Cierto día, Alberto I
Canfrancesco, Príncipe della Scala (1291-1329), más
conocido como Cangrande della Scala, le dijo impertinentemente al
escritor italiano Dante Alighieri (1265-1321):
- - Me pregunto, señor Dante, ¿por qué un
hombre tan cultivado como usted es odiado por toda mi corte, mientras que mi
bufón es tan amado?
-
- Su excelencia se lo preguntaría menos si
considerara que apreciamos más a aquellos que más se parecen a nosotros
—respondió un ofendido Dante.
El hundimiento económico
provocado por la pandemia del coronavirus no ha dejado a nadie indiferente, incluso
a aquellos que se les tenía por invencibles, como es el caso de los Estados
Unidos. Ya lo dice el refrán, “A barco nuevo, capitán viejo”,
cuando
se afronta algún tipo de reto es mejor dejarlo en manos de gente que ya tiene
experiencia, que en advenedizos que son mesías de una realidad ficticia. Y esto es uno de los principales problemas que tiene
hoy actualmente dicho país, que está en manos de una persona que
fabula y esconde una ineptitud colosal. Estados Unidos es hoy actualmente
la cuna del capitalismo, sin embargo, la forma y modos que ha utilizado para
afrontar dicha pandemia le han situado en una situación preocupante. La
crisis sistémica que vive el capitalismo actualmente ha desatado el nerviosismo
en una oligarquía económica de dicho país como nunca se había visto, un ejemplo
de ello son las declaraciones del director ejecutivo de Omega Advisers, Leon
Cooperman, "Creo que todo por lo que vamos a pasar tendrá unas
consecuencias muy claras a largo plazo. El número uno: el capitalismo tal y
como lo conocemos cambiará probablemente para siempre". Específicamente,
Cooperman,
quien anteriormente calificó la caída del mercado de "saludable" a pesar de perder "cientos de millones de dólares", dijo que podría haber
una regulación más estricta y mayores impuestos a medida que la economía se
recupera de la pérdida récord de empleos y una caída en los valores de renta
variable. "Cuando se le pide al gobierno que lo proteja a la baja, tienen
todo el derecho de regular la ventaja. Por lo tanto, el capitalismo
cambia", afirmo sobre los billones de dólares en ayuda
gubernamental que ya han sido distribuidos por los legisladores
norteamericanos. En la entrevista efectuada en la cadena CNBC, Cooperman también criticó los recortes federales de las tasas
de interés que el presidente Donald Trump “solicitó” con poco tacto, el mismo presionó durante un tiempo al
presidente de la Reserva Federal antes de que obligara a la dicha institución a
tomar medidas tan drásticas en el recorte del precio del dinero. “Cuando
los tipos de interés son constantemente bajos son indicativos de una economía con
problemas y no debe verse positivamente", afirmo.
Lo que acaba de ocurrir en
Estados Unidos con el primer paquete importante de ayudas a la pequeña empresa, indica
hasta qué punto el sistema político norteamericano es capaz de conseguir que
salgan ganando los mismos de siempre, es decir, las corporaciones que cuentan
con más fondos y especialmente con más influencia en las instituciones.
El ejercito de lobistas que trabaja para las grandes empresas norteamericanas,
inunda el capitolio para hacer guardar el interés de quien paga dichos
servicios. En concreto, Apple gasto desde el año 2017 casi 17 millones de euros en
grupos de presión, según el Center for Responsive Politics. Mucho menos en
comparación con Microsoft, que gastó 22 millones de euros, Facebook que gastó
29 millones de euros, Amazon que gastó casi 33 millones de euros y Alphabet que
gastó 43 millones de dólares. https://bit.ly/2KDjRTj
El programa Paycheck Protection Program (PPP) aprobado por el
Congreso pretendía ayudar a pequeñas y medianas empresas a que sobrevivieran al
primer impacto de la crisis. Como se puede apreciar por su primera palabra (nómina), debía servir para que los
trabajadores no fueran despedidos y mantuvieran sus salarios. Se trata de un programa
de préstamos que se convierten en subvenciones si la empresa no puede
devolverlos y demuestra que el dinero recibido se ha utilizado en ocuparse de
los costes laborales o de alquiler. La dotación total era de 349.000 millones
de dólares. Era, porque ya se consumió entero. Para más inri dichos cheques
venían firmados con la firma de Donald Trump, como si dichas ayudas las
facilitase él personalmente.
Lo que acaba de ocurrir en
Estados Unidos con el primer paquete importante de ayudas a la pequeña empresa, indica
hasta qué punto el sistema político norteamericano es capaz de conseguir que
salgan ganando los mismos de siempre, es decir, las corporaciones que cuentan
con más fondos y especialmente con más influencia en las instituciones.
El ejército de lobistas que trabaja para las grandes empresas norteamericanas,
inunda el capitolio para hacer guardar el interés de quien paga dichos
servicios. En concreto, Apple gasto desde el año 2017 casi 17 millones de euros en
grupos de presión, según el Center for Responsive Politics. Mucho menos en
comparación con Microsoft, que gastó 22 millones de euros, Facebook que gastó
29 millones de euros, Amazon que gastó casi 33 millones de euros y Alphabet que
gastó 43 millones de dólares. https://bit.ly/2KDjRTj
El programa Paycheck Protection Program (PPP) aprobado por el
Congreso pretendía ayudar a pequeñas y medianas empresas a que sobrevivieran al
primer impacto de la crisis. Como se puede apreciar por su primera palabra (nómina), debía servir para que los
trabajadores no fueran despedidos y mantuvieran sus salarios. Se trata de un programa
de préstamos que se convierten en subvenciones si la empresa no puede
devolverlos y demuestra que el dinero recibido se ha utilizado en ocuparse de
los costes laborales o de alquiler. La dotación total era de 349.000 millones
de dólares. Era, porque ya se consumió entero. Para más inri dichos cheques
venían firmados con la firma de Donald Trump, como si dichas ayudas las
facilitase él personalmente.
Otras
compañías de características similares, y que también cotizan en bolsa,
recibieron también el máximo permitido, como Potbelly, Quantum y Hallador
Energy, o a veces más si una de sus filiales había hecho la misma petición de
fondos. El sector más beneficiado fue el de la construcción, con un 13,1%.
Resultó favorecido por su estrecha relación con los bancos, que son quienes
gestionan la solicitud de ayudas y que les dieron prioridad, según un análisis
de KBW. Para recibir dichas ayudas, las compañías debían tener una
plantilla máxima de 500 trabajadores, un límite demasiado alto para las pymes. Gracias
a una enmienda en el Senado promovida por las empresas de lobby que trabajan
para el sector de la restauración, ese límite se aplicaba al personal que
trabajara en cada una de sus instalaciones. Hay pocos restaurantes que cuenten
cada uno de ellos con más de 500 empleados. Uno de los senadores que
promovió esa enmienda fue el republicano de Florida, Marco Rubio, excandidato a
las últimas presidenciales donde salió elegido Donald Trump. Entre
los beneficiados estaba un amigo del partido, Monty Bennett, el cual recibió un
total de 59 millones de dólares. ¿Cómo no ayudar a Bennett que había donado
150.000 dólares al comité de reelección de Donald Trump y otros candidatos
republicanos en los últimos seis meses? El programa PPP se adjudicaba por
estricto orden de llegada de las solicitudes. Las corporaciones que tienen en
nómina a un selecto grupo de abogados y contables expertos en sacar
subvenciones a la Administración y con mejores relaciones con los bancos
salieron beneficiadas. Las auténticas pequeñas empresas descubrieron que los
fondos asignados al programa se habían agotado cuando les llegó el turno. Para
más inri, el senador Marco Rubio, uno
de los responsables de los cambios introducidos para beneficiar a las
corporaciones, ha sido uno de los que más ha protestado contra el agotamiento
de dichos fondos del programa. La semana pasada, las dos cámaras del Congreso
han aprobado otra dotación de 320.000 millones para el PPP. Se
ha reservado 60.000 millones para las empresas más pequeñas que no tienen un
historial crediticio con bancos y que habían quedado relegadas en la primera ronda.
Sin embargo, la enmienda con el máximo de 500 trabajadores por localización, se
mantiene. Un ejemplo del desgobierno
con respecto a las subvenciones ha ocurrido al restaurante Thamee, un restaurante
birmano de moda en Washington DC. Pero como el resto de los negocios en el
pujante sector comercial de la Calle H de la capital federal, ahora lucha por
sobrevivir tras el cerrojazo del coronavirus. El golpe llegó a mediados de
marzo, cuando la pandemia forzó el confinamiento de casi toda la población de
Estados Unidos, llevando al país a la peor recesión desde la Gran Depresión de
hace casi un siglo. Según su dueño, "nos habían nominado al premio James
Beard al mejor restaurante nuevo en Estados Unidos unas semanas antes. Veníamos
muy bien y de la noche a la mañana todo se fue", relató Eric Wang,
uno de los dueños de Thamee. La treintena de trabajadores
de Thamee
se sumaron a los millones que se acogieron al seguro de desempleo en
las últimas cinco semanas. Wang
agradeció la ayuda de 5.000 dólares que le otorgó la aplicación de citas Bumble,
la cual permitió mantener la cobertura médica a los empleados. Pero hasta este
momento, Thamee, como millones de pequeñas y medianas empresas (pymes) en
Estados Unidos, no ha recibido ayuda federal.
Pero si hay algo que refleja
el verdadero drama de dicha catástrofe economía son las cifras de desempleo, en
solo cinco semanas la cifra de desempleo ha aumentado hasta alcanzar los 26
millones de personas. Eso representa mas desempleo que todos los trabajos
creados en los últimos 10 años desde la Gran Recesión del año 2008. Las
últimas cifras del Departamento de Trabajo muestran que el ritmo de los
despidos parece haber disminuido ligeramente, pero la acumulación de reclamaciones
significa que es probable que se presenten millones más en las próximas
semanas. Los estados de todo el país están teniendo problemas con la gran
cantidad de personas que solicitan los beneficios del desempleo. Un
ejemplo de dicha situación es la que sufre el estado de Florida, el colapso
generalizado que sufre su sistema de prestaciones por desempleo lo revela las
cifras, solamente el 14.2% de los más de 668.000 peticiones, unas 33.000 han accedido solamente a las prestaciones de desempleo desde
el 15 de marzo. En Ohio, los demandantes tienen que presentar
la solicitud en un día específico de la semana, según la primera letra de su
apellido, para aliviar la congestión. Los residentes de Washington se quejan de
que el sitio web del estado falla o tardas horas en responder. En California y Texas, dos tercios
de los peticionarios están en lista de espera, según datos recopilados por la
agencia AP. El porcentaje en Nueva York es del 30%. ¿A qué
se debe el retraso especialmente en Florida? "El sistema está
diseñado para que sea un completo fracaso. ¿Por qué? Porque hace que los
políticos salven la cara al pretender que menos gente se apunta al desempleo,
cuando la realidad es que, incluso antes de la pandemia, la gente lo tenía muy
difícil no solo para hacer la solicitud sino para recibir el subsidio",
dice a la agencia de noticias AP una senadora estatal de Florida. La
crisis del coronavirus ha puesto fin repentinamente a una década de notable
crecimiento del empleo. Se espera que la tasa de desempleo, que cayó a mínimos
de casi 50 años, se dispare a dos dígitos. El
ritmo de la pérdida de empleos preocupa a la población en general. Una encuesta
de Gallup encontró que una cuarta parte de los norteamericanos que trabajan
creen que perderán sus empleos en los próximos 12 meses, es una cifra récord.Sólo se podría solucionar
ahora este atasco si los gobiernos de los estados y las ciudades recibieran
ayuda federal para dar salida a estas peticiones, sin embargo, los republicanos se niegan.
La
ola de recortes de empleos se concentró al principio de la crisis en los
sectores de viajes y energía, pero se ha ido extendido como una mancha de
aceite cada vez a más empleos de cuello blanco como, por ejemplo; abogados,
contadores y consultores. A medida que más y más trabajadores pierden empleos,
muchos estados dicen que están viendo que los fondos fiduciarios utilizados
para pagar los beneficios de desempleo comienzan a agotarse. Casi la mitad de
los estados dicen que han visto una disminución de dos dígitos en sus fondos, según
The Wall Street Journal. El
estado de Nueva York, ha gastado la
mitad de su fondo, ha solicitado un préstamo sin intereses de $ 4.000 millones
de dólares al gobierno federal con el fin de cubrir las prestaciones de
desempleo. Más de un millón de personas en el estado han perdido sus empleos. Sin embargo, esta carencia
de recursos a las capas de población más desfavorecida no existe en determinados
sectores como por ejemplo el aéreo. Según Robert Reich, Secretario
de Trabajo en los años 90, "Se ha gastado 50.000
millones de los contribuyentes para rescatar a la industria de las líneas
aéreas que es casi lo mismo que los 48.000 millones que ellas se han gastado
desde 2010 para comprar en bolsa sus propias acciones" (y que
no caiga la cotización). Reich terminaba escribiendo el siguiente tuit: "Socialismo
para los ricos, capitalismo duro para el resto".
Y mientras las cosas en el ámbito
laboral están muy mal, en el ámbito sanitario no pueden estar peor. El foco de
la pandemia se acerca se acerca al millón de contagios y en el país crece la
preocupación por el precio de recibir un tratamiento. Miles
de norteamericanos tratados por el problema ahora se enfrentan a cuentas de
entre 21.900 y 73.300 dólares por haber recibido tratamiento para ganarle la
batalla a la pandemia, según un estudio de Fair Health publicado recientemente. Si
bien la gran mayoría de las personas que contraen el coronavirus se pueden
recuperar en sus casas, la Fundación Kaiser estima que el 15% de
los norteamericanos contagiados han requerido hospitalización y el precio de
esta varía dependiendo del tipo de tratamiento recibido y el seguro médico que
tengan pese a los esfuerzos de los reguladores por mejorar el acceso a la
atención y reducir los gastos que acompañan al Covid-19. El vicepresidente Mike
Pence ya mantenía reuniones con las grandes aseguradoras privadas para acordar
la renuncia a los copagos y deducibles de los test de detección del virus, pero
coincidieron en que los costes por el tratamiento no se eximirían, por lo que
ahora las personas que necesitaron de hospitalización se enfrentan a grandes
costes deducibles. Según un estudio efectuado por Health System
Tracker, el coste promedio mínimo del tratamiento por un ingreso
hospitalario por neumonía en 2018 fue de 9.800 dólares. Mientras que el monto
promedio por un ingreso por neumonía con complicaciones superaba los 20.200
dólares. Sin embargo, los peores parados son los que necesitan de un ventilador
porque su estadía en el hospital suele ser mucho más larga, un promedio de más
de 22 días, por lo que el precio del tratamiento se podría disparar hasta los
88.000 dólares Según Rafael Bengoa, exconsejero de Salud del gobierno
vasco y asesor de Barack Obama en el Obama Care,” Los
países como Estados Unidos que no tienen cobertura universal, lo van a pasar
mucho peor que nosotros. En EEUU, hay unos 27 millones de personas sin seguro,
y muchos de los que sí tienen seguro no están cubiertos para este tipo de
virus. En la era pre-Obama, sabíamos que el 63% de las bancarrotas en el país
era por facturas clínicas, no por malos negocios. El
Gobierno de Obama corrigió eso en parte, ampliando la cobertura a millones de
americanos. Pero Trump lleva varios años intentando minar los avances que había
logrado el Obama Care y ahora el coronavirus se encuentra con un sistema de
salud incompleto y muy vulnerable. Con 100.000 o 200.000 muertos, que son las
estimaciones de la Administración, muchos americanos se van a preguntar
"qué ha pasado aquí".
Estados Unidos ha tenido
grandes presidentes a lo largo de su corta historia, entre ellos destacan; George
Washington, John Adams, Alexander Hamilton, Benjamin Franklin, John Jay, James
Madison, Thomas Jefferson o Abraham Lincoln, sin embargo, el actual
inquilino no pasará a la historia de dicha nación… Porque la gracia
como al principio de este post con el bufón del príncipe Alberto I Canfrancesco,
se ha agotado.
Ya lo dijo Abraham
Lincoln: “Es mejor estar callado y parecer estúpido que abrir la boca
y disipar las dudas”.
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