Siguiendo con un orden
cronológico, viajemos ahora a los Estados Unidos de principios del siglo XX y
hagamos zoom en una campaña presidencial que se presentaba apasionante. Uno de
los candidatos, el famoso Theodore Roosevelt (no confundir con
su sobrino político Franklin Delano Roosevelt, presidente de EEUU al igual que él)
se preparaba para un largo viaje en tren por diferentes estados con fines
propagandísticos. Como medida extra para llamar la atención del electorado
yankee, sus asesores habían mandado imprimir 3 millones de panfletos con su
foto y algunas consignas. El objetivo era inundar con estos panfletos todos los
sitios por los que su tren pasase (vamos un bombardeo mediático en pleno inicio
del siglo XX).
Aunque hasta aquí todo
pueda parecer normal, había un problema que se debía salvar. Poco antes de
salir el tren, los asesores se dieron cuenta de que la foto que habían puesto
en el panfleto tenía el copyright de un estudio de fotografía de Chicago (Moffett
Studios). Si no se contaba con el apoyo de este estudio, se corría el
riesgo de demanda, y tras un cálculo rápido se determinó que les costaría a la
campaña 1 dólar por cada panfleto (como había 3 millones, el total sería de 3
millones de dólares, una barbaridad para la época).
Surgió una especie de
gabinete de crisis, donde multitud de opciones se barajaron. Los panfletos
estaban ya impresos y no había ni dinero ni tiempo para cambiarlos. Y si no se
suministraban entre los votantes, la campaña presidencial quedaría dañada. ¿Qué
hacer?
Todo indicaba a que había
que negociar con Moffett Studios. Un primer sondeo reveló que la negociación
sería dura y que Moffett al darse cuenta de la mala situación en la que se
encontraban, acabaría pidiendo grandes sumas de dinero. Desesperados,
decidieron contactar con un famoso negociador de la época, socio de JP
Morgan: George Perkins.
Perkins
no tardó en vislumbrar el camino a seguir y tras una rápida deliberación envió
un telegrama al estudio de fotografía con el siguiente mensaje:
“Estamos planeando
distribuir millones de panfletos con la foto de Roosevelt en la portada. Será
una gran publicidad para el estudio cuya fotografía usemos. ¿Cuánto nos pagaría
usted por utilizar la suya? Responda inmediatamente”.
Antes de mostrar la
respuesta del estudio, hay que analizar la “brillante
estrategia” de Perkins. Los panfletos estaban ya impresos, pero como esa
información les haría débiles si la conociese Moffett, decidió
omitirla. Del mismo modo soltó el caramelo de la publicidad con el éxito que
podría tener para el estudio, la competencia que podía haber al poder elegir
entre varias fotos (aunque fuese falsa) y jugó con el factor tiempo al pedir
una respuesta inmediata que evitase que el estudio pudiese hacer averiguaciones
al respecto de la situación. Oculta tus debilidades y debilita sus fortalezas,
teoría de la negociación pura y dura.
Y aquí os dejo la
respuesta del estudio:
“Nunca hemos hecho esto,
pero bajo estas circunstancias estamos encantados de ofrecer la cantidad de 250
dólares”.
De pagar varios millones
de dólares, pasando por el riesgo de demandas con el daño a la campaña presidencial
que eso hubiese supuesto, el negociador había pasado a que le pagasen dinero
por usar la foto.
Ayer leía un artículo en
prensa del presidente de una compañía del IBEX-35, la cual no atraviesa
precisamente por un buen momento, si tenemos en cuenta sus métricas como son por
ejemplo; capitalización bursátil, ingresos del último ejercicio, clientes, etc.
Dicha compañía opera en un sector regulado, por lo que el gobierno que salga de las elecciones celebradas el día
28 de abril tendrá mucho que decir en el sector en el que opera dicha compañía.
Si tenemos en cuenta que el ganador de dichas elecciones es una persona que no
tiene precisamente buena sintonía con dicho directivo, el cual lleva 3 años
presidiendo la misma, pues existen diferencias de hace tiempo cuando dicho
directivo era Consejero Delegado de dicha compañía, el desenlace parece
servido. Sin embargo, para descargo de dicho directivo, ¿Qué argumentos puede presentar para permanecer en dicha presidencia, y que no sea la mala relación personal la que defina su futuro?
Pues bien, si nos atenemos
a la gestión de dicho presidente desde su llegada en estos últimos tres años,
las métricas no pueden ser más deficientes, ya que en dicho periodo de
tiempo la acción y por ende la capitalización bursátil ha caído un 20,44%, lo
que ha supuesto unos 10.000 millones de euros. Por lo que como argumento, no es el más
indicado para tratar de convencer al poder político de la permanencia en la
presidencia de dicha compañía. Entonces, ¿Para qué una entrevista tan larga sobre la
gestión efectuada en dicha compañía? En la misma, se hace un repaso a
su vida laboral, se alaba y ensalzan las satisfacciones proporcionadas por la
misma en el desempeño de sus responsabilidades, y se hacen afirmaciones que
socavan los principios de gestión de cualquier compañía y economía de mercado,
como es por ejemplo el afirmar que los números no tienen que ser la guía o el
santo y seña de cualquier directivo, sino que son otros parámetros como son el
valor de las actividades que desempeña la compañía allí donde está implantada
la misma para la prestación de un servicio. Decía Peter Drucker el padre de
la gestión moderna que, “la planificación a largo plazo no es pensar
en decisiones futuras, sino en el futuro de las decisiones presentes”. Pues bien las decisiones tomadas en dicha
compañía hace unos 8 o 10 años no se puede decir que hayan sido las más
acertadas, si tenemos en cuenta que las métricas de gestión actuales son la
constatación más fiable para comprobar que dicha compañía languidece y ha pasado
a un pelotón de compañías secundarias en la disrupción que sacude a la sociedad
actual. Muy alejadas de compañías como son las tecnológicas; Google,
Microsoft, Facebook, Apple o Amazon, las cuales si han sabido aprovechar esta
ola disruptiva que sacude a la sociedad actual. Algunas de ellas han sobrepasado el billón de dólares de cotización en bolsa, unas veinticinco veces más que dicha compañía española del IBEX-35.
Otra
cuestión que debe hacer reflexionar a las personas es el gasto en I+D de dicha
compañía, en el año 2018 represento aproximadamente unos 946 millones de euros.
Sin embargo las tecnológicas hicieron unos desembolsos que hacen palidecer la
cantidad de dicha compañía, han sido los siguientes
Las finanzas es uno de los
pilares más importantes de cualquier compañía, ya que si el mismo no goza de
buena salud encorseta y limita las posibilidades del resto de departamentos que
integran la misma. En dicha entrevista se pasa de puntillas sobre
el principal activo de una compañía, las personas. Los indicadores
de Clima Laboral de dicha compañía son un misterio “divino”, ya que los mismos no se comunican al conocimiento de los
empleados y se omite aplicar las medidas correctoras de los
resultados de dichas encuestas. El día 12 de abril finalizó el plazo de la
encuesta eNPS para medir el compromiso y motivación de los empleados de la
compañía y todavía no se saben los resultados de la misma, con estos
mimbres, ¿Qué puede uno esperar si después de 18 días no se sabe absolutamente nada?
Una de las cosas que más
hay que resaltar es el crecimiento desmesurado de la propaganda para trasladar una imagen irreal, tanto
de la situación como de lo que hechos que suceden. En la
construcción de ese relato se observa un narcisismo enfermizo de culto al líder,
esto se pone de manifiesto cuando en las presentaciones de resultados se omiten
datos importantes y se construyen relatos para divinizar una gestión que las métricas
desmienten. Es increíble pensar que los datos de las memorias no den pie a un
solo comentario en los miles de directivos que atesora dicha compañía. ¿Cómo
se puede decir que un directivo quiere lo mejor para su compañía, cuando no
manifiesta ninguna discrepancia de cuanto percibe en la misma, habiendo motivos
para hacerlo? ¿Es acaso positivo ese culto a la personalidad del líder lo que
necesita una compañía para seguir creciendo y subsistiendo? Para llegar a esta
situación se ha sacrificado la frescura del debate en las comparecencias de
dichos directivos, limitando las exposiciones públicas al diferido o medios “amigos”. Existe
un ejército de personas trabajando para la construcción de una imagen de
gestión que no guarda realidad con lo que está sucediendo, desde maquilladores,
gabinetes de comunicación, negros en redes sociales, etc. Todo esto
afortunadamente se desmiente por las propias redes sociales, al ser estas
abiertas y permitir a los empleados y personas leer versiones que difieren 180º de lo
que se está comunicando en dicha compañía. Sin embargo desde la misma se sigue en ese
mundo irreal…y la compañía cada día languidece más y la consecuencia se
vislumbra en el valor de la cotización de la acción.
Fue el bello y vanidoso Narciso,
personaje
de la mitología griega incapaz de amar a otras personas que murió por
enamorarse de su propia imagen, quien inspiró el término narcisista.
El concepto fue luego reinterpretado por Sigmund Freud, el primero que describió el
narcisismo como una patología. Y en los setenta, el sociólogo Christopher
Lasch convirtió la enfermedad en norma cultural: determinó que la neurosis y la
histeria que caracterizaban a las sociedades de principios del siglo XX habían
cedido el paso al culto al individuo y la búsqueda fanática del éxito personal
y el dinero. Pues bien, ese culto en algunas compañías parece que
tiene fecha de caducidad, aunque Narciso no quiera… El
engaño al contrario que al principio del post con Moffett Studios, tiene los
días contados.
Ya lo dijo Aristóteles: ““El egoísmo no es el amor propio, sino una pasión desordenada por uno
mismo.”
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