En la filosofía, todo
parece reducirse a conocer. O, al menos, todo empieza por ahí. Con relación a
la verdad, esto es evidente. Con relación al bien, ¿cómo llegar a desear algo bueno
si no se conoce? Y sin conocer lo bello, ¿cómo disfrutarlo? Casi
con lógica matemática, podríamos concluir que para aspirar a ser feliz hay que
conocer. Y si se conoce bien, mejor aún. (Por eso los padres desean que sus
hijos estudien). Ese conocer bien para alcanzar la felicidad es lo que muchos, desde muy
antiguo, han llamado sabiduría. Y a la tarea de buscar esa sabiduría la han
denominado filosofía. Porque significa eso: amor (filo) a la sabiduría (sofía). Precisamente, con estas ideas comienza el gran filósofo Aristóteles en dos de sus
más famosos tratados:
-“Todos los hombres tienen
naturalmente el deseo de saber.”
-“Los hombres buscan
enderezar sus acciones como un arquero sus tiros para dar en el blanco, y ésta
es la felicidad.”
Un filósofo, al igual que
un científico, también entrevista a la realidad. Pero a toda. Y las preguntas
que le hace —que se hace, porque forma parte de ella— son radicalmente
importantes, comprometedoras, inquietantes, valientes: ¿existe Dios?,¿por qué existo?, ¿qué sentido tiene la
vida, el dolor, el mal y la muerte?, ¿somos libres?, ¿puedo confiar en mis
sentidos?, ¿existe la verdad?, ¿qué quiere decir actuar bien?, ¿cómo ser
feliz?, ¿tenemos alma?, ¿hay vida después de la muerte? En fin, ¿cuál es el
origen y el destino de todo? Asimismo, cuando un filósofo responde
interrogantes elabora modelos interpretativos, que resultarán ser más o menos
conformes a la realidad en cuestión. La diferencia es que los modelos científicos
tienen la ventajosa propiedad de ser verificables, ya sea por experimentación o
por demostración matemática. En cambio, como el filósofo se enfrenta a
realidades no cuantificables (¿quién puede medir la existencia, o el pensamiento,
o la justicia, o el amor?), sus explicaciones no resultan obvias ni exactas. Por
lo demás, no cuenta con otro instrumental aparte de su razón, que no es poco.
Ayer la prensa recogía la
siguiente noticia, “Telefónica, Inditex, Iberdrola, BBVA y Santander crean un fondo común
de 150 millones de euros para comprar material sanitario que ayude a paliar la
crisis del coronavirus” https://bit.ly/2UeocC4 Vista y leída
la noticia, puede parecer que algunos de los principales CEOs de grandes
compañías del IBEX-35 tienen una conciencia y valores a “prueba de bomba”, sin
embargo algunos de los que se mencionan en la noticia, tienen otros objetivos y...Problemas.
Para el gran filósofo griego Aristóteles, todo cuerpo está constituido por
materia y forma, que componen un todo único. Así, el ser humano es un
compuesto de alma con forma de cuerpo, cuya principal característica es la
razón. Es más dice este gran pensador, que todo aquello que se mueve es movido
a su vez por una causa, y así sucesivamente. Por tanto, ha de existir algún
tipo de motor en el inicio, algo que no sea movido por nadie y que sea lo que
desencadene el proceso. Este primer “motor inmóvil” es lo que él filósofo relaciona con
algún tipo de ser divino, responsable, además, de la unidad del mundo y del
orden y las reglas que lo rigen. Para el filósofo griego, la
ética es teleológica, es decir, que identifica el bien con un fin.
El filósofo defiende esta idea porque entiende que cuando los hombres actúan es
porque buscan alcanzar un objetivo concreto, principalmente, la felicidad en la vida,
aunque no siempre si el que busca tiene otros fines más oscuros. Ya lo
dijo Immanuel
Kant, desde Aristóteles la lógica no ha dado un paso atrás… ni hacia
delante. Por lo tanto, concluía el gran filósofo alemán, es un tema que se puede dar por concluido.
Escribía el 3 de febrero en el diario Público el Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas de la Universitat Pompeu Fabra, Vicenc Navarro lo siguiente, "según una encuesta global
de la compañía Edelman, el 56% de la población mundial cree que el sistema
capitalista es más dañino (debido al gran sufrimiento que ha causado a la
población) que beneficioso para sus intereses. Y un 50% indica que este capitalismo
le ha afectado personalmente de una manera negativa. Es más, aunque el 82% de
los entrevistados subraya que cree que el mundo empresarial debería pagar un
salario digno, solo el 31% cree que así lo hace. Esta
falta de confianza e impopularidad del mundo empresarial va acompañada de una
desconfianza, incluso más acentuada, hacia las autoridades públicas (Estados y
partidos gobernantes), al ser percibidas estas como excesivamente influenciadas
por las élites económicas y financieras que constituyen aquel mundo
empresarial". Según un informe publicado por el Foro
Económico Mundial de Davos en su 50 aniversario de este año, revela
el enorme crecimiento de las desigualdades en el mundo (considerado como uno de
los mayores problemas actualmente) indica que tal crecimiento ha generado un
enorme aumento del rechazo del orden económico que ha generado una gran
concentración de la riqueza, la cual se percibe que ha sido alcanzada a costa
del bienestar de la mayoría de la población, que ha sufrido un aumento de su
precariedad y una pérdida de la dignidad, debilitando con ello el orden social,
al destruir la confianza en las instituciones y en los procesos políticos,
erosionando con ello el "contrato social" que rige en las sociedades
más avanzadas. Lo que afirma dicho organismo, nada sospechoso con
respecto a la tendencia que representa es, que esta situación la creó precisamente
la aplicación de las políticas neoliberales que han sido promovidas por el
mismo, conocido coloquialmente como el Vaticano de la religión laica dominante
en los mayores centros del pensamiento económico hoy en el mundo: el
neoliberalismo. Para salvar el capitalismo actual de su sintonía
con la sociedad, hay que cambiar el comportamiento del gran mundo empresarial y
redefinir sus objetivos, que no pueden ser solo el aumento de beneficios de los
accionistas y/o gestores, sino que debe incluir el servicio a las
comunidades donde están ubicados, una actitud que podría ser digna de aplauso,
excepto que, como señala el Financial Times, esta petición de responsabilidad social es semejante a pedirle peras
al olmo, pues la economía mundial está prácticamente paralizada en la
actualidad, y no es el momento de pedir sacrificios a los centros de poder
económico y financiero. El mayor problema que existe hoy en la
sociedad es la sensación de impotencia que tiene la población en contra de lo
poderes económicos y financieros, los cuales están convencidos de que no hay
otra manera de organizar las relaciones sociales y económicas que no sea con la
lógica de la asimetría del poder, “lo ancho para mí lo estrecho para ti”.
Una de las cuestiones no
menos importantes, es que cuando los servicios públicos en España eran recortados
las partidas en los Presupuestos Generales del Estado, ningún CEO del IBEX-35
manifestó ninguna discrepancia, más bien diríamos que el silencio era la tónica
dominante a dicha acción. Esta acción no ha sido durante 1,2,3, etc. años, sino
que se ha venido produciendo durante décadas, como ayer publiqué en el blog en un
post que subí https://bit.ly/2QHCYPP
Frente a este hecho, los directivos del IBEX se han preocupado en relación con
el gobierno muy prioritariamente, en buscar una regulación favorable
en el sector en el que operan, de tal forma que la misma les proporcionara una
ventaja competitiva frente al adversario en el mercado donde competían.
Esta es quizás uno de los mayores problemas que acarrea la economía española,
la escasa competencia de nuestras compañías debido a la poca inversión que
realizan en I+D, ese gap o ventaja como viene siendo habitual se
pone de manifiesto todos los años por parte de la Comisión Europea cuando publica
las cifras de inversión de las mayores compañías de Europa. España en
dicho ranking aparece muy por debajo de lo que sería ideal para un país que
está entre los cinco grandes de la Unión Europea, en una asociación de 27
miembros. En concreto en el año 2019 las cifras de España se pueden leer en el siguiente
enlace http://bit.ly/2EODh53e Sin embargo, vemos el verdadero espíritu empresarial
de la clase directiva cuando observamos por ejemplo la postura del presidente
de la CEOE (Confederación Española de Organizaciones
Empresariales), Antonio Garamendi, cuando manifiesta su postura en
referencia al Artículo 42 (subcontratación) del Estatuto de
los Trabajadores https://bit.ly/2JatPLr No es ningún secreto que la subcontratación
en España es uno de los principales problemas que presenta el mercado de trabajo,
en concreto existen dos variables fundamentales en las que incide, la
primera es una mayor accidentabilidad laboral producida por la precarización en
la que se encuentran dichos trabajadores. Y una segunda cuestión no menor es,
los costes que representan para el empresario, un ejemplo, colectivos como las
kellys (camareras de piso) han puesto cara a las desigualdades que padecen los
subcontratados, ya que cobran por un mismo trabajo hasta un 40% menos de sueldo
que si pertenecieran a la plantilla del hotel https://bit.ly/39hpdgX
Y llegamos a la noticia que
se publicó ayer, de las cinco compañías que conforman el fondo de 150 millones
de euros para luchar contra él COVID-19, Telefónica,
Inditex, Iberdrola, BBVA y Santander, tres son las casuísticas
diferentes a las que se ven sometidas dichas compañías, son las siguientes:
- Compañías con rendimientos bursátiles muy pobres desde la toma de posesión del CEO actual.
- Compañías con problemas judiciales por el “Caso Tandem”.
- Compañías donde la donación y filantropía la realiza el CEO de su propio bolsillo al ser el mayor accionista de esta, siendo además su compañía un proveedor que puede proporcionar los materiales y recursos necesarios para que las personas que luchan contra el coronavirus se encuentren protegidas.
En
el primer grupo se pueden incluir tres compañías, Telefónica, Banco de
Santander y BBVA. El rendimiento de las acciones desde que los
actuales CEOs están al frente de dichas compañías es el siguiente; Telefónica (-51%),
Banco de Santander (-68%) y BBVA (-36%). En el segundo grupo se
encuentran dos compañías, BBVA y Iberdrola. La instrucción del “Caso
Tandem” ha propiciado que un amplio grupo de personas directivas se
encuentren encausadas por propiciar espionajes sobre terceras personas, por
ello se les acusa de presuntos delitos de cohecho y revelación de secretos
entre otros https://bit.ly/33LoAeH
Y por último en el tercer grupo se encuentra Inditex. El
propietario de dicha compañía, Amancio Ortega, lleva tiempo
realizando filantropía a través de su fundación y de donaciones como
fue el caso de las máquinas de lucha contra el cáncer (290 máquinas) a los hospitales
públicos de toda España, por un importe de 320 millones de euros https://bit.ly/33HCrTa
Pero aparte de colaborar en la donación del fondo de 150 millones de euros como
recogía la prensa, también ha fletado dos aviones para repatriar a 600
becarios de su fundación de Estados Unidos y Canadá https://bit.ly/3bmLxHx Una de las
cuestiones que hay que poner en valor del mecenazgo que presta dicha persona, es
la discreción que tiene al frente de la labor filantrópica que realiza, cuestión
esta, que en otra clase de personas (CEOs) no se produce por ese ansia de salir
en los medios públicos de la sociedad, y que facilita que la persona que recibe
dicha dádiva que no se sienta obligado en la necesidad que se le cubre por el
que paga dicha carencia.
Según la Real Academia
Española de la Lengua (RAE), anosognosia es un término de
la psicología que significa “enfermedad que consiste en no tener
conciencia del mal notorio que se padece”. Además, hace referencia a
algo que es principal en el diagnóstico de anosognosia: es la
no conciencia del mal propio y no del mal que se pueda estar provocando a
otros. Así pues, de las cinco compañías que integran
inicialmente dicho fondo, solo una, Inditex, presenta
razones en la situación actual en la que se encuentra, que hacen como decía
Aristóteles con respecto a su “motor inmóvil”, que tenga una guía responsable
con el orden y las reglas que rigen dicha filantropía… Probablemente otros
tienen que demostrarlo.
Ya lo dijo Aristóteles:
“No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto”.
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