Southwest
Airlines es una aerolínea low-cost que a sí mismo se define como la línea aérea
que lleva más 38 años generando beneficios a la vez que logra el menor número
de reclamaciones del consumidor y con el número de viajeros más grande del país
(más de 100 millones de viajeros al año). Si la cifra es realmente espectacular,
el secreto de dicha cifra está en su enfoque estratégico: la orientación al cliente mediante la orientación al empleado.
Es
decir, la máxima estratégica de Southwest es liderar la fidelización y creación
de valor al empleado, con el absoluto convencimiento de que si logran dicho
objetivo, será el empleado el protagonista activo de la creación de valor al
cliente, y por tanto, fidelización del mismo. Como se recoge en un
documento elaborado por el Center for
Reputation Leadership “la
estrategia de la compañía aérea líder en Estados Unidos no se centra en gestionar
la calidad y el buen servicio de sus clientes, sino que parte de gestionar la
satisfacción de sus empleados.
Este radical enfoque le ha dado buenos resultados a Southwest Airlines desde su
creación hasta la actualidad; tanto es así que incluso dentro de las fusiones
que ha tenido la compañía con otras empresas, el núcleo principal ha sido
pensar primero en la satisfacción de los empleados. Este enfoque define una cultura
corporativa muy enfocada y sólida a lo largo de su historia”. Ahí
radica la clave: la creación de una sólida cultura de enfoque al empleado, la
cual estos trasladan a los clientes. Y ello tiene una aplicación clara
y concreta en los procesos estratégicos y operativos de la compañía, empezando
por el plano más elevado: la definición de la misión de la empresa, en
la que se puede apreciar la poderosa orientación a crear valor a los empleados:
“The
mission of Southwest Airlines is dedication to the highest quality of Customer
Service delivery with a sense of warmth, friendliness, individual pride, and
Company Spirit.
To
Our Employees
We
are committed to provide our Employees a stable work environment with equal
opportunity for learning and personal growth. Creativity and innovation are
encouraged for improving the efectiviness of Southwest Airlines. Above all,
Employees will be provided the same concern, respect, and caring attitude
within the organization that they are expected to share externally with every
Southwest costumer”. http://bit.ly/1TabtpK
A partir de la declaración de la misión, en la parte que afecta a los empleados, se desarrolla una clara definición de la cultura de Southwest, que se verbaliza en tres principios que rigen “el estilo de vida Southwest”: http://bit.ly/27iM1rP
Estos
principios son (el trabajo duro con el deseo de mejora, la capacidad de sacrificio y
el talante innovador), que se funden con principios relativos a la
orientación al cliente (poner a los otros en primer lugar, respeto,
proactividad en el servicio) y que finalmente se combinan con
principios que tienen que ver con la satisfacción y autorrealización del
empleado (diversión, disfrute, celebración, pasión). Una mezcla
explosiva (en el mejor sentido) y decididamente ganadora. La diferencia de
Southwest con muchas empresas que declaran principios similares, es
que Southwest lo dice y lo cumple.
Es fundamental
conocer bien a los clientes y saber qué es lo que buscan y a qué le dan valor. Es evidente que los clientes buscan
incrementar sus expectativas de valor con las limitaciones del coste del
producto, ósea (recibir más valor por menos dinero), esto determinará su
actuación en base a dicha percepción, con lo que finalmente el valor percibido
determina la probabilidad de repetición de la compra que se realiza. Para ello
el cliente dispone de una amplia gama de productos o servicios, precios y
suministradores potenciales donde escoger. Mantener
relaciones estables con los clientes y empleados más productivos se ha
convertido en una prioridad para las compañías. Ya no basta con reducir la
estrategia empresarial a vender y cobrar por los productos o servicios que se
prestan. La competencia es cada día más fuerte y los clientes son más exigentes
ya que disponen de mayores fuentes de información. Por este motivo, atraer, retener
y fidelizar a los clientes se ha convertido en un factor
estratégico. A las empresas cada vez les
cuesta menos cuidar y mimar a un buen trabajador, ya que la supervivencia de la compañía depende en gran medida de
retener a sus clientes ya que sin ventas y flujo de caja no existe posibilidad de supervivencia. En un
mercado en el que todas las compañías compiten por los mismos clientes, con
productos similares y con pocos nichos sin explorar, el empleado es el factor
determinante que marca la diferencia para poder retener y fidelizar dicho
cliente a su compañía.
Las empresas de éxito
son aquellas que de forma consciente y voluntaria logran generar una mayor
percepción de valor en sus mercados en sus tres facetas o dimensiones del
valor: valor de compra, valor de uso y valor final. Pero la
buena gestión empresarial se basa en
mantener en equilibrio el coste, precio y valor vigilando
las tendencias y cambios que puedan alterar el equilibrio en el futuro, bien
sea para bien o para mal.
El cliente normalmente compra a la empresa que le proporciona la mayor expectativa de valor, entendiendo como “valor percibido “a la diferencia entre el valor total que recibe el cliente y el coste total en el que incurre. El “valor total recibido” es el conjunto de ventajas que espera recibir, y el “coste total del cliente” es el conjunto de costes que tendrá que aceptar el cliente a la hora de valorar, adquirir, utilizar y retirar el producto o servicio comprado. En cualquier caso es importante saber que los clientes actúan con diferentes jerarquías de valor, existe un modelo que es el de Noriaki Kano segun el cual podemos distinguir cuatro niveles de atributos, son:
Modelo Noriaki Kano
El cliente normalmente compra a la empresa que le proporciona la mayor expectativa de valor, entendiendo como “valor percibido “a la diferencia entre el valor total que recibe el cliente y el coste total en el que incurre. El “valor total recibido” es el conjunto de ventajas que espera recibir, y el “coste total del cliente” es el conjunto de costes que tendrá que aceptar el cliente a la hora de valorar, adquirir, utilizar y retirar el producto o servicio comprado. En cualquier caso es importante saber que los clientes actúan con diferentes jerarquías de valor, existe un modelo que es el de Noriaki Kano segun el cual podemos distinguir cuatro niveles de atributos, son:
- Básico: Atributos absolutamente esenciales, en ellos no tiene ningún sentido la compra.
- Esperado: Atributos que el cliente da por supuestos como consecuencia de las prácticas habituales del mercado.
- Deseado: Atributos que el cliente no espera necesariamente pero que conoce y aprecia.
- No previsto: Atributos imprevistos sorpresa que agregan valor para el cliente más allá de sus deseos o expectativas lógicas.
Modelo Noriaki Kano
Sin
embargo explicada esa relación entre valor y coste para el cliente como dije
anteriormente con él modelo de Noriaki Kano, existe una estrecha relación entre
la fidelización de clientes y empleados. Si los empleados están motivados y
satisfechos con el trabajo que realizan, se habrá cumplido el primer paso y
fundamental para que nuestros clientes estén también satisfechos. Un
empleado motivado transmitirá ilusión, confianza y credibilidad. El coste de ganar
un cliente nuevo es cinco veces más caro
que fidelizar a uno que ya se tiene. El trabajador comprometido
vincula sus emociones y sentidos, a otros departamentos como parte de una
empresa, alineándose con la estrategia y valores corporativos. Todo ello es lo
que podríamos definir como la fidelización, alineación, retención y motivación
del empleado. Es fácilmente comprensible entender que un trabajador
identificado con los valores de la empresa se esmerará más por defenderla en
el ámbito donde este implicado. Y es que el empleado comprometido traspasa
la barrera laboral para convertirse en una forma de vida, de orientar el
trabajo y de defender una empresa. Si los empleados creen en su
empresa serán los primeros prescriptores de la misma, resaltando sus
fortalezas e hitos. Todo ello irá generando una oleada de “deseo y simpatía” que llegará al subconsciente de muchos
otros posibles empleados potenciales, un poco lo que está ocurriendo con Google
en la actualidad. Al final de este proceso, los trabajadores actuales no
querrán marcharse de la compañía, y los trabajadores con mayor talento o
ambición de otras empresas querrán venir a la nuestra.
El
resultado final de tener unos empleados comprometidos con su compañía será:
- Diferenciación en el trato al cliente
- Fidelización de clientela
- Mensajes a tu mercado más directos
- Incremento de la productividad
- Gran reputación, recuerda que cuando escuchamos a un empleado identificado con su empresa.
Al final de lo expuesto anteriormente, los valores y
principios son fundamentales para dotar y desarrollar unos comportamientos y
aptitudes, pero existen otra serie de variables que no se deben perder de
vista: son todas aquellas que hacen que el empleado se siente comprometido con
la compañía como es por ejemplo, EL CLIMA LABORAL.
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