Aunque en nuestra cultura el
fracaso no está del todo bien visto, en Estados Unidos los errores
empresariales son un paso más dentro de la trayectoria de los emprendedores. Precisamente
es así como se deben ver para no desmotivarse y salir reforzados. En
los casos empresariales que peor suerte tuvieron y fracasaron cometieron
errores de diferente calado como por
ejemplo; no escucharon a los consumidores, no tenían un plan de negocio
sostenible o simplemente la sociedad no estaba preparada para dar paso a esta
idea empresarial. El fracaso es un problema que puede afectar a todo el
mundo lo que tenemos que aprender es a salir del él. Sin embargo, lo
que tendemos a hacer en esas situaciones es a darnos por vencidos y renunciar a
buscar na solución. Las lecciones que aprendemos con esto son las
siguientes:
- Permite evitar los errores en el futuro
- Estimula la reflexión interior y el contacto con uno mismo
- Nos capacita para ser más comprensivos con los demás
- Ayuda a buscar otras opciones, explorar nuevos caminos, y buscar respuestas más creativas y originales.
Los errores más comunes
que se cometen para llegar a esta situación son: comenzar un negocio por razones
equivocadas, mala gestión, capital insuficiente, mala localización, la falta de
planificación, sobre expansión, etc. Una de las principales causas del
fracaso empresarial ocurre a menudo cuando los dueños de negocios confunden el
éxito con la rapidez con que pueden ampliar su negocio. El
crecimiento lento, pero constante es lo deseable, sin embargo la publicidad no
es suficiente.
El caso de General
Motors (mayor bancarrota de la historia), se produjo debido a un
crecimiento desmesurado numerosas marcas y a la confianza en la mágica fórmula
de las economías de escala. Su propio tamaño era su mejor argumento
económico. Tan es así, que desatendió a los consumidores y sus necesidades.
Descuidó
la inversión en nuevos productos porque los suyos tenían una salida segura al
mercado. Los enormes beneficios se compartieron con los trabajadores en forma
de sistema de pensiones. Pero se acabaron convirtiendo en una carga demasiado
pesada. Demasiado para sortear la primera gran crisis del Siglo XX. Se
declaró en bancarrota y se creó una nueva empresa, de la que los antiguos
accionistas sólo poseen el 10%. El accionista mayoritario es el Gobierno
Federal de los Estados Unidos, con un 60,8%.
Olvidar el concepto
tradicional de compañía y buscar una estrategia de desarrollo que se
base en capacidades básicas, como la innovación y revolución de ideas, es
la clave de la filosofía de Gary Hamel, que le ha llevado a ser
considerado como el mayor experto en estrategia empresarial del mundo. Para
dicho profesor de Dirección Estratégica e Internacional en la London
Business School, que también ejerce su actividad docente en la Escuela
de Negocios de la Universidad de Harvard, está considerado como el
máximo referente en el mundo de la dirección y estrategia de empresa. Hamel
también es un reputado escritor, autor de ocho artículos publicados en la Harvard
Business Review, tres de los cuales recibieron el Premio McKinsey al mejor artículo del año. Es
el autor del artículo más leído en toda la historia de esta publicación: “La
competencia nuclear de la empresa”. El libro que marca un antes y un
después en la prestigiosa carrera de Hamel es “Compitiendo por el futuro”.
Se trata de un libro de management, cuya principal aportación al mundo
empresarial radica en que presenta un concepto de estrategia completamente
innovador: “la búsqueda de oportunidades a partir de lo que la empresa sabe,
puede y quiere hacer”. El libro introduce en el mundo empresarial otros
conceptos que después se han considerado como elementos básicos para la
creación de una estrategia de éxito. Entre ellos, las core competencies y
performance y opportunity gaps. Igualmente, hace referencia en el texto
a la
arquitectura organizativa de la estrategia empresarial, al marketing
expedicionario y a la necesidad de desaprender para aprender.
Este mes de agosto pasará
a la historia como el derrumbe bursátil de algunas compañías del IBEX 35, tales
como los grandes bancos, BBVA y Banco de Santander y sobre todo la operadora
Telefónica. En este post, quiero centrarme en la estrategia del actual
equipo directivo desde su llegada hace poco más de tres años con respecto a la
acción. La cuestión es, ¿pagar el dividendo o amortizar papel en circulación
(acciones)?, ¿Fue el pago de dividendo desde entonces la mejor decisión estratégica?
Desde hace algunos años algunas compañías dan la opción de elegir sus
dividendos en dos formatos distintos: acciones o efectivo. Si el
accionista se decide por el efectivo, recibe el tradicional ingreso en cuenta.
Si por el contrario elige que le paguen en acciones, recibe un cierto número de
ellas por cada cierta cantidad que tuviera, de manera que al año siguiente
podrá participar en una mayor parte de los beneficios. Si las acciones que la
compañía que ofrece ya existen, como por ejemplo en su autocartera,
entonces sí que le están remunerando y se trata de un dividendo flexible y sano.
El peligro está, sin embargo, cuando detrás de dicho dividendo flexible
se esconde una ampliación de capital. Amortizar autocartera es eliminar
acciones que una empresa tiene de sí misma, al amortizar autocartera se produce
una reducción de capital por amortización de acciones propias. Estas
acciones que compran y que mantienen las compañías se denominan autocartera.
La
amortización de acciones propias, es algo que practican algunas compañías como
forma de dar valor al accionista, por ejemplo es algo que encanta al inversor
Warren Buffett, y con razón.
Número
acciones IBM (inversión de W. Buffett) Fuente: passive-income-pursuit.com
Si nos fijamos en la
operadora, observaremos que el número de acciones que tiene cotizando en la Bolsa
de Madrid es de 5.192.132.000 acciones en
este momento. Con lo que el dividendo a pagar en este año alcanzará los 2.076,685
millones de euros. Con respecto a los años anteriores el dividendo pagado ha
sido igual en los años 2018 y 2017. Con respecto al año 2016 el pago de
dividendo ha sido de 2.015,122 millones de euros, ya que el número de acciones
era de 5.037,805 millones de acciones. En
total el dividendo pagado desde la toma de posesión de dicho equipo directivo,
contando la mitad de este año, ha sido de 7.206,8345 millones de euros.
Si tenemos en cuenta que
la acción cotizaba 9,31 euros cuando el nuevo equipo directivo tomó posesión de
la compañía, su valor bursátil era de 46.901,96455
millones de euros. Si hoy se está moviendo en una cotización de 6,22 euros, la
depreciación del valor de la acción es de 33,19%. Si sumamos el dividendo
repartido durante el periodo de tiempo (desde el 8 de abril del 2016 hasta hoy)
y lo sumamos a la valoración bursátil de hoy, 32.280 millones euros, el valor
total de la compañía sería de 39.486,8345 millones de euros. Si a la vez
dividimos esto entre el número de acciones cotizando el valor de la acción
sería de 7,6 euros. La depreciación de la acción desde la toma de posesión del equipo
directivo, incluyendo el dividendo sería
del 18,36%
Si tenemos en cuenta que
la acción cotizaba 9,31 euros cuando el nuevo equipo directivo tomó posesión de
la compañía, su valor bursátil era de 46.901,96455
millones de euros. Si hoy se está moviendo en una cotización de 6,22 euros, la
depreciación del valor de la acción es de 33,19%. Si sumamos el dividendo
repartido durante el periodo de tiempo (desde el 8 de abril del 2016 hasta hoy)
y lo sumamos a la valoración bursátil de hoy, 32.280 millones euros, el valor
total de la compañía sería de 39.486,8345 millones de euros. Si a la vez
dividimos esto entre el número de acciones cotizando el valor de la acción
sería de 7,6 euros. La depreciación de la acción desde la toma de posesión del equipo
directivo, incluyendo el dividendo sería del 18,36% Ahora bien, imaginemos
que el equipo directivo entrante hubiese optado por la estrategia de amortizar
autocartera (acciones propias) en lugar de pagar dividendo, siempre
y cuando los grandes inversores lo hubiesen permitido, fondos de inversión y
accionistas dominicales, ¿Estaría la acción tan castigada?
Una compañía con liquidez
puede considerar que sus acciones están baratas, por lo que, en
vez de emplear el dinero en nuevas inversiones, en pagar dividendos, o en
tenerlo parado en renta fija o un depósito bancario, decide ir a la Bolsa y
comprar acciones de sí misma. Un ejemplo de lo que digo lo realizó Apple en mayo del 2018, la compañía reportó un aumento
de ganancias netas de 25,3% hasta 13.820 millones de dólares en el trimestre
cerrado el 31 de marzo de dicho año. Apple, rebosante de liquidez por sus
ganancias y los recortes de impuestos en Estados Unidos, puso en marcha un
nuevo programa de recompra de acciones para lo cual destinará 100.000 millones
de dólares. Cada acción tendrá un aumento de 16% a 73 centavos. El calendario
de ese programa si bien el día del anuncio no fue fijado ya que la compañía se encontraba
inmersa en otro plan de recompra. Esta acción de recompra es para Apple una
forma de aprovechar la posibilidad ofrecida a las empresas estadounidenses de
repatriar el dinero que guardan en el extranjero a tasas más bajas fijadas en
la reforma fiscal de diciembre. Apple tiene unos 250.000 millones de dólares
guardados fuera de Estados Unidos. Con ello aprecian el valor de la acción para todos los accionistas, al retirar parte de las mismas que cotizan.
DIFERENTES ESCENARIOS DE COMPRA DE ACCIONES CON DIFERENTES PRECIOS
Si tenemos en cuenta el
dinero pagado por el dividendo en estos tres años (7.206,83 millones de euros)
hasta la fecha, y se hubiese destinado dicho importe a la compra de
acciones para amortizar las mismas, la horquilla del precio de la acción iría
desde los (9,31 a 5,54 euros). Así pues, la
compra de acciones posibles iría desde los 774 a 1.300 millones de acciones que su
hubiesen podido amortizar. Las acciones que cotizan de la compañía en el parque
bursátil se reducirían en una horquilla que iría de 4.355 a 3.829 millones,
dependiendo el precio a que se comprasen las mismas. Esta reducción de papel
(acciones), haría a los accionistas más propietarios de la compañía al
reducir el papel que cotiza, y retribuiría al mismo de una forma más eficaz ya
que el atractivo de la misma está en aumentar la participación del accionista
en el capital de la misma. Grandes inversores como Warren
Buffett buscan compañías que recompran acciones para amortizarlas, ejemplos
como Apple,
IBM son activos donde dicho inversor participa a través de Berkshire
Hathaway, su brazo inversor. Estas son compañías donde la compra de
acciones es una forma de retribuir más eficazmente al inversor.
Para terminar decir que
los errores en las decisiones de estrategia a veces tienen un coste demasiado
elevado para los diferentes stakeholders de una compañía… Pero para los accionistas, más
como ha quedado demostrado en el maldito mes de agosto de este año.
Ya lo dijo Warren Buffet: "El
precio es lo que pagas. El valor es lo que obtienes".
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