domingo, 8 de julio de 2018

DIRECTIVOS CON PRINCIPIOS Y ÉTICA...UN EJEMPLO PARA EL "CORPORATE" ESPAÑOL




El presidente de Air France entre 1988 y 1993, Bernard Attali, transformó la compañía durante su presidencia, participando en el lanzamiento de Amadeus y fundando las bases del centro de operaciones de Roissy, comprando UTA y Air Inter en particular. El día 4 de julio de este mes, Attali presidente honorífico de Air France, rompió su silencio y dejo claro lo que piensa al respecto del Consejo de Administración actual de la aerolínea gala en el diario Les Echos https://bit.ly/2zl8z3f. El directivo afirmó en dicho diario, “Por lo que respecta a Air France, la ira se apodera de mí hoy. ¿Cuánto tiempo vamos a dejar a nuestra compañía nacional sin capitán, sin estrategia, sin rumbo? No estoy hablando de clientes tomados como rehenes en vísperas de las grandes salidas, sino de la cacofonía que reina en torno a su futura gobernanza. Hace dos meses su presidente firmó la rendición, dejando la pluma sobre la mesa. Desde... ¡Ruido, mucho ruido pero ninguna decisión! Esto es inaceptable. Air France es una compañía magnífica, presta servicios a la ciudad más bella del mundo y cuenta con un centro de operaciones situado estrategicamente. Su papel en la defensa nacional es insustituible: yo personalmente lo experimenté en los primeros días de la Guerra del Golfo. Sin embargo, ¡hay un hermoso barco varado en la arena, sin un jefe, con un agujero en el casco! Una hermosa imagen para el país cuyos colores lleva... Que los pilotos se comporten de forma irresponsable no es algo nuevo. Pero que, bajo la mirada burlona de los socios holandeses, convirtamos a los accionistas minoritarios estadounidenses y chinos en los árbitros de este fracaso, me deja atónito…Como si no fueran tan competitivos como aliados”. Attali se pregunta, ¿Dónde está el estado en este caso?, ¿No es el accionista mayoritario hasta la fecha?, ¿Han oído a los ministros de Transportes o de Finanzas hablar de algo más que de banalidades y evasivas?, ¿Qué están esperando para detener esta farsa? Me han dicho que confían en el Consejo de Administración, ¡Hablemos de ello!, ¿Qué credibilidad tiene este Consejo, que contrariamente a la costumbre, no ha preparado ningún plan de sucesión, para confiar finalmente en los cazatalentos anglosajones? El que dejo que su presidente se estrellara contra la pared de un estúpido referéndum. ¡Aquel que sacudido por las presiones contradictorias, ha sido incapaz durante semanas de elegir sucesor para el! Así que lo digo sin ningún tipo de precaución, “los miembros serios de este Consejo (hay algunos) se honrarían a sí mismos reconociendo su fracaso y dejando el lugar a alguien más competente, o más valiente. Air France merece más respeto por parte de sus directivos”.

                                                     Bernard Attali
En este sentido, el presidente honorario desea que entren directivos más competentes porque “Air France merece más respeto por parte de sus directivos”, concluye. Y es que la aerolínea gala está perdiendo dinero de forma constante desde hace ya tiempo, compensando parte de sus malos resultados gracias al negocio de mantenimiento de aviones y a la aportación de KLM, que sí va bien. Ahora la aerolínea IAG competirá en lo que hasta el momento era un terreno propio de Air France: el mercado francófono de Quebec, en Canadá, y las islas de ultramar, en el Caribe. Al que se suma Norwegian que vuela contra Air France en el lucrativo mercado del París Nueva York, en el que Level anuncia que va a entrar desde septiembre. Está claro que la junta de Air France, como indica Attali, necesita un soplo de aire fresco que ayude a elaborar un plan de acción que dé resultados a corto y medio plazo (Air France: más malas noticias), (Giro de Level: operará con A321 desde Viena). 
 

Dentro de los distintos valores éticos, se conoce como “Autocrítica” a la capacidad que tiene una persona de verse así mismo, a fin de identificar sus errores y fortalezas, con el fin de reforzar sus cualidades positivas o corregir aquellas que no lo son tanto, logrando con ello ser cada día un mejor ser humano. Con respecto a este valor, algunos filósofos han señalado la importancia que tiene la autocrítica en el avance y desarrollo de los procesos positivos dentro de una sociedad, ya que éste hace que cada persona se haga responsable de conocer y corregir sus cualidades, en pro del bienestar de la comunidad, dotando a la sociedad de personas conscientes, maduros, responsables y preocupados por su mejora personal. En este caso, el proceso y capacidad de autocrítica mantiene alejado a los miembros de una sociedad a tener comportamientos reprobables como la delincuencia, la corrupción o el incumplimiento de normas, hechos que llevan a una sociedad al caos y la anarquía.

Fue en 1939, cuando el padre del “management” (gestión), Peter Drucker, escribió el libro, “El fin del hombre económico”, en el mismo se atreve a adelantar que el hombre (tanto como consumidor como empleado) funciona por condicionantes no estrictamente económicos como por ejemplo, los principios y la ética. Este pensamiento se consolida en su célebre libro, “El Futuro del Hombre Industrial” (1942), donde ya avanza que “la empresa es una estructura social que reúne a los seres humanos con el objetivo de satisfacer las necesidades económicas y los deseos de una comunidad”. Para Drucker, el concepto de “management” es la mezcla de economía y sociología, donde la implicación social de las personas es imprescindible para el buen devenir de cualquier compañía. Más recientemente, en la década de los 90, Peter Senge, habló de organizaciones inteligentes, y definió a las mismas como, aquellos grupos de personas que alinean talentos y capacidades para aprender a triunfar en conjunto y lograr los resultados deseados, aun frente a escenarios cambiantes. Senge anima a ampliar el campo de observación de las compañías para comprender complejidades e interacciones. Mientras que la visión tradicional de las compañías era la de áreas parceladas, independientes entre sí, el enfoque sistémico de Senge propone pensar en totalidades y hacer conexiones, buscando puntos de mejora o apalancamientos que restablezcan el equilibrio del sistema y le permitan volverse abierto al aprendizaje y la auto superación. Obviamente, esto sin autocritica es imposible.


La crítica emprendida por Attali al “establishment” de gran una compañía en Francia cómo es Air France, es impensable que suceda en España, ya que en nuestro país se estila más la figura de consejero obediente en dichos consejos, aunque los resultados económicos de la gestión sean lamentables. Existen multitud de ejemplos históricos de compañías con gestión deficitaria y que sus miembros del Consejo nunca levantaron la voz para avisar de lo que estaba ocurriendo, como por ejemplo: Abengoa, Banesto, Banco Popular, Bankia, Pescanova, Reyal Urbis, Martinsa Fadesa, etc. Aparte de estos casos históricos, existen actualmente otras compañías que están atravesando situaciones complejas debido a su alto endeudamiento, caída de ingresos, pérdida de cuota de mercado, pérdida de valor bursátil, etc. Sin embargo, ni de sus Consejos de Administración ni sus altos directivos se oye ninguna crítica, salvo salvas y loas a una gestión deficitaria, que lleva años en algunos casos realizándose con el consiguiente impacto para sus diferentes stakeholders que integran dichas compañías, como son; empleados, accionistas, clientes, inversores, etc. En este caso se puede decir que puede más el parné que los principios y valores. En un momento como el actual, donde los valores y principios juegan un papel estelar en el mundo corporativo, donde los directivos hacen gala de utilizar los mismos con el fin de dar confiabilidad al cliente, resulta cuanto menos chocante que no se utilicen interiormente dentro de las compañías con el fin de reconocer los errores y fallos que se comenten en la gestión, con el fin de conseguir las metas que se fijan, pero sobre todo, con la meta de repartir valor a los diferentes actores con los que interactua dicha sociedad mercantil.

Hacen falta personas en los Consejos de las compañías que se dejen de componendas y pleitesía con el CEO de turno y pongan por encima de todo las métricas y datos financieros que reflejan la realidad de la gestión, ya que de dicha acción lo que se desprenderá principalmente será confianza hacia dichos consejeros y la sociedad a la que representan. El ejemplo de Attali es una bocanada de aire fresco en un momento en el que la posverdad reina como un “mantra” en el mundo corporativo actual, donde todos los días nos desayunamos con noticias en prensa, radio, televisión, redes sociales que para nada hacen realidad y justicia a lo que está sucediendo dentro de algunas compañías, es más, los medios clásicos se han convertido en meras agencias de publicidad con la publicación de las notas de prensa que facilitan dichos Consejos de Administración. La ausencia de una investigación rigurosa por parte de dichos medios, sobre las métricas que facilitan dichas compañías y luego se reflejan en dichos diarios, trae como consecuencia en algunos casos, escándalos financieros como los descritos en las compañías anteriormente mencionadas en nuestro país. 


Para terminar decir que personas como Attali resitúan los problemas que sacuden a las compañías y las hacen irrelevantes, sacándolos a la opinión pública con el fin de que los mismos sean conocidos por las sociedad y no permitan que socave la credibilidad de dichas compañías, que en algunos casos son emblemáticas, como es Air France. Tomar nota de dicha situación por otras compañías que están pasando por los mismos problemas… Abriría un rayo de luz esperanzador para resolver los graves problemas que tienen.  


Ya lo dijo Doss Nathan Jackson: “El tamaño de un líder viene determinado por la profundidad de sus convicciones, la altura de sus ambiciones, la amplitud de su visión y el alcance de su amor”.
 




 



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