lunes, 17 de marzo de 2014

AUSENCIA DE REACCIÓN



Toda organización empresarial ha de favorecer la perseverancia de las personas que han de contribuir a alcanzar los objetivos de la organización.

Lo peor que puede hacer la dirección de una compañía es no perseverar en los procesos de cambio en los que está inmersa, sea del tipo que sea, por ejemplo, clima laboral, calidad, etc. Si estos proyectos salen mal, la compañía debe explicar sin maquillar la realidad en la que se encuentra, ya que si no se hace, las personas que trabajan harán una interpretación de dicho fracaso que en muchos casos no se ajustará a la realidad que motivo el mismo. Es lo que se conoce como la comunicación informal, es decir los rumores e interpretaciones particulares, este es el peor escenario que podemos construir. 

Algunas veces las personas responsables de dichos programas escapan o huyen de buscar soluciones con sus equipos a dichos problemas, o bien abandonan los programas por frustración aun a sabiendas de lo beneficioso que pueden resultar para la compañía.

Para combatir lo anterior, sirva de ejemplo el siguiente relato: En cierta ocasión, el Departamento de estado de Nueva York preguntó a Albert Einstein en que cuestiones debían poner más énfasis las escuelas. La respuesta del científico, que ya tenía una edad muy avanzada : " En enseñar la Historia" respondió. "Hay que generar una profunda discusión acerca de aquellas personalidades que más han beneficiado a la humanidad, a través de su independencia y carácter" dijo. 

Los llamados "genios" de la humanidad pueden ayudar a las compañías a alcanzar resultados extraordinarios si asimilamos su capacidad de observación, capacidad de aprender de los fracasos, de como motivaban a sus equipos, de como estimulaban la creatividad, etc. Estas son algunas de las virtudes de por ejemplo Leonardo Da Vinci, Nicolas Tesla, etc. Muchas de estas características son totalmente aplicables a la dirección de las compañías hoy en día. 

Da Vinci resalta por su capacidad de observación e inventiva.   Esta suma de capacidades dio lugar, por ejemplo, a la obra maestra de "El hombre de Vitrubio", sus rasgos son tan detallados y precisos que pasarían muchos años hasta que se desarrollasen técnicas más avanzadas de estudio que permitiesen alcanzar los mismos resultados. Se dice que Da Vinci salía a la calle a buscar rostros, (caras, ojos, narices...) que le ayudasen a recrear su obra "La última cena".




 


No se puede construtir el futuro de una compañía sin contar con las personas que impulsan y forman parte de la misma; aquel que ignora esta situación destruye los puentes que nos llevan a  alcanzar el éxito en los objetivos que nos hemos propuesto.
Ya lo decía Aristóteles, "Somos el resultado de lo que hacemos repetidamente. La excelencia entonces, no es un acto, sino un hábito".




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