miércoles, 29 de octubre de 2014

COMPORTAMIENTO DIRECTIVO.... Y SU IMPACTO SOBRE LOS TRABAJADORES

Una mañana, Taiichi Ohno el vicepresidente mundial de Toyota estaba paseando por la planta de motores. Cuando llevaba unos minutos se dió la vuelta y se dirigió al responsable de aquella actividad, el Sr. Takayama, y le dijo:
- Por favor, tome una caja y sígame.
El hombre, algo asustado (recordemos que cuando Ohno se dirigía a alguien con este tipo de frases, no barruntaba nada bueno) cogió una caja de cartón que había en el suelo y fue detrás del Sr. Ohno durante algo más de 15 minutos. En todo ese tiempo Ohno no le dirigió ni una sola palabra Takayama. Al cabo de ese tiempo, se paró, se dió la vuelta y se enfrentó de nuevo a él; le espetó:
- ¿No se ha dado usted cuenta que había muchas piezas y componentes tirados por el suelo? Y si se ha dado cuenta ¿por qué no los ha cogido?
El Sr. Takayama dijo que sí se había dado cuenta pero que no los cogió simplemente porque no le había dicho que lo hiciera. Volvieron a hacer el mismo camino pero esta vez el Sr. Takayama fue recogiendo lo que veía por el suelo. Al terminar Ohno le preguntó:
- ¿Tiene alguna idea del precio de cada una de estas piezas que tiene en la caja?
– La verdad es que no -dijo Takayama.
Ohno le fue diciendo el coste de todas con precisión total y de memoria. El Sr. Takayama las sumó y se sorprendió de que fuera una cantidad tan alta. Ohno dijo:
- Todos ignoran estos pequeños componentes porque son insignificantes, pero ¿qué harías si fuera dinero? Estoy seguro que los recogería.
Es bien sabido que la comunicación juega un papel esencial a la hora de liderar y pilotar una compañía por parte de sus directivos, pero no es menos cierto que en muchas compañías dicha comunicación adolece de mensajes huecos y genéricos que están completamente alejados de lo que sucede en la vida diaria de la compañía.
Un directivo debe lograr disminuir la distancia entre lo que dice y lo que hace, además ha de ser íntegro, coherente, transparente y creíble para generar confianza. Para la comunicación "persona a persona" estas cualidades son imprescindibles. ¿Cómo merecer confianza si no se es íntegro? ¿Cómo despertar credibilidad si no se es coherente entre lo que se dice y lo que se hace? Parecen cuestiones sencillas. Lo son cuando se formulan, pero complicadas en el momento de ponerlas en práctica. De ahí, la sorpresa de algunos trabajadores cuando realmente, se llevan a cabo. La fórmula no es sencilla, sin embargo, sus ingredientes son: ser persona, saber pensar, ser íntegro, y poseer inteligencias múltiples, son esenciales para un directivo que quiere integrar ética y comunicación en la gestión de personas.

Algunos directivos tienen la creencia de que el comportarse como personas en su trabajo es perder facultades como directivo, como si ser persona estuviese reñido con sus funciones. En el fondo es una posición de inseguridad o miedo a perder "el control", "el poder" sobre los demás", o, quizás, son ciertos rasgos de inseguridad personal. Existen directivos que lo visten de otra forma: "hay que ser duro con la gente, si no te toman el pelo", o, "no me voy a convertir en un blandengue" o "estos no levantan la vista a lo que yo les diga...". 

A día de hoy ser persona y ser directivo son dos facetas que parecen estar reñidas por cómo actúan algunos, esto tiene unas consecuencias catastróficas en el ámbito de la dirección de una compañía, ya que dicho directivo pierde toda tipo de credibilidad cuando intenta comunicar a sus trabajadores y los mismos conocen y saben de primera mano que lo que se dice no guarda ningún parecido con la realidad. Cuando uno lanza un mensaje y se dirige a alguien debe de saber que el mensaje va envuelto en su seña personal de: credibilidad, integridad, realismo, etc., así pues comportarse mal comunicando ilusiones en lugar de realidades no hace más que fomentar un alejamiento de las personas que trabajan en dicha compañía. Es lo que generará que el directivo tenga que ejercer más veces "el poder"  en lugar de  la "autoridad". Cuando un directivo tiene que ejercer "el poder" es que ha perdido "la autoridad" sobre sus trabajadores, "la autoridad" es lo que dará consistencia y empuje para triunfar a cualquier directivo, cuesta mucho ganarla pero se pierde en muy poco tiempo.

Poder: “Lo haré porque tú me obligas ya que si no, seré castigado, sancionado, ….etc.”
Autoridad: “Lo haré porque tú me lo pides, existe un compromiso y una creencia en tú liderazgo debido a la influencia que ejerces sobre mí.”

Ya lo dijo la Madre Teresa de Calcuta: "Yo hago lo que usted no puede, y usted hace lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas".

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