La
actriz Jessica Chastain interpreta la vida de Maya, nombre
ficticio de la protagonista en la película "La noche más oscura" (Zero Dark Thirty
2012), un film de la directora norteamericana Kathryn Bigelow.
La película nos relata la cacería emprendida por el gobierno estadounidense
contra Osama Bin Laden. Maya es un personaje ficticio, pero basado en
alguien real: la agente de la CIA que no descansó
hasta dar con dicho fugitivo. Aquella jovencísima agente que inspiró el
personaje de Maya
fue pieza clave a la hora de atrapar al hombre más buscado del planeta, sus concienzudas
investigaciones y especialmente, su tesón a la hora de hacerse oír y lograr que
sus superiores tuvieran en cuenta sus pesquisas sobre la red de correos de los
terroristas, le reportaron no pocos enemigos dentro de CIA, debido
a que muchos de sus compañeros se encontraron fuera de su zona de confort por la contumaz defensa
de sus ideas lo cual incomodaba y molestaba a dichos altos cargos. Pero
finalmente y en gran medida gracias a su
empeño, cuando la investigación se encontraba en vía muerta, ella y
sus compañeros lograron su objetivo, cazaron a Bin Laden. El objetivo
conseguido llevo la friolera de diez años de investigaciones en la que murieron
varios agentes de la CIA.
Sin entrar en la veracidad o no de dichos hechos ni en las actividades que relata el film que pueden generar controversias, quiero quedarme en la
idiosincrasia y carácter de la persona que interpreta Jessica Chastain.
La agente cuyo nombre se desconoce por motivos de seguridad y que en la actualidad ronda los 33 años. Empezó su carrera dentro de la CIA señalando los objetivos que debían atacar los drones y
reclutando espías para la agencia. Dentro de su ámbito se la conoce
especialmente por ser una persona muy
exhaustiva con su trabajo y ser el tipo de persona que se mantiene en sus trece
en una idea aunque nadie más la tenga en consideración. Un detalle
que revela dicha personalidad se produjo poco después de que dicha misión
terminara y el gobierno americano decidiese galardonarla a ella y sus
compañeros con el más prestigioso premio de la agencia para los oficiales no
combatientes, la “Distinguished
Intelligence Medal”. En lugar de alegrarse y felicitar a sus compañeros por
el galardón, la agente decidió escribir un email a todo el mundo diciendo
que solo ella tendría que ser merecedora de ese reconocimiento.
Maya lo justificó afirmando que todo el mundo intentó entorpecer sus
pesquisas cuando ella sabía que tenía razón. Más o menos al mismo
tiempo y por razones que se desconocen, la agente renunció a una promoción
que le hubiera supuesto unos 16.000 dólares extra al año,
pensando que recibiría una recompensa en metálico por la operación de Bin
Laden. Estados Unidos ofrecía 25 millones de dólares de recompensa a quien
delatara a Osama Bin Laden, sin embargo la misma quedo sin asignar después de
que la misión concluyera. El final de dicha historia es que Maya sufrió
un severo acoso por parte de sus superiores como revelo el Washington
Post http://wapo.st/1shhY3C
, siendo investigada y bloqueada su carrera dentro de la CIA por la
presunta revelación de secretos en la operación "JERONIMO"
al equipo de Bigelow para el rodaje de dicha película.
Llevamos cinco meses del año 2016 y en algunas compañías que tienen programas de Clima Laboral ya se han puesto en marcha las iniciativas correspondientes a principios de año sobre los resultados de la encuesta de clima que se realizaron durante el año pasado. Es justo decir que si ya llevamos consumido el 41% del año en curso, aquellas que ya han realizado los despliegues de dichas medidas dispondrán de indicadores que permitan evaluar si las mismas son eficaces para corregir dichos problemas detectados y revelados por las personas que hicieron dichas encuestas, con el fin de alinear y aumentar el compromiso de sus recursos humanos con la estrategia de la compañía.
Por otro lado
están las compañías que siguen en el limbo sobre dicha variable de Clima
Laboral, si durante el año 2015 dichas compañías no realizaron ningún tipo de
medida o actividad para mejorar dicha variable, este año llevan el mismo camino
con un agravante, en algunas se han producido cambios importantes en su estructura
jerárquica que podrían inspirar cambios de estrategia sobre dicha cuestión
después de cosechar un elevado número de trimestres con caída de ingresos como
sucedió, sin embargo la realidad es otra. Por otro lado
hay que resaltar que en algunas de ellas se han lanzado nuevos planes
estratégicos de compañía donde se enfatiza el valor y la importancia de las
personas en dichos ejes estratégicos, para conseguir las metas cuyo
fin último es no perder el tren digital del cambio de época que se está
produciendo.
Sentir,
pensar, decir y por último hacer,
estas son las fases de una persona congruente. Cuando estos niveles no fluyen
correctamente, se demuestra ser un incongruente, algo que se convierte
en el mayor obstáculo para conseguir cualquier objetivo individual o colectivo
por pequeño que sea dentro de una compañía. Técnicamente se denomina disonancia
cognitiva, que sin duda es uno de los mayores males que están
arraigados en el mundo corporativo, debido a que muchos
directivos prometen cosas sin importar el pensar o sentir de los colaboradores
que tienen por debajo. Lógicamente esto no es gratis, la factura
que se paga es elevadísima en términos de compromiso, productividad, ingresos,
clientes, etc. Para que un equipo de personas se sienta orgulloso
de algo hay que empezar por lo básico como es ser coherente entre nuestros
mensajes y nuestras acciones. Es decir que exista una sintonía entre
lo que somos, lo que comunicamos y lo que hacemos, otra cosa es que nos guste y
nos cueste realizar dicha acción, pero si no empezamos a aceptar ese principio
básico difícilmente la gente que lideramos nos respetará o seguirá en nuestra
misión. Todo el mundo conocemos a personas que no cumplen
dicha regla y que tarde o temprano terminan pagando un alto precio por ser
incongruentes, pasa en el mundo laboral, personal, social, etc. Hacer lo
que uno dice y cumplir lo que se promete vale más que mil palabras o promesas,
cuando un líder o mando cumple lo que promete lo que está ganando es confianza y
confiabilidad con respecto a sus
seguidores, pares o superiores. En el fondo, se está transmitiendo un mensaje no
verbalizado donde se está indicando el camino que uno ha escogido en la vida
cuando interactúa con los demás. Si hoy en el mundo empresarial se
tiene una obsesión con el término confiable
cuando nos referimos al comportamiento de la compañía con respecto al
cliente, ¿Por qué cuando se
refiere al Clima Laboral dicho término pierde todo el sentido para los
directivos cuando actúan de forma opuesta a lo que comunican a sus
colaboradores?
El
planteamiento adoptado por dichas compañías frente a la variable de Clima
Laboral es una incongruencia absurda que no pasa la primera regla del
managenemt que decía Peter Drucker, "Lo que no se define no se
puede medir, lo que no se mide, no se puede mejorar, lo que no se mejora se
degrada siempre", el precio final de dicha situación por norma
general la pagan las personas que trabajan en las mismas, cuando se marchan (ERE, ERTE, etc.), por la caída de ingresos debido a la pérdida de
clientes.
Actualmente, en un entorno
de ligero crecimiento después de siete largos años de crisis, uno de los
principales retos para las empresas es sin lugar a dudas el aumentar el nivel
de productividad de sus empleados. La incertidumbre,
la desmotivación o el pesimismo afectan a muchos
trabajadores, esto termina repercutiendo desfavorablemente en los niveles de
productividad de la empresa. Esta situación actual afecta de un modo
directo o indirecto a la mayoría de trabajadores. Apostar por la implementación
de acciones destinadas a mejorar dicho Clima Laboral, es apostar por mejorar el
estado de bienestar de los trabajadores y promover un ambiente de trabajo
saludable que maximice el rendimiento y consiga una alta motivación de los mismos.
Es una apuesta segura que maximiza la rentabilidad de las compañías con
independencia de su tamaño o sector. Los equipos directivos de las
compañías se enfrentan a un dilema, ¿Me centro en la gestión tratando de aumentar la
rentabilidad o por otro lado me centro en mejorar dicho Clima Laboral adoptando
medidas en dicha dirección? Vuelvo a repetir la respuesta, no se pueden
disociar ninguna de las dos propuestas, con la mejora del Clima Laboral llegará
el aumento de ingresos y la rentabilidad de la compañía. Hay
que decir, que no se puede liderar a las personas como hace 10 o 20 años, ya
que los modelos de gestión han cambiado, dando paso a un protagonista central, el
colaborador. Hay que ir hacia la
idea de que cada colaborador se empodere de su trabajo, lo gestione como su
negocio, ya que los colaboradores más efectivos y valiosos actúan como dueños y
propietarios de su trabajo por el compromiso y responsabilidad que asumen. Este
salto que efectúa el colaborador en la asunción de
propiedad y responsabilidad (empowerment) de su trabajo el gurú del management Tom
Peters lo define como la revolución perpetua. Es perpetua
porqué es la única forma de mantener la empresa en un cambio permanente para
adaptarse al mercado. Pero para este estado, el Clima Laboral es un
asunto central dentro de las organizaciones.
Los directivos poseen
integridad cuando actúan sin división ni doblez (transparencia),
cuando intentan ser auténticos (honestidad) y coherentes con sus principios,
sin ambigüedad, sin inconsistencia, con congruencia entre lo que piensan, lo
que dicen y lo que hacen. Sin integridad no hay confianza, y si no la
hay las relaciones profesionales se apagan,
y la empresa no tiene claros visos de
continuidad. Cuando los directivos toman decisiones dentro de la
compañía de forma prudente y justa se crea un clima ético, en el que las
personas que forman parte de dicha compañía están convencidas de los valores
que subyacen a esas decisiones, los comparten, respetan y practican. El profesor Michael Jensen define dicha
integridad con el término “workability”,
que es, (la capacidad para realizar un trabajo, a través de la cual se
aprovechan mejor las oportunidades existentes, conduciendo a unos mejores
resultados económicos). Su enfoque
conceptual de la integridad gira alrededor de “hacer honor a la palabra”. Ante la volatilidad actual y futura
que espera a las compañías, puede que surjan imprevistos por los que un
directivo no pueda mantener su palabra, pero para Jensen se puede seguir siendo
íntegro si se expresa claramente que no se puede mantener porque las
circunstancias cambian y se procura arreglar los daños que este cambio pueda
producir. Incluir dichos criterios de integridad en la gestión de
una compañía, sumados a unos directivos que observan que la integridad es buena
para su carrera profesional hace altamente probable que la empresa desarrolle
todo su potencial a largo plazo. La confianza es un intangible muy costoso de
lograr y muy fácil de perder o romper. Es por ello que los indicadores de
gestión en el tema de Clima Laboral
deben de resaltarse por el impacto que los mismos tienen en la reputación y
ética del negocio. Frente a los indicadores tradicionales de ventas, clientes,
etc., por citar algunos, tan conocidos y fáciles de interpretar, el
terreno ético es intangible, no existen indicadores claros y sólo
se aprecian los resultados en el medio y largo plazo cuando impactan sobre
dichos indicadores tradicionales.
El Clima
Laboral no puede quedar relegado en los objetivos ni bonus de dichos
directivos, ya que es quizás sin lugar a duda, el mejor y más fiable
indicador de continuidad de cualquier compañía en el negocio donde compite. Y sin
embargo, estaremos de acuerdo en que el cortoplacismo asociado a los
indicadores financieros que existe en la actualidad vinculando los bonus de los
directivos sólo a indicadores tradicionales han traído un enorme lodazal en
forma de crisis estos últimos años, causado por pésimas prácticas que se justificaban y
perpetuaban pues estaban basados en la consecución de objetivos de cualquier
forma... poco ética, en el crecimiento rápido y poco planificado, lo que se ha
dado en llamar “la cultura del pelotazo”. Los escándalos empresariales que
hemos visto en los últimos años y seguimos viendo en la prensa cada día son
reflejo de esta falta de políticas de integridad, o de incumplimiento
sistemático de códigos éticos o de conducta. Por el contrario, un modelo de
empresa basado en la construcción de un proyecto a medio y largo plazo, donde
existan unas relaciones sólidas y éticas con el cliente, empleados (Clima
Laboral) y diferentes stakeholders ha sido
una fuente sostenible de beneficios y la mejor defensa ante la crisis.
En la medida que
las culturas condicionan el comportamiento de sus miembros y expulsan a los no
alineados con sus supuestos básicos, los directivos que deseen que su empresa
se comporte en la línea de las culturas tipo Clan, equipos o adhocracia
(ausencia de burocracia), deben ejercer su liderazgo señalando la importancia de
los comportamientos íntegros con el bien común de sus stakeholders (empleados,
accionistas, clientes, etc.) para poder obtener los beneficios propios de esas
culturas.
Maya en
la película de Kathryn Bigelow, tuvo que contar y apuntar en el
cristal de su superior hasta el número 129, que representaron los días que sus superiores jerárquicos tardaron en
decidirse a hacer lo que les recomendaba. En las compañías en las
cuales se ignora el Clima Laboral y sus directivos están mirando para
otro sitio, su tiempo de oscuridad se prolonga e impide
reconducir la situación, evitando tener que volver a realizar otro ajuste más
sobre los de siempre... los empleados de la compañía.
Ya lo dijo Martin Luther King: “Todo trabajo que enaltece la
humanidad tiene dignidad e importancia debe emprenderse con excelencia
esmerada”.
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