La ley de Murphy expresa que si algo tiene posibilidad de salir mal, indudablemente saldrá mal. Para los despistados, se trata de una forma ficticia y humorística para tratar de dar explicación a los infortunios, accidentes y todo tipo de estupideces que vive la humanidad a diario. El origen de dicha teoría se le atribuye a un ingeniero aeroespacial de Estados Unidos llama Edward A. Murphy. Edward trabajaba para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (U.S.A.F) y era el encargado de los sistemas de seguridad de proyectos tan importantes como el Programa Apolo o el helicóptero Apache. Aunque existen diferentes versiones de cómo surgió la famosa ley, la más extendida cuenta que todo comenzó en 1949 con un plan llamado MX100 destinado a probar la fuerza gravitatoria que una persona era capaz de resistir en una frenada muy brusca. Las pruebas usaban un cohete sobre rieles con una serie de frenos en un extremo. Aunque para realizar este tipo de experimentos se usaban muñecos parecidos a los que se siguen usando hoy en día en las pruebas de seguridad de vehículos, John Paul Stapp, capitán al cargo de aquélla prueba, se ofreció como reemplazo del muñeco en el experimento de la desaceleración.
La conclusión fue que las
sensaciones descritas por el capitán no cuadraban con las medidas que arrojaba
el instrumental que estaban utilizando. Edward
Murphy sugiere entonces colocar otros
sensores en el arnés del capitán para poder medir la fuerza ejercida sobre ellos y le
encomendó la tarea a su asistente. Este último no colocó bien los
sensores y la prueba no dio ningún tipo de resultado. Al comprobar las
causas del fallo, Murphy se percató de que los cables
estaban colocados al revés y tras echar la bronca a su
asistente dijo algo parecido a:”Si
esa persona tiene una forma de cometer un error, lo hará”. Sus
compañeros de trabajo comenzaron a hablar sobre el incidente y a referirse a
este episodio como "Ley de Murphy". Con el tiempo evolucionó a algo más
general como: “si puede ocurrir, ocurrirá”. Un Tiempo
después la frase salió a la luz durante una conferencia de prensa
en la que se le preguntaba Stapp por qué nadie resultó herido
durante las pruebas. Fue cuando él explicó que fue porque se
tuvo en cuenta la Ley de Murphy y explicó en qué consistía.
Hace unos días hemos
conocido que la economía española creció un 0,7% en el primer trimestre del 2018. Si bien se
sigue manteniendo una buena tasa de crecimiento, no es menos cierto que
empiezan a asomar nubarrones sobre nuestra economía tanto de tipo externo, como
por ejemplo la subida del petróleo, como a nivel interno como por ejemplo la tasa
de actividad, que se situó en el nivel más bajo de los últimos 12 años, un 58,46%,
tras caer el número de activos en 94.700 personas en el primer trimestre
(-0,4%) y en 23.000 desde el primer trimestre del 2017. El dinamismo de
la economía española se sostenía por tres causas principalmente; dinamismo
de la demanda interna, la mejora de las condiciones financieras (tipos de
interés Banco Central Europeo) y del mercado de trabajo, y en la contribución
positiva del sector exterior con un nivel record de exportaciones. Sin
embargo, este viento de cola parece que se agota en dos de las tres causas (menos los tipos de interés) y las previsiones
para los próximos trimestres estiman que dicho crecimiento económico decrecerá. Un ejemplo de lo dicho lo tenemos con el primer trimestre del
2018, es la primera vez desde principios del 2015 que la economía española
crece con tasas por debajo del 3% en términos interanuales (2,9%).
La subida del precio del
petróleo podría costar a España unos 5.500 millones de euros. La
economía española importa unos 450 millones de barriles al año. Si
bien en el año 2017 el precio medio rondó los 55 dólares, este año se
esperaba una previsión de 65 dólares. Sin embargo, tras el
anuncio de Estados Unidos de romper el pacto nuclear con Irán,
se ha disparado hasta los 77,55 dólares y las casas de
análisis ya manejan cifras medias en torno a 70 dólares para 2018. Por
otro lado hay que resaltar, que los efectos de la subida del petróleo
no son lo mismo cuando las economías están en fase decreciente que cuando el
ciclo económico es de crecimiento, ya que dicho crecimiento económico compensa
en muchas ocasiones el aumento de precio por la gran actividad económica.
Esta situación tendrá serias consecuencias según cálculos del Ministerio de Economía, este mayor coste
tendría también efectos negativos en el consumo y, en última
instancia, en el empleo. La situación detraerá renta a la población y el
consumo por valor del 0,5% del PIB, si añadimos que la tasa de ahorro de las
familias no está muy bien, ya que en 2017 gastaron por primera vez en nueve años más de lo
que ingresaron, el problema aumenta su importancia.
Por lo tanto, según el Plan de Estabilidad del Ministerio de Economía
el menor consumo interno por la disminución de renta disponible tendrá un
impacto en la creación de empleo de unos 150.000 empleos menos durante
el 2018… Si la situación geopolítica de Oriente Medio no se complica más y el
petróleo sufre una mayor escalada en su precio.
En
este primer trimestre del 2018, la tasa de paro aumentó hasta el 16,74%
tras registrarse 29.400 parados más en el primer trimestre del 2018, hasta un
total de 3.796.100 de desempleados, aunque respecto al primer trimestre del
2017 el paro se redujo un 10,79% (-458.000 personas), la tasa de actividad se
redujo (-0,4%) en 23.000 desde el primer trimestre del 2017. Si bien la inflación
cerró el mes de abril con el 1,1% y las tipos de interés del Banco Central
Europeo están en mínimos, el 0,25% y no se espera que suban durante este año ya
que los indicadores sugieren que el crecimiento se ha ralentizado en los
primeros meses del 2018. Asimismo la inflación
en la Unión se ralentizó inesperadamente a un 1,2% en abril - por lo que sigue
muy por debajo del objetivo del BCE de cerca del 2%. Al otro lado del Atlántico
se lleva una política contra cíclica a los tipos de interés, la Reserva
Federal
ya ha subido los tipos al 1,5% con vistas a llegar a entre el 2,5 o 3%, Europa
camina sobre un grave problema de endeudamiento de estados, compañías y
familias. La deuda de familias y empresas descendió en 2017, hasta
situarse en 1,598 billones de euros, lo que equivale al 137%
del PIB. Con los datos publicados en febrero del 2018 por el Banco de España al
cierre de diciembre, el sector privado enlaza ya nueve años de ajuste, en los
que ha logrado reducir su endeudamiento en más de 570.000 millones de euros.
Pero la evolución de los últimos meses apunta a que el recorte se agota: en los
últimos doce meses, hogares y sociedades no financieras solo se han descontado 19.500
millones de euros.
A marzo del
2018,
el volumen de deuda del Ibex-35 se situó en 161.119,2 millones de euros, lo que
se traduce en una reducción del 4,9 por ciento respecto al mismo mes del año
pasado. La compañía con el endeudamiento mas elevado de dicho indicador, Telefónica, respresenta
el 27,25% de todo el endeudamiento de dicho índice IBEX-35.
A
todo lo expuesto anteriormente hay que añadir que el Indicador de Confianza del
Consumidor (ICC) https://bit.ly/2rBBhGf cerró el mes de abril en 99,9 puntos, 6,8
puntos menos que el año anterior, el escenario es cuando menos complejo par
las compañías españolas, sobre todo las que tienen residenciado su consumo en
España. Las compañías de telecomunicaciones vienen subiendo los
precios de forma recurrente estos dos últimos años, esto ha ocasionado un record
de portabilidades en enero de este año entre
las mismas. Sin embargo este escenario debe de cambiar radicalmente si nos
atenemos a las previsiones de consumo que se avecinan con la reducción del
mismo. Las compañías telco deberán de crear valor al cliente ajustando los
costes en un entorno difícil como hemos visto, donde además algunas deberán
reducir su fuerte endeudamiento a la vez que se preparan para realizar el
despliegue del 5G y completar la red FTTH (fibra óptica) que llevan años
construyendo… Todo un reto.
Para terminar este post,
decir que no yo no voy a decir con respecto a ningún directivo de compañía lo
que decía el señor Murphy; “si fulanito tiene la opción de cometer un
error lo hará”… Ahora, que los directivos tampoco tienen excusa para
dormirse en los laureles y disculpar su fracaso de no acometer las medidas
necesarias para sortear dichas dificultades…Ya que los indicadores ya lo
vienen alertando.
Ya lo dijo Samuel Johnson: “En la mayoría de
los hombres, las dificultades son hijas de la pereza”.
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