El sábado 20 de junio del
2019 se celebró el 50 aniversario de la llegada del Apolo 11 a la Luna. Dicho
hito marcó un antes y un después en la historia, pero todavía existen personas
que lo ponen en duda. El alunizaje de Neil Armstrong, Buzz Aldrin y
Michael Collins fue retransmitido por las televisiones de todo el
mundo. Se convirtió en uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX.
Según
los datos de la NASA, lo siguieron 500 millones de telespectadores. Sin
embargo, a pesar de todas las evidencias científicas, cinco décadas después hay
numerosos bulos que se resisten a morir. El más conocido, y también el más
surrealista, es que el alunizaje fue un montaje grabado por los estadounidenses
en un estudio de televisión para ganar a la URSS en la carrera espacial. Los
principales argumentos para cuestionar dicha hazaña son: que la bandera ondeaba,
que el módulo no dejó cráter en la superficie lunar, que hay dibujada una
"C" sobre una roca, que todos los fondos son iguales y que la escena
tuvo que ser grabada por otra persona.
El principal argumento de
las personas negacionistas es que la bandera estadounidense que Armstrong
y Aldrin colocaron en la superficie lunar ondeaba, cuando al no existir
atmósfera en la Luna no existe viento. Sin embargo, el astrónomo estadounidense
Philip
Plait, autor del sitio web Bad Astronomy, sostiene que la
bandera no está ondeando, sino que se sujetaba de una varilla horizontal y otra
vertical para mantenerse erguida: "La bandera no se extendió completamente.
Tiene una ondulación, como una cortina que no está completamente cerrada".
Otro recurrido argumento es que, al llegar a la Luna, el módulo no dejó
un cráter en la superficie lunar. No obstante, la gravedad lunar es
equivalente a la sexta parte de la de la Tierra, por lo que el peso del módulo
era la sexta parte del que tenía en nuestro planeta, algo menos de 3 toneladas.
Es un peso equivalente al de dos automóviles, una cifra insignificante para la
masa de la Luna. Además, según relata la NASA, el módulo se
posó sin motores y fue suficiente con dejarlo planear, lo que provocó un
impacto mínimo. Otro hecho que fomenta dicha incredulidad
es que en una de las imágenes divulgadas por la NASA se aprecia una letra
"C" inscrita en una roca. Sin embargo, ha quedado demostrado que la
supuesta letra es una imperfección de la impresión de las copias de la
fotografía original, probablemente causada por un pedazo de fibra o de un
cabello. En la fotografía original publicada por la agencia espacial, no
aparece ninguna "C" por ningún lado. Los negacionistas dicen
que en las fotos, que fueron tomadas a kilómetros de distancia, utilizaron un
fondo pintado. Los fondos no eran idénticos, sino simplemente similares, y lo
que parecen colinas cercanas en algunas fotos son en realidad montañas a muchos
kilómetros de distancia. En la Tierra, los objetos que están más lejos aparecen
desenfocados. En la Luna, al no haber atmósfera ni bruma que oculte los objetos
lejanos, estos aparecen más claros y cercanos, por lo que se aprecian peor las
distancias.
La
palabra posverdad sirve para señalar una tendencia a la hora de crear argumentos y
discursos en la que la objetividad importa menos y todo se centra en que el
mensaje encaje con el sistema de creencias y valores. La posverdad se define
como un contexto cultural e histórico en el que la contrastación y la búsqueda
de la objetividad son menos importantes que la creencia en sí misma y las
emociones que genera al crear corrientes de opinión pública. La posverdad borra
la frontera entre la verdad y la mentira, y crea una categoría distinta a las
dos anteriores en la que un hecho es aceptado por el simple hecho de encajar en
nuestros esquemas mentales. El término posverdad hace referencia también
a lo que hace algunos años en psicología se viene llamando disonancia cognitiva. La
disonancia cognitiva de la que hablaba el psicólogo Festinguer es
un estado de tensión y conflicto interno que notamos cuando la realidad choca
con nuestras creencias. Cuando esto sucede intentamos
resolver la situación reajustando el encaje entre nuestras creencias y la
información que nos llega de fuera. Es habitual que elijamos manipular la
realidad para mantener nuestras creencias tal como están. Según los editores del
Diccionario de Oxford, la palabra nació en el año 2017, fakes news (noticias
falsas) su uso aumentó en un 365%. Dicho vocablo empezó a sonar de forma más
habitual tras la elección del presidente norteamericano Donald Trump como
presidente de Estados Unidos, ya que en su campaña electoral Trump utilizó en
repetidas ocasiones el término para poner en duda la veracidad de algunos medios.
“No
he inventado el término porque creo que otras personas lo han usado a lo largo
de los años, pero nunca lo había notado. Lo que sí he hecho es darle
visibilidad, porque lamentablemente nuestro país está plagado de ellas y es una
pena”, declaró Trump durante una entrevista en la CNN.
El
término fake news o noticias falsas en inglés, son un tipo de bulo que consiste
en un contenido seudo periodístico difundido a través de portales de noticias,
prensa escrita, radio, televisión y redes sociales y cuyo objetivo es la
desinformación. Según el filósofo Baudrillard es un concepto que empieza
a desaparecer justo en el momento en el que somos capaces de definirlo. Las fake
news se presentan como un arma informativa para definir todo aquello
que el “otro” hace contra “nosotros” y que destruye nuestra noción
cultural, social, política, económica y jurídica de verdad. Ya en 1925 Edward
McKernon, editor de Associated Press, ya utilizó el
término “noticias falsas” para
advertir en Harpers Magazine de que lo que, “hace que el problema de
distribuir noticias precisas sea cada vez más difícil es el número de personas,
mucho mayor de lo que la mayoría de los lectores perciben, que tienen la
intención de desinformar al público para sus propios fines”. Actualmente
el carácter difuso y vacío que ha adquirido el concepto de fake news está
siendo utilizado por los actores políticos y directivos empresariales para deslegitimar
las informaciones periodísticas que aparecen contra ellos por un desempeño
mediocre en la responsabilidad que tienen atribuida, bien sea la caída
de valor de las compañías en bolsa o la constitución de un gobierno que
consolide y acometa la resolución de los problemas que sacuden a los
ciudadanos. El presidente norteamericano
Donald
Trump utilizó Twitter al menos 210 veces en 2018.
Son famosos sus tuits a primera hora de la mañana, los cuales tienen tres objetivos: marcar la agenda mediática de
los programas de radio y televisión de primera hora, borrar mediáticamente las
informaciones de los periódicos que pudieran no ser favorables para sus
intereses y encender la polarización de la conversación en redes sociales.
Por último tenemos el silencio
dosificado como forma de manipulación. El silencio mismo puede ser una
forma, como muchas otras, de agresión pasiva. Se define como un manejo
calculado de la comunicación en el cual el silencio juega un papel primordial y
que tiene por objetivo controlar y debilitar a otra persona o a su posición.
No solo se manipula a través de las palabras, sino que también se hace por
medio de los silencios, estos se producen generalmente cuando las palabras han
quedado completamente desactivadas frente a una realidad incontestable como
pueden por ejemplo: en la generación de valor en las compañías con las métricas. Esta técnica puede resultar muy
nociva por contar con una máscara más camaleónica. Se
le llama silencio dosificado porque no es constante, como cuando alguien que
te ignora o deja de hablarte. En este tipo de manipulación se mezcla el
encuentro y el desencuentro, la expresión y la falta de ella. Todo esto se
lleva a cabo de una manera arbitraria. Es el manipulador quien decide el ritmo
de la comunicación en la búsqueda de sus intereses para la que el otro es solo
un instrumento. Decía Miguel de Unamuno que, “el silencio es la peor mentira”.
Estos últimos quince días
hemos visto en dos sectores de la economía española, como son la banca y
telecomunicaciones, como compañías de referencia eran duramente castigadas a
nivel bursátil por diversos asuntos que les afecta como han recogido multitud
de medios de comunicación escrita. Si bien los diferentes stakeholders de dichas
compañías esperan explicaciones de lo que está sucediendo por parte de los
directivos de las mismas, la sociedad civil quizás tengan que esperar al
sumario que en la Audiencia Nacional en la Sala 6 se está esclareciendo. Sin
embargo el camino recorrido por dichas sociedades ha sido el de; postverdad,
fake news y silencio dosificado para evitar el destino que empieza a asomar debido
al deterioro que sufren… La posible intervención del gobierno
desde diversos ámbitos con la toma de medidas que salvaguarden dichos actores
sistémicos y estratégicos del país.
La disociación cognitiva a
la que está expuesta la sociedad civil en cuanto a los hechos que perciben y
aceptan como normales, es quizás lo más preocupante de dicha
situación. La sociedad civil ha perdido la esperanza en el correcto
funcionamiento de los diferentes organismos que vertebran la misma, llámense,
organizaciones sindicales, directivos, partidos políticos, etc. Sin
embargo hay que decir que otras sin embargo siguen gozando del respeto y
aprecio de dicha sociedad civil como son por ejemplo, la Guardia Civil, Fuerzas Armadas
y Policía, que son las mismas que velan por garantizar que el cumplimiento
de las leyes sea el estricto descrito en nuestro ordenamiento jurídico.
Para terminar este post
decir que, si se ha demostrado que el ser humano ha logrado alcanzar la luna como
se ha demostrado por diversos científicos y divulgadores (12 astronautas), sin
embargo en la sociedad civil española quedan todavía muchos hitos y metas por
lograr después de 41 años de que la misma se dotara de una Constitución.
Esperemos que por el bien de la misma, consiga resolver los retos a los que
está expuesta en los tribunales y que recoge la prensa… De ello depende su credibilidad y
duración con los ciudadanos españoles.
Ya lo dijo Haruki Murakami: “El destino se lleva siempre su parte y no se retira hasta obtener lo
que le corresponde”.
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