General
Motors fue fundada en 1908 por
William Durant y en sus primeros años de existencia engulló otros
fabricantes como Buick, Oldsmobile, Cadillac y GMC. Pero la empresa realmente no
despegó hasta que en 1923 Alfred Sloan fue nombrado
presidente y consejero delegado. Sloan disparó la cuota de mercado del 12% al 41% en 1941
y expandió internacionalmente la compañía estadounidense con la compra de la
británica Vauxhall en 1925 y la alemana Adam Opel en 1929.
Cincuenta años después, a principios de los años 1980, General Motors se había
convertido en un gigante descomunal, con más de 600.000 empleados en Estados
Unidos y otros 250.000 en el resto del mundo. La compañía era un icono en Estados
Unidos, en el año 1954 su cuota de mercado en dicho país había
alcanzado su punto álgido, con un 54%, también había producido el vehículo número 50 millones. Su
proceso productivo impactaba en millones de familias que dependían de su
actividad, La unión entre GM y el país era tal que en 1953 el entonces
presidente estadounidense, Dwight
Eisenhower,
nombró al presidente de General Motors, Charles
E. Wilson, Secretario de Defensa. Según la
biografía oficial del Departamento de Defensa, durante su
proceso de confirmación en el Senado, Wilson asoció el futuro de Estados Unidos y
General Motors. Preguntado si como Secretario de Defensa podría tomar
decisiones contrarias a los intereses de su compañía, Wilson dijo que sí, "porque
durante años pensé que lo que era bueno para el país era bueno para General
Motors, y viceversa". Durante décadas, la declaración de Wilson
pareció irrefutable. Pero la compañía que era demasiado grande para
caer y que definía lo que era bueno para Estados Unidos empezó a languidecer
tan pronto como alcanzó su cima. Sus ingresos se duplicaron
en siete años y pasaron de 62.700 millones de dólares en 1981 a 123.600
millones de dólares en 1988. El fabricante de automóviles se había diversificado para producir
desde autobuses hasta satélites y equipos militares.
La llegada de Rick Wagoner a la presidencia de GM en el
año 2000, fue determinante para su caída, este CEO no vio las señales que el
mercado lanzaba y la condujeron hacia la catástrofe. Poco a poco fue dejando de
ser innovadora y comenzó a comportarse como imitadora de la competencia. Al
calor de esa cultura autista se cometieron errores monumentales, dignos de
libros de texto para escuelas de negocios. El principal desacierto fue
ignorar la necesidad de promover la producción de autos más eficientes en
consumo de combustible. En su lugar, privilegió los vehículos que
más combustible consumían. En 1999 compró la marca Hummer, que llegó a
simbolizar todo lo malo en un automóvil. Los proyectos de automóviles más
eficientes fueron mal concebidos, un ejemplo, el Pontiac Aztec, un
automóvil introducido en 1999 que hacía honor al chiste de que GMC
significaba grande, malo y caro. En 2004 tuvo que ser cancelada su
fabricación con todos los costos que eso representó. En cambio, las líneas de
producción del vehículo eléctrico, que pudo haber sido clave para la
recuperación, fueron sacrificadas por esos años. A principios del siglo XXI General
Motors estaba compuesto por un listado impresionante de marcas: Buick, Oldsmobile, Cadillac, GMC,
Chevrolet, Vauxhall, Opel, Saab, Saturn, Daewoo y Hummer. A
pesar de todos estos nombres, GM llegó al siglo XXI sin una
estrategia de cambio frente a los fabricantes asiáticos, principalmente Toyota,
Nissan
y Honda que fabricaban coches mucho más eficientes. Los
fabricantes asiáticos le fueron robando día a día cuota de mercado, dejando al
descubierto todos los puntos débiles del gigante. El ascenso de
los precios del petróleo y la crisis económica del 2008 fueron la puntilla
final.
Los compradores estadounidenses desaparecieron de los concesionarios y las
ventas se desplomaron. Del
2006 y al 2008, sus pérdidas sumaron la increíble cifra de 90.000 millones
de dólares y el castillo de naipes en que se había convertido el representante
del antiguo capitalismo estadounidense cayó con inusitada velocidad,
100 años y 8 meses después de su creación. La empresa que
representó el sueño americano se convirtió en una imagen de pesadilla para el
país. Fue uno de los pilares de la industria estadounidense, sin embargo
protagonizaría la mayor bancarrota del país, con unos activos declarados de 91.000 millones
de dólares y una deuda de 176.400 millones.
Estos días se ha publicado en prensa el
importante impacto (sin cuantificar a la opinión pública), que supondrán las nuevas normas contables NIIF para una
compañía de este país. Y a la vista de este hecho, quiero que sirva de arranque para hablar
de compromiso y comunicación y su impacto sobre los empleados. El compromiso
organizativo según el profesor Michael Porter es la fuerza con la que un
individuo se identifica con una organización en particular a través de una
implicación en el logro de las metas y objetivos que tiene fijada la misma.
Existen múltiples definiciones de compromiso, pero todas van en
la dirección de un vínculo indisoluble entre persona y organización
a través de la metas que sirven para su crecimiento. En todos los autores que
han definido el compromiso existe una aptitud positiva del individuo hacia la organización, de tal forma que se
beneficie la misma de los quehaceres que tiene encomendados el mismo. Así pues,
este compromiso refleja una implicación intelectual y emocional del trabajador
con su compañía, ya que con su contribución colabora al éxito de la misma. Para
lograr esto los trabajadores comprometidos comparten una serie de creencias,
actitudes y valores que vistas en su conjunto reflejan el aspecto clave de la
salud de la empresa. El compromiso es un atributo que requiere la
implicación tanto de trabajadores como de directivos, es una
carretera de doble sentido en la cual tanto unos como otros tienen
que cumplir la parte que tienen encomendada con el fin satisfacer un interés
mayor, la compañía. A cualquier compañía le conviene el compromiso del
trabajador con las metas fijadas dentro de la misma, a nadie
se le escapa ya a esta altura de la vida empresarial que existe una relación
probada entre el compromiso de los trabajadores y otros aspectos clave de la
compañía como son: la eficiencia, la productividad, la seguridad, la
captación y retención, la satisfacción, permanencia y lealtad de los clientes;
y en definitiva la rentabilidad de la empresa. El nivel y el tipo de compromiso de los empleados
inciden tanto en la voluntad de permanencia como en el esfuerzo que el empleado
está dispuesto a hacer para aumentar su esfuerzo y nivel de contribución en la
organización. Diferentes estudios ponen de manifiesto que las empresas con
trabajadores muy comprometidos tienen una media del 29% de mayor beneficio, un
50% más de clientes leales y un 44% más de posibilidades de dar la vuelta a
unos resultados negativos que las empresas con trabajadores menos involucrados
/ satisfechos.
Si las compañías quieren disponer de
empleados satisfechos dentro de los cambios permanentes a los que están
sometidas las compañías, tienen que pensar cómo comunicarse internamente de una
forma óptima y útil. Una comunicación eficaz de los directivos
con sus empleados siempre ha revertido en un mayor compromiso de la plantilla,
máxime en tiempos de dificultades económicas. El 60% de los problemas de una organización
son debidos a una mala comunicación. En escenarios como estos es
imprescindible establecer cauces de comunicación abierta con dichos empleados,
de tal forma que se limite cualquier incertidumbre y duda que pueda surgir
tanto desde la opinión pública como desde el interior de la compañía.
Las malas noticias de una compañía nunca tienen que llegar a través de los
medios de comunicación o de los organismos reguladores donde dicha compañía
notifica y registra los hechos relevantes que suceden en la misma, sino que antes
de llegar a dichas instancias es recomendable que se comuniquen los mismos a
los empleados que integran las plantillas. No debemos de
olvidar que las personas son el activo más importante con el que cuenta una
compañía para salir de situaciones difíciles, conociendo dicho hecho los
directivos tienen que poner el foco no solo en ser escuchados por aquellos a
quienes dirigen, sino también deben de fomentar una comunicación descendente,
ascendente y horizontal, abarcando todos los niveles jerárquicos con el fin de
obtener una comunicación efectiva dentro de la misma. Cuando se obvia
y no se informa a los empleados de las noticias importantes que suceden en una
compañía, se les está relegando no solo a ellos sino al compromiso que atesora
cada uno de ellos. Como dice Peter Drucker, “Demasiados ejecutivos piensan que son
maravillosos con las personas porque hablan bien. No se dan cuenta de que ser
maravillosos con las personas significa escuchar bien. Lo más importante en
comunicación es escuchar lo que no se dice”.
Si tuviesemos que establecer los beneficios que obtiene obtiene una compañía cuando la gestión y comunicación es transparente, podríamos enumerar los siguientes:
- Aumento de los beneficios. Las compañías que cuentan con los índices de compromiso más elevados obtienen mayores beneficios y se sobreponen con más rapidez a la recesión económica.
- Clientes más satisfechos. El 12% de los clientes hace proselitismo de aquellas compañías que presentan un alto índice de compromiso por parte de sus empleados. Cuando un trabajador siente un buen trato y una buena valoración por parte de la empresa, éste se transforma en “feedback” positivo a los clientes, aportando un valor añadido.
- Aumento de la productividad y la eficiencia. La productividad aumenta en un 18%, además los cambios que haya que adoptar en la compañía son más rápidos, con lo que se ahorra tiempo y dinero.
- Mayor Creatividad e innovación de los empleados. Un 59% de los empleados comprometidos confiesan tener ideas más creativas con respecto a su trabajo. Esto surge en ambientes donde el empleado goza de suficiencia para implantar medidas inéditas a las cuestiones rutinarias que permitan incrementar las ventas al mismo tiempo que moderar los gastos. En definitiva, esto repercute en la productividad y desempeño.
- Estabilidad en la plantilla. Las compañías con un nivel alto de compromiso presentan un índice del 40% menos de rotación de su plantilla. Y los empleados que reciben comentarios positivos por parte de sus superiores rebajan un 15% su predisposición a abandonar su lugar de empleo.
- Reducción del absentismo laboral. Un Clima Laboral óptimo permitirá reducir el número de accidentes laborales así cómo manejar mejor factores como el estrés laboral al que se ven sometidos todos los trabajadores, evitando los riesgos psicosociales. Ello generará una reducción en los gastos de selección de personal y contratación de trabajadores.
Para terminar este post quiero abordar dos cuestiones del principio de este post. General Motors tuvo que ser rescatada en 2009 por el presidente Barack Obama, el cual se quedó con un 60% de la compañía al inyectar dinero público a través de una sociedad que constituyó, New General Motors. El cierre de marcas y fábricas permitieron salvar a la compañía, dando como resultado una nueva General Motors más pequeña. El quebranto económico para el gobierno norteamericano fue de 10.500 millones de dólares. La segunda cuestión es que las Normas Internacionales de Información Financiera, NIIF, (IFRS por sus siglas en inglés) http://bit.ly/2ocXcQj, son el conjunto de estándares internacionales de contabilidad promulgadas por el International Accounting Standars Board (IASB). La Unión Europea aprobó en el año 2002 una Regulación (IAS Regulation) que exigía a todas las empresas de la UE que cotizan en un mercado regulado aplicar las NIIF en sus estados financieros consolidados a partir de 2005. Fue el International Accounting Standard Board quien emitió en Julio de 2014 la versión completa de la NIIF 9 Instrumentos Financieros entre otras para su entrada en vigor a partir de 1 de enero de 2018. Por su parte la Unión Europea ha adoptado dicha norma manteniendo la fecha de entrada en vigor definida por el IASB. Por lo tanto, hace aproximadamente tres años y medio que se conoce la entrada en vigor de dichas normas contables. En ambos casos, los hechos y sucesos a los que se vieron sometidas ambas compañías eran predecibles, otra cuestión es…Como estaban preparadas dichas compañías para dichos escenarios.
Ya lo dijo
Peter Drucker: “A menos que se haga un compromiso, hay sólo promesas y esperanzas…Pero
no hay planes”.
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