jueves, 2 de abril de 2020

TELEFÓNICA, PLAN ESTRATÉGICO EN CONTRA DE LA CORRIENTE IMPERANTE EN EUROPA



Hace unos días se publicaba en un medio una entrevista con el filósofo Slavoj Zizek, en la misma afirmaba que hoy todos somos Julian Assange, encerrados en nuestro cautiverio, sin visitas. Respecto a la situación que vive el activista político y fundador de WikiLeaks, hoy preso en Reino Unido. "Necesitamos más personas como él. Ahora nuestras armas son el teléfono e Internet. Y el Gobierno puede cortarlas cuando considere". Habla así quien ha escrito el primer ensayo sobre la situación que hoy vive el mundo entero, una pandemia sin precedentes de la que, nos recuerda Zizek, hace tiempo que nos estaban avisando. "No se trataba de si sucedería sino de cuándo sucedería", piensa. En su libro “Pandemic! Covid-19 shakes the world”, editado por OR/ Books, pone palabras a lo que ahora parece estar en un segundo plano, dada la magnitud de la emergencia sanitaria, y es que hasta el gobierno más sólido de Occidente puede tambalearse en estos momentos. "Comunismo o barbarie, ¡tan sencillo como eso¡", se atreve a decir. Y despeja algunos de los entresijos de su pensamiento actual, salpicados de anécdotas sobre sus compañeros Assange y Yanis Varoufakis, que recientemente, ya con el coronavirus expandiéndose, mantuvieron el siguiente diálogo: Assange le dijo a Varoufakis en una breve conversación telefónica que “esta nueva fase de crisis, al menos, nos deja claro que ahora todo es posible". "En algunas partes del mundo puede suceder que el poder del Estado se desintegre, o que los señores de la guerra locales controlen sus territorios al estilo de Mad Max, especialmente si surgen nuevas amenazas, como el hambre tras la invasión de las langostas. Puede suceder también que los grupos extremistas adopten estrategias nazis, es más, una versión capitalista más refinada de tal recaída en la barbarie ya se debate abiertamente en los Estados Unidos". Zizek, memoria de elefante y verbo rápido, comienza a enumerar y a hacer correlaciones. El tuit de Donald Trump del domingo 22 de marzo en el que afirmaba que "la cura podría ser peor que el problema mismo", refiriéndose al aislamiento. Las declaraciones del vicepresidente Mike Pence sobre el regreso al trabajo de quienes ya han sufrido el coronavirus. La columna de Bret Stephens en The New York Times en la que se afirmaba que comparar el virus con la Segunda Guerra Mundial "debe ser cuestionado antes de imponer soluciones posiblemente más destructivas que el virus mismo". "Dan Patrick, teniente gobernador de Texas", continúa, "acudió a Fox News para argumentar que prefería morir antes que ver que las medidas de salud pública dañan la economía estadounidense y dijo que creía que “muchos” abuelos en todo el país estarían de acuerdo con él". Respiremos. Porque si el coronavirus ya es demasiado las reflexiones sobre el mismo pueden sobrepasarnos. Por eso escuchar a Zizek puede ser pertinente, porque es uno de los filósofos que más tiempo y profundidad de reflexión está atreviéndose a realizar en este momento sobre esta cuestión primordial.

Y mientras en Europa, como parte de sus medidas para paliar la crisis del coronavirus, el Gobierno italiano ha anunciado que prevé la nacionalización de Alitalia, que acumulaba fuertes pérdidas desde antes de la pandemia y que ha luchado durante años para evitar la quiebra. Se trataría de la primera gran operación de incautación en Europa consecuencia de la emergencia del Covid-19. Por otro lado, el ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, ha anunciado que el Gobierno está preparado para tomar participaciones en las empresas para compensar el impacto del coronavirus. Alemania ya tomó este tipo de medidas en la crisis de 2008 para ayudar a los bancos. En Francia, el ministro de Economía, Bruno Le Maire, también defendió este extremo durante esta semana para proteger a las empresas francesas. El ministro afirmó “que está dispuesto a utilizar todos los medios a su alcance, incluida la nacionalización, para proteger a las empresas francesas amenazadas por la epidemia de coronavirus”. Hace dos semanas, la Comisión Europea dio luz verde a los Estados miembros para salir al rescate de las empresas, suspendiendo la normativa sobre las ayudas públicas al sector privado https://bit.ly/2vBDF5E En la práctica supone que los Gobiernos podrán tomar medidas como préstamos, recapitalizaciones con dinero público, la toma de una participación accionarial y llegado al extremo la nacionalización si es necesario.  Alemania ya comprometió 550.000 millones de euros para apoyar a las empresas del país a través del banco estatal de desarrollo KfW. El ministro de Scholz ha dicho que el Gobierno está preparado para ir más allá. Si es necesario, podría comprar participaciones utilizando un fondo creado para hacer frente a la crisis financiera hace una década, avanza Bloomberg. Si Alemania utilizó dicha estrategia en la crisis del sector bancario en los años 2008 y 2009, ahora prevé hacerla extensible a múltiples sectores, empezando por el sector aéreo.
Estas iniciativas tienen un propósito común, no solo buscan evitar la quiebra de las compañías sino también protegerlas de ser adquiridas por inversores no deseados que aprovechen el precio de saldo bursátil que tienen actualmente. En este sentido, Le Maire advirtió de los ataques especulativos que sufren algunas empresas en bolsa. En España, se ha activado un límite del 10% para los inversores extranjeros en empresas cotizadas para blindar las mismas, en un principio se hizo para compañías extranjeras fuera de la Unión Europea, pero posteriormente se amplió también a las del espacio común europeo. Si esto parecía una excentricidad cuando Jeremy Corbyn lo proponía a los ciudadanos británicos en el programa electoral, ahora son multitud de países con gobiernos de todo signo político los que ante la situación en la que estamos viviendo ven como única forma de proteger su tejido productivo en sectores estratégicos para la sociedad y su economía. A medida que se profundizan las consecuencias económicas de la pandemia, algunas de las compañías más grandes de Alemania, desde Volkswagen hasta Daimler, han tomado medidas sin precedentes para parar sus plantas. El Gobierno de Merkel podría comprar una participación en Deutsche Lufthansa, la compañía afirmó que detendría el 95% de los vuelos, como parte de un rescate. Otros Estados también están apoyando a sus aerolíneas de bandera como es el caso de Norwegian y como último recurso se plantean rescates. Todas estas acciones van acompañadas del levantamiento por parte de los estados de límites temporales que existían sobre la deuda y el déficit, con el fin de tener más margen de maniobra a la hora de movilizar recursos.
Pero este fenómeno no se queda solamente en Europa, en la cuna del capitalismo como es Estados Unidos, el gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, acaba de pedir que se nacionalicen las empresas fabricantes de equipos médicos. Esto es debido a que los precios de elementos básicos para combatir la pandemia, tales como mascarillas y respiradores, se disparan de forma desmedida. Cuomo afirmó que Nueva York necesita 30.000 respiradores y requerirá de 37.000 unidades de cuidado intensivo, pero sólo cuenta con 13.000. "Ésta es una situación imposible de gestionar", aseguró. Otro ejemplo fue el sucedido con las compañías aéreas, el mega rescate anunciado por el gobierno norteamericano hacia las mismas incluye 30.000 millones de dólares en exenciones fiscales y subsidios para pagar los salarios de los empleados de las compañías aéreas golpeadas por la crisis de la Covid-19. Las acciones de American Airlines y Delta se dispararon el 30% y el 20%, respectivamente. Para David Wilcox, del Instituto Peterson, en Washington, “si los contribuyentes proporcionan apoyo para prevenir la quiebra de una compañía, merecen quedarse con una parte de la recuperación si la empresa sobrevive”. Eso lleva a otro tabú hasta la llegada de la Covid-19 en Estados Unidos: nacionalizar.
Y mientras esto sucede en Europa y Estados Unidos, en España alguna compañía lanza planes estratégicos que en este momento van a contracorriente de lo que se ha decidido por los órganos de Gobierno de los diferentes países de la Unión Europea para dichas compañías, ya que una cuestión fundamental que no se plantea ningún gobierno europeo es segregar y vender activos de estas, lo mal llamado por algunos directivos como monetizar o poner en valor. Los activos de una compañía estratégica, más si no dan perdida, forman parte del “core” de la misma. En el caso de Telefónica, la división Latinoamericana (115 millones), las torres, y demás bienes que forman parte de su estructura de negocio http://bit.ly/2TcoeK9 Segregar y vender las mismas parcial o totalmente, es enajenar un bien raíz que luego limitará tanto los ingresos al tener que repartir parte del beneficio a través del dividendo si se vende una parte, como a perder los mismos si se enajenan totalmente. Lo que se está afirmando en este momento con las medidas aprobadas por todos los gobiernos europeos es que el mercado no es garante ni capaz de garantizar los servicios públicos cuando los estados se han visto golpeados por una crisis como la actual. Para proteger esos activos y garantizar dichos servicios los gobiernos han abierto un abanico de posibilidades que limitan cualquier opción que vaya en la dirección de venta de estos con los que cuentan dichas compañías
Así pues, esta muy bien hablar de valores, teletrabajo, de proteger la salud de los empleados, etc., todas ellas cuestiones que sintetizan un poco el devenir de lo que está sucediendo actualmente en las compañías, sin embargo, no podemos olvidar que nada volverá a ser igual cuando acabe esta pandemia https://bit.ly/3dAzqICY eso parece que algunos directivos todavía no lo han interiorizado y siguen en una huida hacia ninguna parte.

Ya lo dijo Noam Chomsky: “Internet entrega acceso instantáneo a todo tipo de ideas, opiniones, perspectivas, información. ¿Eso ha ampliado nuestras perspectivas o las ha hecho más estrechas? Yo creo que ambas. Para algunos las ha ampliado. Si sabes lo que estás buscando y tienes un sentido razonable de cómo proceder, Internet puede ampliar tus perspectivas. Pero si te aproximas a Internet de manera desinformada, el efecto puede ser el opuesto”.
 





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