domingo, 25 de agosto de 2019

VENTAS "SALE & LEASE BACK"...UNA FORMA DE DESPATRIMONALIZAR LAS COMPAÑÍAS


Banco Santander ha logrado alcanzar un pacto para  quedarse con su Ciudad Financiera, en el municipio madrileño de Boadilla del Monte y que alberga los servicios centrales del grupo. El banco llevaba meses intentando llegar a un acuerdo con los hermanos Simon y David Reuben, asentados en Londres y de origen indio, que eran hasta ahora los inquilinos del banco, pero ante la imposibilidad de conseguir un entendimiento llevaron el caso a los tribunales, aunque al final ambas partes han pactado un acuerdo amistoso con los Reuben por la que el grupo presidido por Ana Botín terminará comprando su Ciudad Financiera y con el que ambas partes estarían "muy satisfechas", explican fuentes jurídicas. El banco había vendido en el año 2008 la sede a Marme Inversiones por 1.904 millones de euros, quedándose de inquilino durante 40 años a cambio de una renta. El contrato establecía una opción de compra ejercitable por el Santander a su vencimiento del periodo obligado de alquiler. La posibilidad de recuperarla se abre antes, cuando Marme Inversiones, propietario actual del complejo, entra en liquidación en el año 2014 y el activo sale al mercado
Los inversores británicos, que dirigen Reuben Brothers, ganaron la puja" por el complejo tras presentar una oferta por unos 283,7 millones de euros, a los que habría que sumar la deuda que arrastraba Marme y que elevaría la cuantía a unos 3.023 millones de euros. Dicha oferta fue superior  en 51,5 millones a la efectuada por el grupo presidido por Ana Botín. Santander ha defendido, desde que se inició el litigio con los hermanos Reuben, que tenía un derecho de tanteo en el caso de su propietario quisiera traspasar el activo, cláusula que había ejercido. El banco estaría obligado a seguir pagando durante 29 años más a Marme, su inquilino a razón de unos  80 millones anuales. Tanto los Reuben como Santander han ofrecido a los acreedores de Marme unos 3.000 millones de euros brutos por la Ciudad Financiera. El objetivo ahora era llegar a un acuerdo con los principales acreedores de Marme para cerrar la transacción, algo que esperan ejecutar este mes de julio, ya que la banca acreedora está de acuerdo con el pacto con Santander. La adquisición de dicha Ciudad Financiera fue vendida por Emilio Botín con una venta  de "Sale & Lease Back".
El lease-back consiste en que el propietario de un bien vende su propiedad a una sociedad de leasing para su arrendamiento financiero. Es una operación  financiera poco conocida que puede resultar útil en un momento en el que la empresa dispone de elementos patrimoniales, pero no de tesorería, y necesita acudir a la financiación para tener liquidez para cubrir sus deudas por ejemplo. El lease-back, como su nombre indica, es similar al leasing, pero a la inversa. La operación consiste en que el propietario de un bien, mueble o inmueble, lo vende a una sociedad de leasing para suscribir a continuación un contrato de arrendamiento financiero sobre el mismo, el cual al cabo de la finalización de dicho arrendamiento es muy probable que el comprador de dicho bien tenga el capital y el bien inmueble, si no existe alguna clausula con posibilidad de compra por parte del vendedor al finalizar dicho arrendamiento. El vendedor del bien obtiene una fuente de liquidez y a la vez se asegura la recuperación del elemento a través del arrendamiento financiero. La titularidad se transmite a la sociedad de leasing, manteniendo la empresa vendedora los derechos de uso sobre el mismo. Generalmente, estas operaciones se realizan sobre bienes inmuebles, si bien la normativa no impide que se realicen sobre bienes muebles

El lease-back no supone una merma en el patrimonio empresarial, puesto que el activo se mantiene en el balance, aunque el propietario desde el punto de vista jurídico, es el que lo ha adquirido. El vendedor, en el momento de activar el bien, deberá reconocer la deuda como un pasivo financiero según la nueva norma contable que entro en vigor este año, la NIIF 16. La carga financiera se distribuirá a lo largo de la vida del contrato, imputándose a pérdidas y ganancias conforme al criterio de devengo. Por su parte, el arrendador contabilizará el correspondiente activo financiero. En lo que respecta a la amortización, el vendedor y posteriormente arrendatario continuará amortizando el activo como si la transmisión no se hubiera producido. Tan solo procederá efectuar una reclasificación del bien atendiendo al criterio contable. Cuando se produce una venta de un activo para su posterior arrendamiento financiero, el beneficio de la operación no se reconocerá contablemente, produciéndose en todo caso una menor carga financiera por la financiación obtenida de la subsiguiente operación de arrendamiento financiero.
Desde el punto de vista de la fiscalidad y en relación al tratamiento del IVA, el lease-back tiene una doble consideración, como entrega de bienes por la venta del activo y como prestación de servicios por el contrato de arrendamiento financiero. El IVA de la venta se liquidará en el momento en el que se produce la operación, mientras que el del arrendamiento se registrará a medida que se devenguen las cuotas. Si bien este tipo de operaciones ofrece ventajas para ambas partes, para unos más que para otros, el vendedor obtiene una inyección de liquidez a la vez que mantiene el activo en el patrimonio empresarial y lo sigue utilizando en su actividad económica, con lo cual no ha tenido que prescindir de una herramienta de trabajo y posible fuente de ingresos. Las ventajas para el comprador se centran en el aspecto financiero más que en el patrimonial. Ha adquirido un activo que le proporcionará rentabilidad asegurada y con poco riesgo.

El lease-back es también conocido como retroleasing o leasing de retorno, es, como se puede deducir de su nombre, una operación similar al leasing pero a la inversa. Por tanto podemos clasificar el lease-back según el tipo de arrendamiento posterior a la venta en:
    Lease-Back con arrendamiento operativo: a la finalización del contrato se devuelve el bien a la entidad propietaria del bien.
    Lease-Back con arrendamiento financiero: la titularidad del bien cambia con la finalización del contrato y el pago del valor residual.
Las principales ventajas de un lease-back son:
  • Transforma activos no rentables (inmovilizado) en liquidez que se puede invertir en activos de mayor rentabilidad.
  • Derecho de uso del bien (y posible recuperación de la propiedad) durante un largo período de tiempo (el que detalle el contrato).
  • Si el arrendamiento es operativo, al eliminar el activo del balance, se suprimen los costes de amortización del bien o bienes y se eliminan riesgos de depreciación, de obsolescencia y el derivado de las variaciones en el mercado inmobiliario (en bienes inmuebles).
  • Ventajas fiscales como las del leasing.

Con carácter complementario, las compañías  que realicen operaciones de arrendamiento financiero de leasing-back podrán realizar también las siguientes actividades:

    a) Actividades de mantenimiento y conservación de los bienes cedidos.

    b) Conceder financiación conectada a una operación de arrendamiento financiero, actual o futura.
    c) Intermediar y gestionar operaciones de arrendamiento financiero.
    d) Actividades de arrendamiento no financiero, que podrán complementar o no con una opción de compra.
    e) Asesorar y elaborar informes 

Por otro lado la principal desventaja del lease-back es que la empresa se desprende del bien que posee y, con esta reducción del activo, la empresa puede perder opciones en otras vías de financiación.

Un ejemplo de todo lo dicho en este post se observa en la noticia publicada el 22 de agosto por la prensa http://bit.ly/2ZtAXfw La misma recoge la siguiente afirmación, “La teleco indicó que las transacciones de Sale & Lease han sido especialmente relevantes en el sector bancario y retail internacional, y ocurren cuando una empresa tiene un patrimonio importante de edificios, y sin embargo, sus principales negocios no guardan relación con el inmobiliario, como es el caso de Movistar Chile, donde su core es la digitalización, cloud, internet de las cosas (IoT) y conectividad de alta velocidad. Según Telefónica, mientras en los años 90 los grandes edificios corporativos tenían un importante valor simbólico, en la actualidad lo que los clientes demandan es la inmediatez y los servicios de excelencia. A su vez, las compañías despliegan cada vez más tecnologías y adecuan sus formas de trabajar, donde el espacio físico, flexible y colaborativo, juega un lugar relevante”.
                                        SEDE TELEFÓNICA DE CHILE

Decir que, obviamente las formas de trabajo en las compañías actualmente van adaptándose cada vez más a la digitalización de la sociedad. Esto por tanto no es ningún descubrimiento, lo que sí es y hay que recalcar es que esta política de enajenación de patrimonio con edificios emblemáticos por parte de las compañías con altos endeudamientos como la que recoge la noticia, es una oportunidad de oro para los inversores al hacerse con edificios icónicos a precios muy por debajo del valor que  tienen. Esto se produce siempre que la marca ofrezca una estrategia a prueba de futuro que incluya, entre otras cosas, una buena ubicación, duración de los contratos y estrategia digital, es una oportunidad alternativa asequible para los inversores con el fin de obtener activos e invertir gran cantidad de capital, generando así flujo de ingresos a largo plazo, máxime si tenemos en cuenta  la tasa de interés que paga la banca actualmente por los depósitos. Además, aunque son conscientes de que las marcas pueden no estar siempre comprometidas con una localización concreta, los inversores se sienten atraídos por el sale & lease back debido a que supone un flujo de caja seguro siempre que el inquilino presente una buena fortaleza financiera. Un ejemplo de todo esto lo tenemos en nuestro país con la sociedad Pontegadea de Amancio Ortega. El valor de la cartera inmobiliaria creció en 1.000 millones durante 2018, la cifra en la que se revalorizó la cartera inmobiliaria de Amancio Ortega durante 2018, ejercicio en el que Pontegadea Inversiones elevó su patrimonio en ladrillo desde 8.759 millones de euros hasta 9.767 millones, según las cuentas que acaba de depositó la compañía en el registro mercantil. Ejercicio en el que además Pontegadea hizo su entrada en Telefónica con la  compra del 10% de Telxius. Para hacerse una idea de las dimensiones del imperio inmobiliario de Ortega, que además apenas tiene deuda, basta compararlo con los 7.020 millones de euros de valor neto (NAV) que suma la cartera de Merlin o los 5.100 millones que arroja Colonial, los dos máximos representantes del sector en la bolsa española, ya que son los únicos que forman parte del selectivo índice Ibex 35. Sin embargo, para el fundador de Inditex, la importancia de estas valoraciones es relativa, ya que en su horizonte no está vender, sino construir un patrimonio sólido, formado por algunos de los mejores edificios del mundo y ocupados por compañías emblemáticas, que aporten estabilidad y permitan poner a buen recaudo el dividendo de Inditex.

Como hemos visto el lease-back es una operación muy interesante para cubrir necesidades de liquidez en la compañía. Sin embargo, ha de analizarse la estrategia financiera global de la compañía para poder establecer, cabalmente, si un lease-back es la solución más adecuada (o no), a medio y  largo plazo para la misma. 

El ejemplo del Banco de Santander por la venta de su Ciudad Financiera es un claro ejemplo de que la venta cuando se realiza, si se trata de rescatar al cabo de unos años puede ser tremendamente gravosa para… Aquel que enajena su patrimonio.
 

Ya lo dijo Mahatma Gandhi: “Cuando hay una tormenta los pajaritos se esconden, pero las águilas vuelan más alto”.


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