Hace 33 años, antes de
dirigirse a su trabajo en la Bolsa de Nueva York, Peter Kenny dejó su casa
en el bajo Manhattan y se desvió para ir a la iglesia de Nuestra Señora de la
Victoria a rezarle a San Judas Tadeo, el patrono católico de las causas
perdidas. La razón era el derrumbe del mercado en el "Lunes Negro"
que empezó el 19 de octubre de 1987. Kenny,
ahora estratega senior de mercados en Global Markets Advisory Group en
Nueva York, apenas había empezado a trabajar en la bolsa en febrero y estaba
impactado por los eventos que se habían desarrollado el día anterior, cuando se
produjo la caída más brusca de las acciones en un solo día en la historia de
Estados Unidos. "No creo que nadie estuviera preparado para lo que realmente
sucedió en los mercados internacionales, que generó el baño de sangre de ese
lunes", dijo Kenny. Al finalizar ese día,
el promedio industrial Dow Jones había perdido 22.6%, el equivalente a la caída
de cerca de 5.200 puntos en el referencial en la actualidad. El índice S&P
500 se desplomó 20,5% el “Lunes Negro”, lo que representaría ahora un declive
de más de 520 puntos. El índice compuesto Nasdaq, en tanto, cedió un 11,4%,
comparable a una pérdida de 750 puntos. Los precios de las acciones
en Estados Unidos habían estado escalando durante todo 1987, al igual que en
2017, que vió a los tres principales índices de Wall Street alcanzar máximos
históricos en agosto. Pero septiembre resultó ser un mes complicado y cada
referencial cedió un 2%, aunque nunca lo suficiente como para encender las
alarmas de los inversores. Pero cuando llegó octubre, la liquidación del
mercado bursátil estadounidense se agudizó. El Dow Jones y el
S&P 500 se derrumbaron en más de 9% en la semana previa al “Lunes
Negro”. La mañana del lunes 19 de octubre de 1987, Art Hogan, entonces un
corredor de la bolsa de valores de Boston, esperaba un posible repunte de los
precios de los activos. Nada le había preparado para lo que iba a ocurrir. "Quedó
claro en esa primera hora (...) que esto iba a ser lo peor que veríamos en
nuestras vidas", dijo Hogan, ahora estratega jefe de
mercados de Wunderlich Securities en Nueva York. Muchos describen los eventos
del “Lunes
Negro” como la primera instancia en que las operaciones electrónicas
enloquecieron ante el uso masivo de resguardos para las carteras, una
estrategia de cobertura contra las bajas del mercado que involucraban la venta
de posiciones cortas en los futuros de los índices bursátiles. El
declive de la semana anterior en Wall Street desató una liquidación entre
inversores de los mercados asiáticos para limitar las pérdidas, que a su vez
provocó un descenso de las bolsas europeas y causó una intensa liquidación para
el momento en que las bolsas estadounidenses debían abrir aquel lunes. "Es
como si nadie hubiera querido cuestionar lo que decía la computadora",
dijo Ken
Polcari, director de la división NYSE en la firma O’Neil Securities, que
tenía 26 años el día de la crisis y por entonces apenas llevaba dos trabajando
en la bolsa de Nueva York. "Y entonces lo que ocurre es que la
pérdida se alimenta de sí misma porque los precios empeoran y el programa para
casos de riesgo te sigue arrojando el mismo mensaje: tienes que vender
más", dijo Polcari. El aseguramiento de
carteras, la venta de posiciones cortas en los futuros de los índices para
protegerse contra un declive en los valores, provocó que los programas de las
computadoras arrojaran órdenes de venta para salvaguardarse de más bajas. En
lugar de eso, las pérdidas se intensificaron, causando muchas más órdenes de
venta y dando paso a una caída libre. De las 30 compañías cuyas acciones cotizan
en el Dow Jones, menos de la mitad sufrieron por el derrumbe bursátil de hace
30 años. American Express perdió 26,2% el Lunes Negro, Procter & Gamble se
desplomó 27,8% y Exxon Mobil se hundió 23,4%.
El día de hoy pasará a la
historia bursátil como el día más negro y aciago que se recuerde. El pánico hundió el IBEX-35 un 14,6%, el mayor
descenso en su historia. El índice de
referencia de la bolsa española llevo el desplome hasta los 6.390 puntos, en el peor día desde su creación
en 1992, tras la decisión del Banco Central Europeo de mantener los tipos de
interés. Los inversores han huido después de la decisión de Estados
Unidos de cerrar el espacio aéreo con Europa, movimiento duramente criticado
por la Unión Europea este jueves, pero sobre todo por la ausencia de un plan
coordinado entre los países del euro para afrontar la crisis global que azota
los países por la pandemia del coronavirus. Ni siquiera el manguerazo monetario del Banco
Central Europeo (liberación de colchones anticrisis en la banca, compras de activos por
hasta 300.000 millones de euros, líneas de crédito blandas o liquidez ilimitada
en los TLTRO III) han conseguido girar el sentido del mercado. La presidenta
del BCE, Christine Lagarde expresó su decepción por la falta de acompañamiento
fiscal de los países del euro, que apenas habían movilizado 27.000
millones de euros de los Gobiernos del euro contra la crisis económica del
coronavirus. Dentro de la debacle bursátil, en el Ibex 35 no
hay ni una sola compañía en positivo y solo cuatro empresas caen menos del 10%. En
el ranking de las cotizadas más significadas con fuertes caídas está Telefónica,
la cual perdió un 14%, hasta 3,8 euros; Iberdrola cayó otro 14%; Repsol, un
13,3% e Inditex, una de las compañías españolas afectada por el cierre de
establecimientos en Italia, se dejó un 10,5% hasta 21,02 euros. La caída desde
máximos se eleva por encima del 36% y la pérdida de capitalización de dicho
IBEX-35 supera los 230.000 millones en tan solo tres semanas (15 sesiones)
desde el pasado 19 de febrero.
El índice Euro Stoxx
50 se ha dejado un 16,9%, el MIB un 16,9%, el Ibex 35 un 14,06% y el Dax un
12,24%. Dentro del selectivo europeo, el castigo fue
durísimo para el sector financiero, el banco holandés ING se desploma un 15,6%,
Santander se hunde un 14% (a 2,36 euros); BBVA se precipita prácticamente lo
mismo (al filo de los 3 euros), BNP Paribás retrocede un 11%, la aseguradora
AXA y la entidad italiana Intesa Sanpaolo Société Générale cede un 10,5%.
Al otro lado del atlántico, la Reserva Federal (FED) norteamericana anunció la inyección
de 1,5 billones de dólares adicionales con el fin de detener las pérdidas bursátiles
ya que se vio obligada a detener la sesión ante el desplome generalizado de la
bolsa, es la segunda vez en la semana que se produce dicha acción. Según ha
anunciado la entidad presidida por Jerome Powell en un comunicado, realizará este jueves una operación de
recompra (repo) de tres meses de duración por un total de 500.000 millones de
dólares (446.378 millones de euros). El instituto emisor realizará este viernes
una operación repo por 500.000 millones con una duración de tres meses, además
de otra por la misma cuantía pero con una duración de un mes. Además de
estas operaciones, la Fed ha decidido alterar la composición de las compras
netas de activos por valor de 60.000 millones de dólares (53.565 millones de
euros) que lleva realizando desde octubre. En lugar de limitarse únicamente a
Letras del Tesoro, la FED comprará todo tipo de instrumentos de deuda pública
estadounidense.
1 Dólar hongkonés (HKD) equivale a 0,11 euros.
1 Dólar ($) equivale a 0,89 euros.
Por lo que respecta al sector de las telecos a nivel mundial, la debacle ha sido importante para algunas operadoras como por ejemplo Telecom Italia, Telefónica y Sprint, France Telecom y Deutsche Telekom caen por encima del 10%. Sin embargo, las operadoras Chinas y la norteamericana Verizon moderan sus caídas del 2% al 6,65%. AT&T ronda una caída del 10%. El sector atraviesa este 2020 un calvario desigual dependiendo de la operadora de la que estemos hablando, las más penalizadas este año han sido Telecom Italia y Telefónica con una pérdida considerable que oscila entre el 39% y 45%, sin embargo, Sprint el operador norteamericano ha crecido el precio de la acción este 2020 un destacable 32,6%.
La crisis que azotan los
mercados, ha puesto de manifiesto sin lugar a dudas que operadoras están más
débiles de cara al inversor, dicha situación debería de servir para que los
accionistas dominicales de las mismas reflexionaran sobre qué medidas adoptar con respecto a
la gestión y estrategia adoptada por los diferentes equipos directivos, ya que
algunas de ellas se han convertido en auténticos “chicharros” bursátiles. El
tiempo dirá… pero parece que esto va a seguir todavía durante un tiempo.
Ya lo dijo Mahatma Gandhi: “Cuando hay una tormenta los pajaritos se esconden, pero las águilas vuelan más alto”.
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