miércoles, 23 de mayo de 2018

INFORME COTEC SOBRE LA INNOVACION EN ESPAÑA 2018... UNA SITUACIÓN "GROTESCA"



No existe un ámbito en España como es el empresarial, donde políticos y directivos de las compañías ejercen una mayor distopía para engañar y ser torticeros,  que el que existe en todo lo referido a la I+D. El termino distopía plantea un mundo donde las contradicciones de los discursos ideológicos son llevadas a sus consecuencias más extremas. La distopía explora nuestra realidad actual con la intención de anticipar cómo ciertos métodos de conducción de la sociedad podrían derivar en sistemas injustos y crueles. Por ejemplo, una nación donde se ejerza un riguroso control estatal para garantizar una sociedad organizada, feliz y conforme, podría derivar en un régimen totalitario, que reprime al individuo y cercena sus libertades en función de un supuesto bienestar general. La distopía advierte sobre los peligros potenciales de prácticas y conductas sobre los cuales se erigen las sociedades actuales. Durante el siglo XX y lo que llevamos recorrido del XXI, los planteamientos distópicos, como fábulas futuristas o de ficción de anticipación, han ido creciendo en popularidad. Muestra de ello es su adaptación a temáticas de ciencia ficción, como “El informe de la minoría”, de Philip K. Dick, llevada al cine, que ha mostrado nuevos ámbitos imaginarios hacia los cuales crecer. Por otro lado, existen algunos libros clásicos sobre distopías, son por ejemplo 1984”, de “George Orwell; Un mundo feliz”, de Aldous Huxley, y “Farenheit 451”, de Ray Bradbury.


                                               FASES DE LA DISTOPÍA

Se acaba de publicar el informe sobre innovación en España del 2018 de la Fundación COTEC, https://bit.ly/2xb0RYm , y la foto del mismo es devastadora. La inversión total, tanto pública como privada, alcanzó en el país en el año 2016 los 13.260 millones de euros. El incremento del gasto en I+D se mantiene por sexto año consecutivo por debajo del crecimiento del PIB de nuestra economía, el gasto ejecutado en I+D por el sector público cayó un 2% mientras que en el sector privado aumentó un 3% El año 2016 es el segundo consecutivo de subida de la inversión en I+D después de seis años de contracción sufridos entre 2009 y 2014, aunque el crecimiento observado es bastante inferior al 2,74% de 2015. La intensidad inversora en I+D (I+D/PIB) se redujo en 2016 al 1,19%, tres centésimas menos que en 2015 y ya existe una apreciable distanca del 1,40% alcanzado en 2010. Un esfuerzo tan bajo no se veía desde hace una década (1,20% en 2006), y es el resultado de seis años consecutivos en los que el crecimiento del gasto en I+D se viene manteniendo por debajo del crecimiento del PIB, con diferencias que han llegado a alcanzar los cinco puntos porcentuales. Las compañías que operan en España financian con recursos propios dos tercios de la inversión en I+D que llevan a cabo.  


En esta línea, el incremento en la inversión empresarial en I+D registrado en España en 2016, fue de unos 206 millones de euros más que en 2015, hasta los 7.126 millones de euros. Este gasto ha sido financiado en un 80% con recursos propios de las empresas, retomando la senda de crecimiento seguida por esta rúbrica en años precedentes. España es uno de los países desarrollados que presenta un menor apoyo público a la I+D del sector privado en relación a su PIB. De acuerdo con el informe de la OCDE, R&D Tax Incentive Indicators 2017, España cuenta con uno de los mejores esquemas de incentivos fiscales, junto con Francia y Portugal. Sin embargo, la capacidad en la práctica de este conjunto de instrumentos fiscales para incentivar la I+D+I privada es, en nuestro país, significativamente inferior que en nuestros dos países vecinos. En concreto, el apoyo vía incentivos fiscales (0,03% del PIB) es tres veces menor que en Portugal (0,10% del PIB), y diez veces menor que en Francia (0,27% del PIB). Nótese que estos dos países han incrementado de manera muy notable sus presupuestos de incentivos fiscales desde el cambio de siglo, y ello ha contribuido a elevar la participación del sector privado en la I+D.


En cuanto al sector público, La política de I+D+I en España ha sido la gran sacrificada en el proceso de consolidación fiscal de España. Mientras que la mayoría de los países de nuestro entorno —20 de los 28 estados miembros de la Unión Europea— han recuperado ya los niveles de inversión pública en I+D+I observados antes del inicio de la crisis económica, éste no es el caso de España. Aquí, las dotaciones de recursos públicos consignadas a la Política de Gasto 46 en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) han experimentado un recorte aproximado del 30% desde el comienzo de la crisis. Esto ha producido una creciente brecha entre las previsiones iniciales de asignación de recursos (créditos definitivos) y el gasto realmente ejecutado al final del periodo presupuestario (obligaciones reconocidas). La tasa de ejecución presenta una tendencia descendente a partir de 2007, que se va intensificando en el tiempo, pasando de registrar valores superiores al 90% a alcanzar un mínimo en la serie histórica del 49% en 2016 (último dato disponible). En la actualidad, uno de cada dos euros destinados a esta política de I+D no se ejecuta. En 2016 se presupuestaron 6.445 millones de euros para la Política 46, lo que supuso una reducción de 106 millones de euros con respecto al año anterior. Un año más, las cifras consignadas en el presupuesto contrastaron de manera rotunda con respecto al gasto realmente ejecutado, que fue de 3.182 millones de euros (787 millones menos que en 2015). Hay que remontarse hasta el año 2001 para encontrar un nivel similar de inversión en el conjunto de la Política 46. En definitiva, se puede afirmar sin lugar a duda que los recursos que se presupuestan en España para la I+D se utilizan para cuadrar el déficit público.

                  EVOLUCIÓN DEL NÚMERO DE INVESTIGADORES EN I+D

El subsector Estado es responsable de en torno a tres cuartas partes del presupuesto de la Política 46 e, igualmente lo es, de la drástica caída en la ejecución presupuestaria que esta política ha experimentado. Así, mientras que este subsector ha visto reducida su tasa de ejecución presupuestaria en más de 50 puntos porcentuales desde que se disponen datos (pasando del 90% en media hasta 2007 al 29,7% en 2017), el subsector de Organismos Autónomos y Agencias Estatales se ha mantenido en niveles de ejecución presupuestaria mucho más estables y elevados (en torno al 90% en todo el periodo). Los Presupuestos Generales del Estado para 2017 contemplaban un incremento del 1% destinado a la Política 46 de gasto, hasta los 6.500 millones de euros. No obstante, la información parcial disponible —correspondiente únicamente al subsector Estado— no permite anticipar una evolución favorable de la ejecución del conjunto de esta política. Según la IGAE, el subsector Estado presenta un grado de ejecución del ya mencionado 29,7% en 2017 (inferior al observado en 2016, que fue del 38,2%).
                    EVOLUCIÓN DEL GASTO EN I+D DURANTE LA CRISIS


Frente a la profunda crisis económica acaecida desde el año 2008, la inversión en I+D ha sufrido una dinámica diferente por parte de los sectores públicos o privados. El sector privado redujo drásticamente su gasto en I+D (en 6,2%) en 2009, primer año de contracción del PIB, que solo se redujo un 3,8%. El sector público no empezó a reducir su gasto hasta 2011, pero también lo hizo con tasas mucho mayores que las de contracción del PIB (p. ej. 7,3% menos gasto frente al 0,6% de caída del PIB en 2012). Sin embargo, estos últimos años que el PIB vuelve a crecer, se observa una evolución sostenida del crecimiento del gasto privado (del -1,8% en 2014, al 2,1% en 2015 y al 3,0% en 2016) mientras que la I+D pública, que creció a buen ritmo en 2015, vuelve a reducirse en 2016. Con todo ello, el peso de la I+D privada alcanza en 2016 el 54,0% del total, su valor máximo desde 2008, cuando era el 55,1%.  Por lo que respecta a las personas que trabajan en este campo de la I+D, en el año 2016 realizaban actividades en este campo en España un total de 205.873 personas (en Equivalentes a Jornada Completa), de las cuales 126.633 eran investigadores. Esto supuso crecimientos del 2,5% y 3,4%, respectivamente respecto al año anterior, con 5.000 personas más dedicadas a esta actividad, de las cuales casi 4.200 eran investigadores. Es el segundo año consecutivo de crecimiento después de cuatro años de reducción entre los años 2010 y 2014, y con mayor intensidad,  ya que en 2015 los crecimientos fueron solamente del 0,3% en personal total y del 0,2% en investigadores. La evolución del número de investigadores en el sector privado se reduce ya en el año 2009, mientras que los públicos no lo hacen hasta 2011, pero con un ajuste mucho más severo, que se prolonga hasta 2015.

Para ser honestos y justos, no hay mejor acción que poner en perspectiva con otros países  de nuestro entorno la evolución de la actividad en I+D en España. El crecimiento del gasto en I+D en la UE-28 en 2016 fue del 0,54%, fue el más bajo registrado desde 2009, con resultados muy dispares, desde caídas como el 7,2% en el Reino Unido, o el 2,5% en Italia hasta subidas como el 4,1% en Alemania o el 5,1% en Portugal. España, con un gasto total en I+D de 13.260 millones de euros, creció el 0,67%. Sin embargo, España sigue sin recuperar los niveles de inversión en I+D de 2009, está un 9,1% por debajo. Por el contrario, la Unión Europea los ha superado de forma clara, está un 27% por encima. La práctica totalidad de los países europeos (25 de 28) han recuperado y superado esos niveles. España es una excepción en Europa junto a Finlandia y Portugal. Si se compara el gasto en I+D pública y en I+D privada de 2016 con sus equivalentes de 2008, puede verse cómo España queda totalmente descolgada de los países de su entorno. En lo referente a las empresas, España es el único país de los cinco grandes de la Unión Europea en el que su gasto en I+D en 2016 es inferior al de 2008 (el 11,1%), pese a que el PIB es un 0,2% mayor. En el conjunto de la UE-28, el gasto empresarial en i+d es un 29,9% mayor, frente a un crecimiento del pib del 14,0%. Esta situación española es sin lugar a dudas un peso muerto que lastrará la competitividad de nuestras compañías tanto en el futuro como actualmente.  

En el año 2016, había 10.325 empresas hacían I+D en España, casi 300 más que el año anterior. El esfuerzo empresarial en I+D ha caído año tras año desde 2008, mientras que el promedio de la Unión Europea no ha dejado de crecer desde ese año. Por otro lado en el año 2016, el gasto en I+D de las compañías españolas equivalía al 0,64% del PIB, menos de la mitad del promedio de la UE-28 que fue del 1,32%. El número de empresas españolas que declaran realizar actividades innovadoras tuvo su máximo en 2008, cuando eran 36.183, para caer aceleradamente en años sucesivos hasta las poco más de 16.000 que había en 2013. Desde entonces la cifra cayó mucho más lentamente, hasta las 15.648 con actividad innovadora en 2016 (88 empresas menos que en 2015). En términos porcentuales equivalen al 10,8 % del conjunto de empresas que constituyen el universo de la muestra, proporción que ascendía al 17,8% en 2008. El gasto máximo se produjo en 2008, cuando llegó a rozar los 20.000 millones de euros, para reducirse de forma continua hasta un mínimo de 12.960 millones de euros en 2014. El gasto subió por primera vez en 2015, un 5,5% respecto al año anterior, y en 2016 volvió a subir, pero esta vez solamente el 1,3%, hasta los 13.857 millones de euros, lo que equivale a poco menos del 70% de la cifra de 2008. En España, el segmento de empresas con menos de 250 empleados ejecuta el 46,3% de la I+D empresarial española. En número de patentes por millón de habitantes en España descendió en 2016 tres posiciones hasta la 27ª, con 32,1 patentes por cada millón de habitantes, que debería multiplicar casi por diez para situarse al nivel de Alemania o de los países nórdicos y casi por treinta para sustituir a Suiza en el primer lugar de la lista.

Sin embargo, hay que resaltar que la respuesta de las empresas españolas ante la pasada crisis económica fue reducir el gasto en I+D, lo cual refleja la escasa percepción entre el tejido productivo español de las posibilidades de la innovación como herramienta de competitividad.


Para terminar, afirmar lo que ha dicho la Fundación Cotec de los datos, “Un año más, por desgracia, los datos -en su mayoría de 2016- muestran que la I+D no está acompañando al crecimiento económico de nuestro país. España parece haber elegido un camino distinto para consolidar su ansiada recuperación, un camino que a medio plazo podría no ser sostenible”.  Desde la antigüedad filósofos y escritores han prometido un futuro brillante para la humanidad, pero desde hace poco más de un siglo se nos ha advertido que también nuestras peores pesadillas podrían hacerse realidad, en el asunto de la I+D la distopía ya está aquí… España vive ya su peor pesadilla.


Ya lo dijo Bernard Shaw: “Sólo triunfa en el mundo quien se levanta y busca a las circunstancias y las crea si no las encuentra".

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