miércoles, 24 de abril de 2019

I+D, ¿QUIEN DIJO QUE ERA UNA CIENCIA EXACTA?


Todo empezó en 1954, cuando Raymond Kroc vendió 8 batidoras a un singular restaurante de gran éxito por su eficacia y rapidez: el de los hermanos Dick y Mac McDonald en San Bernardino (California). "Si hubiera muchos restaurantes como este —pensó él—, vendería muchísimas batidoras". Y pronto dejó de pensar en las batidoras para hacerlo sobre la idea de las franquicias: llegó a un acuerdo con los hermanos, y en 1955 abrió un restaurante similar en Des Plaines, Illinois, su estado natal. El negocio funcionaba y en 1960 había más de cien restaurantes McDonald´s, sin embargo los desacuerdos de Ray con Dick y Mac —éstos parecían frenar la expansión de la cadena— acabaron siendo constantes. Así se llegó en 1961 al traspaso del negocio, por el que Ray Kroc pagó —se endeudó para poder hacerlo— casi 3 millones de dólares. Sin duda Dick y Mac habían sido innovadores, pero pareció faltarles la saludable ambición empresarial de que sí disponía Ray. Fue una arriesgada decisión para este legendario empresario, que confesó haberla tomado tras consultar a su voz interior y desestimar el criterio contrario de sus abogados y asesores; pero él estaba desde luego irrefrenablemente convencido, y dispuesto a llevar adelante su visión. La hamburguesa McDonald´s "mil millones" (el billion americano) llegó muy pronto: en 1963.



Se acaba de publicar la siguiente noticia en la prensa, “Pallete recorta uno de los proyectos de su laboratorio Alpha y su jefe es recolocado”, http://bit.ly/2UVFHt1. Una vez leída la noticia, le queda a uno una serie de preguntas que trataré de contestar y que son indicativas de lo que dichos  directivos creen que es la I+D. Más allá de la propaganda y de la proyección que reporta a una compañía el lanzamiento de un laboratorio de I+D, está el hecho de que la propia esencia de la innovación es algo difícil por no decir muchas veces imposible conseguir. Uno cuando lee la noticia y  observa que entre los años 2017 y marzo de 2019, la operadora ha inyectó 37 millones de euros en tres ampliaciones de capital en ese periodo para financiar las significativas pérdidas que genera, al no contar con ingresos relevantes, ya que los números rojos sumaban más de 20 millones de euros desde su creación. ¿Acaso alguien cree de verdad que los presupuestos de I+D de cualquier gran compañía todos tienen retorno? ¿Dónde está escrito que cuando se gasta dinero en I+D cualquier compañía va obtener retorno a dicha inversión? 

Las grandes firmas tecnológicas han dirigido sus esfuerzos y presupuestos a encabezar la lista de las compañías que más invierten en materia de I+D. Y es que, para ganar ingresos la innovación juega un papel fundamental. Una investigación realizada en el año 2016 por Agustí Segarra y Mercedes Teruel, del Departamento de Economía de la URV, llegó a la conclusión de que aquellas compañías jóvenes que innovan y consiguen sobrevivir triplican el crecimiento en comparación con las que tienen más de treinta años. Los resultados de la investigación abren una reflexión sobre la necesidad de un cambio en las políticas públicas y financieras que tienen como objetivo fomentar la I + D y la innovación. Hasta ahora, muchos estudios habían expuesto la relación que existe entre la innovación y el tamaño de las compañías, pero no habían tenido en cuenta la edad de las mismas. El objetivo de esta investigación fue explorar la relación entre la I + D teniendo en cuenta la edad de las empresas en términos de ventas, productividad y empleo. El trabajo demuestra cómo la generación de conocimiento a través de la I+D y la innovación está estrechamente relacionada con la edad de la empresa innovadora. Los resultados mostraron que las empresas jóvenes (de menos de diez años) son las que asumen más riesgos cuando invierten en I+D. Estas compañías, precisamente por su corta trayectoria en el mercado, necesitan invertir más en I+D, pero tienen un entorno adverso: pocos recursos, falta de apoyo de la banca y unas políticas públicas de fomento de la I+D poco desarrolladas.


Sin embargo, el estudio ha constatado que aquellas compañías jóvenes que innovan y logran sobrevivir tienen un ritmo y una capacidad de crecimiento mucho más elevados que aquellas que llevan más años en el mercado. Según las personas que han realizado dicho estudio, dicen: “Hemos observado que las empresas jóvenes tienen más probabilidad de conseguir un alto crecimiento, pero también de sufrir un decrecimiento más acentuado”, explica Mercedes Teruel. En términos de ventas, por ejemplo, las empresas jóvenes que innovan de alcanzan una tasa de crecimiento promedio del 36,5% anual, una cifra mucho más alta que la de las empresas maduras, que es de un 11,75%. Según el estudio, las compañías jóvenes innovan sobre todo sacando productos nuevos en el mercado (lo hicieron un 61,5% de las compañías estudiadas), lo que conlleva que la probabilidad de riesgos sea mayor. Sin embargo las compañías de más de 30 años tienen un porcentaje de producto nuevo (del 8,1% de la muestra del estudio), el hecho de estar más establecidas y disponer de una cartera de clientes más amplia hace que se pueda compensar un fallo de este producto nuevo. Como conclusión, los investigadores apuestan por un cambio en las políticas económicas e institucionales que garanticen mayor estabilidad para este sector empresarial. “Las empresas jóvenes innovadoras o con potencial innovador invierten mucho en I + D, pero necesitan un entorno financiero e institucional que reduzca el riesgo que asumen”, afirma Agustín Segarra.


Según la consultora Price&Whaterhouse, asegura que no son tan determinantes los recursos que destinan las compañías a fortalecer la fórmula I+D como la manera de canalizar y gestionar dicha inversión. “No sólo tiene que ver con la cantidad de dinero que se invierte, sino en cómo se hace y en cómo se articula y gestiona la innovación dentro de una compañía”. La prueba de que tirar de chequera no siempre es sinónimo de éxito la encontramos en el informe Global Innovation 1000, donde PwC refleja los nombres y apellidos de las compañías que más dinero invierten en I+D y de las que son más innovadoras según el mercado. El estudio efectuado por PwC en el año 2015, preguntó a 368 líderes de innovación y directivos en todo el mundo sobre cuáles son las diez compañías más innovadoras y los resultados son reveladores. Apple, Google y Tesla fueron consideradas como las más innovadoras; sin embargo, ninguna de ellas figura entre las cinco compañías que más invierten en I+D ese año: Apple ocupaba la posición 18, Google la seis y Tesla ni siquiera aparece entre las 20 primeras”, dijo textualmente la consultora.


Se conocen como ciencias exactas o puras aquellas ciencias fundamentales a las disciplinas que se basan en la observación y experimentación para crear conocimientos y cuyos contenidos pueden sistematizarse a partir del lenguaje matemático. La precisión y la rigurosidad son dos de las principales características de las ciencias exactas, una rama donde se emplea el método científico más riguroso para comprobar hipótesis. Estas ciencias buscan la irrefutabilidad de sus postulados valiéndose de predicciones cuantificables y objetivas.  Sin embargo si algo tiene la I+D es precisamente todo lo contrario, el ritmo y el alcance de los cambios que se están produciendo en las compañías y en las actividades que desarrollan no tiene precedentes históricos. La globalización de la competencia, el avance tecnológico, el aumento de las exigencias de los consumidores y los cambios en los modelos de legislación son algunos de los factores que están haciendo del cambio un imperativo del actual nivel de competitividad. No hay duda de que la asimilación y generación de innovaciones es uno de los factores que más significativamente ha contribuido a la introducción del cambio en la empresa y al mantenimiento de su competitividad. Se constata que los nuevos productos ayudan tanto a mantener la cuota de mercado de la empresa como a incrementar los beneficios en esos mismos mercados. Incluso en los mercados más maduros y estables, el crecimiento en ventas no proviene sólo del mantenimiento de unos precios bajos, sino también de factores tan variados como diseño, calidad o adaptación del producto a características específicas de los clientes.

Si existe un modelo emblemático para practicar la innovación es el de Amazon. Un gran catálogo y una buena experiencia de cliente, con la logística como piedra angular, explican dicho modelo de negocio. El mismo no ha cambiado desde aquel esbozo que dibujó Jeff Bezos en una servilleta en los años 90, cuando buscaba financiación. François Nuyts su country manager en España explica la idea: "Lo primero para que un cliente entre en Amazon es la selección, tener lo que busca. Si eso se cumple y les damos una buena experiencia de compra, generaremos tráfico. Y con tráfico, más vendedores querrán tener sus productos en nuestra plataforma, lo que nos dará a su vez más selección y vuelta a empezar. El modelo se retroalimenta y genera crecimiento, lo que se traduce en escala, menos costes y la posibilidad de ofrecer mejores precios. Y todo ello redunda en una mejor experiencia de cliente". Este modelo ha creado un gigante que cuenta con enormes cantidades de información sobre cómo son sus clientes, lo que le permite afinar sus innovaciones, aunque sin renunciar a la cultura del prueba y error. "Una cosa en la que somos especialmente distintos es en el fallo. Creo que somos el mejor lugar de la tierra para fallar (y tenemos mucha práctica). El fallo es gemelo de la innovación", decía Bezos en su última carta a los accionistas. El ejemplo es Marketplace, que ahora representa el 40% de lo que vende Amazon, pero que funcionó a la tercera. "Amazon Auctions fue un fracaso, y en las Z Shops nadie entraba", reconocen en la firma.

Para terminar el post, decir que los argumentos que recoge la noticia para el cierre posible de dicho laboratorio Alpha no son nada convincentes si se asocia con la cultura del fallo. Más bien al contrario, se asocia el fallo con el no retorno a la inversión de la I+D, craso error, ya que el error forma parte intrínseca de la I+D en cualquier compañía. Entonces habría que analizar las decisiones tomadas por los directivos, si las áreas y campos donde se iba a invertir fueron los más adecuados por la compañía para lanzar dicha innovación, o fueron más bien propagandísticos  con el fin de lucir una imagen que escondía en el fondo una materia inerte y sin sentidoCuestión que debe hacer reflexionar a las personas que perciben estas actuaciones directivas, ya que las mismas llevan aparejadas unos costes que pagan los diferentes grupos de interés (stakeholders) de dicha compañía… Y los mismos no están para pagar ocurrencias.
 

Ya lo dijo Albert Einstein: “Cada día sabemos más y entendemos menos”.
 



No hay comentarios:

Publicar un comentario