martes, 7 de mayo de 2019

CEO CON ALMA... UNA RARA AVIS EN EL MUNDO DE LA DIRECCIÓN DE GRANDES COMPAÑÍAS


Este es el discurso pronunciado por Emmanuel Faber, CEO de Danone en la elitista escuela de negocios HEC, durante la graduación de una promoción en una de las escuelas más importantes del mundo.
“Lo haré lo mejor que pueda, empezaré en francés y terminaré en inglés. Si esperáis un discurso intelectual quedaréis decepcionados. ¿Qué es lo que más me marcó durante los años que pasé aquí, como vosotros, en este campus?
He decidido hablar de alguien que nació 20 años antes, en 1965, en Grenoble. Un joven, que vivió una vida muy plena, con una adolescencia complicada, turbulenta, que dejó los estudios y consiguió un empleo como operario de obras públicas en los Alpes. Trabajaba en invierno en las carreteras. Un día decidió finalizar sus estudios. Tuvo entonces un primer episodio y fue internado en un hospital psiquiátrico, del que salió más tarde. Él amaba la tierra, amaba la agricultura, amaba a los campesinos.
Entonces, decidió ser ingeniero agrónomo. Lo consiguió. Empezó a trabajar. Tuvo entonces un segundo episodio: volvió a ser internado en un hospital psiquiátrico, y nunca pudo volver a trabajar, como lo vais a hacer vosotros en el futuro o como lo hago yo. Se hizo jardinero, tuvo otros pequeños trabajos de inserción, pasó mucho tiempo en la calle, tocando la guitarra. Se hizo amigo de quienes se levantan de madrugada, ya que no podía dormir a consecuencia de su enfermedad.

“Haré todo lo que esté a mi alcance para servir el propósito colectivo inspirador del equipo b”


También se hizo amigo de los basureros, que se levantan a las cuatro de la madrugada, a los que les preparaba café, y de las señoras mayores, a quienes ayudaba a cruzar la calle con el carro para ir al mercado. De vez en cuando dormía con esa gente que ni yo ni vosotros, si hacemos el trabajo al que aspiramos, nos encontramos.
Los ricos podemos levantar muros, pero nada detendrá a quien desea compartir lo nuestro. Un día decidió volver al campo. Regresó al pueblo, a los Alpes, con sus amigos agricultores. Por la mañana hacía queso en la lechería. Y las tardes las pasaba durmiendo, a causa de su enfermedad, e iba a hacerlo cerca de una fuente.
Después de cada siesta, ponía su viejo teléfono móvil cerca del manantial, y me llamaba y me dejaba un mensaje en el buzón de voz. Todos los días. Solamente con el sonido del agua. Yo, en ese momento, podía estar negociando con el Gobierno chino, al otro lado del planeta, en mi oficina de Shanghái, en París, Barcelona o en México, o quizá con vosotros, y tenía todos los días esta vocecita, una vez al día, que me recordaba de dónde vengo. Un día, hace cinco años, pocas horas después de despedirme de él porque se iba a la montaña, murió a causa de su enfermedad. Era mi hermano.
Lo que más me marcó durante los tres años que pasé aquí fue esa llamada, que desearía no haber recibido nunca. A las nueve de la noche, aquí, en el Edificio C, en la cuarta planta: “Faber, es para ti". Y supe que mi hermano había sido ingresado, por primera vez, en el psiquiátrico con el diagnóstico de una esquizofrenia severa. Mi vida cambió. Pocos de vosotros lo sabíais. Tuve que aprender a negociar con alguien que había perdido la razón.
Aprendí a pasar la noche buscándole por las calles, a conocer el mundo de los hospitales psiquiátricos. Aprendí el lenguaje de los locos para poder mantener el diálogo con ellos, y aprendí la belleza del lenguaje. Descubrí también que la normalidad nos atrapa, descubrí la belleza de la capacidad de ser otro. Me abrió a muchas cosas. Gracias a él descubrí la amistad de los sin techo, y de vez en cuando voy a dormir con ellos. Descubrí que se puede vivir con muy poco y ser feliz.
He hecho noche en los barrios pobres de Delhi, Bombay, Nairobi, Yakarta, en Aubervilliers, muy cerca de aquí, en París, y en la jungla de Calais. Y todo esto me ha enseñado una cosa: que a partir de ahora, tras esos decenios de crecimiento, el desafío de la economía, el desafío de la globalización, es la justicia social. Sin justicia social no habrá economía.
Nosotros, los ricos, los privilegiados, podemos levantar muros cada vez más altos, como Arabia Saudí en la frontera con Yemen, Estados Unidos con México, como se está haciendo también alrededor de Europa, pero nada detendrá a quienes tienen necesidad de compartir lo nuestro. No habrá justicia climática sin justicia social.
¿Y por qué os estoy diciendo todo esto? Porque hoy os graduáis. Os enfrentáis al futuro y me gustaría felicitaros a todos. Al mismo tiempo, tenéis en estos momentos un instrumento muy poderoso en vuestras manos. Y la cuestión es: ¿qué vais a hacer con él? Porque os vais a dedicar a las finanzas, al marketing, a la abogacía, a la acción social, al liderazgo de los negocios, pero ¿cómo vais a manejar vuestro liderazgo en esta áreas?
Porque de una cosa estoy seguro después de 25 años de experiencia: se os ha dicho que hay una mano invisible, y no la hay. O quizá hay una, pero os puedo decir que tiene más discapacidad que la que tenía mi hermano. Está rota.
Así que solo están vuestras manos, mis manos, todas nuestras manos para cambiar las cosas, para mejorarlas. Y vosotros tenéis mucho para mejorarlas. Tendréis que superar tres grandes enfermedades, que llegarán, con facilidad, a la posición que vais a adquirir tras vuestra graduación, amigos míos: el poder, el dinero y la gloria.
De la gloria, olvidaos. Es solo una carrera sin fin que no conduce a ninguna parte. Las listas de famosos están para que la gente busque su nombre, pero a nadie le interesan.
En cuanto al dinero: cuando estaba en banca de inversión, conocí a tanta gente, y continúo haciéndolo, que son prisioneros del dinero que ganan. Nunca seáis esclavos del dinero. Sed libres. Sea lo que sea en lo que lo ganéis o lo que hagáis con él. Sed libres.
En cuanto al poder, mirad a vuestro alrededor. Veréis a mucha gente que tiene poder y que no hace nada más que conservar ese poder, asegurarse de tenerlo un día más. El poder solo tiene sentido si vuestro liderazgo es un liderazgo de servicio a los demás, y si encontráis la forma de que sirva a ese propósito. Ese objetivo es el que os hará ser quienes realmente sois. Lo mejor de vosotros no sois vosotros quienes lo conocéis.
Así que tengo una pregunta, que me gustaría dejaros como reflexión a cada uno de vosotros: ¿quién es vuestro hermano? ¿Quién es ese hermano menor, ese hermano menor que vive en cada uno de vosotros, que os conoce mejor que vosotros mismos, que os ama más de lo que os amáis vosotros a vosotros mismos? Es esa vocecita la que os dice que sois más grandes de lo que pensáis que sois. ¿Quiénes son? Ellos os traerán esa voz, esa música interior, esa melodía que es verdaderamente vuestra, una melodía única que cambiará la sinfonía del mundo a vuestro alrededor. Mucho o poco, pero lo hará. El mundo lo necesita y vosotros lo merecéis.
Así que encontrad a vuestro hermano menor, encontrad a vuestra hermana menor, y cuando los encontréis, saludadles de mi parte: somos amigos. Que os vaya bien.



Corren tiempos convulsos para el liderazgo, estamos muy acostumbrados a ver la construcción de liderazgos ficticios para fortalecer la imagen pública de personas, que tienen unas cualidades que venden o pregonan y que sin embargo no tienen. Ante esta situación juegan un papel importante los medios de comunicación y las redes sociales. Sin embargo el liderazgo de Emmanuel Faber es completamente diferente, su liderazgo nace del sufrimiento y lucha contra la adversidad de la enfermedad de su hermano, la cual le sitúa en una realidad en la cual aflora la verdadera fuerza que tiene el ser humano ante la adversidad de la enfermedad, muy poca capacidad de modificar el destino. Ante esta situación, los pequeños detalles que producen felicidad y las pocas cosas materiales que necesita el ser humano cuando vive en situaciones límite, como es la pobreza, necesidad o enfermedad, toman un valor colosal en la escala de valores de las personas. De ahí que cuando un CEO pasa por estas situaciones, convivir con gente que tiene las necesidades más primarias sin cubrir y luego tiene que gestionar una compañía que factura 24.651 millones de euros en 2018, suponga un verdadero cataclismo en la conciencia, cuando observa la gran cantidad de carencias que sacude nuestra civilización.


Ante esta situación, el liderazgo apoyado en el servicio hacia los demás toma una finalidad primordial, con el fin de sofocar la gran carencia de necesidades que limita las sociedad actual en todos sus ámbitos, ya sea el económico, político o social. Sin embargo lo que sucede en la sociedad actual es todo lo contrario, la desigualdad avanza a pasos agigantados. En el año 2018, el 28% de la población de España está en riesgo de pobreza, tasa solo superada en la UE por Bulgaria, Rumanía, Grecia, Lituania, Croacia y Letonia. Tanto la OCDE como la Comisión Europea alertan de la escasez y la ineficacia de las políticas españolas para proteger a los más vulnerables, no digamos ya para redistribuir la riqueza. El resultado es una sociedad muy desigual, y creciendo el mismo año tras año. Esta situación incide como factor socioeconómico pasando factura médica a dicho colectivo de la sociedad. Las personas con menos ingresos acuden cuatro veces más al médico de cabecera, presentan más riesgo de ciertas enfermedades, desde mentales a cardiovasculares o tienen mayor tasa de suicidio. Incluso acortan su esperanza de vida. Una desigualdad en salud que existe desde siempre pero que ha visto ahondada la brecha desde la crisis económica del 2008, y que se ha convertido, según algunos científicos, en la principal "enfermedad" del siglo XXI. 

Faber ha fijado su ambición en reconciliar la cuestión económica y social defendiendo una proximidad humanitaria de la compañía. Junto a Franck Riboud, quién le cedió su cargo y el Premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus, conocido como el banquero de los pobres y del microcrédito de Bangladesh, crearon Grameen Danone Foods, una empresa social que comercializa productos lácteos para las personas más desfavorecidas. Así mismo inauguraron una fábrica en la región de Bogra y crearon un yogurt denominado “Shokti Doi” que se vende a muy bajo precio y permite cubrir las necesidades diarias nutricionales del 30% de vitamina A, hierro, zinc y otros minerales. Los beneficios obtenidos se utilizan para invertir en la construcción de nuevas plantas; las principales materias primas se compran a granjeros de la zona que viven en la extrema pobreza; la distribución la realizan puerta a puerta un grupo de mujeres que viven en condiciones precarias y que gracias a este empleo pueden mejorar sus condiciones de vida y, como último logro, la energía necesaria para hacer funcionar la planta, se obtiene de fuentes de energía alternativa.


Emmanuel nació en 1964 en Grenoble, está casado y tiene tres hijos. Es una persona sencilla sin coche lujoso ni ropa cara que veranea en su pueblo ubicado en los Altos Alpes. Una parte de su sueldo lo reparte en obras de caridad, se marchó una semana para ayudar a las Misioneras de la Caridad en su casa de moribundos de Nueva Delhi y durante dos años acudió todos los viernes por la tarde para acompañar a los enfermos de las afueras de París a un centro de cuidados paliativos. En el año 2011 publicó el libro “Chemins de traverse”, una especie de autobiografía en la que plasma la dificultad de vivir arrastrado entre objetivos contradictorios; sin embargo, gracias al negocio social, demuestra que la economía concebida desde un nuevo punto de vista puede conciliarse con la humanidad y la ética. La lucha que mantuvo su hermano pequeño Dominique, contra los síntomas que turban la realidad y el discernimiento, afrontando las renuncias de sus sueños y superando los difíciles momentos de desánimo durante sus recaídas, le aportaron mucho en todas las dimensiones de su vida. Le dio fortaleza y le enseñó el frágil equilibrio de cualquier existencia y un verdadero camino humano y espiritual con su ejemplo, mostrando una capacidad extraordinaria de mantenerse en contacto con todos a pesar del sufrimiento de su enfermedad.
 

Para terminar decir que la  ética tiene una estrecha relación con la marca personal. En la gestión de nuestra marca personal trabajamos la propuesta de valor, algo que proyecta un beneficio hacia los demás. El comportamiento ético de cada persona tiene consecuencias hacia los demás. Si fuéramos anacoretas, ese comportamiento sería irrelevante, sin embargo al vivir en comunidad, nos comprometemos a respetar unos valores raíces. El relato de Emmanuel Faber es rupturista, pero gracias a él, su propósito es cautivador, ya que impregna toda la compañía gala que preside de: justicia social.  Para ello su marca personal juega un papel esencial que se alinea fielmente con el estilo de vida que vive…Decir que siendo coherente con su forma de ver la vida, Emmanuel Faber ha renunciado a la pensión que tendría derecho cuando abandone Danone. Un ejemplo para multitud de CEOs, que tienen más propaganda tras de sí que labor que alabar.   

Ya lo dijo Carl Gustav Jung: “Lo que niegas, te somete. Lo que aceptas, te transforma.”   






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