viernes, 16 de octubre de 2020

CONTINÚA LA "DESAMORTIZACIÓN DE MENDIZABAL" EN... TELEFÓNICA

 

La "Desamortización de Mendizábal" fue un proceso gubernamental de comercialización de tierras y bienes propiedad de la Iglesia católica y que se produjo a finales del primer tercio del siglo XIX en España, concretamente desde 1836. Esta operación de expropiación recibe el nombre del ministro de Hacienda Juan Álvarez de Mendizábal (1790-1853), quien la propulsó. Durante la primera guerra carlista, que enfrentó a los partidarios de la reina Isabel II (y de la regente María Cristina) con los defensores de Carlos María Isidro como aspirante al trono español, Mendizábal debía encontrar recursos financieros para hacer frente a los gastos de la contienda. El ministro decide aplicar y desarrollar un plan que había sido diseñado con anterioridad por el Conde de Toreno: expropiar y vender los bienes eclesiásticos, tanto de órdenes regulares como seculares. Para llevarlo a cabo, tras la expropiación de las tierras eclesiásticas (denominadas “manos muertas”, por su improductividad), se subastaron de forma pública. Estas tierras habían llegado a la Iglesia a través de donaciones, herencias y abintestatos, es decir, sucesiones de personas muertas sin herederos. La desamortización es uno de los exponentes más claros de la doctrina liberal, pues supuso traspasar la propiedad de la tierra de la Iglesia a los inversores privados para generar actividad económica. Aunque el objetivo principal de la desamortización de Mendizábal fue conseguir dinero para sufragar los costes de la guerra civil, el ministro de Hacienda también aprovechó para alcanzar otras finalidades. Vendiendo las tierras y bienes de la Iglesia también se podrían realizar inversiones en el campo que la institución religiosa no podía o no quería realizar, como explican Fernando García de Cortázar y José Manuel González Vesga en su breve historia de España. Además, con la desamortización se consiguió privatizar la tierra, es decir, que la propiedad de los terrenos estuviese en manos privadas. Los grandes beneficiados fueron la burguesía y la nobleza. La desamortización se produjo a través de una división de las fincas más grandes con la intención de proporcionar el mayor número de tierras. En total, se pusieron a la venta 2 millones de lotes y se permitió pagar la compra de los terrenos a plazos o bien con papel de deuda pública. Esta última opción era beneficiosa para el Estado: si el comprador de los bienes tenía deuda emitida por España, con la condonación de esa deuda podía adquirir las tierras. Así el país se garantizaba una disminución de sus débitos y mejoraba sus cuentas financieras. Las oligarquías del siglo XIX español se caracterizaron por hacer uso de triquiñuelas para evitar pérdidas de poder, así que en muchos casos, con la complicidad de las comisiones municipales que se encargaban del reparto de tierras, los grandes compradores consiguieron agrupar pequeños lotes para componer de nuevo las grandes fincas que se habían parcelado. La desamortización de Mendizábal fue un relativo éxito, aunque no se aceleró hasta 1839 y tuvo su máximo auge en el periodo 1842-1844, cuando el general Espartero puso en marcha su propia desamortización. A lo largo del siglo XIX se produjeron diversas desamortizaciones, que proporcionaron elevados ingresos para el Estado.

Hoy la prensa recoge la siguiente noticia, “Telefónica se libera de 'ladrillo': pone a la venta un edificio en Madrid por 22,5 millones”  https://bit.ly/377pZ2O  En la misma se informa del impulso que recibe el plan de la operadora a  sus desinversiones inmobiliarias con la venta de una de sus oficinas emblemáticas en Madrid. Concretamente, el grupo ha colgado el cartel de se vende a uno de los cuatros módulos de la sede que ocupa en el número 8 de la calle Julián Camarillo. La venta será un sale & leaseback, por lo que la teleco se mantendrá como inquilino del inmueble por al menos cinco años más pagando el correspondiente alquiler por dicha ocupación. El 25 de agosto del año 2019 escribí un post en el blog referente a despatrimonializar, que significan dichas ventas sobre activos y propiedades de una compañía http://bit.ly/2HpVVSt  El lease-back consiste en que el propietario de un bien vende su propiedad a una sociedad de leasing para su arrendamiento financiero. Es una operación financiera poco conocida que puede resultar útil en un momento en el que la empresa dispone de elementos patrimoniales, pero no de tesorería, y necesita acudir a la financiación para tener liquidez para cubrir sus deudas por ejemplo. El lease-back, como su nombre indica, es similar al leasing, pero a la inversa. La operación consiste en que el propietario de un bien, mueble o inmueble, lo vende a una sociedad de leasing para suscribir a continuación un contrato de arrendamiento financiero sobre el mismo, el cual al cabo de la finalización de dicho arrendamiento es muy probable que el comprador de dicho bien tenga el capital y el bien inmueble, si no existe alguna clausula con posibilidad de compra por parte del vendedor al finalizar dicho arrendamiento. El vendedor del bien obtiene una fuente de liquidez y a la vez se asegura la recuperación del elemento a través del arrendamiento financiero. La titularidad se transmite a la sociedad de leasing, manteniendo la empresa vendedora los derechos de uso sobre el mismo. Como bien digo en dicho post, la principal desventaja del lease-back es que la empresa se desprende del bien que posee y, con esta reducción del activo, la empresa puede perder opciones en otras vías de financiación. Según recoge la noticia, “las fuentes consultadas apuntan que Telefónica España tiene el objetivo de ingresar unos 22,5 millones de euros por la venta del edificio de oficinas circular, de 10.000 metros cuadrados, con un precio que lleva la rentabilidad de la operación al 5,5%”. Una de las cuestiones más importantes que hay que resaltar, es que dicha operación se realiza en el peor momento que un vendedor se puede encontrar para deshacerse de patrimonio inmobiliario. Tal y como explica Joan Carles Amaro, profesor de Economía, Contabilidad y Finanzas de Esade, ya en 2019, el sector inmobiliario había iniciado un proceso de desaceleración. Los precios atenuaron su ritmo de ascenso, con tasas por debajo del 4% interanual (en 2018 fue del 6,6%), y también cayó el número de transacciones. El año pasado se vendieron un 2% menos de viviendas que en 2018. Hoy, esta desaceleración podría ser más acusada debido a la Covid-19 y sus consecuencias sobre el Producto Interior Bruto (PIB) –menos crecimiento– y el empleo –más paro–, señala el experto. Se espera que los precios sigan descendiendo este año y durante 2021. No obstante, no van a ser caídas muy abultadas y no creemos que superen el 10%”. En España, el precio promedio de la vivienda es siete veces la renta bruta disponible en los hogares, una cifra “notablemente inferior a los años de la burbuja, en los que los precios superaban nueve veces la renta disponible” y por encima de la mayoría de los países del entorno europeo, apunta el experto de Esade https://bit.ly/3dudcbS

Una de las cuestiones que revelan operaciones como ésta de quien las realiza, es la falta de liquidez que atesora si tenemos en cuenta la minusvalía que lleva aparejada. Hay que tener en cuenta, que en los últimos años la operadora se ha embarcado en ventas de inmuebles que están en lugares emblemáticos de las ciudades, tanto en España como en Latinoamérica, en muchos casos son edificios catalogados, por lo que el valor de los mismos es si cabe muchísimo mayor. Sin embargo, esta operación no es más que la constatación de lo que sucede a nivel general dentro de la compañía si lo enlazamos con cuestiones corelacionadas y que están obligando a realizar este tipo de operaciones, es el pago del dividendo. El mismo se está convirtiendo en un verdadero drama si uno observa lo que está sucediendo. Los 2.050 millones de euros que paga la operadora al año en dividendo, con un endeudamiento de 37.201 millones de euros y una capitalización de poco más de 16.000 millones de euros, parece cuando menos poco razonable. La rentabilidad por dividendo si es en efectivo es del 12,89% hoy con la cotización que tiene hoy la operadora. El 14 de octubre se publicaba en la prensa una comparación sobre los dividendos de “scrip dividend” de Telefónica y Repsol. Y en la noticia se pone el dedo en la llaga para desmentir a su presidente cuando afirma que no hay salida de caja con dicho modo de pago de los dividendos. En la noticia se dice lo siguiente, Una de las preguntas que se hace el mercado es respecto a la capacidad y voluntad de ambas para mantener el dividendo, que en ambos casos es en forma de scrip (dividendo flexible mediante nuevas acciones), pero con la diferencia de que en Repsol hay recompra y posterior amortización de acciones y en Telefónica no, produciéndose un efecto dilutivo”  https://bit.ly/3lUgCaU Así pues, el pago de dividendo de la operadora en forma de “scrip”, está empobreciendo a todos sus accionistas al diluir las acciones de los mismos al sacar al mercado más acciones sobre una misma propiedad. Si a esta acción se une el hecho de acciones como la noticia de la venta de activos inmobiliarios de su propiedad, el empobrecimiento es doble, menos activos con más acciones, más pobreza para dichos accionistas.  

                   Resultados de Telefónica del 1º semestre del año 2020

Hay que decir, que el Covid-19 no está afectando a todas las compañías por igual, un ejemplo de lo que afirmo lo tenemos por ejemplo con el operador alemán Deutsche Telekom, la cual ha recuperado prácticamente la totalidad de la caída sufrida en los mercados por la pandemia. El 5 de marzo la cotización de sus acción estaba en 14,97 euros y hoy cotiza a 14,05 euros. Si nos fijamos en otros sectores, hay compañías que desafían a sus grandes competidores y aprovechan la debilidad de los mismos para comprar sus activos. Un ejemplo se ha publicado estos días con CAF, el fabricante vasco de material ferroviario. La compra de la planta del gigante francés se produce con motivo del la compra del fabricante canadiense Bombardier, la planta de Reichshoffen en la Alsacia, especializada en la fabricación de trenes regionales y de cercanías cuenta con cerca de 800 empleados. El operador vasco se mete de lleno en el corazón del mercado francés, de uno de los mayores fabricantes del mundo de material ferroviario. CAF ganó su primer gran contrato de trenes regionales en Francia (700 millones de euros con opciones que elevarían el contrato a más de 2.000 millones de euros), siendo el único fabricante de material rodante, salvo Alstom y Bombardier, en ganar un contrato de este tamaño en este mercado, lo cual le posicionaría en un lugar adecuado para hacerse con este activo https://bit.ly/2T2z9Fn

Evolución de la accion desde el 8 de abril del 2016 con la llegada del actual equipo directivo

Hay que volver a repetir una vez más, que la situación actual de la operadora es tan difícil que lo único que la protege de ser opada por un fondo de inversión o un rival es el decreto de promulgado el 17 de marzo por el Gobierno de España https://bit.ly/3nasmHR La intervención efectuada por el Gobierno, limita y tiene bajo su paraguas cualquier operación corporativa que pretenda efectuar el actual equipo directivo, máxime si además a dicho hecho sumamos otro hecho como ha sido que el propio Gobierno es accionista de la operadora a través de la nueva entidad bancaria que nacerá de la fusión Bankia-La Caixa, donde tiene el 16% de su capital.

Para terminar el post, decir que la “Desamortización de Mendizábal”, significó la puesta en marcha de un proceso de expropiación forzosa a los bienes de la Iglesia Católica, con el objetivo de hacer frente a los elevados costes que suponía la guerra contra los carlistas y como último recurso para alimentar las maltrechas arcas públicas del estado español una vez perdidas las colonias en América. Todos aquellos bienes serían después vendidos en subasta pública para sanear las cuentas del estado. Sin embargo, aquello no evitó que los grandes terratenientes se llevasen una parte sustancial de dichos bienes. Una de sus principales consecuencias fue el fomento del latifundismo en el sur de España, al tiempo que generó unos más que insuficientes ingresos. Con los bienes de la Telefónica está sucediendo exactamente igual con la enajenación, sus bienes con la fórmula de leasing-back está propiciando, que los adquirientes estén realizando adquisiciones enormemente beneficiosas para sus intereses de unos bienes que actualmente están muy devaluados por el efecto de la pandemia. Desgraciadamente el resultado de dichas operaciones serán los mismos que en desamortización histórica relatada, con una salvedad, Telefónica sufrirá una grave retroceso en lo que fue como compañía en la sociedad española y a nivel internacional… Salvo que el cambio del actual “capitán y su corte” con las medidas que acompañen al mismo, cambien la estrategia actual 180º y se retrase lo menos posible.

Ya lo dijo Benjamin Franklin: "El camino hacia la riqueza depende fundamentalmente de dos palabras: trabajo y ahorro".


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