miércoles, 14 de agosto de 2019

POSTVERDAD, FAKE NEWS Y SILENCIO DOSIFICADO… FRENTE AL DESTINO


El sábado 20 de junio del 2019 se celebró el 50 aniversario de la llegada del Apolo 11 a la Luna. Dicho hito marcó un antes y un después en la historia, pero todavía existen personas que lo ponen en duda. El alunizaje de Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins fue retransmitido por las televisiones de todo el mundo. Se convirtió en uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX. Según los datos de la NASA, lo siguieron 500 millones de telespectadores. Sin embargo, a pesar de todas las evidencias científicas, cinco décadas después hay numerosos bulos que se resisten a morir. El más conocido, y también el más surrealista, es que el alunizaje fue un montaje grabado por los estadounidenses en un estudio de televisión para ganar a la URSS en la carrera espacial. Los principales argumentos para cuestionar dicha hazaña son: que la bandera ondeaba, que el módulo no dejó cráter en la superficie lunar, que hay dibujada una "C" sobre una roca, que todos los fondos son iguales y que la escena tuvo que ser grabada por otra persona.

El principal argumento de las personas negacionistas es que la bandera estadounidense que Armstrong y Aldrin colocaron en la superficie lunar ondeaba, cuando al no existir atmósfera en la Luna no existe viento. Sin embargo, el astrónomo estadounidense Philip Plait, autor del sitio web Bad Astronomy, sostiene que la bandera no está ondeando, sino que se sujetaba de una varilla horizontal y otra vertical para mantenerse erguida: "La bandera no se extendió completamente. Tiene una ondulación, como una cortina que no está completamente cerrada". Otro recurrido argumento es que, al llegar a la Luna, el módulo no dejó un cráter en la superficie lunar. No obstante, la gravedad lunar es equivalente a la sexta parte de la de la Tierra, por lo que el peso del módulo era la sexta parte del que tenía en nuestro planeta, algo menos de 3 toneladas. Es un peso equivalente al de dos automóviles, una cifra insignificante para la masa de la Luna. Además, según relata la NASA, el módulo se posó sin motores y fue suficiente con dejarlo planear, lo que provocó un impacto mínimo. Otro hecho que fomenta dicha incredulidad es que en una de las imágenes divulgadas por la NASA se aprecia una letra "C" inscrita en una roca. Sin embargo, ha quedado demostrado que la supuesta letra es una imperfección de la impresión de las copias de la fotografía original, probablemente causada por un pedazo de fibra o de un cabello. En la fotografía original publicada por la agencia espacial, no aparece ninguna "C" por ningún lado. Los negacionistas dicen que en las fotos, que fueron tomadas a kilómetros de distancia, utilizaron un fondo pintado. Los fondos no eran idénticos, sino simplemente similares, y lo que parecen colinas cercanas en algunas fotos son en realidad montañas a muchos kilómetros de distancia. En la Tierra, los objetos que están más lejos aparecen desenfocados. En la Luna, al no haber atmósfera ni bruma que oculte los objetos lejanos, estos aparecen más claros y cercanos, por lo que se aprecian peor las distancias.

La palabra posverdad sirve para señalar una tendencia a la hora de crear argumentos y discursos en la que la objetividad importa menos y todo se centra en que el mensaje encaje con el sistema de creencias y valores. La posverdad se define como un contexto cultural e histórico en el que la contrastación y la búsqueda de la objetividad son menos importantes que la creencia en sí misma y las emociones que genera al crear corrientes de opinión pública. La posverdad borra la frontera entre la verdad y la mentira, y crea una categoría distinta a las dos anteriores en la que un hecho es aceptado por el simple hecho de encajar en nuestros esquemas mentales. El término posverdad hace referencia también a lo que hace algunos años en psicología se viene llamando disonancia cognitiva. La disonancia cognitiva de la que hablaba el psicólogo Festinguer es un estado de tensión y conflicto interno que notamos cuando la realidad choca con nuestras creencias. Cuando esto sucede intentamos resolver la situación reajustando el encaje entre nuestras creencias y la información que nos llega de fuera. Es habitual que elijamos manipular la realidad para mantener nuestras creencias tal como están. Según los editores del Diccionario de Oxford, la palabra nació en el año 2017, fakes news (noticias falsas) su uso aumentó en un 365%. Dicho vocablo empezó a sonar de forma más habitual tras la elección del presidente norteamericano Donald Trump como presidente de Estados Unidos, ya que en su campaña electoral Trump utilizó en repetidas ocasiones el término para poner en duda la veracidad de algunos medios. “No he inventado el término porque creo que otras personas lo han usado a lo largo de los años, pero nunca lo había notado. Lo que sí he hecho es darle visibilidad, porque lamentablemente nuestro país está plagado de ellas y es una pena”, declaró Trump durante una entrevista en la CNN.


El término fake news o noticias falsas en inglés, son un tipo de bulo que consiste en un contenido seudo periodístico difundido a través de portales de noticias, prensa escrita, radio, televisión y redes sociales y cuyo objetivo es la desinformación. Según el filósofo Baudrillard es un concepto que empieza a desaparecer justo en el momento en el que somos capaces de definirlo. Las fake news se presentan como un arma informativa para definir todo aquello que el “otro” hace contra “nosotros” y que destruye nuestra noción cultural, social, política, económica y jurídica de verdad. Ya en 1925 Edward McKernon, editor de Associated Press, ya utilizó el término “noticias falsas” para advertir en Harpers Magazine de que lo que, “hace que el problema de distribuir noticias precisas sea cada vez más difícil es el número de personas, mucho mayor de lo que la mayoría de los lectores perciben, que tienen la intención de desinformar al público para sus propios fines”. Actualmente el carácter difuso y vacío que ha adquirido el concepto de fake news está siendo utilizado por los actores políticos y directivos empresariales para deslegitimar las informaciones periodísticas que aparecen contra ellos por un desempeño mediocre en la responsabilidad que tienen atribuida, bien sea la caída de valor de las compañías en bolsa o la constitución de un gobierno que consolide y acometa la resolución de los problemas que sacuden a los ciudadanos.  El presidente norteamericano Donald Trump utilizó Twitter al menos 210 veces en 2018. Son famosos sus tuits a primera hora de la mañana, los cuales tienen  tres objetivos: marcar la agenda mediática de los programas de radio y televisión de primera hora, borrar mediáticamente las informaciones de los periódicos que pudieran no ser favorables para sus intereses y encender la polarización de la conversación en redes sociales. 

Por último tenemos el silencio dosificado como forma de manipulación. El silencio mismo puede ser una forma, como muchas otras, de agresión pasiva. Se define como un manejo calculado de la comunicación en el cual el silencio juega un papel primordial y que tiene por objetivo controlar y debilitar a otra persona o a su posición. No solo se manipula a través de las palabras, sino que también se hace por medio de los silencios, estos se producen generalmente cuando las palabras han quedado completamente desactivadas frente a una realidad incontestable como pueden por ejemplo: en la generación de valor en las compañías con las métricas. Esta técnica puede resultar muy nociva por contar con una máscara más camaleónica. Se le llama silencio dosificado porque no es constante, como cuando alguien que te ignora o deja de hablarte. En este tipo de manipulación se mezcla el encuentro y el desencuentro, la expresión y la falta de ella. Todo esto se lleva a cabo de una manera arbitraria. Es el manipulador quien decide el ritmo de la comunicación en la búsqueda de sus intereses para la que el otro es solo un instrumento. Decía Miguel de Unamuno que, “el silencio es la peor mentira”.

Estos últimos quince días hemos visto en dos sectores de la economía española, como son la banca y telecomunicaciones, como compañías de referencia eran duramente castigadas a nivel bursátil por diversos asuntos que les afecta como han recogido multitud de medios de comunicación escrita. Si bien los diferentes stakeholders de dichas compañías esperan explicaciones de lo que está sucediendo por parte de los directivos de las mismas, la sociedad civil quizás tengan que esperar al sumario que en la Audiencia Nacional en la Sala 6 se está esclareciendo. Sin embargo el camino recorrido por dichas sociedades ha sido el de; postverdad, fake news y silencio dosificado para evitar el destino que empieza a asomar debido al deterioro que sufrenLa posible intervención del gobierno desde diversos ámbitos con la toma de medidas que salvaguarden dichos actores sistémicos y estratégicos del país.  
La disociación cognitiva a la que está expuesta la sociedad civil en cuanto a los hechos que perciben y aceptan como normales, es quizás lo más preocupante de dicha situación. La sociedad civil ha perdido la esperanza en el correcto funcionamiento de los diferentes organismos que vertebran la misma, llámense, organizaciones sindicales, directivos, partidos políticos, etc. Sin embargo hay que decir que otras sin embargo siguen gozando del respeto y aprecio de dicha sociedad civil como son por ejemplo, la Guardia Civil, Fuerzas Armadas y Policía, que son las mismas que velan por garantizar que el cumplimiento de las leyes sea el estricto descrito en nuestro ordenamiento jurídico.   

Para terminar este post decir que, si se ha demostrado que el ser humano ha logrado alcanzar la luna como se ha demostrado por diversos científicos y divulgadores (12 astronautas), sin embargo en la sociedad civil española quedan todavía muchos hitos y metas por lograr después de 41 años de que la misma se dotara de una Constitución. Esperemos que por el bien de la misma, consiga resolver los retos a los que está expuesta en los tribunales y que recoge la prensa… De ello depende su credibilidad y duración con los ciudadanos españoles.

Ya lo dijo Haruki Murakami: “El destino se lleva siempre su parte y no se retira hasta obtener lo que le corresponde”.



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