Cierta vez un hombre
decidió consultar a un sabio sobre sus problemas. Luego de un largo viaje hasta
el paraje donde aquel Maestro vivía, el hombre finalmente pudo dar con él:
-
"Maestro, vengo a usted porque estoy desesperado, todo me sale mal y no se
que más hacer para salir adelante".
El sabio le dijo: -
"Puedo ayudarte con esto... ¿sabes remar?" Un poco confundido, el
hombre contestó que sí. Entonces el maestro lo llevó hasta el borde de un lago,
juntos subieron a un bote y el hombre empezó a remar hacia el centro a pedido
del maestro.
-"¿Va
a explicarme ahora cómo mejorar mi vida?" -dijo
el hombre advirtiendo que el anciano gozaba del viaje sin más preocupaciones.
-"Sigue,
sigue -dijo éste- que debemos llegar al centro mismo del lago".
Al llegar al centro exacto del lago, el maestro le dijo:
-"Arrima tu cara todo lo que puedas al
agua y dime qué ves...".
El hombre, pasó casi todo
su cuerpo por encima de la borda del pequeño bote y tratando de no perder el
equilibrio acercó su rostro todo lo que pudo al agua, aunque sin entender mucho
para qué estaba haciendo esto. De repente, el anciano le empujó y el hombre
cayó al agua. Al intentar salir, el sabio le sujetó su cabeza con ambas manos e
impidió que saliera a la superficie. Desesperado, el hombre manoteó, pataleó,
gritó inútilmente bajo el agua. Cuando estaba a punto de morir ahogado, el
sabio lo soltó y le permitió subir a la superficie y luego al bote. Al llegar
arriba el hombre, entre toses y ahogos, le gritó:
-"¿Está
usted loco? ¿No se da cuenta que casi me ahoga?". Con el rostro tranquilo,
el maestro le preguntó:
-"¿Cuándo
estabas abajo del agua, en qué pensabas, qué era lo que más deseabas en ese
momento?".
-¡¡En
respirar, por supuesto!!
-"Bien, pues cuando
pienses en triunfar con la misma vehemencia con la que pensabas en ese momento
respirar, entonces estarás preparado para triunfar...". Es así de fácil (o
de difícil). A veces es bueno llegar al punto del "ahogo" para
descubrir el modo en que deben enfocarse los esfuerzos para llegar a algo.
El 8 de agosto un medio
digital recogía la siguiente noticia, “Telefónica acelera contactos con fondos
internacionales para reforzar su capital” http://bit.ly/2yP1dSG
Este post pretende hacer un análisis del impacto de dicha noticia y de
las posibles consecuencias de dicha entrada en el accionariado de la compañía. Los fondos soberanos, o Sovereign Wealth Funds, como se
conocen en inglés, son vehículos de inversión de propiedad del estado que
controlan una cartera de activos financieros nacionales e internacionales. El
capital con el que cuentan estas instituciones es clave para las economías dado
que permite mitigar los shocks económicos; salvaguardar la riqueza de las
generaciones futuras; desarrollar
inversiones clave para el desarrollo del país; pagar las pensiones; o maximizar
la rentabilidad de una parte de las reservas internacionales, en
concreto la de aquellas que exceden el nivel considerado óptimo y cuya gestión
suele estar más orientada a la preservación del capital. Actualmente, se estima
que los fondos soberanos tienen unos activos cercanos a los 7
billones de dólares, duplicando los activos que tenían en el año 2007.
A modo de referencia, el volumen de reservas total que gestionan los bancos
centrales asciende aproximadamente a 13 billones de dólares. El crecimiento del
patrimonio de dichos fondos ha venido por dos vías, por una parte como
resultado de elevados superávits comerciales, y por la otra, debido a
exportaciones de materias primas, principalmente petróleo. En el primer grupo
se encuentran los fondos soberanos y autoridades monetarias de países asiáticos
como China, Singapur, Corea y Malasia, mientras que el segundo grupo lo
conforman, entre otros, los fondos soberanos de los países de la Península
Arábica, Noruega y Rusia. Dichos fondos se pueden clasificar en dos tipos, los
primeros invierten directamente en los mercados de capitales en instrumentos
cotizados tanto de bonos (soberanos, corporativos y financieros) como acciones. Este tipo de inversión pasa prácticamente
desapercibida para el público pero representa, en realidad, la mayor parte de
las inversiones de los fondos soberanos. En concreto, se estima que el 35% de los
activos bajo gestión está invertido en bonos y otro 35% en acciones.
Algunas de estas inversiones siguen índices bursátiles y por tanto, les permite
tener una exposición muy diversificada entre sectores y países. Un ejemplo es
el protagonizado por el mayor fondo soberano del mundo, el fondo soberano de
Noruega (Government Pension Fund Global o GPFG) tiene una importante
cartera de inversión en deuda y acciones en España que, a cierre de 2015,
sumaba unos 15.800 millones de euros con alrededor de 120 valores diferentes. Al
segundo grupo pertenecen el grupo de fondos que realizan sus inversiones directas
en empresas y activos (inmobiliario, private equity, adquisición
de empresas) que representan prácticamente el 30% de los activos bajo
gestión aunque con una tendencia creciente desde apenas el 15% que
representaban en 2007. Estas inversiones sí tienen mayor cobertura en los
medios de comunicación.
Los fondos soberanos son
inversores de largo plazo, es decir pueden tomar decisiones de inversión sobre
horizontes temporales de muchos años (excediendo el ciclo económico), lo que
les permite asumir posiciones contra-cíclicas. Son fondos de inversión
gubernamentales, desarrollados principalmente en los países emergentes,
alimentados por los ahorros públicos y destinados a gestionar los activos de
los estados en el extranjero. Son creados por gobiernos de países que disponen
de un exceso de ahorro debido a sus importantes recursos petroleros (como
en Oriente Medio, Rusia, Noruega o Venezuela), excedentes presupuestarios
(Singapur) o reservas de divisas de los bancos centrales (China). Aunque
ciertos fondos fueron constituidos hace varias décadas para amortiguar las
vicisitudes de los precios de las materias primas, desarrollar las
infraestructuras o financiar las jubilaciones, el término 'Sovereign Wealth Funds' (SWFs,
fondos de patrimonio soberano) no apareció hasta 2006. Son conocidos
como inversores de “real money” ya que sus fondos no provienen de
endeudamiento (fondos sin apalancamiento) ni tienen pasivos frente a terceros
(a diferencia de los fondos de pensiones que tiene pasivos pensionales). Además
pueden invertir en activos poco líquidos, ya que no tiene que hacer frente a
obligaciones financieras. Esas instituciones se hicieron famosas en 2007 con la
crisis de los créditos hipotecarios de riesgo (subprime): cuando varios bancos internacionales
anunciaron depreciaciones récord, fondos chinos (CIC), de Singapur (Temasek,
GIC) y de Abu Dhabi (Adia) acudieron a su rescate, recapitalizándolos
masivamente. Tras la caída de los precios de algunas materias primas se
empieza a detectar un menor volumen inversor por parte de algunos fondos
soberanos. Esto está llevando a una optimización de carteras de inversión y la
captación de financiación externa para algunas adquisiciones que anteriormente
se habrían financiado con fondos propios. Sin embargo los beneficios de algunos
fondos son muy explicitas sobre el valor de las mismas, por ejemplo, el Fondo
Global de Pensiones del Gobierno de Noruega, el mayor fondo soberano
con un capital de 8,93 billones de coronas noruegas (913.838 millones de
euros), logró una rentabilidad del 9,1% en el primer trimestre del 2019, la
tercera más elevada desde su fundación, lo que permitió un retorno récord de
738.000 millones de coronas noruegas (75.454 millones de euros), según informó
la entidad.
Sin
embargo este tipo de fondos no es el que acude a compañías con problemas, son
los fondos buitre o (fondos distressed o holdouts). Son fondos de capital riesgo
que compran deuda de economías o compañías en problemas cercanas a la quiebra,
para posteriormente presionar y cobrar la totalidad del valor de esa deuda,
además de los intereses por los años adeudados, sin atender a
reestructuraciones o quitas. El principal objetivo de dichos fondos es
comprar activos con el menor precio posible y que en el momento de la venta, en
un periodo a corto o medio plazo, se venda a otros inversores para conseguir
altas rentabilidades. El modus operandi de dichos fondos es el
siguiente:
- Eligen mercados en mala situación económica, casi en quiebra
- Cuentan con amplios conocimientos del mercado en el que van a entrar
- Están integrados por grandes especialistas en procesos de reestructuración de empresas. Además, por regla general, la mayoría parten de sociedades de inversión de capital riesgo
- Compran títulos a muy bajo precio, llegando a ser incluso el 10% o 20% de su valor nominal
- Intentan reflotar esta compañía en mal estado para venderla después a un precio mucho más alto del pagado por ella
- No obstante, como en cualquier operación, el éxito no está garantizado y toda operación de este tipo conlleva su riesgo
El fondo Elliot por ejemplo, dicho fondo ha hecho que Klaus Kleinfeld fuera cesado como director de
la metalúrgica Arconic y tras adquirir una participación de ThyssenKrupp,
el conglomerado industrial alemán, puso en marcha una megafusión de sus activos
siderúrgicos con Tata Steel. También ha presionado a Hyundai Motor de Corea
del Sur para que abandonara un polémico plan de reestructuración. En
Alemania, la primera economía de la Eurozona, acaba de entrar en
Bayer, aunque todavía sin poder hablar con sus gestores para explicarle
sus planes, según ha reconocido el entorno de Singer. En este país
posee participación en la compañía de servicios públicos Uniper y el fabricante de
maquinaria de procesamiento de alimentos GEA Group. En todas ellas ha
impulsado cambios de estrategia.
En España los fondos
buitre como Cerberus y Blackstone también tienen sus
negocios, el primero, según anunció el BBVA, compró el 64% del negocio
inmobiliario del banco por unos 4.000 millones de euros. El banco con dicha
operación no buscaba obtener beneficios, sino rebajar el riesgo del ladrillo y
deshacerse de una cartera que en 2016 le supuso unas pérdidas de 600 millones
de euros. Esta estrategia de reducir la exposición al ladrillo está siendo seguida
por otras entidades financieras, Sabadell ha puesto a la venta varios
paquetes inmobiliarios valorados en 10.000 millones de euros. Entre los
potenciales compradores están los fondos Blackstone, Cerberus, Lone Star y Apollo.
Otras entidades como CaixaBank siguen la misma dirección.
GRÁFICO DE TELEFÓNICA
Se debe recordar, que
Telefónica es una compañía estratégica y sistémica para la sociedad española. Sus redes de
comunicaciones forman la espina dorsal del sistema de comunicaciones de este
país, con lo que eso representa para la seguridad y el tejido económico y
productivo del mismo. El cierre de la cotización de las acciones en bolsa el 9 de agosto, 6,335
euros por acción, con una capitalización de 32.990 millones de euros, supone el nivel más bajo registrado por los
títulos de la multinacional española desde el mes de noviembre de 1997.
El
correctivo es del 15,75% en el año 2019, para una compañía que ha reducido a la
mitad su valor sobre el parqué en apenas cuatro años. Desde
la llegada del actual equipo directivo, la pérdida de dichos títulos en bolsa
es de unos 16.000 millones de euros, el 32,65% menos que tenía a la llegada del
mismo a la operadora. Entre los factores que han llevado a esta
situación son varios como por ejemplo la limitada capacidad de crecimiento de
la compañía en los diferentes mercados donde opera, una competencia feroz con
nuevos entrantes (players) en el entretenimiento como Amazon, Disney, Dazn en
el competitivo mercado de los contenidos audiovisuales de pago, además de los
ya consolidados Netflix y HBO que son también factores que están penalizando su
crecimiento, y por último, una regulación asimétrica que está lastrando el
desarrollo de los viejos monopolios telefónicos en toda Europa. Todo
ello no es eximente de una gestión que adolece de severos errores como ha puesto
en relieve el banco de inversión UBS, el cual destaca el elevado precio de los
derechos del fútbol. Desde la firma suiza fijan el coste de los
derechos en los 1.340 millones de euros y desconfían respecto a la capacidad
de Telefónica para conseguir beneficios con este producto. La estrategia comercial
de subir los precios y aumentar la penetración del fútbol entre su base de
suscriptores, puede suponer un riesgo de que sus clientes se den de baja en un
contexto de creciente competencia en el mercado español, detallan en el
informe los expertos del banco suizo. Otro de los riesgos que resaltan es el
estancamiento del mercado español, principal fuente de ingresos, donde se predicen
caídas de los ingresos debido a la conocida como estrategia del “más
por más”, la estrategia de cobrar más a cambio de
ofrecer packs de productos más completos que el cliente no solicita, ha provocado
un alza de los precios, lo que ha aumentado el riesgo de que los mismos traten
de optimizar sus gastos, recalando en operadores con precios más ajustados como
revelan las cifras de portabilidad que vienen sucediéndose trimestre tras
trimestre. En ellas el único operador que tiene crecimientos de líneas tanto
fijas como móviles es Masmóvil, siendo acompañado en el mercado móvil en menor
medida por el operador rumano Digi.
Así pues, la llegada de un
posible fondo al accionariado de la operadora no es una buena noticia,
máxime
si tenemos en cuenta que el léxico que se emplea para comunicar la misma no
responde a la realidad de lo que puede suceder. El fondo
entrante, no viene a reforzar su capital de la operadora con su entrada, sino
que el mismo viene a maximizar la inversión que efectúe en la misma, la cual
atraviesa serios problemas si nos atenemos a lo publicado por la prensa en
estas últimas doce jornadas bursátiles. Los fondos no están para salvar las
compañías estratégicas de los países, están para maximizar la inversión que efectúan
con el fin de cubrir necesidades a las que tienen que hacer frente, bien sean las de los fondos Sovereign
Wealth Funds, como pueden ser las pensiones de un país
u otras necesidades, o los fondos de inversión “buitres” con la rentabilidad de
sus participantes. Si bien los primeros permanecen silentes en
dichos consejos de administración salvo que se produzcan deterioros graves en
sus participaciones, los segundos son el enemigo de cualquier
compañía, al hacer de la necesidad de la compañía o país su espada de Damocles.
Esperemos que como al
comienzo de este post, con el maestro y el discípulo, la operadora no necesite sentirse
ahogada para saber dónde debe enfocar los esfuerzos. Ya que dicha situación lleva
muchos años dirigiendo a la misma hacia la irrelevancia.
Ya lo dijo Rem Koolhaas: “Me sorprenden las discrepancias
en el mundo del periodismo sobre lo que realmente ocurre, porque hace a lo
mejor cinco o diez años sí podía ser cierta esa visión de una arquitectura más
conceptual, pero hoy en día esta distinción es totalmente irrelevante.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario