lunes, 21 de diciembre de 2020

PRISA...UNA GUERRA ACCIONARIAL CON CONSECUENCIAS EN TELEFÓNICA Y BANCO DE SANTANDER

 

El historiador romano Apiano, en sus crónicas, explicó de forma pormenorizada como fue la guerra que Lúculo mantuvo contra los pueblos vacceos. El cronista, desde el principio, cargó contra el cónsul por haberse lanzado de bruces contra el corazón de Hispania sin la aprobación del Senado. “Estaba deseoso de gloria y necesitado de dineros por causa de su penuria. Realizó la incursión contra los vacceos, otra tribu celtíbera, que eran vecinos de los arévacos, sin haber recibido ninguna orden de Roma y sin que ellos hubiesen hecho la guerra a los romanos”. En sus palabras, de hecho, estos hispanos no habían cometido afrenta alguna contra el político. Su único pecado era contar con comida de sobra gracias a la opulencia de sus campos; una verdadera riqueza para la época. Ávido de batalla, Lúculo cruzó el Tajo en el año 151 a.C. en dirección a Cauca (en Segovia). Traicionero hasta la extenuación, el cónsul les quiso convencer de que acudía “en ayuda de los carpetanos, que habían sido maltratados por ellos”. Una falacia como cualquier otra para justificarse. Los hispanos se retiraron por momentos a la seguridad de sus muros, pero, en palabras de Apiano, “le atacaron cuando estaba buscando madera y forraje” y “mataron a muchos de sus hombres”. Así prendió la mecha de la contienda. El historiador recalca ya en esta primera parte de la contienda que los pueblos vacceos destacaban por su “infantería ligera” y que “resultaron vencedores” en multitud de contiendas gracias a sus golpes de mano y sus “dardos”. Apiano da a entender que los vacceos solicitaron a Lúculo la paz en repetidas ocasiones. Al parecer, porque creían que no había razón para combatir. “Al día siguiente, los más ancianos, coronados y portando ramas de olivo de suplicantes, volvieron a preguntar qué tendrían que hacer para ser amigos”. El cónsul se mostró de acuerdo, pues no buscaba la muerte de sus hombres, sino dinero. Por ello, a cambio solicitó “cien talentos de plata”, multitud de rehenes y exigió que 2.000 de sus hombres atravesaran los muros de la urbe para asegurar la rendición. Por desgracia para los hispanos, todo era parte de un macabro plan. Cuando sus legionarios estuvieron dentro, abrieron las puertas y se desató el caos. “A toque de trompeta, Lúculo ordenó que mataran a todos los de Cauca que estuvieran en edad adulta”.

Los ciudadanos murieron mientras enarbolaban el acuerdo al que, creían, habían llegado con el general. “Perecieron cruelmente invocando las garantías dadas, a los dioses protectores de los juramentos, y maldiciendo a los romanos por su falta de palabra”, añade Apiano. Al final, la sed de sangre de los romanos fue tal que acabaron con la mayor parte de la población, unas 20.000 personas. Solo unos pocos de ellos consiguieron escapar por unas puertas de difícil acceso. “Lúculo devastó la ciudad y cubrió de infamia el nombre de Roma”. Aquellos que pudieron huir quemaron los campos para que sus enemigos no pudieran valerse de ellos. Fue el acto más vil de las legiones romanas en Hispania

La traición política es aquella que no solamente duele a muchos, sino que deja una huella profunda y puede hasta cambiar la historia de los pueblos, personas o empresas que la sufren. El griego tiene una palabra que se ha mantenido invariable por más tres mil años, hasta nuestros días, para nombrar a la traición. Como si los hablantes de esta lengua venerable hubieran sentido, a través de los siglos, escrúpulos de cambiar la forma de nombrar algo tan feo, como esa gente que no se atreve a mirar ni a tocar ciertas cosas del solo asco que provocan. “Prodosía” es esa palabra intocable, que señala en su raíz la esencia misma de un comercio ilícito y abyecto. “Dar algo o a alguien a cambio de otra cosa”, dice el diccionario. Por su parte, nuestra palabra española “traición” viene del latín “traditio”, que en su raíz también conserva la idea de “acción de entregar”, “entregar a alguien o algo”. De “traditio” vienen al español por igual “tradición” y “traición”, que son cosas muy diferentes. Igualmente el inglés conserva esa raíz latina en el término “trade”, que significa “comercio”. Solo que en la traición, la mayoría de las veces ese comercio se transa a espaldas de aquél a quien estamos negociando, es más, casi siempre a escondidas y sin su consentimiento, violando una lealtad y muchas veces hasta un pacto y un juramento.

El 19 de diciembre la prensa recoge la siguiente noticia, “Álvarez-Pallete rompe con Ana Botín en la batalla por el control de Prisa” http://bit.ly/3p7oDL5 En la noticia se relata que el 9,4% de Telefónica posee en PRISA apoyó la propuesta del fondo de inversión de Joseph Oughourlian, con lo que la mayoría para sacar al presidente respaldado por el Banco Santander era segura. “El movimiento de la operadora ha sido clave para que el pulso entre Amber Capital (30%) y el núcleo aglutinado en torno a Ana Botín (Alcántara, Slim, Fernández, Polanco…) se decantara del lado del fondo oportunista, al que también han apoyado otros inversores financieros recién incorporados al capital como Melqart (4%). De esta manera, el órdago rumiado durante los primeros meses del año se ha consumado seis meses después de la junta ordinaria de junio, donde Monzón salvó el envite a cambio de valorar la división del grupo en dos, Medios y Santillana, tal como reclama Joseph Oughourlian. Y aunque no era la guerra de la operadora, hacía tiempo que Pallete había decidido mover ficha para desbloquear la situación. Esta vez, la embestida de Amber Capital fue algo más que dialéctica. Había sumado para su causa a Pallete, que al final encontró argumentos para abandonar su neutralidad. Según fuentes próximas al presidente de la operadora, "era consciente de que estaban jugando a sus espaldas, de que los criterios políticos primaban sobre los profesionales y de que existía un sesgo más favorable hacia las tesis de otros accionistas de referencia". De alguna manera, el bloque defensor de Monzón nunca pensó que Telefónica se atrevería a dar ese paso, aunque ya venía emitiendo señales. Al margen de estas razones, otros elementos vinculados a Telefónica habían puesto sobre aviso al equipo de Monzón. Todos ellos estaban referidos a la posibilidad de que su presidente, en la cuerda floja por el desempeño bursátil de la compañía, pudiera alinearse con los intereses de Amber, dispuesto a modificar la orientación editorial del grupo para conseguir una desinversión más exitosa. Por eso, el hecho de que el Estado pueda adquirir hasta un 5% de la operadora, al calor de las inversiones previstas con los fondos europeos de Next Generation, respaldaría esa tesis. Sea como fuere, Pallete ha preferido ponerse rojo una vez y plantar cara al Santander, aun a riesgo de quedar señalado dentro del Ibex como el primer grande (sin contar a Iberdrola) que se alinea con el marco argumental del Gobierno favoreciendo el cambio de roles dentro de Prisa y, por extensión, un posible viraje editorial más afín a Moncloa. Pero ese riesgo también ha estado presente en la decisión, "porque el 'establishment' tampoco ya es el que fue", aseguran desde su entorno para respaldar la legitimidad de su decisión: "Tiene elementos de defensa y los utilizará" “. 


La primera referencia que uno puede hacer al leer la noticia, es que en el amor y en la guerra no todo vale. Hay momentos culminantes para el ser humano en los que decidir es una cuestión de ética, esa que se pregona constantemente a los cuatro vientos y que luego cuando hay que ponerla en práctica se esconde por intereses personales http://bit.ly/3pbkeGY Esta muletilla con ser muy manida y usada, es a la que se acude con cierta rutina por aquellos que tratan de justificar lo injustificable. En el fondo lo que se pone de manifiesto es una personalidad caracterizada por un narcisismo enfermizo, ya que de otro modo dichas acciones serían reprobables de forma unánime por todos los actores que intervienen en dicho litigio. En las guerras siempre hubo héroes y villanos, la historia se va escribiendo a sí misma, y los que la estudian la van juzgando, sin vehemencia, con distancia, valorando las circunstancias que concurrieron, y jamás se ha dado el caso de que se justifique una infamia, cuando los intereses que la sustentaron han desaparecido. Esos, son unos de esos momentos estelares de la vida de una persona en el que todo lo que tiene, todo lo que desea, todo lo que espera, está en manos de unos pocos hombres y mujeres, que tienen que decidir entre ser héroes o villanos, mientras los demás observan desde el tendido lo que sucede a hechos pasados. Quieren pensar que se impondrá el honor y la cordura en las personas que les representan, que tendrán tan claro como ellos que en el amor y en la guerra, ni todo está permitido, ni todo vale; no es un deseo sino una necesidad. En el caso de la batalla de PRISA, el problema que existe es que los todos los actores que intervienen tienen mácula en su trayectoria y hechos realizados. La batalla viene larvada desde la toma de posesión de Javier Monzón de la presidencia de PRISA el 18 de diciembre del 2018. El directivo cesado alcanzó la presidencia no ejecutiva en sustitución de Manuel Polanco. Monzón, expresidente de Indra, llegó al conglomerado de medios primero como consejero y luego como vicepresidente. Era el favorito de los accionistas de la editora de El País para sustituir a Juan Luis Cebrián al frente de la compañía, aunque su llegada a la presidencia se demoró. El desenlace del viernes en la junta de accionistas, fue a propuesta del fondo AMBER que dirige Joseph Oughourlian, el cual contó con el respaldo de Telefónica (9,4%) y otros accionistas no identificados todavía, y con el visto bueno de Moncloa, que no estaba nada satisfecho con el papel de Monzón al frente del grupo editorial. "Al Gobierno no le gusta Monzón pero no ha sido impulsor de su destitución. Su intervención no ha sido determinante pero sí que parece que le ha dado indicaciones a Telefónica de que la situación en Prisa no podía seguir", explican fuentes del consejo, que critican que el ya expresidente jugaba a favor de los intereses del Santander y la vieja guardia del PSOE encabezada por Felipe González mientras incumplía los mandatos del consejo y planteaba la venta de la prensa y la radio a empresarios vinculados a sus intereses.  http://bit.ly/34vpflU

La batalla de PRISA tiene tres frentes donde se libran las disputas, la primera es en el accionariado de dicha compañía. En el mismo existen dos claros bloques enfrentados, uno encabezado por la presidenta del Banco Santander y el otro encabezado por el fondo Amber. El segundo frente donde se libra es en el ámbito político del PSOE, en un bando está la vieja guardia derrotada en el XXXIX congreso del PSOE celebrado el domingo 21 de mayo de 2017 y en las que los militantes escogieron a Pedro Sánchez contra todo pronóstico como secretario general del partido frente a Susana Diaz y la vieja guardia que la apoyaba. Y por último el tercer frente se encuentra en el ámbito mediático, donde los viejos colaboradores del PRISA como Cebrián y sus acólitos tratan de incidir en la línea editorial de dicho grupo con el fin de llevarse el “gato al agua”, en este caso, erosionar y contribuir al desgaste del Gobierno actual con el beneplacito de un reducido grupo de directivos del IBEX-35. Si nos detenemos y observamos detenidamente la situación en cada uno de los frentes, veremos acciones cuando menos llamativas por no calificarlas con otro adjetivo. En el primer frente, la presidenta del Banco de Santander, Ana Patricia Botín, fue nombrada presidenta de dicha entidad bancaria el 10 de septiembre del año 2014, con la cotización de la acción en 7,22 euros y una capitalización bursátil de unos 91.000 millones de euros. El viernes 18 de diciembre del año 2020, cerró con un valor la acción de 2,58 euros y una capitalización bursátil de 45.590 millones de euros. La pérdida del valor de la acción bajo su gestión ha sido del 64,26% sin contar los dividendos. Por otro lado, en el año 2019 recibió 3,18 millones de euros como salario fijo y 1,14 millones de euros como aportación a su plan de pensiones. Ana Botín ganó 9,95 millones de euros en dicho año como presidenta del Banco Santander. En el lado contrario a dicha empresaria se encuentra el fondo oportunista Amber Capital (29,9%), presente en el consejo desde el año 2015. La situación de Amber en Prisa recuerda mucho a lo sucedido en el consejo de Lagardere hace solo unos meses, cuando pretendió dar un giro a la gestión del grupo de medios — es propietario de Paris Match y de la editorial Salvat en España, entre otros—, donde posee un 18% de las acciones y un 14% de los derechos de voto. Su intento se quedó solo en eso, en un intento. Había planteado cambiar hasta a ocho miembros del Consejo de Supervisión, pero el resultado de las votaciones de la junta de accionistas fue contrario a sus deseos: rechazo de entre el 57% y el 68% del capital a su propuesta. Sin embargo, el viernes la situación fue completamente diferente, el nuevo presidente Joseph Oughourlian incorporó a última hora una un nuevo punto “fuera del orden del día” para que los accionistas votasen: “Cese de D. Javier Monzón de Cáceres como consejero de la sociedad”. Pujol pasó a leer además una contundente carta del primer accionista de Prisa (Amber) que cargaba contra el actual presidente por ir “en contra de los intereses de los accionistas” y no compartir la hoja de ruta estratégica del consejo, además de revelar que había solicitado su dimisión varias veces en las últimas semanas: “Se trata de apostar por nuestros negocios. Javier Monzón no comparte claramente esta visión estratégica, por lo que Amber considera que ha llegado el momento de que no siga al frente del grupo. No podemos seguir confiando en quien pretende ejecutar una estrategia que consideramos contraria a los intereses sociales y de los accionistas”. AMBER dio la puntilla al exigir que Monzón y los votos delegados en él no pudiesen participar por el evidente conflicto de interés en esa cuestión. Tras siete minutos, el resultado de la votación desveló el cisma accionarial. La propuesta de destituir a Monzón fue aprobada con el 52,2% de los votos presentes (que representan un 44% del capital real) y un 46,6% en contra (un 39% de los accionistas), con tan solo un 1,6% de abstenciones. Monzón, alegando el desconocimiento de la situación de otros accionistas, se sabía cesado ante la votación de última hora. Pese a todo logró el respaldo del 39% del capital de Prisa. Fuentes próximas al accionariado señalan que detrás de ese amplio porcentaje contrario a Amber y Telefónica, se encontrarían el banco británico HSBC (7%), Santander (4,1%), Rucandio (7,6%), la sociedad que agrupa a las antiguas familias fundadoras del grupo como los Polanco y Pérez, además del jeque catarí Al Thani (5,1%). Amber contó con el apoyo aparte de la operadora de otros dos ‘hedge funds’ presentes en la compañía, Melqart (4,6%), uno de los fondos bajistas más temidos de la bolsa española, y Polygon (1%), el fondo de Reade Griffith. 

En el segundo de los frentes como dije, está el pulso que se sigue librando dentro de la familia socialista, la cual no cerró sus heridas tras el último congreso federal. La vieja guardia formada por los socialistas que lideraron el país en los 80 y 90 entorno al expresidente González, siguen en una labor de zapa al Gobierno actual, al haber perdido toda posible influencia al salir derrotados en su apuesta Susana Diaz. El 4 de julio un diario digital publicaba la siguiente noticia, “Felipe González se enfrenta a Telefónica para ganar la batalla de los medios a La Moncloa” https://bit.ly/3f06cDq En la misma, se recoge lo siguiente: “Felipe está muy, pero que muy enfadado”. En el PSOE aseguran que entre el expresidente Felipe González y el actual presidente socialista Pedro Sánchez se ha generado un enfrentamiento profundo. González considera que la coalición con Pablo Iglesias es “inútil” para resolver la crisis del coronavirus, y aboga por un cambio de Gobierno. La Moncloa, por su parte, centra su estrategia en el control de los medios de comunicación de cara a un otoño que será social y económicamente muy caliente. La pieza clave para la táctica de Sánchez es la alianza con Telefónica”. “A Sánchez solo le interesa el poder y los medios. Eso está claro. Todos sus ministros son pésimos, menos Nadia Calviño. El problema es que ahora tiene de su lado a Telefónica”, repiten sectores socialistas conocedores de los movimientos del expresidente y alarmados por las maniobras de la Moncloa”. “Según afirman fuentes del PSOE, González y otros importantes segmentos económicos están llevando a cabo una operación para que Telefónica deje de respaldar a Sánchez, o por lo menos declare su neutralidad. El problema, reconocen, es que de momento Sánchez cuenta con su respaldo. Y esa alianza es esencial para los equilibrios en otro gigante de la comunicación y la información: Prisa”. http://bit.ly/3h3EAPA Es conocida la animadversión de algunos militantes de la vieja guardia con el secretario general del PSOE, algunos han llegado incluso a darse de baja en la militancia de dicho partido. Otros incluso han coqueteado con partidos de derecha como el PP o Ciudadanos llegando incluso a integrase en los mismos. El “ajedrecista” Pedro Sánchez, ha ido eliminando uno a uno a sus enemigos políticos tejiendo una tela de araña que ha posibilitado que cada día se encuentre más fuerte y seguro al frente del Gobierno y partido. Sus “cadáveres” de políticos importantes son numerosos y los posibles que vengan del ámbito político o empresarial ya han empezado a caer, el primero es el de Javier Monzón.

Por último el tercer frente hace referencia al frente mediático, el cual es la piedra angular del deseo de multitud de actores en esta guerra. El mismo ha servido para dar cobertura a presidentes de compañías del IBEX que en los últimos años han tenido un desempeño cuando menos cuestionable. Tanto la presidenta del Banco de Santander como el de Telefónica han puesto en el ámbito mediático su foco en los medios de comunicación con el fin de “proteger una gestión” puesta en tela de juicio si observamos su trayectoria bursátil. La batalla del consejo de PRISA del día 29 de junio, se saldó con la aparente victoria del presidente honorífico Monzón con su renovación en el consejo con él 62,28% de los apoyos, sin embargo, parece ser que había un pacto no escrito según el cual, la pugna entre los accionistas se suavizó en los últimos días tras llegar a una serie de acuerdos donde la letra pequeña da un vuelco a la situación: Monzón saldría como presidente de PRISA entorno al mes de septiembre, había un plan para que la compañía fuera divida en dos: la editorial Santillana por un lado y los medios, por el otro. En la noticia del día 29 de junio se recogía también que el presidente no ejecutivo de PRISA, Javier Monzón, y el nuevo director de El País, Javier Moreno, mantuvieron (24 de junio) una reunión con el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, según publicó el diario digital El Plural. De acuerdo con este medio, el encuentro no trascendió porque no figuraba en la agenda oficial del líder del PP. Aunque fuentes del PP rebajaron la importancia del encuentro como uno más de su presidente con los responsables de un medio de comunicación, fuentes del mercado señalan que la reunión obedecía al interés de los directivos de Prisa para que Casado intercediera por Monzón ante Telefónica. https://bit.ly/2Bv92SB El desenlace sin embargo fue el señalado el 18 de diciembre con el cese de Monzón. En una entrevista realizada a Juan Luis Cebrián en el año 2012, dejó claro de forma irónica que la prensa que le dio tanto dinero e influencia política era ya una cosa del pasado: "Yo digo que somos zombis. Ya nos hemos muerto. Lo que pasa es que, como buenos zombis, nos negamos a pensar que estamos muertos. Nos sentamos con los demás y ellos saben que somos zombis, pero nos aceptan en la mesa". La batalla librada el 18 de diciembre rompe la unión de dos actores que hasta la fecha habían ido de la mano, Botín y Pallete. El interés de ambos había sido el control de una terminal mediática que ocultara su gestión al frente de las compañías que presiden. Una de las cuestiones que llama la atención en todo este vodevil, es que ambos directivos de Telefónica y Banco de Santander tienen una situación muy similar en lo que respecta a pérdida de valor del cesado Monzón, sin que por ello se hayan resentido lo más mínimo sus retribuciones como presidentes de ambas compañías.  Piénsese que por ejemplo, cuando el actual presidente de Telefónica llegó al timón de la operadora, la acción cotizaba a 9,31 euros, hoy la misma cotiza a poco más de 3,22% (-65,41%) sin contar los dividendos. Por lo tanto, la pérdida de control de dicho medio es un factor fundamental para dichos directivos a futuro, al perder el mismo ambos quedan sin una cobertura que ofrecía dicho paraguas mediático, siendo su gestión un flanco que queda al descubierto ante posibles revelaciones. Por otro lado, el control del grupo multimedia en manos de personas que lo puedan utilizar como ariete al servicio de sus intereses particulares y en contra de posibles adversarios como se venía realizando hasta la fecha con Cebrián y Monzón, choca frontalmente con una cuestión fundamental, el Gobierno actual toma la iniciativa sobre una realidad incomoda como era verse un día sí y otro también atacado por personas que no se jugaban nada de su bolsillo y utilizaban dicho medio como “pólvora del rey”. Felipe González, miembro del Consejo Editorial de El País, fue uno de los cerebros a la sombra de la operación que colocó en la dirección a Javier Moreno y cesó a Soledad Gallego Díaz. En una reunión extraordinaria del Consejo Editorial de El País en el mes de mayo —presidida todavía por Soledad Gallego DíazFelipe González elevó el tono y afirmó que era “urgente y necesario echar a Unidas Podemos del Gobierno”. El expresidente era partidario, al igual que Juan Luis Cebrián, de un pacto entre el PP y el PSOE para desplazar a Podemos y seguir con un “régimen” que como vemos en el sumario “Tándem” tiene muchas aristas afiladas por la forma de proceder de multitud de personas de la clase política y empresarial de este país.

Para el fondo AMBER, su única preocupación son los 200 millones de euros que tiene invertidos en dicha compañía con el fin de rentabilizar y recuperar la misma. La situación del mismo era de una clara incomodidad que le suponía buscar un enfrentamiento con el Gobierno de turno, debido a que su inversión en la sociedad puede verse seriamente comprometida si el diario pierde el papel estelar que tiene dentro del ámbito de la izquierda y queda relegado. La presidencia temporal de PRISA de su presidente, significará una línea editorial de perfil bajo en la confrontación que se venía manteniendo con el gobierno de coalición, con el fin de pasar lo más desapercibido posible, en un momento que los medios de información escritos sufren la competencia de un nuevo soporte como es Internet, que no arrastra los costes fijos de operatividad que tiene la prensa de papel, haciendo que su supervivencia se vea seriamente amenazada. Por lo tanto se puede afirmar que si dicha operación cuaja y el frente mediático se opaca con la toma de control por AMBER de dicha cabecera, a los perdedores no les tocará más que resignarse al olvido y al pataleo como vienen haciendo algunos exministros socialistas que hacen declaraciones extemporáneas en medios de la derecha política, donde ponen de manifiesto el cabreo y la frustración que arrastran por verse relegados a la postergación.

Una de las consecuencias que se puede sacar de dicha guerra es que “el ajedrecista” Pedro Sánchez, tiene una hoja de ruta clara y nítida en el devenir de determinados actores políticos y económicos de este país, para los cuales no tiene maletas ni obligaciones o deberes que hipotequen la misma. Aquellos que en su día le dieron con la puerta en las nariz cuando pedía neutralidad en la batalla del XXXIX congreso del PSOE, hoy son piezas a amortizar. Alguno de ellos hace actos de fe como un claro converso a los postulados del responsable del PSOE, sin embargo, en su momento optaron por un silencio complice que reinaba en dicho momento en la emisión de las noticias que afectaban al PSOE y a su persona por parte del grupo PRISA. Si a eso añadimos que las métricas de la gestión realizada dentro de las compañías que presiden dichos directivos son manifiestamente mejorables, serán suficiente motivo para que sus destinos al frente de las mismas se atisbe cuando menos en peligro. https://bit.ly/3hT14mD ,  http://bit.ly/3rjSxh1 , http://bit.ly/2WM9QJT

Para terminar el post, decir que las ramas de olivo que empuñan algunos actores de esta batalla, con el fin de que Lúculo (Pedro Sánchez) no elimine a sus adversarios del año 2016, son una muestra clara de la debilidad y desesperación que atisban a ver la tormenta que se desatará a la vuelta de la esquina. Afortunadamente para los ciudadanos que asisten a dicho combate de forma impávida, las víctimas de esta guerra son de egos no de vida y los actores perdedores cuando pase un tiempo serán recordados por el destino obtenidoTras buscar siempre el caballo ganador y no la razón y los principios que deben mover los actos de cualquier persona.

Ya lo dijo William Shakespeare: “Quien trabaja por la paga y sirve por conveniencia, en cuanto llueve se larga y te deja en la tormenta.“

 

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