miércoles, 21 de agosto de 2024

TELEFÓNICA, LA FUERZA DE LA REALIDAD FRENTE A LA PROPAGANDA

La guerra de Vietnam fue un conflicto que empezó en el año 1955 y terminó en el año 1975, cuando las cámaras de televisión y los reporteros de imágenes habían accedido a las trincheras de la guerra y el mundo pudo ver sus atrocidades gracias a las primeras cámaras portátiles de televisión.

La reacción fue tal que desencadenó un movimiento pacifista mundial que culminó en 1971 cuando varios grupos de veteranos de Vietnam arrojaron cientos de medallas por las escaleras del Capitolio apoyados por una gran manifestación de pacifistas. Todo acabaría poco después provocando la retirada del poderoso ejército americano y el fin de esa guerra.

Por primera vez, las grandes cadenas CBS y NBC destacaron las filmaciones obtenidas por sus reporteros desde las trincheras. Ambas networks simbolizaron entonces el periodismo de calidad frente a la tercera cadena que carecía de recursos suficientes, la ABC, que optó por los debates, el cara a cara en plató y, en definitiva, la opinión entre dos opciones ideológicas. En ese contexto, aún se distinguía con precisión lo que era información sobre los hechos factuales de las opiniones políticas que podían suscitar.

Con su germen en la filosofía de Descartes y el enaltecimiento de la razón en la Ilustración, hace siglos que habían surgido las nociones contemporáneas de verdad y conocimiento científico. Fue durante el siglo XX cuando se consolidaron los valores del periodismo objetivo, cuando Walter Lippmann, uno de los primeros padres de las teorías de la opinión pública y el periodismo, afirmaba desde la necesidad del conocimiento experto que el problema básico de la democracia era la exactitud de las noticias y que la opinión era una construcción retórica sin base empírica.

Después Philip Meyer popularizó el periodismo de precisión como la necesidad de incorporar las técnicas de recopilación de datos y de análisis de la ciencia en la búsqueda disciplinada de la verdad verificable.

Fue el tiempo de mayor exaltación de la objetividad, cuando el director de The Guardian había afirmado el axioma de que “los comentarios son libres, pero los hechos son sagrados”. En ese clima surgía la prensa de calidad que, tras las guerras y los regímenes autoritarios del siglo pasado, se consolidaba como reacción independiente a la propaganda bélica y política.

Por entonces, los científicos habían representado la capacidad de diferenciar aquello que tenía que ver con los hechos de lo que estaba vinculado a la opinión o la emoción, pero desde entonces las audiencias de los medios masivos iban a disponer de nuevas herramientas tecnológicas de comunicación y ese paradigma sobre el conocimiento experto empezaría a perder credibilidad cuando el sentimiento y las emociones se fueron adueñando del nuevo mundo audiovisual.

                  Foto: Icónica imagen de la guerra del Vietnam

Ayer podíamos leer en la prensa una noticia sobre Telefónica que tiene un trasfondo completamente diferente a lo que la noticia pretende informar. De dicha noticia se pueden sacar conclusiones interesantes si uno ve lo que lleva sucediendo desde hace semanas dentro de la operadora. Informaba la noticia de que el presidente de la operadora, José María Álvarez-Pallete, no puede esperar más para cambiar todo el organigrama de la compañía. Y es que Pallete lleva un lustro remodelando el consejo y pensando también en remodelar su equipo directivo. 

Con el consejo de administración ya parecía tener una parte importante del mismo realizada, por no decir todo: había superado el consejo que heredó de su antecesor, César Alierta, toda vez que, según la noticia, Isidro Fainé le otorgó su confianza y que al presidente del BBVA, Carlos Torres, no se metía más de lo debido: sin entusiasmo, pero sin molestar. Ahora bien, desde el desgraciado día en que los árabes de la compañía saudí de telecomunicaciones, STC, primero enseñaron las orejas, después los dientes, todo lo que había hecho Pallete se fue al garete con los nuevos accionistas de referencia, el consejo de Pallete se fue a freír espárragos.

Encima, el problema corporativo hizo que los cambios previstos en el equipo directivo murieran antes de empezar. El situación actual es la siguiente:

  • Isidro Fainé le apoya. En el pulso que mantienen Caixa-Criteria-CaixaBank con el Gobierno de Pedro Sánchez, las cosas van tan bien como se esperaba y tan mal como se presagia: un equilibrio inestable en el que todos creemos porque nadie puede creer otra cosa, salvo para convertirte en agorero del desastre. Hablamos de un 9,9% del capital.
  •  El Gobierno ha destrozado el centenario de la operadora, que su presidente quería aprovechar para refundar la compañía como operadora privada de cara a la sociedad de la información.
  •  Por su parte, y ahora hablamos de un 5% del capital del BBVA, Carlos Torres necesita al Gobierno para subsistir como presidente del BBVA. Por ahora, Torres, al menos oficialmente y por exigencias del guion catalán, ni tan siquiera ha conseguido que Monclóa le apoye de cara a comerse al Sabadell… Y les aseguro que necesita comerse al Sabadell. Pero mientras lo consigue Torres no se irá de Telefónica.
  •  Los árabes de STC, donde manda el siniestro Mohamed bin Salman, operan con su petulancia habitual, tanto frente a la compañía como frente a Monclóa. Van para medio año en las tripas de la operadora y todavía no se han dignado a pedirle al Gobierno el preceptivo permiso para entrar en una empresa estratégica española y, mucho menos, o mucho más, aún no han solicitado la venia para solicitar un consejero. Oficialmente, STC tiene el 4,9% pero lo cierto es que disponen de más del 13%, lo preceptivo, según la ley de sociedades anónimas, para nombrar, no uno, sino dos consejeros.
  •  La chulería islámica bien merece la actitud del Gobierno, que en esto toca aplaudirle: ustedes inviertan lo que quieran que, mientras no pidan permiso al Gobierno español para entrar en una empresa estratégica española, se van a quedar en mero inversor financiero, sin posibilidad de decir nada en el consejo ni en el gobierno de la compañía. Hablamos oficialmente de un 4,9% y en la práctica de un 13%.
  •  Y vamos con el 9,9% de capital de Telefónica en poder de la SEPI, es decir, el gobierno. Para entendernos, Pedro Sánchez quiere controlar Telefónica... sea quien sea su presidente. También sabe que José María Álvarez-Pallete es el hombre indicado para presidir la compañía y que pueden nombrarle consejeros, ya lo ha hecho con Carlos Ocaña, pero no tiene ningún candidato a presidente capaz de gestionar ese imperio. Y si no, que le recuerden, como hacen en el PP, su maravillosa gestión en Correos, donde su hombre de confianza, Juan Manuel Serrano, dejó un agujero financiero y otro de gestión que estamos pagando entre todos. Al menos el primero. El segundo se trata de solucionar, no de pagar y todavía no está claro que Correos deje de ser el desastre en que se ha convertido, con el también socialista, Pedro Saura, que por ahora ha evaluado le agujero de su antecesor, pero no sabe cómo rellenarlo. Además, Serrano acaba de ser denunciado por Abogados Cristianos por malversación de caudales públicos durante su etapa en la empresa pública de servicio postal.

En resumen, el Gobierno ha destrozado el centenario de la operadora, que su presidente quería aprovechar para refundar la compañía como operadora privada de cara a la sociedad de la información. El problema es si Pallete puede esperar más antes de dar un puñetazo encima de la mesa y pasar de un máximo accionista, al menos de forma oficial que, encima, es su regulador. Algunos pensamos que sí que debería dar ese puñetazo, lo que conllevaría cambios en el Consejo y una remodelación total del equipo directivo actual. El regreso de vacaciones es un buen momento para los cambios. Aunque mejor hubiera sido justo antes de vacaciones. https://tinyurl.com/2jmhajht

Lo primero que quiero manifestar a la lectura de dicha noticia es que hay hechos que no admiten ninguna duda como vengo afirmando últimamente en el blog. El cambio que se avecina en Telefónica si se hace de forma correcta debería ser integral, tanto de estructura (directivos) como de estrategia empresarial. Por otro lado el dividendo debería dejar de ser el "santo grial"  para pasar a un segundo plano frente a la política industrial que vertebre la digitalización en nuestro país. El verdadero motivo del cambio que se avecina en Telefónica viene motivado por la preparación de la compañía con la misma dinámica empresarial que se está haciendo de forma exitosa en Indra, fuerte incremento en I+D y participación en programas europeos de desarrollo tecnológico como son el FCAS (futuro avión de combate). Esta situación ha tenido su reconocimiento en bolsa con una revalorización bursátil desde que se cambió al presidente el 27 de mayo del año 2021 del 42% en el precio de las acciones. Telefónica tiene que ser un actor transversal que vertebre la economía española facilitando su digitalización. ¿Por qué tiene que haber ese cambio? Aparte de la fundamental razón, que es el plan ambicioso de la Unión Europea para guiar la transformación digital de Europa hasta el año 2030, y que incluye objetivos y metas específicas en cuatro ámbitos: habilidades digitales, infraestructuras tecnológicas, digitalización de empresas y servicios públicos, hay otra razón importante para dicho cambio. El 8 de abril del año 2016 cuando llegó Pallete a la presidencia de Telefónica la acción cotizaba a 9,31 euros, con una capitalización bursátil que rondaba los 45.000 millones de euros, hoy Telefónica cotiza a 4,09 euros por título, con un valor bursátil de 23.000 millones de euros. La pérdida de valor bursátil para la compañía en estos ocho años y cuatro meses de presidencia de Pallete asciende a él 56% de su valor sin tener en cuenta los dividendos. Ayer mismo conocíamos por la prensa que por primera vez una empresa española, Inditex, superaba la barrera de los 150.000 millones de euros de capitalización bursátil en el mercado español. Que recorrido bursátil tan diferente ha tenido esta compañía en su estrategia empresarial con respecto a Telefónica, para que hoy ambas tengan un diferencial de capitalización de 6,5 veces superior a favor de la compañía textil.

La segunda cuestión que llama la atención en dicha noticia es la rotura de un silencio que se venía manteniendo durante las últimas semanas. Este silencio se acentúo más si cabe desde que el consejero de la SEPI, Carlos Ocaña, tomó el control de la Comisión de Auditoría y Control en el mes de mayo de este año. Ayer se rompe dicho silencio con este artículo, que es como si fuese anticipando lo que se avecina y vengo contando últimamente en el blog. Pero se cuenta de forma distorsionada si nos atenemos a los hechos que vienen sucediendo desde que el gobierno español tomó la decisión de entrar en el capital de Telefónica, como nuestros vecinos europeos de referencia, franceses y alemanes. Ambos participan en el accionariado de sus operadores incumbentes, Orange y Deutsche Telekom, pero siguen siendo compañías mayoritariamente con participación de capital privado. Esta rotura del silencio se produce de forma no casual, dando por hecho situaciones que no guardan concordancia con lo que ha venido sucediendo. Lo primero que hay que decir, es que el presidente de la fundación La Caixa, Isidro Fainé, en este momento si otorga la confianza a alguien es al presidente del gobierno, lo demás son fabulaciones de la noticia. ¿Por qué sucede este hecho? Principalmente hay dos motivos para ello que hemos visto en todo el proceso que ha vivido Telefónica, el primero es la adquisición por parte de Criteria-Caixa de un porcentaje del capital de la operadora equivalente al que atesora el gobierno sin tener los permisos preceptivos a los que obliga la ley. La fundación Criteria-Caixa tiene el consentimiento tácito del gobierno español para formar parte del núcleo estable dentro del accionariado que servirá para mantener la españolidad de la operadora. El segundo motivo afecta directamente a La Caixa, hoy el FROB (Estado) junto con la Fundación Criteria-Caixa tienen mayoría en el control accionarial del banco después de la reducción de capital que han hecho desde la entidad su equipo directivo, motivo más que suficiente para que La Caixa tenga con su segundo mayor accionista el FROB (posee el 17,62%) una relación inmejorable.

Otra cuestión que se aborda en la noticia y que se cuenta de forma capciosa es el papel de los saudís tras la entrada en el capital de Telefónica. Se afirma en la noticia que los saudís tienen un papel soberbio al no pedir la autorización al gobierno español para convertir sus instrumentos financieros en acciones, dando lugar a que alcancen el mismo porcentaje en el capital de Telefónica que sus dos mayores accionistas, el Estado y la Fundación Criteria-Caixa. Lo primero que quiero manifestar es que los saudís no piden dicho permiso como vengo diciendo desde hace tiempo porque saben que no se lo van a facilitar, así se lo han comunicado por los canales oportunos. El gobierno español desde que los saudís revelaron su posición en el accionariado de Telefónica el 6 de septiembre del año pasado, ha tenido encuentros con el gobierno saudí en los cuales habrán tratado dicha cuestión. Sin ir más lejos el 2 de abril del 2024 la prensa recogía el encuentro del presidente Sánchez con Mohamed Bin Salmán https://tinyurl.com/2ehw3y2w  Los saudís oficialmente tienen un 4,9% del capital de la operadora en acciones, el resto hasta el 9,9% son instrumentos financieros que no pueden adquirir sin la autorización del gobierno español, eso daría lugar a que tuviesen derecho a entrar en el consejo de administración al tener una participación por encima del 6,66%, cuestión esta que no está en los planes del gobierno.

El papel del BBVA dentro del accionariado de Telefónica es difuso, por un lado, el 31 de octubre del año pasado conocíamos por boca de su consejero delegado, Onur Genç, que la entidad no está pensando en aumentar su participación en Telefónica, principalmente porque la consideran una inversión financiera que está categorizada como disponible para la venta. Posteriormente el 30 de enero del 2024 conocíamos por declaraciones del presidente del BBVA, Carlos Torres, donde afirmaba que en el banco están “cómodos” con la participación que tienen en Telefónica del 4,87%, así como lo están “con el accionariado que tiene o pueda tener”, tras la entrada del fondo soberano saudí STC y el movimiento del Gobierno de activar la compra de un 10% a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Torres dijo desconocer la operativa por la que precisamente el Gobierno alcanzará el 10% en la teleco y valoró que la compra de STC es un hecho “bueno para nosotros” en cuanto a que hay “interés inversor” e “ilustra el potencial que Telefónica tiene” https://tinyurl.com/y8fpekbc  El papel que hoy tiene el BBVA en Telefónica está condicionado por la operación de adquisición en el que se encuentra inmerso del Banco Sabadell. El gobierno español ya ha manifestado su oposición a dicha adquisición por medio de su ministro de Economía, Carlos Cuerpo, cuestión esta que puede ser importante para que haya cambios en la dirección del banco vasco, el cual ha perdido peso y relevancia desde la salida de su último gran presidente de la entidad, Emilio Ibarra Churruca y los escándalos a los que posteriormente se ha viso inmerso con presidentes que no venían de la banca tradicional de Neguri https://tinyurl.com/49nk5yn4 

Otra cuestión que se afirma en la noticia es que el gobierno ha destrozado el centenario de Telefónica. Esta afirmación choca con una realidad incontestable, ¿En qué cuestión intervino el gobierno en los actos del centenario? Que se haya publicado en la prensa, en ninguna, su papel en dicha celebración ha sido de lo más aséptica y correcta con la planificación establecida desde el equipo directivo. Con respecto a la renovación de los miembros del consejo de administración de la operadora, hay que decir que no es cierta la afirmación que recoge la noticia de que los saudís fueron los culpables de que el consejo no se haya terminado de renovar por su entrada en el capital. El único cambio que ha habido como dominical ha sido la entrada del consejero de la SEPI, el cual ha sido nombrado por un accionista de referencia al amparo de los derechos que ostenta por tener una participación del 10%. Los saudís no han hecho nada al respecto en esta cuestión, al no tener el porcentaje de capital suficiente para entrar en dicho órgano de gobierno de Telefónica. 

Una cuestión que cuando menos es impactante es cuando se afirma en la noticia que el gobierno español sabe que él actual presidente de Telefónica es el hombre indicado para presidir la compañía y que pueden nombrarle consejeros. Esta afirmación es un contrasentido en sí misma, ya que, si el gobierno tenía a la persona adecuada al frente de la operadora, qué sentido tenía invertir como hizo el Estado 2.300 millones de euros en adquirir el 10%. En cuanto a lo que tiene el gobierno español con respecto al futuro de Telefónica parece obvio que todo está más pensado de lo que nos puede parecer a la ciudadanía. El gobierno tiene un plan diseñado para Telefónica, en el cual hay: hitos, personas y estrategia nuevos para el futuro de la operadora. Todos los cambios que se puedan realizar en los próximos días antes de los cambios que se efectúen desde la SEPI, no serán los definitivos.  


           
Participaciones de la Fundación Criteria-Caixa

Hay un término en la noticia que es importante hablar de él por su importancia, es el de refundar. Si cogemos el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y miramos su significado vemos que es, “Revisar la marcha de una entidad o institución, para hacerla volver a sus principios originales o para adaptar estos a los nuevos tiempos”. Ante esta realidad de la definición surge la siguiente pregunta, ¿Qué se estuvo haciendo durante los últimos ocho años y cuatro meses que lleva el actual presidente al frente de la operadora? Eso sin contar que previamente fue consejero delegado de Telefónica antes de ser nombrado presidente desde el 17 de septiembre del año 2012. Estuvo casi doce años con responsabilidades de máximo nivel al frente de Telefónica. Para refundar Telefónica se necesita el permiso de sus dueños, los accionistas, entre los que están con el 20% la SEPI y la Fundación Criteria-Caixa. Ni el presidente ni sus consejeros tienen esa capacidad para tomar esa decisión sin contar con dicha autorización de sus accionistas, máxime si tenemos en cuenta que Telefónica tiene una larga historia y que es una compañía con componentes de ámbito geopolítico por el impacto que tiene al estar presente en los diferentes mercados y países en los que opera, como son los paises europeos y latinoamericanos. Por lo tanto, esa expresión castiza que recoge la noticia de, “dar un puñetazo en la mesa” y huir hacia delante con dicha acción, parece cuando menos un consejo temerario. 

Para terminar el post, quiero manifestar que la noticia publicada ayer sobre Telefónica rema a favor de obra de argumentos que no son los reales, pero que interesa que sean difundidos para beneficiar quizás a quien no lo merece, teniendo en contra la dura realidad que se nos ha mostrado en todo este proceso de baile accionarial dentro de Telefónica. Aquí debería imperar el germen de la filosofía de Descartes, donde el enaltecimiento de la razón y la verdad debe imperar sobre la fabulación y manipulación… Quizás, en pocos días veamos esa razón y verdad florecer libremente.

Ya lo dijo Rene Descartes: “Despréndete de todas las impresiones de los sentidos y de la imaginación, y no te fíes sino de la razón”.

 

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