jueves, 15 de agosto de 2019

HECHOS Y REALIDADES... FRENTE A UNA DEBLACE BURSÁTIL


Se podría decir que al creador y actual CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, ya no le hace falta el dinero. Por eso se permite cobrar un dólar al año, esa fue la cantidad que Zuckerberg ingresó, de acuerdo a la documentación legal presentada por la red social en sus cuentas fiscales. En el año 2014, la fortuna de dicho directivo se estimaba en 27.000 millones de euros. Sin embargo ese año fue el primero que ganó 1 dólar de sueldo. Dicha situación va más allá de lo anecdótico para convertirse en algo simbólico. En el año 2012, ganó algo más de 500.000 dólares, importe que destinó a organizaciones benéficas. En el ámbito tecnológico, ponerse 1 dólar de sueldo es sinónimo de haber alcanzado la cima como emprendedor y empresario. Esto es lo que cobraba Steve Jobs en Apple, y el sueldo que también se han puesto los fundadores de Google: Sergey Brin y Larry Page. En realidad, en todos estos casos el importe del salario anual es irrelevante, ya que tanto Zuckerberg como el resto de los mencionados poseen una cantidad de acciones en la empresa como para hacer que no necesiten recibir un salario a final de mes. La fortuna amasada por Zuckerberg le permite no tener problemas económicos, sin embargo su acción de quitarse el salario y ligar su desempeño al crecimiento de las acciones que beneficie tanto a los accionistas como a él mismo, es un ejemplo que muchos CEO deberían de copiar.

Estos días estamos asistiendo a una tempestad bursátil que está afectando gravemente a determinadas compañías, siendo los diferentes stakeholders de las mismas los verdaderos sufridores de dicha situación. Entre ellos se encuentran, accionistas, inversores, empleados (accionistas), empleados, etc. Esta situación se puede decir que es cíclica, sin embargo en algunas de estas compañías, son ya muchos los años los que dichos stakeholders vienen sufriendo la depreciación de sus activos con vagas promesas hechas por los equipos directivos. Frente a esta situación, estamos asistiendo a un silencio dosificado de los mismos que lo único que puede es agravar el nerviosismo al carecer dichos grupos de interés de razones que les lleven a tener un cierto optimismo cuando llevan años sufriendo dicha depreciación. Ante esta situación los diversos grupos de interés esperan ciertos gestos o medidas de sus directivos que se alineen con la situación actual que viven sus compañías, sin embargo esta parece no llegar. Pero, ¿Por qué se ha llegado a esta situación, donde la pérdida de valor del inversor o accionista no lleva aparejada una igual disminución en las retribuciones de dichos equipos directivos?


Hace unos años, en diversas compañías se implantaron incentivos a los directivos  que aumentaban el tamaño de su compañía en mercados emergentes, pero no necesariamente en favor de la rentabilidad del accionista, ya que la adquisición de dichos activos han sido un lastre como se ha demostrado con él tiempo por la volatilidad cambiaria a la que están expuestos, un ejemplo lo vemos estos días con el mercado de Argentina. Por lo tanto, ha habido ciertos incentivos para que las compañías priorizasen ganar dimensión por operaciones corporativas, más que tratar de ser más rentables, esto ha sido enormemente gravoso para los accionistas. Existe un estudio efectuado por Juan-Pedro Gómez, profesor del IE Business School, publicado en el último boletín trimestral de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en el cual se explica la diferencia de salarios entre consejeros del Ibex 35 es la dimensión, ya que por cada 100 puntos básicos que aumenta la capitalización bursátil de la empresa frente a sus competidores (peso en la suma de todas las empresas del sector en el Ibex), la retribución del consejero delegado se eleva en 33 puntos básicos en promedio, mientras que el bonus crece en 56 puntos básicos. Sin embargo cuando sucede lo contrario, sus retribuciones no se reducen en la proporción perdida en la valoración bursátil. Este hecho pone de manifiesto que no hay evidencia de que la remuneración estimada de los consejeros ejecutivos (sean consejeros delegados o no) varíe de forma significativa con la cotización de las acciones de la compañía. Sin embargo, existe una constatación de que solo hay una exposición notable a la rentabilidad de las acciones en los consejeros que reciben acciones restringidas y opciones, que son la vía para pagar con títulos de la empresa a cambio de objetivos a medio y largo plazo. Este método de remuneración es más habitual en Estados Unidos, donde el 42% de la retribución de los consejeros delegados es por acciones restringidas y opciones, porcentaje que desciende hasta el 19% en la media europea y se hunde hasta el 5% en el Ibex 35, y un 3,6% en el conjunto de consejeros ejecutivos. Existe un estudio elaborado con 2.377 observaciones con 65 consejeros ejecutivos y 46 consejeros delegados de 42 compañías que han pertenecido al Ibex entre 2013 y 2017. Solo el 10% de los consejeros en el Ibex tiene una cartera de acciones restringidas, lo que arroja una relación casi inexistente entre la remuneración total de los consejos y la evolución en bolsa a medio y largo plazo de la compañía.
Gobernar una compañía manteniendo el liderazgo de la misma es una de las responsabilidades más importantes que deben asumir el Consejo de Administración y el CEO de la misma. En una compañía, la selección del CEO es una decisión crítica, ya que dicha figura no sólo tiene un enorme impacto en la marcha y desempeño, sino que el mismo proceso de sucesión por un lado, influye en la imagen que los empleados, inversores, analistas y accionistas tienen al respecto de dicho directivo. Un CEO generoso y humilde es aquel que antepone el interés general ante situaciones difíciles de los diferentes stakeholders de la compañía al suyo propio. Sin embargo, para ello reconoce cuando debe prestar el mejor servicio que puede realizar, el de echarse a un lado y dar paso a otra persona con nuevas ideas y proyectos ante una situación de deterioro constante. El diseñó y la colaboración en esta tarea es complicada en su diseño y puesta en práctica, ya que entran en juego muchos factores como por ejemplo: la marcha de la compañía, los planes para el futuro, el Consejo de Administración, los candidatos seleccionados y el equipo directivo. Cuando el mismo reconoce esta situación, evita posibles males mayores como pueden ser; una OPA hostil, la suspensión de pagos, la segregación de la misma, etc.
DIRECTIVOS MEJOR PAGADOS DE ESPAÑA EN EL AÑO 2018 http://bit.ly/2MiFbk5  

En una situación de dificultad como la que atraviesan diversas compañías actualmente,  juegan un papel clave los Consejeros Dominicales (aquellos que detentan una participación superior al 5% del capital), frente al resto de Consejeros Independientes.  Estos últimos nombrados generalmente por el CEO de las compañías, suelen tener una clara afinidad con el mismo. Pueden ser miembros de partidos políticos, o personas de refutada reputación en diferentes ámbitos de la sociedad, como académicos, funcionarios, etc. Sin embargo estos últimos no tienen el peso de los Dominicales al no representar a accionistas de la compañía que tienen invertidos miles de millones en la misma, como sucede por ejemplo en las multinacionales españolas, Telefónica, Repsol, Iberdrola, etc. Estos consejeros en crisis bursátiles como la que sucede actualmente están sufriendo perdidas que les afectan al balance de sus sociedades, al tener que provisionar dichas perdidas contra su cuenta de resultados si se prolongan en el tiempo http://bit.ly/2N44Ufr En esta situación, los directivos de dichas sociedades también tienen que dar explicaciones a sus accionistas que sucede con las minusvalías que están padeciendo. En esta misma situación se encuentran también diversos fondos de inversión, tanto activos como pasivos, los cuales tienen que explicar a sus partícipes la rentabilidad de dichas inversiones.  


Así pues, parece que los gestos forman parte de lo esperado de los directivos que gestionan compañías con problemas, con el fin de afianzar el compromiso de los diferentes stakeholders con la misma. Sin embargo, cuando esto no existe y si silencios dosificados, el compromiso de los mismos con el destino de la compañía se resquebraja, apareciendo nuevos actores que para nada pueden ayudar a la misma, como son por ejemplo los fondos de inversión (buitres). Esperemos que aparezcan nuevas medidas que revitalicen a las mismas como por ejemplo: cambios en la formación, (explotar el talento que atesoran las mismas y erradicar los cursos por internet que disuaden a los empleados), eliminar de los tribunales de oposición a las fuerzas sindicales que castigan y penalizan aquellos trabajadores que no están afiliados, suprimir aquellas inversiones que lastran la cuenta de resultados como vienen anunciando las diferentes agencias de inversión, adelgazar la estructura directiva potenciando la comunicación real y verídica de lo que sucede en la misma, con el fin de comprometer al empleado con su compañía, escuchar a los empleados de forma real no con intermediarios, la crítica fundada en hechos es él activo más valioso que puede conseguir la misma para resolver sus problemas,  etc.
Si no se toman medidas drásticas con el funcionamiento actual de las mismas, de poco servirá que se pongan el salario de 1 euro con el fin de imprimir ejemplo al resto de empleados de su compañía… El tiempo dirá como saldrán de dicha situación dichos directivos en compañías con problemas, pero no hay que ser muy optimistas por los hechos que les preceden. 


Ya lo dijo Malcolm X: “La bisagra que rechina es la que consigue el aceite.”
 




 

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