viernes, 11 de noviembre de 2016

INTELIGENCIA INTUITIVA... Y SU SIN SENTIDO EN LA EMPRESA



Gary Klein es un científico senior en MacroCognition que se dedicó a estudiar el poder de la intuición para sostener un buen proceso en la toma de decisiones en entornos con alta presión, como al combatir un incendio o en unidades de terapia intensiva. Para lo cual nos relata la siguiente anécdota verídica.
“Un equipo de bomberos que entra en una casa en llamas, acceden a la cocina y comienzan a apagar el fuego con las mangueras. Poco después el comandante de la brigada grita “Fuera de aquí”, sin darse cuenta de por qué lo hace.  El piso se derrumbó casi de inmediato.  Los bomberos lograron salvar la vida gracias a esa inspiración. Cuando más adelante analizó la situación, el comandante descubrió que había un silencio inusual en la cocina y que sus orejas estaban muy calientes. El problema era que el foco del fuego no estaba en la cocina sino en el sótano. Estas señales de peligro despertaron su sexto sentido de peligro y el equipo salvó la vida. Este fue el triunfo de la intuición”.

Los seres humanos en la actualidad frente al bombardeo masivo de datos e información a los que se encuentra sometido todos los días, cada vez le es más difícil tomar decisiones. Aglutinamos datos, los cruzamos, buscamos nuevos datos, evaluamos las opiniones de otros,  y al final, nos equivocamos. A pesar de ser el único mamífero con capacidad de implementar racionalidad en nuestras decisiones, nuestro cerebro no está preparado para pensar demasiado sobre las decisiones que debemos de tomar. El cerebro del ser humano fue programado en una época donde la amenaza a la supervivencia era la principal decisión que tenía que tomar, era actuar o morir. La rapidez y las decisiones instantáneas fue la forma en la que vivió durante muchos años, esta forma le garantizó su supervivencia hasta nuestros días. Reflejo de aquel tipo de vida por ejemplo, cerramos los ojos automáticamente cuando alguien juega a golpearnos el rostro, aunque conscientemente sabemos que sólo es un juego, nuestro cerebro nos toma la delantera. Por esa razón, también, debemos prestar más atención a nuestras primeras intuiciones: nuestro cerebro ha procesado a nivel inconsciente una información que nosotros todavía no hemos conseguido percibir. Fruto de esa intuición, la inteligencia sabe filtrar pocos factores que resultan fundamentales entre un número elevado de variables según nos dice el científico y periodista Malcolm Gladwell. Por ejemplo un psicólogo podrá predecir cuánto tiempo durará un matrimonio sólo analizando cómo interactúan entre ellos las dos personas durante unos minutos, o un entrenador sabrá cuándo un tenista cometerá una doble falta, incluso antes de que la raqueta entre en contacto con la bola, o que un experto en antigüedades sepa si una pieza es falsa, a pesar de que meses de análisis dicen lo contrario, etc. 

El neurocientífico Antonio Damasio analizó un grupo de pacientes que tenían una lesión en una parte del cerebro conocida con el nombre de Córtex Prefrontal Ventromediano (vmPFC), y que se encuentra justo detrás de la nariz. El área Ventromediana tiene un papel crucial en la toma de decisiones. Se ocupa de resolver contingencias, de establecer relaciones y filtra una ingente cantidad de información que obtenemos del mundo exterior para establecer prioridades y poner atención en esas cosas que demandan nuestro interés inmediato. La gente que tiene alguna lesión en el área Ventromediana son personas con toda la capacidad racional, pero no tienen criterio. Para ser más precisos, diremos que no tienen este asistente mental en su subconsciente que los libere para que puedan concentrarse en lo que es realmente importante. Por ejemplo, tienen dificultades para elegir entre opciones con resultados inciertos, si la incertidumbre está en la forma de un riesgo o ambigüedad. Después de su lesión, estos pacientes tienen una menor capacidad para aprender de los errores, por lo que las mismas decisiones una y otra vez, incluso si dan lugar a consecuencias negativas.
Estos pacientes eligen alternativas que dan recompensas inmediatas, pero parecen estar ciegos a las consecuencias futuras de sus actos. Sin embargo, los mecanismos subyacentes a este comportamiento aún no se entienden completamente. El daño a la corteza prefrontal Ventromedial se ha relacionado con el déficit de detectar la ironía, el sarcasmo y el engaño. Si bien estas personas conservan la capacidad de hacer juicios morales conscientemente y sin errores, pero sólo en situaciones hipotéticas que se les presentan. Hay una brecha en el razonamiento cuando se aplican los mismos principios morales a situaciones similares en sus vidas, “Consejos vendo que para mí no tengo”. El resultado es que estas personas toman decisiones que son contrarias a los valores morales que profesan. Las personas con este daño son más propensos a apoyar las acciones a su favor que rompen las reglas o causan daño moral a los demás
Si bien ha existido una fuerte controversia entre expertos sobre el valor de la intuición durante largo tiempo,  Daniel Kahneman (el anti-intuición) decidió invitar a Gary Klein (pro-intuición) a colaborar en una investigación conjunta que les permitiera contrastar sus puntos de vista aparentemente irreconciliables. Del trabajo conjunto de varios años de dichos científicos nació el artículo “Conditions for Intuitive Expertise: A Failure to Disagree.”. En el artículo ambos llegaban a puntos comunes sobre los entornos donde la intuición era capaz de tomar decisiones acertadas. La confianza que la gente tiene en sus decisiones intuitivas no es un indicador fiable sobre la validez de las elecciones que hacemos. Klein y Kahneman concluyen que no hay una correlación entre el grado de seguridad que mostramos sobre nuestras decisiones intuitivas y lo acertado de nuestra decisión. En otras palabras, que no tenemos que fiarnos de nadie –ni de nosotros mismos- cuando decimos que estamos 100% seguros sobre algo que nace de nuestra intuición. Para ambos expertos, cuando el entorno en el que tenemos que aprender es lo suficientemente regular para ser predecible y tenemos tiempo para aprender esas regularidades por medio de la práctica, podemos llegar a convertirnos en expertos que deciden acertadamente en segundos. Por ejemplo, los médicos, las enfermeras, los deportistas, y los bomberos también se enfrentan a situaciones complicadas pero con muchas regularidades: los expertos pueden resolver con la intuición. Por el contrario, la economía o la política son sistemas tan complejos e inestables que no pueden ni deben ser “resueltos” con la intuición.


En el año 2014 la consultora PwC realizó un informe que se puede ver en http://pwc.to/1qGuhSI basado en una encuesta mundial hecha a 1.135 altos ejecutivos, en la misma se reveló los siguientes datos; solamente un 30% de los ejecutivos admiten que la intuición es lo que más les influyó cuando tomaron su última decisión importante, y que otro 28% se basó en la intuición de otros asesores. La gran mayoría de los ejecutivos de todo el mundo, el 94% admite que la gestión de su empresa está preparada para tomar decisiones importantes acerca de la dirección estratégica de su negocio, pero apenas el 30% se basó principalmente en datos y análisis cuando tomaron su última gran decisión. La intuición o la experiencia de los ejecutivos y el consejo y la experiencia de los demás en su organización fueron la forma en que tomaron la decisión para el 58% de los ejecutivos. Sin embargo, los ejecutivos de compañías donde los datos se utilizan de una forma más exhaustiva, notaron mejoras significativas en un 43% en los dos últimos años. Todos los ejecutivos dijeron que la máxima prioridad en los próximos dos años es hacer inversiones en la calidad de los análisis de datos para tomar las mejores decisiones. Los ejecutivos dijeron también que la aparición de una oportunidad de negocio que no podían pasar por alto fue el principal motivo más común para considerar tomar una decisión importante (30%). Otras razones: la toma de decisiones que se retrasaron previamente (25%), decisiones estratégicas (18%), puesta en práctica de ideas (15%), factores de tipo externo (9%), y motivos regulatorios (4%).
Si bien el instinto es un factor importante en las compañías en el día a día para cada uno de los directivos cuando tienen que asumir algún problema, luego hay que evaluarlo deliberada y conscientemente, para ver si tiene sentido en ese contexto. Cuando existen problemas como por ejemplo, en el Clima Laboral, hacen falta tener estrategias con sus correspondientes acciones para descartar posibles errores y eliminar posibles intuiciones erróneas. Cuando se actúa de esta forma, se está siendo congruente y se comunica a los empleados de la compañía el siguiente mensaje: “esto es lo que me dice mi instinto: pero vamos a reunir la información que lo confirme para actuar sobre certezas”. No existe justificación alguna para ningún directivo, que quiere obtener buenos resultados en base a intuiciones, si posteriormente las mismas no son confirmadas con acciones. Si no existen dichas acciones lo que se pretende es engañar a unos empleados que en su día a día tienen aparte de dicha intuición, la certeza de que no se ha hecho nada para mejorar dicho parámetro en la compañía. El exceso de confianza es una gran fuente de ilusiones, determinada por la calidad y coherencia de la historia que se puede construir y no por su validez. Si alguien puede crear una historia coherente y simple, se sentirá confiado tenga o no una buena base en la realidad. Lo malo es cuando uno no tiene esa historia de coherencia y se siente confiado, la situación como dije anteriormente en dicho post, es la de una persona que tiene atrofiada él área Ventromediana, como nos decía el neurocientífico y premio Príncipe de Asturias Antonio Damasio, “Consejos vendo que para mí no tengo”.


Ya lo dijo Edward Deming: "En Dios confiamos, todos los demás aportad datos".

 

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