miércoles, 8 de marzo de 2017

"MÁS POR MÁS" NO..."MÁS POR MENOS" SI, APRENDER A COMPETIR





George Mitchell era un tejano conocido por ser el padre del “fracking”, técnica discutida de extracción del petróleo, por la que a base de inyectar agua, reactivos químicos y arena a presión, se libera el gas natural y el petróleo atrapados en la roca porosa. Su método se reproduce ahora en muchos países del mundo y es la consecuencia de un cambio radical del mercado del sector petrolero a nivel mundial. Su invento en la actualidad está condicionando la geoestrategia a nivel mundial, relegando a los que hasta hace poco eran poco menos que intocables países productores del cártel de la OPEP. Mitchell divisó el potencial de extracción de dicha técnica pensando en lo que podía recuperarse de pozos ya explotados fracturando el lecho rocoso para que los hidrocarburos pudieran fluir libremente a través de las grietas creadas en la roca. Olía el crudo donde otros negaban que lo hubiera. La técnica se pensó inicialmente para la producción de gas natural, después se aplicó al petróleo. Dakota del Norte y Montana en la actualidad viven un verdadero boom, mientras EE UU acelera el paso a la independencia energética. Mitchell se hizo así multimillonario, hasta el punto de integrar la lista de grandes fortunas que publica Forbes. La historia de Mitchell es la de un emigrante que empezó a trabajar a los 17 años en los campos petrolíferos de Texas junto a su hermano. Se graduó en Ingeniería y Geología por la Texas A&M University. Durante la II Guerra Mundial sirvió para el Cuerpo de Ingenieros de la Armada. Tras la contienda empezó a trabajar para la firma Oil Drilling. Esa compañía fue el germen de Mitchell Energy & Development, de la que fue presidente y que desde hace una década es matriz de la energética Devon. Posteriormente la vendió por 3.500 millones de dólares. Mientras trabajaba en la tecnología del “fracking”. Como otros magnates forjados a sí mismos desde la nada, este ingeniero donó parte de su fortuna a obras filantrópicas. Fue de los primeros firmantes de la iniciativa Giving Pledge de Bill Gates y Warren Buffett, esta iniciativa tiene fines filantrópicos para la humanidad. Todo ello, a pesar de que su invento tecnológico este rodeado de la controversia por su impacto medioambiental en los acuíferos.



Hace poco tiempo el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) descubrió que el campo petrolífero de Wolfcamp en la cuenca Pérmica en Texas es uno de los mayores yacimientos del mundo. Las primeras estimaciones situaron el potencial de producción del yacimiento en 20.000 millones de barriles de crudo y 16.000 millones de pies cúbicos de gas natural. El organismo ya advirtió que el desarrollo de nuevas técnicas puede aumentar los recursos técnicamente recuperables. Las últimas previsiones de la consultora IHS Markit sitúan las reservas en 104.000 millones de barriles para toda la región Pérmica gracias al descubrimiento de Wolfcamp. "Hay actividad petrolera en la región desde 1950 con perforaciones verticales", recuerda Peter Blomquist, geólogo de la firma, pero no fue hasta la década de los noventa cuando se comenzó extraer petróleo con pozos de “fracking”. El experto indica, en un documento que repasa la historia petrolera del oeste de Texas, que la evolución de la industria ha sido lenta y finales de la primera década del siglo muchas grandes empresas se retiraron y solo había seis pozos en funcionamiento. A medida que los operadores aprendieron más sobre el terreno de Wolfcamp y mejorado la fractura hidráulica sus resultados mejoraron. A partir de 2011, los pozos alcanzaron una cifra de 57 unidades y ahora crece de manera espectacular", señala Blomquist. Actualmente según la consultora Baker Hughes, hay más de 300 yacimientos bombeando crudo. Pero son quizás los costes de extracción de dicho petróleo los que han hecho temblar al sector petrolero tradicional, si hace unos años se hablaba de costes de extracción que rondaban 75 $ el barril, en la actualidad dichos costes han descendido hasta los 25 $ el barril. El avance tecnológico de dichas tecnologías han confirmado los peores temores de Arabia Saudí, el verdadero alma mater de la OPEP, el petróleo no convencional de Estados Unidos se ha convertido en su peor rival capaz de competir en producción y en tamaño de reserva. La tecnología ha permitido extraer crudo donde hace unos años era impensable.

Si bien de momento a nivel de coste no se puede combatir al gigante petrolero saudí ARAMCO, no es menos cierto que con los precios de petróleo actualmente entre 50 y 55 dólares el barril, la producción de fracking ha crecido exponencialmente y los pozos abiertos se han triplicado desde los mínimos de mayo del año pasado, cuando se situaron en 132 yacimientos de shale oil en todo el país. Este impulso se ha producido gracias a la eficiencia de la industria. En la reciente presentación de resultados, el consejero delegado de Pioneer, Scott Sheffield, ha llegado a afirmar que la extracción de petróleo en la cuenca del Pérmico es rentable en 25 dólares y se ha reducido a la mitad los tiempos de perforación de 40 a 20 días. Una mejora que todavía no es suficiente para superar los pozos de Ghawar, en los que se estima que los costes de producción se sitúan entre 5 y 10 dólares el barril. En Estados Unidos ya se extraen más de 9 millones de barriles diarios

Quizás tres han sido los principales factores que más han impactado directamente en el desplome de la industria petrolera, son: 

- Las nuevas tecnologías del transporte, con la revolución del coche eléctrico y de gas, el avión solar y otras tecnologías no contaminantes, los combustibles sintéticos han detenido su desarrollo. El error de los productores de petroleo fue pensar que el desarrollo se detendría ante un petróleo barato. La eficiencia y mejora de costes es un leitmotiv que no se detiene.  http://bit.ly/2gsQBgH
 
- La eficiencia, esta palanca que mueve el primer mundo ha retirado del mercado 2,4 millones de barriles al día de crecimiento de demanda anual, y hace que hoy sea necesario un 40% menos de petróleo para crear una unidad de PIB que hace 10 años.

- El desarrollo tecnológico de las renovables y el fracking ha desarbolado cualquier estrategia de los productores. El petróleo y por ende la energía ha sido desplazada de la geopolítica como arma de presión a los principales países del mundo. Los productores se encuentran en un fase de ajuste interno brutal de su economía después de decenas de años donde su única fuente de ingresos era dicho mana.

De todo lo dicho anteriormente se desprende una situación curiosa y dramática para los gobiernos de dichos países, es el “sálvese quien pueda”. Cada país de dicho cártel trata por su cuenta de poner en el mercado más petróleo para tratar de ingresar más con el fin de equilibrar sus cuentas, sin embargo lo único que genera es un exceso de oferta que lo único que hace es que el precio de dicho bien cada vez caiga más. Aquí la famosa “Teoría de Juegos” de Nash no se cumple, ninguno de los actores aplica una estrategia donde se tenga en cuenta el impacto de sus decisiones en los otros participes (países), sino que cada uno busca la solución por su cuenta. Esto lejos de mejorar el escenario del mercado de dicho bien, lo único que hace es cada vez agravar más si cabe su situación. 

Hace un año los principales protagonistas de este mercado se reunieron en Houston, en dicha reunión Ali Al-Naimi, el ministro de Petróleo de Arabía Saudí, dio un duro consejo a las empresas de shale estadounidenses que se enfrentaban a dificultades tras el desplome de los precios del petróleo. Sus palabras desde la soberbia a la industria norteamericana fueron, "Reduzcan sus costes, pidan préstamos o liquiden la empresa", dijo Ali Al-Naimi, quien dirigió ARAMCO, el tesoro petrolero de Arabia Saudí, durante más de dos décadas. Desde que ese consejo con cierto tono de superioridad se quedó retumbando en las cabezas de los directivos de la industria del “fracking”, las empresas del sector comenzaron a seguirlo al pie de la letra, más por puro instinto de supervivencia. Más de cien firmas quebraron desde comienzos de 2015, pero las compañías que sobrevivieron se han reorganizado en versiones más aptas, ágiles y veloces que pueden salir adelante con el barril de petróleo a 50 dólares, explican desde Bloomberg. Ahora es la OPEP la que está desesperada buscando soluciones, ya que la aportación de dicha industria al mercado del petróleo hace inviable la subida de dicha materia prima. La escalada de recortes en la producción encabezados por Arabia Saudí no sirven para nada, el petróleo no sube, ni siquiera toca los 60 dólares que el cártel ve como precio idóneo. La producción a partir de fracking, se estima que crezca de los 1,6 Millones de barriles de petróleo que se produjeron en 2012 hasta unos 4,2 Millones de barriles para el año 2020 (lo que produjo el 4 productor mundial (Irán) en 2009). "El negocio del shale se ha renovado debido a las dificultades que atravesó", explica Ben van Beurden, máximo responsable de Royal Dutch Shell. Ahora, la industria del fracking es más flexible, incurre en menores costes y parece que puede resistir cualquier envite.
           Páises productores de petroleo, millones de barriles diarios
Ese hermoso refrán árabe que dice “A las puertas de mi casa espero sentado para ver pasar el cadáver de mi enemigo”, parece que se ha invertido con los actores en el mundo petrolero, ahora son los competidores norteamericanos los que a base de paciencia, tecnología y competitividad están poniendo en jaque a una industria que hasta hace poco parecía invencible. Aquí la regla de “más por más” que defienden algunos adalides de la competencia en los mercados donde compiten no ha servido para nada, bueno si… con ese leitmotiv de filosofía en el mercado petrolero actual serian un bonito cadáver desfilando por delante de la puerta de los nuevos operadores petrolíferos.

Ya lo dijo Bernard Shaw: “Sólo triunfa en el mundo quien se levanta y busca a las circunstancias y las crea si no las encuentra”.

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