Había una vez un caminante que llegó de visita a un convento de clausura y en medio del patio se encontró con un monje que estaba sacando agua de un pozo. Entonces se dirigió al mismo y mantuvo el siguiente dialogo:
‑ ¿Qué aprendes tú en tu vida de silencio? ‑ Preguntó el visitante al monje de clausura. El monje, que estaba sacando agua del pozo, le respondió:
– Mira al fondo del pozo, ¿qué ves?
El hombre se asomó al brocal del pozo.
– No veo nada.
El monje se quedó inmóvil y en silencio y, después de un rato, dijo de nuevo a su visitante.
– ¡Mira ahora! ¿Qué ves? El visitante obedeció: ‑ Ahora me veo a mí mismo en el espejo del agua. El monje le explicó:
– Ya ves. Cuando meto el cubo en el pozo el agua está agitada. Sin embargo ahora el agua está tranquila.
-Así es la experiencia del silencio. iEl hombre se descubre a sí mismo!
El silencio siempre ha sido una acción o acto que ha cautivado a los seres
humanos, bien sea
porque no se ha entendido, o porque se han querido interpretar los mismos… sin
mucho acierto.
Ha sido un fenómeno muy aplicado y observado por algunas culturas, sin embargo
no existió una teoría clara que definiese el mismo con cierta certeza. Por
ejemplo, el silencio ha sido muy importante en la cultura oriental, sin embargo
en occidente ha tenido poca importancia, bien sea por su filosofía de vida,
religión, costumbres, etc. En las religiones
Orientales, como es el caso del hinduismo y el budismo se establece una
relación directa entre el silencio y el saber, ya que éstas filosofías hablan
del silencio como la base de la sabiduría y de la meditación. Raimon
Panikkar
nos explica que Buda llegó a un conocimiento pleno, conseguido por la
experiencia y meditación. Ante las preguntas de sus discípulos solo se limitaba
a sonreír y callar. Confucio,
se basaba en la palabra junto con el silencio. El fundador del Taoísmo,
Lao
Tse, se basaba en el silencio. Como conclusión, podemos extraer que el silencio ha sido
esencial tanto en la transmisión como en
la recepción del conocimiento dentro de la cultura oriental.
Sin embargo, en Occidente
es todo lo contrario, aquí la palabra ha sido la base sobre la que se ha construido
su cultura, en la antigua Grecia se decía que a
través del dominio de la palabra, el hombre accedía al conocimiento de sí mismo
y del mundo, de este modo se integraba sin problemas a la vida pública.
En el ámbito educativo, al individuo forma a través de la palabra, por lo tanto el conocimiento viene de la comunicación. En Occidente, en las
últimas décadas han aparecido diferentes teorías sobre dicho silencio,
algunas con tintes ciertamente inquietantes. Para Nietzsche, el silencio es la única alternativa a la
mentira dentro de la cultura del simulacro. Fue en el “Colegio Silencioso” de
Palo Alto en California, donde se desarrollaron las principales teorías sobre
la comunicación, en concreto fue Paul Watzlawick con sus célebres, “Los
cinco Axiomas sobre la Comunicación”, el
que centro el valor del silencio en el Axioma 1; “Es
imposible no comunicar”. Definiendo
el silencio como un comportamiento que es una forma de
comunicación. Como no existe forma contraria al comportamiento (“no comportamiento»
o “anticomportamiento”), tampoco existe la “no comunicación”.
Esta teoría junto con otras que salieron posteriormente
con las mismas conclusiones que la de Watzlawick, llevan a una serie de conclusiones:
- Las personas estamos emitiendo continuamente mensajes.
- La interacción es un continuo intercambio de mensajes que se producen entre los interactantes.
- El silencio en la interacción no es ausencia, sino que constituye un mensaje más.
Pirámide Triádica de Pierce en la comunicación
Uno de los atributos más contrastado en el mundo
del liderazgo empresarial, es la capacidad que tiene un líder para atraer
a otras personas, no porque tengan una visión, un sueño, un conjunto de
intenciones, etc. Los grandes líderes captan la atención de forma
rápida de aquellas personas que escuchan sus palabras, de tal forma
que suscitan el deseo en la gente de unirse a él. Por lo tanto, el liderazgo
contrastado de dichos líderes posee unas cualidades muy importantes como son; la confianza y
credibilidad que proyectan a través de la comunicación. Sin embargo cuando un CEO llega a una
compañía, y en el primer mes en el que toma el control de la misma no
efectúa ninguna comunicación a sus colaboradores…¿Qué proyecta su silencio?,
¿Confianza, desidia, indiferencia…o qué?
La incomunicación en una compañía es lo menos rentable que
existe para la misma, se le considera costoso tanto para la
persona como para la compañía al poder cobrarse un elevado precio psicológico
en los empleados, y con ello, generar temores, pánicos, desconfianza,
desmotivación, así como sentimientos de humillación, cólera, resentimiento,
etc., que si no se expresan y exteriorizan pueden, de seguro, contaminar toda
interacción organizacional, cerrando el paso al necesario trabajo en equipo, al
aprovechamiento de las sinergias internas, a la creatividad y, en definitiva,
afectando al rendimiento colectivo y la productividad. La comunicación es una necesidad
inherente a cualquier organización, cuando una compañía no habla (también
consigo misma) alguien lo hará por ella, quizás la competencia.
La comunicación corporativa consiste no solo en hablar, sino en escuchar. Una
compañía no solo comunica por lo que “dice”, también lo hace por lo que hace.
La
comunicación interna dirigida a los empleados persigue entre otras cuestiones
que los mismos sean embajadores de marca internos que, a su vez, se
conviertan prescriptores frente a otros stakeholders. Si
los trabajadores se sienten implicados y motivados, trasladaran ese sentimiento
a clientes, proveedores y otros públicos de la propia compañía. Los empleados
aportan una ventaja competitiva natural y de
confianza que refuerza las campañas de comunicación
externa. Cuando un CEO impone el silencio en su gerencia está implantando la
semilla de la desconfianza, ya que no existe relación auténtica si no existe
confianza entre las partes. La confianza no se pide, ni se otorga, simplemente
se gana. Llegar a ella lleva mucho tiempo, sin embargo perderla, es un momento.
Fue Charles Handy quien
definió en (1998) la confianza como, “el resultado de una interacción humana, un
sentimiento dinámico y cambiante basado en las experiencias diarias de vivir y
trabajar con otros”.
Existe
una escena en la película “El Náufrago”
de Robert
Zemeckis, e interpretada por Tom Hanks,
donde Check Noland (Hanks),
un ingeniero en sistemas de correos, FedEx,
después de permanecer un tiempo en soledad en una isla, convierte un balón de
fútbol llamado “Wilson” en su amigo. Con ello refleja la profunda necesidad
de estar en sociedad, el inevitable destino de necesitar a otro para construir
su propia identidad. En el liderazgo, no existe líder sin
seguidores, el “Líder Silente”
que permanece ausente de interaccionar con sus empleados, viviendo de forma
unilateral su discurso, es como el náufrago
de dicha película. Necesita inventar
al otro, (sus colaboradores), para no perder la cordura y construir un espacio
de significado con el fin de poder escapar de esa “isla” en la que se encuentra
inmerso (la irrelevancia en la que está cayendo su compañía). Sin
la colaboración de sus empleados no es posible escapar de dicha irrelevancia, por
lo tanto, esperar un mes de
forma “Silente” sin dar ningún tipo
de explicación a sus empleados es un acto cuando menos para mirárselo, puesto que la cosa es grave… Salvo
que se quiera seguir en la misma senda por la que discurría anteriormente la
compañía. En aquellas compañías con indicadores buenos en su gestión parece
bastante razonable dicha continuidad. Sin embargo, esto representa un
grave problema en aquellas compañías que vienen arrastrando un problema de
gestión, que les ha llevado inexorablemente a dicha irrelevancia debido a una
pérdida constante de; ingresos, clientes, cuota de mercado, aumento de la
deuda, etc.
Para
terminar este post quiero volver al comienzo del post con el monje y su
reflexión, quizás los directivos que eluden dar una explicación de; ¿por
dónde?, ¿cómo?, ¿Cuándo? y ¿Cómo? gestionarán su organización, se encuentren
esperando a que el agua remanse… Después de tanta turbiedad, al agua le está
costando que el poso se pose en el fondo.
Ya
lo dijo Peter Drucker: “Lo más importante de la comunicación es
escuchar lo que no se dice”.
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