martes, 22 de noviembre de 2016

APRENDIZAJE CON "SERENDIPIA" EN LA EMPRESA



Muchas personas habían intentado crear una tabla periódica de los elementos, pero conseguirlo parecía una utopía, pues los elementos tenían propiedades muy diferentes. Sólo alguien con una inspiración fértil y con el valor para desafiar el saber convencional iba a resolverlo: Dmitry Mendeleyev, un siberiano que quería que la ciencia se pusiese al servicio del mundo. Él intuía que existía un lazo de unión entre los elementos; por eso, hizo 63 cartas, una por elemento, donde se incluían sus propiedades y su peso atómico (entonces solo se conocían 63 elementos), e intentaba ordenarlos continuamente. Un día, en sueños, le vino la solución, y al despertar, empezó a ordenarlos. Así, distribuyó los elementos en siete grupos (precisamente usó el siete como número de ordenación natural: siete planos, siete notas, siete colores del arco iris…). Él no había hecho ningún experimento, pero su ingenio era tal que sabía que su tabla periódica no era perfecta porque faltaban elementos por descubrir. Esto no le impidió describir las propiedades de tres elementos aún no descubiertos, para los que dejó un hueco concreto en la tabla. Años después, todas sus predicciones se hicieron realidad, pues tres elementos fueron descubiertos y estos cumplían al pie de la letra lo vaticinado por él.

El aprendizaje o el LifeLong Learning (LLL) a lo largo de la vida en el ser humano es la búsqueda del conocimiento de forma permanente, voluntaria y auto motivada por razones personales o profesionales. El (LLL) agrupa el aprendizaje formal  e informal, es decir un aprendizaje y una construcción del conocimiento desde que nacemos hasta que nos morimos. El estudio del aprendizaje informal se remonta a la década de 1930 con John Dewey, para este filósofo, pedagogo y psicólogo cada uno de los integrantes de un grupo social ya sea en la ciudad o en una tribu salvaje nace inmaduro, indefenso, sin lenguaje, sin creencias ni normas sociales y, es ese grupo el que se encarga de transmitirle por medio de la comunicación hábitos de hacer, pensar y sentir de los más viejos “maduros” a los más jóvenes “inmaduros”; sin esta comunicación la vida social no podría sobrevivir, ya que la comunicación es educativa y es el modo en que se llegan a poseer cosas en común.

El peso del aprendizaje informal sobre el conocimiento de una persona aumenta con el tiempo hasta convertirse en la fuente más importante a lo largo de su vida profesional. El 80% del conocimiento del ser humano está soportado por aprendizaje informal. Para Dewey la educación es incidental: natural e importante, está adquirida por instinto para poder sobrevivir en la sociedad, posterior a esta educación está la educación sistemática, como una educación formal. Sin la educación formal sería imposible transmitir todos los recursos y adquisiciones de una sociedad; pero esta educación puede llegar a ser inútil pues dependerá del material utilizado y del vínculo que tenga con las experiencias de la vida, es decir, que se utilice o no se utilice con las actividades diarias que realiza el individuo. Existe una marcada diferencia entre la educación que el individuo obtiene de vivir con los demás y la educación deliberada que recibe, es decir, las escuelas son el método importante para el aprendizaje científico en el que se aprenderan formulas o escrituras establecidas por generaciones anteriores, pero no es un medio generador de vivencias y de cuestiones éticas y morales como lo es la familia y la sociedad que  rodea a la persona, moldeando su forma de vivir y su estrato social. Es necesario pues que haya un equilibrio entre la educación espontánea o informal, transmitida en su comunidad y la educación sistemática o formal que adquiere en la escuela. Para el desarrollo de este aprendizaje el medio donde vive, trabaja e interactúa la persona es clave, ya que puede desarrollar ciertos planes para poder interactuar con éxito con los demás. Estas condiciones de relación ambiental o social son las que promueven o dificultan, estimulan o inhiben las actividades características de dicho aprendizaje. Existen tres tipos de aprendizaje:

El aprendizaje formal: facilitado normalmente por un centro educativo, con carácter estructurado en objetivos, duración y soporte, concluye generalmente con una certificación. El aprendizaje formal es intencional desde el punto de vista de quien lo realiza, sea estudiante, adulto u otros.

El aprendizaje no formal: es el aprendizaje que no es ofrecido generalmente por un centro educativo, generalmente no concluye con una certificación. No obstante está constituido por una estructura  en objetivos didácticos, duración o soporte. El aprendizaje no formal es intencional desde el punto de vista de quien lo realiza, sea estudiante, adulto, etc.
                       Los tres tipos de aprendizaje informal    

El aprendizaje Informal o Incidental: es el aprendizaje que se obtiene en las actividades que se realizan en el día a día, en el trabajo, con la familia, en los ratos de ocio, etc. No está estructurado ya que no tiene objetivos didácticos, duración o soporte, y normalmente no conduce a una certificación. El aprendizaje informal puede ser intencional, pero generalmente no lo es, es fortuito y aleatorio. Este tipo de aprendizaje es quizás el más recurrente cuando el individuo se encuentra en procesos de creatividad tanto en la actividad laboral como personal, y es por ello que es el más perseguido laboralmente ya que de él se pueden derivar nuevos procesos, productos o servicios que generen valor para una compañía. Este aprendizaje no es intencional ni planificado, cuando sucede en el lugar trabajo puede aparecer de diferentes formas:

- mediante la observación
- la repetición
- la interacción social
- y la resolución de problemas 

Los principales beneficios de este tipo de aprendizaje son:
  • A través del aprendizaje incidental, las personas aprenden las habilidades fundamentales que van a utilizar a lo largo de la vida.
  • Promueve el disfrute y la participación en el aprendizaje.
  • Se sustituye la estructura rígida de la formación "formal"  por un ambiente más flexible, divertido y amable.
  • Potencia la curiosidad y las ganas de explorar de las personas.
  • Permite adquirir conocimientos de forma inconsciente.
  • Posibilita una expansión y potenciación del conocimiento a través de la reflexión y comprensión cada vez mayor de las actividades en las que el individuo forma parte.



El aprendizaje organizacional es para las empresas en la actualidad un elemento básico para garantizar su supervivencia y la creación de valor para los diferentes stakeholders. Las compañías han comprendido que no es suficiente con capacitar a cada uno de los trabajadores, sino que los propios empleados tienen que poner en valor sus capacidades creativas, de tal forma que puedan aparecer nuevos; procesos, hábitos, productos, servicios o novedades que garanticen el crecimiento de la compañía, y esto solo sucederá sí los empleados miran sus quehaceres diarios con nuevos ojos.  En las compañías los modelos de formación están empezando a cambiar en la siguiente proporción 70-20-10, donde el 70% lo constituye idealmente la formación en el puesto de trabajo (On The Job Training), el 20% la formación con el acompañamiento del mando (lo cual mejora las tasas de delegación y empoderamiento) y en el 10% restante queda confinada la formación formal o reglada, está dirigida por la compañía a conformar "la formación básica" que deben conocer todos los empleados.

Dentro de ese 70% mencionado anteriormente se encuentra lo que llamamos, la “serendipia”, esta palabra proviene del término anglosajón serendipity y suele ser traducida de muchas maneras, es lo que se definiría como, la facultad de hacer un descubrimiento o un hallazgo afortunado de manera accidental, o también, encontrar soluciones a problemas no planteados, sin buscarlas siquiera. La historia está llena de descubrimientos “serendípicos”, es decir, que la “serendipia” nos conduce a resultados importantes.

Las fases del proceso podrían ser las siguientes:

  • existe un problema
  • existe un sujeto con el problema
  • el sujeto está buscando una solución
  • el sujeto encuentra la solución por accidente



Muchas veces el empleado sabe que ha llegado a una solución en base a factores como la sagacidad o intuición. La persona busca algo específico que encaje en el problema como una horma a su zapato. Esto supone que debe estar atento y alerta, porque sabe perfectamente qué falta, y lo espera. Por eso, la “serendipia” muchas veces no es casualidad, no es una eventualidad, ni tampoco buena suerte, pero lo parece. Para quien está fuera del problema, llegar a la solución es fruto del azar, un regalo de la providencia. Para quien está en el problema, es su atención la que permite cazar la respuesta al vuelo cuando se  presenta, y en este caso, llegar a la solución no es una casualidad. La “serendipia” no es brujería, pero en el proceso “serendípico” interviene cierta cábala porque la solución surge de modo inesperado y del rincón más oculto de nuestro cerebro.
Ejemplos de “serendipidad” hay muchos, incluidos innovaciones tan importantes como la penicilina. La Wikipedia achaca a este fenómeno inventos tan variados como el dulce de leche, el celuloide, la estructura del átomo, el principio de Arquímedes, el Teflón e incluso, el mismísimo descubrimiento de América (recordemos que Colón buscaba la India cuando “se encontró” con el Nuevo Mundo). Por tanto los fenómenos de “serendipia” no obedecen solo a la casualidad sino también a una actitud que los propicia, y que se traduce en ser curiosos, flexibles y sagaces. John Adair, en su excelente libro “The Art of creative Thinking” dedica todo un capítulo a la práctica de la “serendipidad”. Comienza su exposición citando a Marcel Proust: the real magic of discovery lies not in seeking new landscapes but in having new eyes”, (la verdadera mágia del descubrimiento no radica en buscar nuevos paisajes sino en mirar con otros ojos), lo que nos recuerda que la “serendipidad” nace de la curiosidad y del foco abierto. Hay que estar preparados para esperar lo inesperado en la búsqueda de la solución. La “serendipidad” revela algo que el viejo management se ha empeñado en despreciar siempre: el fascinante poder de lo aleatorio en los procesos de innovación y creatividad, y que se solidifica  desde una actitud de “dejarse llevar”, que niega la sobre planificación y cree en la magia de las conexiones espontaneas.
                                                            EL APRENDIZAJE


Para terminar este post se podría decir que el aprendizaje con la “serendipia” busca donde lo importante no es el resultado, sino el proceso, alejado de cualquier entidad o persona que supuestamente tenga un nivel de conocimientos superior. Por su parte, el aprendizaje accidental ocurre cuando se aprende algo sin esperarlo en cualquier entorno. Por último, el aprendizaje incidental es aquel que no es intencional ni planificado, en cualquier momento y lugar: hablando con un amigo o compañero, realizando una tarea sencilla, observando a alguien hacer su trabajo o una actividad cualquiera.
Cuantos más conocimientos tengamos y más variados sean, mayor habilidad tendremos para ver más allá de lo que ven los demás y posibilidades de encontrarnos con la “serendipia”. Sentir pasión por lo que hacemos es la mejor manera para lograr un descubrimiento o innovar Si tenemos un trabajo que no nos gusta o nos sentimos mal en nuestra organización o en nuestro equipo, será muy difícil poder encontrar la “serendipia”. Desarrollar nuestros sentidos, nos permitirá encontrar respuesta a situaciones complicadas, y para encontrarlas sólo tenemos que saber escuchar, saber buscar y compartirlas con los demás. Descubrir algo exige huir de la ambición y la soberbia para poder tener la mente abierta por completo, flexibilizar nuestra manera de pensar e interpretar el entorno. Transformar nuestra capacidad de aprendizaje y desaprender hábitos y creencias para poder adquirir otros nuevos.  Tolerar los errores y utilizarlos como aprendizaje. El fracaso no siempre se debe a tomar decisiones equivocadas, en muchos casos se debe a no tomar decisión alguna. 


Esperemos que en las compañías aparezca la "serendipia" a los empleados, en sueños o despiertos. Esas soluciones a sus problemas como a nuestro protagonista de este post Dmitri Mendeleyev, permitirán seguir creciendo y avanzando a las mismas. 
                                        

Ya lo dijo Isaac Asimov: “Para tener éxito, la planificación sola es insuficiente. Uno debe improvisar también”.



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