Muchas veces funcionamos
con el guion mental de la mentalidad de la escasez: vemos la vida como una
tarta, si alguien consigue un trozo grande, necesariamente otro se quedará con
un trozo pequeño. En este sentido, ganar simplemente significa derrotar. Las
personas con mentalidad de escasez se sienten mal si tienen que compartir
intangibles como el reconocimiento o el mérito, incluso con las personas que les
han ayudado a conseguirlo. Su sentido de la propia valía proviene de las
comparaciones y el éxito de otro en alguna medida significa su propio fracaso. La
mentalidad de la abundancia, por otro lado, reconoce las posibilidades
ilimitadas. Se piensa en clave ganar/ganar. Se ve la vida como un escenario
cooperativo, no competitivo. No se trata de tu éxito o el mío, sino de un éxito
mejor de un camino superior. La mentalidad de la abundancia no se aplica sólo a
intangibles. Por ejemplo, con frecuencia, los diferentes departamentos de las compañías
gastan muchos esfuerzos luchando en defensa de su “territorio”, evitando
todo aquello que les haga perder poder o prestigio de su pequeño reino de Taifas.
En esta situación la duda o la ignorancia es síntoma de debilidad. La
mayoría de las compañías premian a las personas que saben defender sus puntos
de vista con ahínco y castigan a las que tienen dudas (mejor dicho, a los
que manifiestan sus dudas). La consecuencia es lo que se denomina “incompetencia
calificada”: equipos llenos de gente increíblemente apta para cerrarse
al aprendizaje. Si la compañía no genera
un clima en el que se fomente el aprendizaje y el trabajo en equipo, se
estará creando un caldo de cultivo de una empresa tóxica, en
donde nadie pregunta ni escucha, en donde todo el mundo lo sabe todo, en donde
no se rema en la misma dirección… Dicen que se puede esquilar una
oveja cien veces, pero que sólo se la puede despellejar una vez.
Teniendo en cuenta las
definiciones del estándar internacional de contabilidad NIIF,los activos intangibles son un activo no monetario identificable y carente de sustancia
física; en tanto que un activo es un recurso que es controlado por la empresa
como resultado de eventos pasados y del
cual se esperan beneficios económicos futuros. Bajo dichas
definiciones, deben tenerse en cuenta cinco características importantes para
que un activo se considere como intangible:
- No ser monetarios: Estar resguardados de la inflación; es decir que el poder adquisitivo no varía. Sin importar en cuantas unidades monetarias estén expresados, este tipo de bienes conserva su valor intrínseco independientemente de las variaciones generadas por la inflación o la deflación. Este es un concepto de carácter financiero que la mayoría de los contadores manejan, sobre todo quienes hayan aplicado los ajustes por inflación, pues estos solo eran aplicables a los activos, pasivos y patrimonio no monetarios.
- Ser plenamente identificables: Son separables en sí mismos; es decir que dicho bien particular puede ser vendido, arrendado, explotado o intercambiado; no está sujeto ni depende de otro bien.
- No tener apariencia física.
- Ser controlables: La organización debe tener poder sobre el bien para obtener beneficios a través de su explotación.
- Generar beneficios económicos futuros: La organización debe poder proyectar beneficios futuros como ingresos ordinarios o costos futuros reducidos, derivados de la tenencia y explotación del activo.
Ejemplos de posibles
activos intangibles:
- Programas informáticos.
- Derechos de mercado.
- Bases de datos de clientes.
- Relaciones con clientes y proveedores.
- Cuotas de importación.
- Franquicias.
- Licencias.
- Patentes.
Sin embargo, se consideran activos porque ayudan a que la compañía produzca un rendimiento económico a través de ellos. Ejemplos de activos intangibles pueden ser el valor de marca, el conocimiento de metodologías de trabajo, las patentes o el goodwill. Estos activos intangibles forman gran parte del valor de mercado de una compañía o marca. Por todo esto, ahora la contabilidad incorpora estos elementos como activos susceptibles de generar beneficios en el Plan General Contable. La importancia de los activos intangibles provoca que se clasifiquen según diferentes parámetros:
Según la posibilidad de tener identidad
propia los activos intangibles pueden ser;
- Identificables: marcas o derecho
- No Identificables: publicidad propia
Según su forma de incorporación;
- Adquiridos: concesiones o franquicias
- Desarollados por la organización: gastos de desarrollo u organización
Según si se pueden vender
por separado
- Vendibles por separado: marcas
- No vendibles por separado: gastos de desarrollo o publicidad
Según su plazo de vida
legal
- Limitada: patentes o concesiones
- Perpetua: marcas
Según posibilidad de reconocerlos
contablemente:
- Registrables contablemente: gastos de organización
- No registrables contablemente: llave de negocio autogenerada
Los activos intangibles pueden ser difíciles de evaluar -después de todo, no son palpables- pero son cruciales para el aspecto, la percepción, la funcionalidad el atractivo, etc. por ejemplo los teléfonos inteligentes. En el último Informe Mundial sobre la Propiedad Intelectual (OMPI) del año 2014, los activos intangibles representaron más del 30% del valor total de la producción, lo que significa que en ese año, para el que se disponen de datos, los activos intangibles representaron unos 5,9 billones de dólares americanos. La tecnología, el diseño y la imagen comercial están a menudo protegidos por derechos formales de propiedad intelectual tales como las patentes, los diseños industriales y las marcas. Pero también hay otros tipos de activos intangibles que son importantes en la fabricación de muchos productos pero que son más difíciles de identificar porque no aparecen o no están registrados públicamente, por ejemplo, los conocimientos técnicos de los trabajadores y directivos en el manejo de maquinaria y la organización de la producción. Los activos intangibles son más importantes en algunos sectores que en otros, por ejemplo, se observa que representan el 38% del valor añadido para los productos químicos, pero solo el 24 % para los productos metálicos fabricados.
Teniendo en cuenta las
definiciones del estándar internacional de contabilidad NIIF, un
intangible es un activo no monetario identificable y carente de sustancia
física; en tanto que un activo es un recurso que es controlado por la empresa
como resultado de eventos pasados y del
cual se esperan beneficios económicos futuros. Bajo dichas
definiciones, deben tenerse en cuenta cinco características importantes para
que un activo se considere como intangible:
- No ser monetarios: Estar resguardados de la inflación; es decir que el poder adquisitivo no varía. Sin importar en cuantas unidades monetarias estén expresados, este tipo de bienes conserva su valor intrínseco independientemente de las variaciones generadas por la inflación o la deflación. Este es un concepto de carácter financiero que la mayoría de los contadores manejan, sobre todo quienes hayan aplicado los ajustes por inflación, pues estos solo eran aplicables a los activos, pasivos y patrimonio no monetarios.
- Ser plenamente identificables: Son separables en sí mismos; es decir que dicho bien particular puede ser vendido, arrendado, explotado o intercambiado; no está sujeto ni depende de otro bien.
- No tener apariencia física.
- Ser controlables: La organización debe tener poder sobre el bien para obtener beneficios a través de su explotación.
- Generar beneficios económicos futuros: La organización debe poder proyectar beneficios futuros como ingresos ordinarios o costos futuros reducidos, derivados de la tenencia y explotación del activo.
Son muy diversas las
investigaciones que se han desarrollado a nivel internacional para estudiar la
vinculación que existe entre la gestión de los intangibles y los
resultados económico-financieros de las organizaciones. Los estudios teóricos y
prácticos apuntan hacia una interconexión directa entre la efectividad en la
gestión de estos activos y la generación de valor. Esta aseveración
conceptual se valida en estudios empíricos desarrollados en diferentes países.
A continuación se ilustran los resultados de algunas de estas investigaciones:
- Un estudio desarrollado en Taiwán (Chen, Cheng y Hwang, 2005), con una muestra de 4254 observaciones a compañías, durante un periodo de diez años, demostró que los activos intangibles tenían un impacto positivo sobre el valor de mercado y los resultados financieros de las empresas.
- La información sobre capital que se utiliza con mayor frecuencia por los analistas financieros españoles está relacionada con la coherencia y credibilidad de las estrategias corporativas, las alianzas y las relaciones con los líderes del sector (García-Meca, 2005). El análisis se basó en el estudio de 257 reportes de empresas españolas, durante dos años.
- La observación de los reportes de 250 analistas financieros de Estados Unidos (sell-side) sobre igual número de empresas incluidas en el S&P 500 mostró una alta utilización de los indicadores sobre intangibles, la mayoría de ellos relacionados con las relaciones de la organización con clientes, proveedores e instituciones financieras y gubernamentales (Flostrand, 2006).
- El estudio empírico sobre la relación entre el valor del capital intelectual y la eficiencia de las empresas finlandesas, que abarcó una muestra de 20.000 compañías de 11 sectores, demostró que existe una correlación significativa entre el valor de la empresa y la eficiencia de los activos intangibles (Kujansivu y Lonnqvist, 2007).
- El análisis de 150 empresas listadas en la Bolsa de Singapur confirmó que existe una relación positiva entre el capital intelectual y los resultados financieros de las empresas, aunque esta influencia se diferencia por sectores de la economía (Tan, Plowman y Hancock, 2007).
- Una investigación de la gestión de empresas rusas determinó que los intangibles y, especialmente, aquellos asociados a los procesos y los recursos humanos representaban un factor determinante en el desarrollo de la actividad empresarial (Tovstiga y Tulugurova, 2007).
- El análisis del efecto del capital intelectual en los rendimientos de las empresas manufactureras de madera de Argentina, con una muestra de 113 organizaciones, mostró que los activos intangibles relacionados con las tecnologías, los procesos y la cultura organizacional tenían un efecto directo sobre el rendimiento de las empresas (F-Jardon y Martos, 2009).
- El diagnóstico de 267 pymes de Canadá señaló que las compañías que adoptaron estrategias para la gestión de los intangibles obtuvieron mejores rendimientos (St-Pierre y Audet, 2011).
- El estudio de 37 empresas italianas mostró el creciente papel de los intangibles en la sustentabilidad de las organizaciones, con énfasis en el capital humano (Cinquini et al., 2012).
El éxito de cualquier
compañía depende de la capacidad que esta tenga de crear valor económico de
forma sostenible. Estriba por consiguiente en el desarrollo y el mantenimiento de
ventajas competitivas que le permitan obtener rendimientos
económico-financieros por encima de los de otras compañías del mismo sector.
A su vez, la creación de valor depende de múltiples factores que influyen sobre
sus resultados, dentro de los cuales la gestión de los intangibles desempeña
un papel cada vez más importante. Existe una relación de fuerte
dependencia entre el incremento de los resultados económico-financieros y el
desarrollo sostenible de activos intangibles como, por ejemplo, la
motivación de los trabajadores y directivos, el reconocimiento de los clientes,
los proveedores, las entidades bancarias, las instituciones gubernamentales y
la comunidad, etc.
Sin embargo, lo
que nos dicen informaciones como, indicadores de Clima Laboral y otros parámetros,
es que algunos directivos no hacen su trabajo cuando abandonan el cuidado de
los mismos y se centran en lo urgente y no en lo importante. Nonaka y
Takeuchi (1995) afirmaron que el conocimiento es la única fuente de
ventajas competitivas duraderas y demuestran los efectos potenciales de los
intangibles en la innovación empresarial, para Sveiby (1997) los
conocimientos son los activos más importantes de una compañía; por su
parte, Bueno (2013) pondera el papel de los intangibles como un
sistema generador de emprendimiento e innovación empresarial y Edvinsson
(2013), al hacer un recuento de la evolución teórica y práctica del concepto de
capital intelectual, evidencia la indiscutible influencia de los intangibles en
el éxito empresarial. La evolución del entorno socioeconómico con
la globalización económica ha facilitado el proceso de creación y aplicación
del conocimiento para generar riqueza. Sin embargo, no basta con
reconocer el papel de los intangibles en el desarrollo empresarial, es
necesario medir su eficiencia y gestionarlos con efectividad asi como los
factores que influyen en los mismos. Sin embargo, no todos los
intangibles son inductores, o al menos multiplicadores, de valor, sino
solo aquellos que desarrollan competencias distintivas en correspondencia con
los factores de éxito del sector en cuestión. De esta forma, cobra
relevancia el estudio de la identificación de los factores intangibles
inductores de valor y la medición de la eficiencia de su gestión en las compañías.
Se impone conocer la respuesta a las siguientes preguntas: ¿qué áreas de una compañía crean
valor y cuáles lo destruyen?, ¿qué estrategias pueden potenciar la creación de
valor? Y, sobre todo, ¿cuáles son los principales intangibles inductores de
valor?
Para terminar decir, que
la lucha por los reinos de Taifas que existen en muchas compañías entre sus directivos
no contribuyen nada más que a empequeñecer y destruir precisamente que aquello
que genera valor y riqueza…Los intangibles.
Ya lo dijo Chuck
Palahniuk: “La única frontera que queda es el mundo de lo intangible. Todo lo
demás es demasiado restrictivo. Está aprisionado por demasiadas leyes”.
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