Benoit
Mandelbrot nació
en Polonia en 1924 y fue un importante matemático al que el público conoce por los fractales, estructuras con
geometría. El termino fractales proviene del término del latín “fractus”,
que significa quebrado o estructurado. Las aplicaciones de los mismos son múltiples,
desde lo puramente visual y artístico a la posibilidad de conocer cuánto mide
la costa española. El padre de Benoit Mandelbrot era un hombre de negocios y su madre había
recibido una buena educación, y al parecer siempre guiaron a su hijo para que
tomara el camino de los estudios y fuera ingeniero o trabajara en algún campo
de la ciencia aplicada. Por desgracia, la primera hija del matrimonio falleció
siendo aún una niña por culpa de una epidemia que asoló Varsovia. Su madre,
temiendo que sus otros dos hijos acabaran también siendo víctimas de alguna
infección grave, optó por educarlos en casa y no enviarlos al colegio. De su
educación se encargó uno de los tíos de los niños, un hombre también con una
buena formación. Pero en lugar de enseñar a los niños aspectos básicos como el
alfabeto o la aritmética básica, se preocupó más de inculcarles un pensamiento
creativo.
La
base de la educación era la lectura voraz de toda clase de textos, partidas de
ajedrez y el estudio de mapas. De esta educación salió una mente matemática
sorprendente, que si bien fue rechazada en cierta medida por otros matemáticos
de su época, entre ellos su propio tío, acabó creando mundos nuevos. Tal fue la
educación de Mandelbrot, que cuando recibió el Premio Wolf en física,
entregado por la fundación homónima y que conlleva 100.000 dólares de dotación,
él
mismo reconoció que nunca había aprendido las tablas de multiplicar y que aún
en aquel momento, en 1993, seguía teniendo problemas para multiplicar.
El término “Multipliers”
aplicado al liderazgo surge de un célebre libro escrito por Liz Wiseman y Greg Mckeown cuyo
título es precisamente dicho termino. Para
los autores,
“existen dos
tipos de líderes: los "Reductores", que son
aquéllos que se ven rebasados por su propia inteligencia y acaban inhibiendo el
desarrollo de su equipo laboral, y los "Multiplicadores", quienes utilizan
todos sus recursos (inteligencia y conocimiento) para desarrollar el potencial
de todo el personal de la empresa”. Los autores han llevado a cabo una
investigación de dicho fenómeno y han encontrado las diferencias que existen
entre los responsables de equipo "Multiplicadores" y
los responsables de equipo "Reductores". Tal y como
afirma la propia Liz Wiseman, “en el actual
mercado con los niveles de competitividad y la permanente necesidad de
evolución, las empresas no se pueden permitir tener y
mantener responsables de equipo de estilo Reductor”. Los dos
autores llevaron a cabo un estudio sobre 150 líderes de 35 compañías en 4
continentes del cual extrajeron conclusiones muy interesantes. En el
estudio que han llevado a cabo han encontrado que la muestra de dichos líderes
se divide en dos grandes grupos, uno que ronda el 48%
y otro que ronda el 97%. Los “Multiplicadores” consiguen el 97% de
la capacidad, las ideas y la energía de sus equipos, mientras que los
“Reductores” solo consiguen el 48%.
En
este libro los autores analizan dos tipos de liderazgos que hay en las compañías
y concluyen con que en las organizaciones al final estos piensan de dos formas
distintas:
- Unos piensan que: “En esta vida hay muy poca gente inteligente, yo soy uno de esos pocos”, “aquí nadie puede hacer nada si no pienso por todos”.
- Otros piensan que: “Hay gente inteligente por todos lados, a medida que trabajen en las cosas irán descubriendo como ser mejores, es mi tarea hacer las preguntas correctas para impulsarlos hacia ello”.
No es sencillo, pero los autores piensan que las
características de un líder "Multiplicador" están presentes en todas las personas,
“no es cuestión de edad o de experiencia, las habilidades del líder "Multiplicador" están dentro de todos nosotros. Todo es cuestión de potenciar las
habilidades. Estas son las capacidades, que a juicio de los autores
deberían potenciar:
- Conviértete en un imán de talento. El líder atrae y persigue personas con capacidades, para ello averigua cuáles son las habilidades particulares de cada colaborador. Para lograr captar a los mejores proporciona entornos de trabajo saludables, lo cual fomenta que dichas personas tengan deseos de incorporarse con el mismo.
- Se liberador. Esta característica se fundamenta en que el líder de la compañía asume que los miembros de su equipo trabajan libres sin presiones, lo que genera un ambiente de libertad, y es ahí donde se obtiene el mejor rendimiento de las personas.
- Se retador. El líder desafía constantemente a su equipo, confía plenamente en él sin decirle qué hacer, les invita a hacer aquello que se les facilita y que saquen lo mejor de cada uno de ellos.
- Fomenta el debate. Un Multiplicador identifica ciertas cuestiones sobre las cuales hay que manifestarse; para ello involucra a su equipo recabándoles su opinión y sus argumentos con el fin de llegar a una decisión en conjunto.
- Es inversionista. El líder es conocedor que su equipo es capaz de tomar decisiones y, por consiguiente, delega responsabilidades y cede el mando en el momento justo.
Los lideres “Reductores”
son por “termino general”, vanidosos, confían principalmente en su
propia inteligencia, neutralizando a otros miembros de su equipo y minimizando
las capacidades de aportar valor a la organización que tienen otros empleados.
Un “Reductor” es la típica persona que te hace sentir imbécil
y que tú eres “uno más” en su camino. Por el contrario los “Multiplicadores”
son generosos, son del tipo de personas que te hacen sentir que eres una
persona importante para ellos. Mueven a las personas por la inspiración y
confianza que generan, con lo que son capaces de sacar lo mejor de los miembros
de su equipo, creando una inteligencia colectiva que es viral dentro de
las compañías.
El fenómeno de los "Multipliers" no
es un tema de productividad, sino de disponer de empleados con capacidades que
permitan a las compañías adaptarse a entornos tan cambiantes como los que se
viven actualmente y competir con éxito contra sus competidores. Para ello
dichos líderes tienen que; aprender y desaprender, compartir y colaborar, contribuir y
conspirar (en positivo para la compañía), contribuyendo a inspirar y
proporcionar una confianza que va más allá del producto o servicio que
proporciona la compañía. Para Liz Wiseman son líderes “Multiplicadores”
los empleados que presentan dichos patrones de comportamiento, sin embargo para
muchos mandos y directivos en algunas compañías en declive... Son
empleados "complejos
o complicados" a los que se les debe arrinconar e ignorar por el miedo
que generan a no ser "domésticos" al pensamiento establecido por ellos
mimos. Sin embargo para los stakeholders (grupos de interés de la compañía) que ponen su dinero en las mismas como
(accionistas, inversores, fondos de inversión, bancos, etc.), es un despilfarro económico
que no debían permitir, todo ello por el hecho de tener una gestión directiva deficiente, cobarde y poco observadora con el valor que atesora dicha compañía.
Ya lo dijo Liz Wiseman: “Lo importante no
es lo que sabes, sino lo rápido que aprendes.”
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