Nancy Jo Sales es una redactora de la revista Vanity Fair, en cuya revista publicó
un artículo en el año 2015 cuyo título era, “Tinder y el comienzo del apocalipsis
de las citas”, en el
mismo se cuestionaba los usos y consecuencias que se hacía de dicha app con
respecto a las citas que proporcionaba a los jóvenes norteamericanos. El
texto se componía fundamentalmente de historias recopiladas por la autora tras
entrevistar a docenas de veinteañeros acerca del uso que le dan a Tinder
y cómo esto afecta a su forma de relacionarse. En el fondo el artículo
vinculaba este tipo de relaciones al sexo fácil y promiscuo. Pero la polémica
de dicho artículo se desató al afirmar en el mismo que un 30% de las personas que
utilizaban dicha aplicación lo hacía estando casado, dando a
entender a la opinión pública que era una aplicación que servía para destrozar
matrimonios. La publicación de dicho artículo motivó que el community
manager de Tinder escribiese unas docenas de tuits rechazando las conclusiones del artículo de Vanity Fair. En
ellos, lamentaba que la revista no hubiese comprobado dicha información con
los responsables de dicha compañía, ya que los mismos poseían datos que
acreditaban que existían numerosas relaciones que se habían consolidado a través
de Tinder. Claro, que quizá la mejor manera de comunicar eso no era
comenzar su conversación con la periodista con un “Hey, @nancyjosales — esa encuesta es incorrecta. Si estás
interesada en tener una conversación en torno a datos, aquí estamos”,
ni tampoco hacer “gracietas” como “Un pequeño dato bien sabido: el sexo se
inventó cuando Tinder se lanzó en 2012”.
Aunque quizá el
peor tuit de la lista sea en el que piden a Sales que hable con “los
numerosos usuarios de China y Corea del Norte que han encontrado una forma de
conocer gente incluso allí donde Facebook está prohibido”. Este tipo de
afirmaciones agravaron si cabe más todavía dicha polémica, pese a que en un
primer momento Wired informó de que Tinder respaldaba la reacción
de su responsable de redes sociales, sin embargo poco tiempo después publicó un
comunicado en el que se afirmaba lo siguiente:
“Contamos con un equipo apasionado
que realmente cree en Tinder. Cuando leímos el artículo en Vanity Fair sobre la
actual cultura en torno a las citas, nos entristeció comprobar que el artículo
no refleja las experiencias positivas que nuestros usuarios experimentan a
diario. Nuestra única intención era poner de relieve las verdaderas
estadísticas e historias apasionantes que a veces quedan sin publicar y, al
hacerlo, nos pasamos y reaccionamos
de manera exagerada”.
Muchos usuarios
de Tinder
posteriormente se dirigieron a Sales con afirmaciones como “nunca
antes había visto colapsar a una marca en tiempo real” u “Hola, Nancy, voy a leer tu artículo sobre
Tinder porque gracias a Tinder me he enterado de su existencia”.
El Monitor Empresarial de Reputación
Corporativa (Merco) ha publicado el ranking 2018 de compañías
con mejor reputación en España, y según el estudio son pocos los cambios que se aprecian, al
menos en los tres primeros puestos. De esta forma, Inditex, Mercadona y
Santander ocupan los tres primeros puestos. Como única novedad
en el top5, BBVA avanza un puesto con
respecto a 2017 y pasa del quinto al sexto puesto, quitándoselo a Repsol
que se alza con la quinta plaza. Este año el ranking
presenta nueve incorporaciones: Central Lechera Asturiana, Reale Seguros,
Barceló Hotel Group, Casa Tarradellas, Facebook, Grupo Puig, McCann Erickson,
Grupo Quirón Salud y Roche.
En consonancia con los resultados del primer
ranking, los líderes con mejor reputación en España son Pablo
Isla, de Inditex,
quien sube una posición con respecto a 2017; Juan Roig,
de Mercadona,
quien desciende una posición; y Ana Patricia Botín, de Santander,
quien asciende de la cuarta plaza a la tercera. El dueño de Inditex, Amancio
Ortega, tiene que conformarse con la cuarta posición
después de haber perdido el tercer puesto. Por su parte, el presidente del BBVA, Francisco
González mantiene su posición cerrando así el ranking
de las cinco primeras posiciones con los líderes más reputados de España. Por otro lado, también aparecen
un total de 21 mujeres en el top 100 de líderes empresariales, clasificación
que encabeza, Ana Patricia Botín, seguida de María Dolores Dancausa, Rosa María
García, Fuencisla Clemares, Belén Frau , Koro Castellano, María Garaña, Ana
María LLopis, Pilar López Alvarez y María Fanjul.
Esta XVIII edición del ranking Merco Empresas y
Líderes, está realizado sobre un exhaustivo y
pormenorizado análisis de más de 38.000 encuestas, 22 stakeholders y en torno a
200 indicadores objetivos; a los que se une la revisión independiente de sus
resultados por parte de KPMG, de acuerdo con la norma ISAE 3000. Este año Merco
ha incorporado una nueva evaluación: Merco Digital,
que mide la manera más objetiva posible tanto la actividad impulsada por
las empresas Merco. La puntuación de una empresa dependerá
de su actividad y seguidores, así como de las valoraciones realizadas en medios
digitales y en redes sociales por “influencers”
y usuarios.
Este año, el ranking Merco
de Reputación Corporativa ha situado a algunas compañías en la realidad
"deficiente" en la que están, ya que la misma no está construida sobre pilares sólidos. El
término reputación siempre ha estado unido tradicionalmente; al desempeño, al
comportamiento íntegro y al cumplimiento sistemático de la
palabra dada hacia los diferentes stakeholders que
integran las mismas, como clientes, empleados, accionistas, etc. Las
compañías no son organizaciones abstractas o un mero conjunto de ladrillos y
razón social. Son grupos de personas que toman decisiones que inciden en la vida
de la comunidad en la que actúan, configurando su reputación y buen nombre en esas
interacciones. Y esos grupos precisamente son los que hay que cuidar y promover
un ambiente de trabajo que facilite su desarrollo diario. Por
ejemplo, los accionistas que han invertido su dinero en ellas, sus legítimos
propietarios, los clientes, los empleados, los proveedores, etc., en general tienen su
derecho a exigir cuentas de las actuaciones que se llevan a cabo dentro de la
misma. La principal obligación de la compañía mercantil será
siempre generar riqueza y cumplir con las expectativas de rentabilidad de sus
accionistas. Sin esa premisa, no hay continuidad posible para ninguna compañía,
pero esa condición no puede ser disculpa y razón para que las compañías lleguen
a sus objetivos por atajos poco éticos. Las compañías
necesitan generar confianza, ya que ese intangible genera un enorme valor para
todos los grupos de interés que conviven dentro de las mismas.
La confianza es valor y el
comportamiento integro tiene premio, y ese intangible solo lo pueden
proporcionar personas comprometidas e integras con su compañía. El
comportamiento de la alta dirección y gobierno de una compañía son el espejo
sobre el que se miran muchos stakeholders, entre ellos los empleados, es por
este motivo que la relación entre ambos no puede ser de divorcio, ya que al
final serán otros grupos de interés los que paguen la factura de dicho entuerto.
Ninguna política activa de construcción de reputación corporativa tiene sentido
si solo se construye hacia fuera de la compañía, ya que los que los
constructores de la misma son los empleados que están dentro con su comportamiento y acciones. Una compañía solamente conseguirá
alinear la cultura empresarial con el proyecto empresarial si sus empleados están
comprometidos e implicados... Y esto en algunas compañías se está convirtiendo en su
verdadero talón de Aquiles.
Ya lo dijo Jeroen
van der Veer; “En mi opinión las empresas
exitosas del futuro serán aquellas que decidan alinear los valores de la empresa
con los valores personales de sus empleados. Los mejores talentos quieren hacer
un trabajo que contribuya a la sociedad, con una empresa cuyos valores
compartan, donde sus acciones cuenten y sus opiniones importen”.
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