La Compañía de Jesús, los
jesuitas, son una orden católica con una tradición enorme. Se
institucionalizaron oficialmente -por llamarlo de alguna manera- en el año 1540
mediante la bula papal Regimini militantis ecclesiae de Pablo III.
El fundador de dicha orden fue San Ignacio de Loyola, un
vasco que va sentó las bases de la que actualmente es la orden católica con más
adeptos en el mundo y una de las más importantes. Por otra parte,
la base en la que se cierne la orden jesuita son el cumplimiento de tres votos:
obediencia,
pobreza y castidad. Pero reducir la base del pensamiento jesuítico a
esto sería obviar diferentes conceptos que se refieren al pensamiento político,
social, religioso y económico. Es decir, que a partir de San
Ignacio de Loyola, grandes personajes del pensamiento
filosófico han sido jesuitas y han sido partícipes de momentos decisivos en la
historia de la humanidad. San Ignacio de Loyola (1491-1556).En
1521 (a los 30 años) cambió radicalmente su vida. Tras ser herido en el sitio
de Pamplona por las tropas francesas, San Ignacio tuvo que guardar una penosa y
larga convalecencia. Durante ese tiempo tuvo la oportunidad de leer la “Flos
Sanctorum” (vidas ejemplares de santos), la “Vita Christi” de Rodolfo
de Sajonia, y el “De imitatione Christi” de Thomas
Kempis. Estas lecturas y su afición por los libros de caballería le
llevaron a perfilar un nuevo ideal caballeresco dentro de su época: el de
caballero de Cristo, un caballero andante en defensa de Dios. Y de
acuerdo con dicho ideal, decidió romper con su vida anterior e irse a los
Santos Lugares. Posiblemente el momento más decisivo en el
que han participado los jesuitas sea la Contrarreforma, ese movimiento que
surgió como respuesta a la Reforma Luterana y protestante, tan
amenazante para la Iglesia Católica.
Hay que resaltar que los
jesuitas siempre se han situado muy cerca de los postulados de Roma. El propio
hecho de que cuando se institucionalizara la orden, los miembros de esta
estuviesen preparados para zarpar a Jerusalén en peregrinaje -finalmente no
pudieron hacerlo por la Guerra entre Venecia y el Imperio
Otomano- y en aquel momento fueron reconocidos como orden religiosa por
el propio Pablo III, hace de los jesuitas prácticamente unos servidores
de Roma, y precisamente esto sería, a posteriori, un problema para la
supervivencia de jesuitas en varios países -ejemplo del regalismo en España por
la pugna clásica entre la Iglesia y el Estado-. Entonces, nos encontramos con
una orden que pretende “servir a las almas”, que realiza
una potente labor evangelizadora hacia la ortodoxia, que hacen de escuderos de
Roma, que además se preocupan por cuestiones sociales y poseen una gran
intelectualidad. Es, por ejemplo, muy reseñable la labor evangelizadora de las
misiones y reducciones jesuíticas en América del Norte y América del Sur
durante buena parte de la Edad Moderna (SS. XVII y XVIII) así como en tierras
orientales como es el caso de China.
A modo de conclusión, sus
479 años de historia han significado un profundo cambio en las sociedades por la
labor que han desempeñado sus miembros. Algunas características de la Compañía de
Jesús que cabe reseñar por ejemplo es: la aparición misma de la Compañía, ya
que dicho acontecimiento casi “providencial” para el catolicismo más ortodoxo;
que creció de forma espectacular en poco tiempo debido a su carácter esencial
evangelizador y colaborador con la Iglesia Católica y las sociedades más
desfavorecidas; supuso, además, prácticamente, un puente entre el pensamiento
escolástico tradicional y el pensamiento renacentista, más
racional, revistiendo la escolástica satisfactoriamente. Fue una orden muy
incómoda para el poder regio de varias naciones e imperios; han causado
controversia, porque siendo “adictos” de alguna manera al papado siempre han
sido un tanto “independientes” en cuanto a su filosofía; y ayudaron en gran
medida a sociedades supuestamente atrasadas. A la muerte de San Ignacio, en
1556, los miembros de la Compañía ya ascendían a más de un millar, y sus casas,
más de cien, se repartían por doce provincias. En 1615, el número de jesuitas
alcanzó la cifra de 13.000, y había establecimientos en Francia, Portugal,
Flandes, Polonia, Italia, España y América. La Compañía se desarrollaba con
gran rapidez.
El 19 de abril de 1924 se
fundaba Telefónica de España, sus 95 años de historia han estado colmados de
grandes éxitos y algún que otro fracaso, sin embargo sus hitos han permitido a
dicha compañía y sus gestores pasados y actuales llegar a las proximidades del
centenario. “Té con Mussolini”, es
una hermosa película de Franco Zefirelli, la cual describe
un grupo de mujeres inglesas sofisticadas que no percibían el deterioro de la
sociedad italiana en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial. El
comportamiento de las damas que se reunían para el té todas las tardes se
asemeja al de GM, Kodak, Polaroid, Blockbuster, Chrysler, Delta, American Airlines,
Texaco, Radio Shack, Yahoo, AOL, Motorola, Xerox, HP y Blackberry, por
nombrar solamente algunas compañías que disminuyeron de tamaño, perdieron posiciones
de liderazgo, y terminaron en bancarrota, y no porque sus ejecutivos
principales eran deshonestos o imbéciles. Muy al contrario, muchos de
ellos eran profesionales inteligentes, trabajadores y bien intencionados
tratando de tomar las decisiones correctas. Sin embargo, de buenas intenciones
está lleno el cementerio y ninguna compañía, independientemente del tamaño y de
las ganancias obtenidas, sobrevive a un cóctel de malas decisiones directivas, tales como la búsqueda indisciplinada de crecimiento, intolerancia
al riesgo, falta de agresividad comercial y ausencia de innovación.
Fracasos resonantes de compañías que no siempre fueron resultado de acciones
equivocadas. Radio Shack, por ejemplo, desarrolló una gran experiencia en
muchas actividades claves para un minorista de electrónica de consumo, sin
embargo, una sola decisión – el menosprecio a la aparición de teléfonos
inteligentes, mató su modelo de negocio.
Se tiende a pensar que las
grandes compañías son como gigantes dirigidos por fuerzas divinas para liderar
el mundo, pero algunas de ellas desaparecieron en pocos años. ¿Cómo
pueden estas instituciones, aparentemente sólidas, caer tan rápidamente? Sucesos impactantes raramente tienen sólo una causa raíz y los
fracasos de las compañías no son la excepción a tal regla. Entonces, ¿por qué
las grandes compañías fracasan? La noticias sobre negocios muestra que existen
causas específicas para los fracasos de empresariales, industrias y
países/mercados e incluso para la extinción de las organizaciones. A continuación, un humilde esfuerzo para
describirlas. Son causas específicas del fracaso de las compañías atribuidas a
fallos ejecutivos causados mayoritariamente por decisiones y omisiones de
los mismos. La lista de “cuál
puede ser el error”
es bastante larga: proceso lento de toma de decisión,
mentalidad de obediencia, decisiones irracionales, ejecución precaria, etc. A
veces, las compañías sabían lo que estaba sucediendo a su alrededor, sin
embargo decidieron no actuar. En otras ocasiones hicieron algo, pero sus
acciones fueron tardías o insuficientes. Por último, los equipos no tienen el
coraje de desafiar el status quo y hacerse preguntas difíciles. Ocurre cuando
existe el miedo a lo desconocido y eso afecta a cómo las compañías se ocupan de
su futuro.
Las compañías en
decadencia tienen un motivo bastante común para la misma, la dificultad o falta de
innovación. Las grandes compañías tienen una fama relativamente débil
de innovación debido a sus procesos internos lentos y burocráticos, puesto que las decisiones deben ser filtradas
por varios niveles directivos. Por lo
tanto, no reaccionan rápidamente a entornos cambiantes. Kodak proporciona un
claro ejemplo de reacción tardía a eventos externos: después de alcanzar el liderazgo
de mercado, la empresa llegó incluso a pedir su propia bancarrota,
recuperándose años más tarde. De cualquier modo, ésta no domina el sector
fotográfico como lo hiciera en otros tiempos.
Hay razones que explican
la decadencia de toda una industria, es la falta de visión ante los elementos
disruptivos. Ejecutivos de la industria de entretenimiento, por
ejemplo, rechazaron el mercado de streaming y por lo tanto no
exploraron las posibilidades de asociación con una compañía llamada Netflix.
Este es un ejemplo clásico de una amenaza disruptiva, un término definido en el
libro “El dilema del Innovador,” de Clay Christensen. Para
tal autor, la disrupción se produce cuando las compañías innovadoras pequeñas
comienzan a atacar la parte menos sofisticada del mercado. Tales compañías son
en gran parte ignoradas por los líderes tradicionales debido a los bajos
márgenes y a los beneficios insatisfactorios ofrecidos por los segmentos en los
que las empresas “entrantes” se especializan. Yahoo también pagó un
alto precio por no reconocer la muerte de portales web y el nacimiento de las
redes sociales como Facebook e Instagram, por ejemplo. Sin embargo el tiempo y las razones
ha hecho ir a gigantes como Apple o
Disney a dichos segmentos ante el potencial mercado del streaming. En general, estos hechos
suceden porque las grandes compañías sólo se concentran en su base de clientes
y no en las amenazas disruptivas. Lo sorprendente es percibir como muchas
compañías continúan dirigiéndose velozmente hacia un punto de desastre
inevitable.
Existen también
causas específicas para el fracaso en
mercados en ciertos países por parte de algunas compañías. Un ejemplo de esto,
ha sucedido a Walmart en Alemania. En
primer lugar, la idiosincrasia del lugar permitió un fracaso al no estudiar a
los consumidores alemanes, los cuales a diferencia de los estadounidenses
típicos de Walmart, tienden a preferir pequeñas “tiendas de barrio” en lugar de una gran cadena. En segundo
lugar, los alemanes, en promedio, valoran entornos sofisticados, algo
intrínsecamente contrario a lal vista simplista de las tiendas Walmart.
Por último, la compañía no pudo aplicar la baja estructura de costos en
Alemania, especialmente debido a las estrictas
leyes laborales de ese país. Disney París, anteriormente conocida
como Euro Disney, también se
enfrentó a las diferencias culturales específicas que explican el fracaso del
proyecto. La competencia con el turismo
parisino y el foco en detalles irrelevantes probaron que la dirección de
Disney actuó bajo una visión
estadounidense de Europa, en lugar de una visión centrada en los hábitos
europeos. Entender efectos de ubicación y características culturales son
importantes para el éxito de un modelo de negocio internacional.
La investigación en
administración de compañías sugiere que la decadencia y/o la irrelevancia
pueden ser evitadas. Una gran cantidad de profesores de escuelas de negocios
ayudan a las grandes compañías a evitar el desastre; sus sugerencias a menudo incluyen
la creación de una unidad de negocios independiente de la organización para
permitir que las decisiones rápidas se tomen sin la influencia de la empresa
matriz y los accionistas. La explicación de la segregación entre las
nuevas empresas y las grandes empresas proviene del hecho de que el modelo de
negocio disruptivo no puede estar bajo el análisis de los resultados a corto plazo. La
adquisición de nuevas compañías con potencial disruptivo es otra estrategia utilizada por
grandes empresas para revertir un escenario de baja innovación. Sin
embargo, las fusiones y adquisiciones tienden a ser un problema, debido al
histórico de fracasos en la integración de nuevas empresas innovadoras y
grandes empresas.
James Collins,
en su libro “Cómo los gigantes caen y por qué algunas compañías nunca se dan por
vencidas”, describe los cinco pasos seguidos por los que las compañías caen en
una espiral descendente. El primer paso es la atribución de un
poder divino sobre sus cualidades. Eso es un problema porque las compañías no suelen
darse cuenta rápidamente cuando cambia el entorno. El segundo paso se produce
cuando las compañías se mueven de un segmento a otro, o crecen demasiado rápido
dejando
atrás los fundamentos que llevaron a su éxito inicial. El tercer paso
está vinculado al rechazo al riesgo. En ese momento las señales de advertencia
están presentes pero el liderazgo de la compañía sigue siendo fuerte y
convencido de que todo está bien y la vida sigue siendo buena. Los problemas
son invariablemente atribuidos a causas externas. En el cuarto paso los
problemas son suficientemente claros pero la empresa, en lugar de volver a los
fundamentos que la hicieron grande, apuesta en un director nuevo y carismático,
cambia dramáticamente la estrategia, realiza una adquisición supuestamente
transformadora o piensa en otras soluciones milagrosas. Finalmente, el quinto paso es
la aceptación de que la empresa nunca volverá a los niveles anteriores y puede
morir.
Los diferentes
stakeholders de una compañía; accionistas, inversores, empleados, proveedores,
etc., a veces se olvidan de que todas las compañías van a tener problemas o
recesiones. Estos muchas veces comienzan por movimientos rupturistas; en otros
momentos los hábitos y requerimientos de los clientes cambian demasiado de una
región para otra. Compañías con descensos desastrosos en sus métricas a veces
son poco difundidos, sin embargo están bien documentados. La realidad nos dice que
el camino hacia la mediocridad está bien definido, sin embargo existen
directivos que persisten en el mismo. Los desafíos a los que se enfrentaran las
compañías en el futuro son enormes y no se ve ningún motivo para pensar que será
fácil. Al igual que la Compañía de Jesús, cuya antigüedad va camino de los 500
años, las compañías tienen que mutar y adaptarse a la nueva realidad que les
toca vivir, sin embargo actualmente los medios de comunicación y la
comunicación que emana de algunas de ellas es engañosa por no decir mediocre.
Predecir el futuro es difícil, pero podemos afirmar que si Telefónica quiere
seguir compitiendo con cierto éxito, el futuro será completamente diferente al
actual…Cuestión que todos sus grupos de interés tienen que asumir si
quieren llegar a la longevidad de la Compañía de Jesús.
Ya lo dijo Albert Einstein: “Hay una fuerza motriz más
poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”
No hay comentarios:
Publicar un comentario