jueves, 11 de enero de 2018

GIG ECONOMY, NUEVOS MODELOS DE TRABAJO EN LA REVOLUCIÓN DIGITAL



Había una vez un campesino chino, pobre pero sabio, que trabajaba la tierra duramente con su hijo. Un día su hijo le dijo:
-"Padre, qué desgracia, se nos ha ido el caballo".
Su padre respondió:
-"Veremos lo que trae el tiempo...".
A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo. Unos días después, el muchacho quiso montar el caballo nuevo, y éste, no acostumbrado al jinete, se encabritó y lo arrojó al suelo. El muchacho se rompió una pierna.
-"Padre, qué desgracia, me he roto la pierna".
Y el padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentenció:
-"Veamos lo que trae el tiempo...".
El muchacho se lamentaba. Pocos días después pasaron por la aldea los enviados del rey, buscando jóvenes para llevárselos a la guerra. Fueron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo. El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno. La moraleja de este antiguo consejo chino es que la vida da muchas vueltas, y su desarrollo es a veces paradójico, tanto que muchas veces lo que parece malo luego resulta bueno, y al revés. Hay que saber esperar, porque ¡Cuántas veces los juicios apresurados, impacientes, impiden ver más alto y más lejos! 

Actualmente el escenario al que se enfrenta la sociedad debido a la transformación económica que genera la digitalización en la economía es despiadado.  Para el año 2030 se podrían perder unos 2.000 millones de puestos de trabajo, los economistas Carl Frey y Michael Osborne, de la Universidad de Oxford (Inglaterra), estiman que al menos el 47% de los empleos en Estados Unidos corren el riesgo de ser absorbidos por robots y computadoras. Otros cálculos, y otras previsiones, fijan un escenario igual o más intranquilizador. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que cinco millones de puestos de trabajo pueden desaparecer aquí al 2020, en las economías de vanguardia del mundo. La consultora Deloitte advierte de que 850.000 trabajos del sector público en el Reino Unido están en el alambre de ser automatizados antes de 2030. Para cerrar esta herida que se abre de forma silenciosa, serían necesarios, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), unos 40 millones de trabajos nuevos al año durante los próximos tres lustros.
La Gig Economy es un término económico, relativamente reciente, utilizado para denominar una nueva la situación laboral que está apareciendo en el escenario actual.  Fue acuñado por la periodista norteamericana Tina Brown, y hace referencia a los trabajos esporádicos o puntuales que realizan una importante fuerza laboral en la economía. El concepto de Gig Economy, etimológicamente viene de "hacer trabajos de un solo día". La palabra “gig”, en el terreno del jazz, se usaba como sinónimo de compromiso, ya que se contrataba a músicos para actuaciones puntuales o momentáneas. De este término se llega al concepto de "gigging", que significa 'hacer “bolos”, es decir, trabajos de un sólo día. El mercado laboral ha vivido una profunda transformación con motivo de la larga crisis económica que ha vivido la sociedad desde el año 2008. El paro ha alcanzado durante los años más graves de la crisis cotas intolerables en algunos países como por ejemplo España. En nuestro país la tasa de desempleo entre los jóvenes se ha mantenido estable en el tiempo durante  los años más duros de la crisis en el 50%, es decir, uno de cada dos jóvenes que quería trabajar, no podía hacerlo. Es en este contexto en el que surgen estas nuevas tendencias en el empleo como es el Gig Economyque si bien de momento son minoritarias, están creciendo rápidamente en algunos mercados laborales como por ejemplo, Estados Unidos.


Estos nuevos empleos que surgen (de corta duración), hacen que los trabajadores vayan “rotando” de proyecto en proyecto o de empresa en empresa. En España el principal colectivo que se ve afectado por este tipo de trabajos son los autónomos, los cuales perciben un salario que parcialmente tienen que entregar en algunos casos a intermediarios (ETT o recientemente startups), y así de forma sucesiva. La tendencia hacia la Gig Economy es fruto de dos hechos principalmente, el primero es por la crisis económica, lo cual ha acentuado los ajustes empresariales para sortear las dificultades que han aparecido en los mercados donde compiten dichas compañías. La segunda causa es por la digitalización de las compañías, esto se está traduciendo principalmente en una simplificación de procesos y tareas que repercute en el empleo de forma muy directa. La nueva revolución que trae la digitalización, ha implantado con fuerza nuevos automatismos como la robotización, con lo que las compañías ya no necesitan tanta fuerza laboral fija. En las puntas de trabajo las compañías suelen contratar a los mejores trabajadores para realizar proyectos específicos y puntuales. De esta forma, se aseguran un resultado eficiente y sólo pagarán por el proyecto contratado. Esta situación ha aumentado la tendencia de contratar a empleados que puedan realizar varios trabajos (polivalencia), a la vez ya que esta automatización ha reducido los tiempos de dichos trabajos.






Sin embargo como vengo diciendo últimamente en el blog, existe un grave problema en la gestión de algunas compañías que consiste en externalizar masivamente los trabajos, con contratistas que tienen en sus plantillas a ex-empleados de la empresa que externaliza dichos trabajos. Estos ex-empleados de dichas compañías, se pasan con armas y bagaje a dichas empresas contratistas, y dejan en muchos casos interlocutores de su confianza en la compañía de la que se han ido, para de esta forma tener mayores “facilidades” para defender los intereses de su nueva compañía. Este hecho es un grave problema, ya que en ocasiones los criterios de eficacia y eficiencia económica que tienen que llevar parejos las decisiones que se toman en una compañía, se pueden ver comprometidos por otras cuestiones. Desgraciadamente cuando esto sucede la externalización se vuelve una acción crónica, resultando dañina para el cliente final del producto o servicio que presta dicha compañía, ya que a dichos contratistas no se les integra desde una óptica como hace por ejemplo, el Comakership. Este término va mucho más allá de lo que es una simple integración en las relaciones operativas entre compañías para enfocarse fuertemente en todo lo relacionado al co-desarrollo, el co-diseño, la co-mejora y la co-gestión. Lo cual lleva a dichas empresas (proveedor-cliente) a una vía de progreso común absolutamente inseparable. Esto no es lo que sucede en las externalizaciones con puertas giratorias, en estas la relación  win-win que tienen que presidir cualquier alianza entre socios se ve comprometida, dando lugar a algo diferente a lo que es la Gig Economy… Eso es otra cosa.



Uber es una de las compañías de transporte de pasajeros más conocidas que ha implantado la Gig Economy A pesar de ello, no dispone de vehículos, ni de contratos con conductores ni con clientes. Uber ha creado una aplicación cuyo objetivo es poner en contacto a los conductores y los viajeros sin ofrecer ningún tipo de recurso. Entonces, ¿cómo gana dinero? En primer lugar, se lleva un porcentaje de la operación realizada entre conductor y viajero. Es una compañía que intermedia,  por otro lado, ahorra en gastos, ya que los recursos o materiales de trabajo corren por cuenta de sus clientes. Otro ejemplo lo encontramos en las redes sociales como Facebook y Twitter. Son empresas encargadas de poner en contacto a empresas y consumidores sin que ellas tengan que producir contenido. Facebook y Twitter ponen el espacio para la promoción de sus proveedores. En el momento en que estas entidades establecen una relación con los usuarios, los costes corren por su cuenta. Estas empresas generan beneficios porque ayudan a que se establezca dicha relación comercial, se llevan un porcentaje de las transacciones realizadas. Para relacionar estos ejemplos con los contratos temporales, Uber, Facebook y Twitter "contratan" a estas startups o trabajadores que se promocionan en sus sitios web durante un tiempo determinado. La relación laboral acaba cuando los trabajadores han conseguido establecer relaciones con sus clientes. Los beneficios que reciben estas startups/trabajadores de las transacciones se consideran como su sueldo por los trabajos ofrecidos. Otra compañía de la Gig Economy  en el sector de la economía colaborativa es TaskRabbit, nacida en San Francisco en 2008, esta compañía estadounidense recaudó a lo largo de sus casi diez años de vida unos 40 millones de dólares de financiación en distintas rondas. su éxito se basa en lo mismo que otras plataformas que han demostrado que la Gig Economy  puede cambiar el mercado laboral: pone en contacto a profesionales de un sector con potenciales clientes que necesitan de sus servicios.


La Gig Economy es una tendencia al alza en el mundo laboral gracias a los buenos resultados obtenidos en el ahorro en costes que genera, ya que no se tiene que invertir en demasiados recursos y se liberan de los gastos fijos. Una nueva tendencia que ha surgido al albur de la Gig Economy es el Coliving. Los colivings se crearon inicialmente en Silicon Valley, no obstante, la idea inicial era la de ofrecer alojamiento a emprendedores inmigrantes, absorbidos con sus proyectos y sin suficiente dinero como para alquilar una casa. Poco a poco, los nómadas digitales (knowmads) comenzaron a demandar más este tipo de espacios, que pasaron a convertirse en lo que conocemos actualmente. Se trata de lugares de coworking, con habitaciones, cocina, aseos y comedor en los que sus habitantes pasan unas cuantas semanas o meses. Después, algunos vuelven a sus ciudades y otros alquilan un nuevo coliving en otra parte del mundo para continuar viajando y trabajando. Un ejemplo es la startup estadounidense HubHaus, ofrece la oportunidad de alquilar una habitación al llegar a una nueva ciudad y, además, encajar en gustos y cultura con el resto de compañeros de la casa.


La Gig Economy incluye cualquier trabajo contingente como contratación independiente, consultoría, trabajo independiente, trabajo estacional u otro trabajo temporal. Si bien el término Gig ha surgido más recientemente para describir el trabajo independiente facilitado por una plataforma o aplicación de Internet. Según un estudio efectuado en Estados Unidos en el año 2015 efectuado por Staffing Industry Analysts (SIA), se calcula que 44 millones de personas realizaron trabajos en la Gig Economy, el 29% de su fuerza laboral. El gasto total de dichos trabajos realizados ascendió a 792.000 millones de dólares. En el año 2020 el 40% de los trabajadores norteamericanos, unos 65 millones, serán de la Gig Economy según un estudio de la consultora Intuit. Así pues, dicha tendencia laboral se acrecentará según la digitalización vaya arraigando en la economía productiva.
Como decía el sabio chino del comienzo de este post, "Veremos lo que trae el tiempo...". Lo que sí parece claro es que este nuevo escenario laboral ha venido para quedarse con la digitalización, sin embargo lo que no se debe hacer es un mal uso de dicha forma de contratación, ya que los malos vicios tienen generalmente…Un alto coste para las compañías.  



Ya lo decía Edgar Degas: “Es bueno copiar lo que se ve, pero es mucho mejor pintar lo que queda en nuestra memoria después de ver algo. Se trata de una transformación en donde la imaginación y la memoria trabajan juntas. Sólo se puede reproducir algo que nos golpeó, es decir, sólo lo esencial”.


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