domingo, 9 de junio de 2024

TELEFÓNICA, LA SEPI AVANZA LA "DOCTRINA INDRA" EN LA OPERADORA

 

‘La ley del silencio’ es una de esas películas imprescindibles en cualquier lista de la historia de la cinematografía. Con un reparto excepcional y ganadora de 8 de los 12 Oscars a los que estaba nominada, es difícil si quiera pensar en el cine americano sin la obra maestra del “delator” Elia Kazan, que hoy habría cumplido 115 años. Si no lo supiéramos, costaría adivinar simplemente viéndola que se trata de una película de 1954. Una pieza clave en todo lo que vino después sobre la que, sin embargo, sobrevuelan algunos claroscuros. Abrió el camino para todo lo que vino después pero también enterró bajo su maestría un hecho deleznable que gran parte de Hollywood nunca llegó a perdonar. Malcom Johnson ganó el Premio Pulitzer por una serie de artículos publicados en el New York Post en los que narraba cómo la mafia había tomado el control de los muelles de la ciudad. Budd Schulberg transformó la historia en guion después de que Arthur Miller abandonara el proyecto y Elia Kazan convirtió el libreto en película. Hasta ahí todo bien, el problema es que los traidores, Schulberg y Kazan, construyeron todo el relato alrededor del conflicto moral que supone delatar. Cuando el protagonista finalmente se decide a declarar contra la mafia, apoyado por la mujer que ama y un sacerdote, verá como sus compañeros le dan la espalda. No será hasta el acto de fuerza y valentía de la famosa escena final en la que se redima y dote de valor y heroísmo al mismo acto de haber sido un chivato.

                                        Foto: el "delator" Elia Kazan con Marlon Brando

Malcom Johnson ganó el Premio Pulitzer por una serie de artículos publicados en el New York Post en los que narraba cómo la mafia había tomado el control de los muelles de la ciudad. Budd Schulberg transformó la historia en guion después de que Arthur Miller abandonara el proyecto y Elia Kazan convirtió el libreto en película. Hasta ahí todo bien, el problema es que Schulberg y Kazan construyeron todo el relato alrededor del conflicto moral que supone delatar. Cuando el protagonista finalmente se decide a declarar contra la mafia, apoyado por la mujer que ama y un sacerdote, verá como sus compañeros le dan la espalda. No será hasta el acto de fuerza y valentía de la famosa escena final en la que se redima y dote de valor y heroísmo al mismo acto de haber sido un chivato. Nadie duda de que delatar a la mafia no solo esté bien, sino que es un acto de enorme valentía. El problema está en que director y guionista venían sufriendo el rechazo de gran parte de sus colegas por delatar a varios compañeros en la Caza de Brujas del senador McCarthy. Schulberg y Kazan transformaron ese dolor, aislamiento y mal de conciencia en una película sublime que expira esos sentimientos en cada fotograma. No obstante, si quiera comparar la situación del protagonista con la suya propia, la de delatar a amigos y compañeros por su ideología con el fin de conservar su posición privilegiada en la industria del cine, no puede tildarse de otra cosa que lamentable. Más aún, si recordamos que en la película la mafia tiene la forma de un sindicato, emblema de la izquierda, el socialismo y los trabajadores que acababan de traicionar ambos individuos. Pero lo cierto es que, aunque todo el mundo coincide en ver el argumento de la película como una falaz justificación de Kazan, él nunca admitió tal cosa, la trama de la película en sí misma no tiene ningún elemento reprobable y, lo que es más importante, el tiempo ha hecho que las razones o no razones de sus autores deban importar poco en la valoración de una obra de tal magnitud. Dicen que Marlon Brando era reticente a aceptar el papel que le acabaría convirtiendo en el actor más joven en ganar el Oscar. Dudó en volver a trabajar con Kazan tras su episodio como delator pese a que solo unos años antes habían realizado juntos ‘Un tranvía llamado deseo’, el trabajo que le lanzó a la fama. Sam Spiegel, el productor, Kazan como director y también Karl Malden, el cura del reparto, lo querían en el papel… No se equivocaban en el enorme papel que interpreto Brando.

Desde el 30 de mayo fecha en que publique el ultimo post, Telefónica se ha visto sacudida con hechos que están marcando claramente el devenir de su futuro. Tras la confirmación de la SEPI, que ha adquirido una participación 10% en el capital de Telefónica; y de que CriteriaCaixa tenga planes de subir su posición hasta ese punto, diversos fondos internacionales han llevado a cabo movimientos en el accionariado de Telefónica. El pasado 29 de mayo UBS desinvirtió 3,8 millones de acciones de Telefónica, mientras que Nomura llevó a cabo un movimiento similar con 1,1 millones de títulos. El día después también ejecutaron movimientos de retirada Invesco (1 millón de acciones); Legal & General (1,1 millones); y Victory Capital (1,6 millones de títulos). En clave compradora se produjo ese 30 de mayo con el fondo  Vanguard, que  adquirió 14,5 millones de acciones, superando su participación el 3% del capital de la operadora. El día después, la última de mayo, Deutsche (1,9 millones de títulos) y JP Morgan (1,3 millones de acciones) fueron los que vendieron acciones del capital de Telefónica. Estas acciones corroboran la confianza en el futuro a corto plazo de Telefónica por la consolidación que ha habido en su capital con la entrada del Estado (SEPI), despejando cualquier tipo de especulación que pudiese darse en su capital con el beneplácito del equipo directivo https://tinyurl.com/28shdtw4

El 4 de junio se publicaba en la prensa la intención del gobierno español de aumentar la participación por encima del 10% del capital de Telefónica que atesora actualmente. Si actualmente la participación de representación de cada  consejero es del 6,66% del capital de Telefónica, el gobierno español a través de la SEPI necesitaría solamente un 3,32% del capital para tener ese derecho a su segundo consejero dentro del consejo de administración, sin ningún tipo de consulta con el equipo directivo, como hizo con el nombramiento de consejero Carlos Ocaña https://tinyurl.com/3rp5fwbv El gobierno español quiere tener dos consejeros dentro del consejo de Telefónica con los que marcar la pauta dentro del consejo con un proyecto industrial que refuerce la empresa en sus capacidades industriales y áreas de conocimiento, ya que desarrolla actividades relevantes para la economía y el tejido productivo español, incluyendo las relacionadas con la seguridad y la defensa. Un buen ejemplo para Telefónica lo vimos en Indra, esta vivió meses muy agitados sobre todo en lo relacionado a la gobernanza de la compañía. La llegada a la presidencia de Marc Murtra hace dos años generó un redefinición estratégica para hacer de Indra un campeón nacional con un papel más relevante en la industria de defensa europea, y también una redefinición, o mejor una revolución, en el accionariado que se saldó con la abrupta marcha de los consejeros que no estaban de acuerdo con el nuevo rumbo de la empresa y también con el adiós (forzado) del anterior consejero delegado, Ignacio Mataix. La llegada de Mutra propició la renovación de seis consejeros independientes, todos estos cambios propiciarán que el próximo consejo de Indra tenga un mayor número de consejeros no independientes (entre ejecutivos y dominicales), que independientes. Además, los consejeros representados en el consejo suman el 51,8% del capital, un porcentaje mayor que la proporción del resto de las acciones del grupo. En la actualidad, el capital de Indra está compuesto por Sepi (28%), Escribano (8%), Sapa (7,94%), Amber (7,24%) y Fidelity (7,16%). La recomendación número 16 del Código de Buen Gobierno de las Sociedades Cotizadas propone que "el porcentaje de consejeros dominicales sobre el total de consejeros no ejecutivos no sea mayor que la proporción existente entre el capital de la sociedad representado por dichos consejeros y el resto del capital". No obstante, el mismo documento consensuado por la CNMV contempla un par de matizaciones, previstas para las sociedades de elevada capitalización "en las que sean escasas las participaciones accionariales que tengan legalmente la consideración de significativas". Las recomendaciones también son más laxas "cuando se trata de sociedades en las que exista una pluralidad de accionistas representados en el consejo de administración y no tengan vínculos entre sí" como es el caso de los que hoy están en Indra. A partir de la próxima junta, el consejo de Indra quedará compuesto por 16 miembros, de los que tres son ejecutivos (Marc Murtra, José Vicente de los Mozos y Luis Abril), seis dominicales (Antonio Cuevas, Juan Moscoso y Miguel Sebastián, en representación de Sepi, junto con Jokin Aperribay de SAPA; Pablo Jiménez de Parga, de Amber y Javier Escribano, por Escribano) y siete independientes: Virginia Arce, Belén Amatriain, Coloma Armero, Francisco Javier García, Olga San Jacinto, Ángeles Santamaría y Bernardo Villazán.

la llegada de Murtra hace dos años ha sido respaldada por el mercado bursátil a los nuevos planes de Indra, que acumula una subida en bolsa superior al 60%. Así, ninguno de los 16 analistas que siguen a la compañía recomienda vender sus acciones, 11 aconsejan comprarlos y cinco le otorgan una recomendación de mantener. En este sentido, la casa de análisis más optimista con Indra es Bernstein, que disparó su valoración de la compañía hasta los 29 euros tras la presentación de resultados del primer trimestre. https://tinyurl.com/mpnms2ec La gestión de la compañía sufrió un vuelco de 180º a años de languidecer en bolsa, desde que la compañía se reorientó a una política industrial y no financiera como es el pago del dividendo como venía sucediendo con el anterior presidente Abril Martorell, el cambio ha sido brutal para el devenir de la misma.

Uno de los cambios que ya se ha empezado a notar dentro de Telefónica con la llegada de la SEPI y su consejero, Carlos Ocaña, es lo que está sucediendo con la política de comunicación. Hasta entonces, la política de comunicación era promiscua en multitud de medios de comunicación los cuales publicaban las notas de prensa que recibían desde la operadora relatando sus logros sin ningún tipo de fracaso como atestigua por ejemplo el valor de cotización bursátil de sus títulos. Hay que tener en cuenta que en el 25 de mayo se anunciaba en la prensa la remodelación del gabinete de comunicación de la operadora. El nuevo departamento de comunicación que se implantó estaba dotado de un esquema matricial con el objetivo de adaptar su rol y funcionamiento a la realidad del negocio. Para empezar, se ha decidido ampliar la estructura creando cinco direcciones en lugar de las tres actuales. En lo más alto del organigrama se sitúa Eduardo Navarro como responsable máximo de Comunicación, Marca, Asuntos Públicos, Sostenibilidad, Estrategia global y Relaciones con Inversores del grupo. Por debajo de él figuraba Eva Fernández como directora general de comunicación, de quien dependen directamente el día a día del departamento, dividido en tres direcciones verticales y otras dos de carácter transversal. De esta forma, Alejandro Kowalski liderará la dirección de Telefónica España, puesto al que se incorporó a principios de abril en sustitución de Juan Emilio Maillo y que consiste en la coordinación las operaciones de comunicación y relaciones con los medios de Movistar. Por su parte, Fiona Maharg se mantiene como encargada de la comunicación corporativa internacional, función que desarrolla desde enero de 2017. La tercera dirección vertical, de nueva creación, depende de Francisco Álvarez. Suya será la responsabilidad de gestionar la comunicación estratégica del grupo mediante el desempeño de tres competencias: relación con presidencia y gabinete, relación con la Fundación Telefónica y control de acuerdos. Las piezas claves del departamento serán las áreas transversales, pensadas para dar un servicio integral a toda la compañía. La primera engloba a la comunicación interna, que ha sido replanteada como ‘hub’ para la generación de contenidos y mensajes de toda la compañía. Al frente estará Aitor Goyenechea, que trabajará mano a mano con la dirección de marketing. Por último, se ha creado el área de Audiencias, que tiene reservado un papel fundamental dentro del nuevo esquema organizativo. Estará dirigida por Laura Sanz, que como gerente asumirá dos cometidos fundamentales: de un lado, la gestión de todos los canales orgánicos y sociales de la operadora, que potenciará mediante el uso del Big Data, la Inteligencia Artificial y la segmentación con la idea de segmentar su difusión por grupos de interés. De otro, monitorizar en tiempo real el sistema de alertas de cualquier tipo de impacto a nivel reputacional https://tinyurl.com/wyn6e643

Toda esta mega estructura de comunicación ha entrado en un estado de hibernación con respecto a lo que se venía sucediendo anteriormente. El silencio, como la ausencia, también comunica. Y en ocasiones, resulta más elocuente que las palabras. Nos lo explica el abate Dinouart en “El arte de callar”, un breve tratado publicado en la Francia del siglo XVIII, pero que conserva vigentes la mayor parte de sus enseñanzas. Lo primero que hay que decir, es que no es lo mismo callar que no decir nada. El silencio del que nos habla Dinouart es todo un ejercicio de elocuencia, mucho más allá incluso del axioma “no se puede no comunicar”, formulado doscientos años después por el padre de la teoría de la comunicación, Paul Watzlawick. Dinouart no se refiere a un silencio inerte, consecuencia de la ausencia de palabras. Se refiere al poder de un silencio muy activo, como parte inseparable de la retórica. Es este silencio activo que impera ahora en Telefónica, obligado por un nuevo cambio de paradigma que se ha instalado con la entrada de la SEPI en el consejo de administración, resulta revelador a la hora de interpretar el avance de los cambios que se están implantando con paso firme en la gobernanza de la operadora. El gobierno español ha cogido el timón de la Telefónica secundado por quien hoy se su fiel aliado dentro del consejo como es la Fundación Criteria, accionista mayoritario del grupo bancario La Caixa. Si sumamos la participación de Criteria y del FROB, organismo perteneciente al Estado español en la entidad financiera, controlan más del 50% del capital de dicho grupo bancario. Telefónica se ha puesto en el centro de la estrategia del gobierno español y tiene en el grupo bancario La Caixa un fiel aliado al tener el segundo mayor accionista dentro de su capital con un 17,623% de las acciones https://tinyurl.com/2mkv8h73 Todo ello nos proporcionará en las próximas semanas cambios en el accionariado de Telefónica que tendrán su prolongación en la gestión y orientación estratégica que tiene actualmente el equipo directivo.

Para terminar el post, parece lógico pensar que el silencio que hoy se vive dentro de Telefónica sea fruto de una acción que se ha realizado por quien hoy es el mayor accionista de la Telefónica, la SEPI, con una inversión de 2.284,8 millones de euros por él 10%. Marlon Brando (Terry Malloy) en la película “la ley del Silencio” sufría una catarsis de conciencia a la hora de delatar el control criminal que ejercía la mafia en los muelles. En Telefónica, los cambios son más pacíficos pero no por ello menos profundos por lo que vamos observando. Esperemos que dichos cambios sean tan fructíferos como los llevados a cabo en Indra… Donde a la tempestad que se alzó al comienzo del cambio en la gobernanza, ha dado paso a una certera estrategia que como bien recogen los mercados ha sido plenamente exitosa.

Ya lo dijo Terencio: “Mala cosa es tener un lobo cogido por las orejas, pues no sabes cómo soltarlo ni cómo continuar aguantándolo”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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