación de los cargos extraordinarios y las pérdidas aproximadas que había sufrido en el cuarto trimestre, pero faltaba por conocer precisamente si los números rojos de 2024 eran o no mayores que los de aquel otro ejercicio negro, la realidad nos ha demostrado que sí. Un hecho importante que refleja el problema sobre el que me quiero centrar en este post es el hecho siguiente, el "outsourcing". Todo el año fue una pesadilla para la compañía, acuciada por los problemas de seguridad, los parones en la cadena de producción y, finalmente, una larga huelga que se saldó con un acuerdo para subir un 44% en cuatro años el sueldo de sus trabajadores de fábrica. Entre medias de todo eso, hubo relevo de consejero delegado, un plan de despidos del 10.000 empleados de la plantilla y una enorme ampliación de capital de unos 24.000 millones de dólares para dar oxígeno al balance de la empresa. Para Boeing el año 2024 queda como el sexto ejercicio consecutivo de números rojos. En ese periodo acumuló unas pérdidas de más de 35.500 millones de dólares. Además, la compañía quemó 14.310 millones de dólares de caja solo en el último año https://tinyurl.com/5x2pkk3h El problema de la subcontratación (outsourcing) de parte sus aviones pesó como una losa en el desempeño de sus operaciones.
La
Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) esperaba que el número
de aviones entregados para el año 2024 sea de 1.583, lo que supone un 11% menos
que las expectativas publicadas hace apenas unos meses, que anticipaban que
1.777 aeronaves se incorporarían a la flota mundial este año. La
Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) espera que el número
de aviones entregados para 2024 sea de 1.583, lo que supone un 11% menos que
las expectativas publicadas hace apenas unos meses, que anticipaban que 1.777
aeronaves se incorporarían a la flota mundial este año. Así se desprende
del informe 'Perspectivas mundiales del transporte aéreo', que
atribuye este descenso a la ralentización del ritmo de entregas. Así se
desprende del informe 'Perspectivas mundiales del transporte aéreo', que
atribuye este descenso a la ralentización del ritmo de entregas. El estudio
apunta a que las aerolíneas se han visto directamente afectadas por problemas
imprevistos de mantenimiento en algunos tipos de aviones/motores, así
como por retrasos en la entrega de piezas de aviones y de aeronaves, lo
que ha limitado la expansión de la capacidad y la renovación de la flota https://tinyurl.com/mr3utpx2 La
estrategia de Airbus es diferente a Boeing en cuanto a la práctica de integración
de proveedores en sus cadenas de suministro (comakership). Un buen ejemplo
es la empresa española Tarmac Aerosave. Airbus es uno de los tres accionistas de
Tarmac Aerosave con un porcentaje del 33,6 %, el mismo que a las
francesas, Suez, y Safran que les corresponde el 32,8 % restante https://tinyurl.com/yuyuc4a8
La incorporación del “outsourcing” como ventaja competitiva -la externalización de procesos de negocio con la que abaratar costes- empezó a calar en nuestro país a comienzos del año 2000 como estrategia para competir ante el aumento de competitividad producida por la liberalización de diversos sectores económicos. Así, el 91,5% de las empresas encuestadas daban importancia al proceso y el 56,3%, incluso, lo consideran muy importante. Normalmente no se implanta como un proceso global que abarque todas las actividades “non core”, es decir, no en el centro de la producción de la empresa, sino que se utilizan solamente en algunos procesos. El primero de ellos, citado por el 60,9% de los panelistas, el asesoramiento legal, seguido de la logística (45,9%), los sistemas de información (42,3%) y las nóminas y administración de personal (31,2%). Éstas son las áreas en donde mayor era la externalización entonces y que se presumía que seguiría dando pasos en los próximos años. Para entonces eran los sistemas de información los primeros en outsourcing. Las principales barreras que han expresado los directivos para no desarrollar la externalización de algunos procesos han sido el temor a la pérdida de control y conocimiento de los procesos externalizados y la posible dificultad en la integración del proveedor (comakership https://tinyurl.com/mpap93ua). Entre las ventajas que ven en la externalización, la primera citada es la flexibilidad en los costes, con el 72,5% de las respuestas, seguida de la reducción de los mismos, la concentración en las ventajas competitivas y un uso eficiente de la tecnología. El grado de satisfacción que han obtenido los empresarios entonces era bueno en todas las áreas en las que se había desarrollado el “outsourcing”. En el ámbito legal, para el 69,3% de las empresas la experiencia es buena y para el 22,7% es excelente. En sistemas de información los porcentajes son del 62,3% y 5,8%, respectivamente. El 66,7% dice que es buena en logística y el 12,3% la califica de excelente. Sólo administración y contabilidad, con un 52,4% de respuestas entre buena y excelente, presenta un porcentaje menor, igual que en el área de recursos humanos, donde la cifra es del 52,2% https://tinyurl.com/2ay648j3
Un ejemplo del avance galopante de esta práctica del “outsourcing” se produjo en el sector de las telecomunicaciones de España. Una liberalización del sector que se aprobó con la Ley General de Telecomunicaciones de 1998, estableciendo el modelo regulatorio para el nuevo mercado liberalizado. Con el arranque de dicho proceso al que se sumaron nuevas compañías a competir contra el operador incumbente, Telefónica, se unió un hecho no menos importante, como fue el nacimiento de los gigantes de Internet (OTTs), como sucedió con Google (Alphabet) 4 de septiembre del año 1998, al que su unieron de forma escalada el resto de compañías que hoy conforman el ecosistema digital, como son los GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon). En pleno nacimiento de la cuarta revolución industrial (digitalización), los competidores de Telefónica en la prestación de servicios de conectividad tenían regulado el precio de acceso a la red de Telefónica por la propia ley, con lo que la ventaja que utilizaron para competir con el incumbente fueron los costes laborales, donde Telefónica tenía unos costes laborales muy superiores a dichos competidores. Además, este escenario se producía en el siguiente contexto, Telefónica pagaba un dividendo suculento mientras tenía una inversión en I+D menor con la que suplir con nuevos servicios y productos digitales la pérdida que sufría con sus competidores en la conectividad al ofrecer la mismo a un precio muy superior. Un ejemplo que ilustra dicha situación la tenemos en el siguiente dato, bajo la presidencia de Telefónica de España de Luis Miguel Gilperez se perdieron 6.000.000 millones de accesos. Un camino totalmente diferente al “océano rojo” escogido por los directivos de Telefónica fue él escogido por las nuevas compañías digitales OTTs, el “océano azul”. Estas fiaban su futuro a la creación de nuevos productos y servicios digitales con los que conformar el ecosistema digital que hoy atesoran y que no tiene réplica en las compañías de telecomunicaciones. A todo esto hay que sumar el proceso intensivo de adelgazamiento de la plantilla de Telefónica que fue acompañado por una externalización “outsourcing” creciente de sus diferentes áreas operativas hasta llegar a los servicios “core”, como son los que hoy conforman la operativa de conectividad de sus redes móviles o fijas, con las que presta sus servicios de conectividad tras quedar dichas plantillas que prestan dichos servicios bajo mínimos tras los diferentes procesos de reducción de plantilla.
Esta situación presenta varias derivadas que no se deben minusvalorar cuando uno realiza el “outsourcing” por el impacto que causa sobre las plantillas que sufren la misma como son las siguientes:
- Pérdida de control operativo: al externalizar funciones a terceros, las empresas pueden perder cierto control sobre esas funciones. Esto puede llevar a problemas de calidad y eficiencia si el proveedor no cumple con las expectativas.
- Problemas de relación: el outsourcing también puede llevar a problemas de comunicación entre la empresa y el proveedor sino tienen una integración plena como la que proporciona el “comakership”, un buen ejemplo lo vemos en los proveedores de los fabricantes de automóviles. Si no se establecen claramente las expectativas y los procedimientos de comunicación, puede haber malentendidos y retrasos en el trabajo.
- Riesgo en la seguridad de los datos: las empresas también corren el riesgo de que sus datos confidenciales sean comprometidos al ser compartidos con compañías externas. Es importante asegurarse de que el proveedor tenga medidas de seguridad adecuadas en su lugar.
- Dependencia excesiva del proveedor: el “outsourcing” también puede llevar a una dependencia excesiva del proveedor. Si la empresa no tiene un plan de contingencia en caso de que el proveedor no esté disponible, puede haber problemas graves, el ejemplo de Boeing es muy ilustrativo.
- Afectación severa en el principal activo de la compañía: el “outsourcing” termina socavando las plantillas de las compañías que sé quedan tras procesos de reducción de plantilla al ver que su trabajo y retribuciones es impactado por el recorte, empeorando el Clima Laboral. Máxime, cuando dicho recorte no ha sido propiciado por las plantillas sino por directivos que eligiendo estrategias fallidas para aminorar costes como único argumento han expuesto a las plantillas a estrategias fallidas.
Boeing y Telefónica son dos compañías centenarias que han encontrado su horma al zapato en la falta de inversión en I+D ante el cambio que terreno en el que se libraba su futuro con nuevos competidores que traen nuevas reglas basadas en la I+D como son, Airbus o los OTTs. Boeing cometió el error añadido de externalizar y poner en manos de compañías filiales su fabricación de aviones, 30.000 proveedores, a la vez que en plena crisis sacar del mercado a miles de sus profesionales de las fábricas de montaje. Cuando vinieron otra vez los tiempos de construir y fabricar nuevos aviones no tenía mano de obra para ello ante la escasez que había, muchos no quisieron volver. Ahora se encuentra con problemas para lanzar nuevos modelos al mercado, hasta el año 2035 por lo menos si resuelve todos los problemas que está pasando como son los aviones que tiene parados pendientes de subsanación de errores de sus proveedores y construcción de los que tenía encargados. En el caso de Telefónica, la competencia y falta de nuevos nichos en el mercado digital donde compensar la caída de ingresos en sus negocios tradicionales como es el de la conectividad, unida a una externalización (outsourcing) llevado a su extremo se ha visto agravada con el pago de un dividendo y una escasa inversión en I+D que dificulta la remontada del valor de la compañía en bolsa y en el escenario actual en el que se encuentra. Si a este hecho unimos que el "outsourcing" de la operación ha significado la salida de 50.000 empleados de Telefónica desde el inicio de dicha liberalización https://tinyurl.com/38xa73mp, este hecho se ha visto agravado por el problema con el invierno demográfico que padece nuestro país. Esto tiene consecuencias directas sobre la compañía como es el hecho de la pérdida de conocimiento (know how) que viene sufriendo con las masivas salidas de personal. A esta situación hay que añadir, que la propia Comisión Europea siendo conocedora que la información de las principales compañías e instituciones de Europa estaban en servidores ajenos a la propia Unión Europea ha decido lanzar un proyecto para desarrollar la nube europea que permita que nuestra información más sensible este a buen recaudo en Europa y no fuera de nuestras fronteras en Estados Unidos con los OTTs, con el proyecto, Networks as a Service (NAAS) https://tinyurl.com/4t6spyt2
Para terminar el post, quiero manifestar que Telefónica no puede permanecer ajena a esta situación descrita en el post con el “outsourcing”. Boeing era el mayor fabricante de aviones comerciales del mundo, hoy compite en una liga de segunda división tras largos años de "outsourcing", en la que no se encuentra Airbus. Esperemos que el ejemplo de Boeing sirva a la nueva presidencia de Telefónica encabezada por, Marc Murtra, que tiene en dicha situación un reto con el que revertir un camino equivocado que ha conducido a la operadora a un callejón sin salida con él “outsourcing”. Volviendo al comienzo de este post, deseo que las lágrimas de dicho “outsourcing” en Telefónica sirvan para emprender un camino diametralmente opuesto para enderezar la situación y le permita a la operadora salir del agujero en el que se encuentra.
Ya lo dijo Cicerón: “Nadie que confía en sí, envidia la virtud del otro”.
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