sábado, 8 de agosto de 2020

COMPRA DE ACCIONES POR EL CEO O PRESIDENTE... UNA SIMBOLOGÍA INOCUA PARA RESOLVER PROBLEMAS

El símbolo (del latín: simbŏlum, y este del griego σύμβολον) es la representación perceptible de una idea, con rasgos asociados por una convención socialmente aceptada. Es un signo sin semejanza ni contigüidad, que solamente posee un vínculo convencional entre su significante y su denotado, además de una clase intencional para su designado. La simbología es la ciencia que estudia los símbolos o el conjunto de éstos. El símbolo por otra parte, es una representación sensorial de una idea que guarda un vínculo convencional y arbitrario con su objeto. Se debe saber también, que dicho símbolo debe ser aceptado en una especie de pacto tácito que se hace en la sociedad para poder definirlo como tal. Por ejemplo, alzar el dedo índice y el del medio se conoce como paz y amor y a la vez victoria por la letra V que se forma entre ellos, un corazón representa amor, un listón entrelazado hace referencia a la lucha contra el cáncer, una cruz es un símbolo cristiano y así sucesivamente. El fin básico de la simbología es el poder hacer llegar una idea o información de una persona a otra a través de una combinación de signos o emblemas visuales, encargados de transmitir sentidos o sentimientos a las personas, y de este modo se puedan descifrar dependiendo del contexto del mismo o de la cultura a la cual pertenezca.


Ayer se publicaba en la prensa la siguiente noticia, “Pallete invierte en Telefónica 352.000 euros con la acción en mínimos de 1996” https://bit.ly/30BLhBP En la misma se revela que el presidente de la operadora, ha vuelto a adquirir acciones de Telefónica en un momento en el que la acción del operador español se encuentra en mínimos de las dos últimas décadas. El directivo ha comprado 100.000 acciones a un precio de mercado de 3,52 euros por título, lo que supone un desembolso de 352.000 euros, según una notificación enviada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), al tener responsabilidades de dirección. Al cierre de ayer, las acciones de la teleco bajaron un 3,9%, hasta 3,43 euros por acción. Este precio es el más bajo alcanzado por la compañía desde 1996, según informa Europa Press. Desde los 22 euros a los que llegó justo antes del estallido de la última gran crisis financiera, Telefónica ya se ha dejado en el parqué más de un 85%. Esta caída no tiene en cuenta los dividendos pagados desde entonces. En los últimos cuatro meses ha perdido la mitad de su valor, lo que se traduce en una pérdida de capitalización bursátil de 16.000 millones de euros, al pasar de valer 34.000 millones en Bolsa a los actuales 18.000 millones. El actual presidente de la compañía suma esta operación a la realizada el pasado mes de mayo, cuando adquirió otros 100.000 títulos, pero esta vez a un precio de 4,19 euros, lo que supone un gasto adicional de 67.000 euros, es decir, un desembolso total de 419.000 euros.

   Ingresos del sector de las telecomunicaciones en el mercado español

La acción de comprar 100.000 acciones por parte del presidente, con el fin de mostrar a la sociedad la confianza y fortaleza que tiene en la compañía que preside, choca con una cruda realidad que tiene varias aristas. La primera de las aristas es que la compañía tiene cotizando 5.148 millones de acciones, dicha compra representa 0,001942 del papel en circulación, poco papel para tener impacto sobre el capital que cotiza. La segunda de las aristas es que dicha acción no mejora en nada el devenir y desempeño de la compañía en el mercado donde compite, si su rumbo es el equivocado como dice el sentir bursátil, el hecho de comprar acciones no corrige dicho problema, simplemente se convierte en un gesto vacuo e ineficiente. La tercera de las aristas, es que dicho gesto llega en un momento en el que la caída de la acción no encuentra suelo, debido principalmente a dos causas, la primera es que los ingresos siguen un rumbo decreciente según los resultados presentados del primer semestre de este año. La pérdida de accesos sigue un camino imparable, lo cual afecta a los ingresos que se ven aminorados. El otro problema es el endeudamiento, el cual representa un grave problema para la compañía, la deuda financiera neta de 37.201 millones de euros, es el (196%) de su valor bursátil (18.520 millones de euros). La solución adoptada hasta ahora por dicho equipo directivo es enajenar activos con el fin de reducir dicho endeudamiento, sin embargo, es como vender “las joyas de la abuela”, a posterior los ingresos se verán impactados al tener menos fuentes que aporten los mismos y, por otro lado, aquellos activos que se vendan parcialmente a nuevos inversores tienen el hándicap de tener que pagar el dividendo a los poseedores de dichos activos, lo estamos viendo por ejemplo con Telxius. La última arista con la que choca dicha acción de compra de acciones, es que existen negocios como es por ejemplo los negocios de la TV, los cuales están consumiendo miles de millones de euros, https://bit.ly/2PwcQGA , https://bit.ly/33v4SFO, sin que dicho negocio sea nada rentable https://bit.ly/2BysuOi  Este tipo de acciones junto al pago de un dividendo (2.000 millones de euros), hacen que la compañía languidezca en los mercados bursátiles. Las previsiones que corroboran lo que digo en los ingresos vienen de por ejemplo; Bank of America y New Street, los cuales estiman que Telefónica va a obtener en 2020 unos ingresos de 45.433 millones, un 5,1% por debajo de lo anunciado por el grupo, que preveía una cifra similar a la del pasado año, 48.422 millones de euros. Fidentiis prevé que la caída será mayor, hasta los 43.220 millones de euros, 5.000 millones menos de la estimación oficial de la compañía y 3.076 millones menos del consenso o media de los analistas (46.298) https://bit.ly/2z3VVWO

En el mundo de la empresa la simbología se convierte en cultura, los actos simbólicos son; actos, objetos, imágenes, acciones o personas que representan y encarnan los valores y que significan algo más de lo meramente visible en su significado literal. Sin embargo, en aquellas compañías que su dirección está  fuertemente cuestionada enfrenta un grave problema que tiene que ver con la sostenibilidad de esta. Una de las ideas centrales del pensamiento del padre del management moderno, Peter Drucker, es que las organizaciones sostenibles tienen que estar regidas por directivos que presten atención a lo que aportan a la sociedad. Como buen humanista  puso en el foco central de toda su obra a la condición humana, Drucker creía que los directivos debían conseguir las cosas a través de la gente; preocuparse por las personas; entender la naturaleza humana; tener en cuenta la eficiencia y la rentabilidad y, a su vez, hacerse preguntas filosóficas más amplias en cuanto a moralidad, espiritualidad, bienestar emocional y dignidad. Sin embargo, estas acciones sucumben cuando el que dirige una compañía permaneces sordo y ciego ante lo que sucede a su alrededor. Consideraba Drucker, que era preciso poner énfasis en las experiencias personales, subjetivas e individuales; dar a las personas un status, rol y sentido de comunidad, y un sentido y objetivos claros; permitir que la gente participe en la toma de decisiones; tener fe en el potencial humano y en la capacidad humana para auto gestionarse y comportarse de manera adecuada; entender los valores y legitimar la autoridad directiva mediante la adherencia a valores compartidos. Todo esto que decía el humanista y maestro de la teoría moderna de la gestión, no existe en compañías donde, la comunicación se convierte en propaganda, la obediencia es ciega ante la realidad que uno percibe, la disensión es perseguida y castigada, la imagen prima por encima de la realidad, los contrapesos de la compañías como son la estructura directiva o los agentes sociales, son parte del problema al tener su función de control opacada, por miedo los primeros o por el pesebre los segundos, los éxitos son individuales y los fracasos son huérfanos sin responsables, etc. Todas estas causas conducen inexorablemente hacia la irrelevancia, donde las compañías con problemas suelen estar. El enfoque humanista de una compañía es esencial para centrarse y mantener organizaciones saludables donde las personas puedan encontrar un significado y un propósito a un tercio del tiempo que destinan a lo largo de un tercio de su vida durante 8 horas al día.

Para terminar el post, decir que resolver problemas con simbología es muy difícil, máxime si tenemos en cuenta que la verdadera causa raíz que motiva dicha acción sigue en muchos casos erosionando a aquella compañía que busca en los símbolos cambiar dicha percepción. Por lo tanto, la erosión que puede sufrir una compañía  con la presentación de resultados, la valoración bursátil u cualquier otro evento que cuestione la misma… Debe de tener algo más que gestos, ha de tener, estrategia, dirección y gestión, sin estas cuestiones el esfuerzo es baldío.   

Ya lo dijo Peter Drucker: "No hay nada tan inútil como hacer con gran eficiencia algo que no debería haberse hecho en absoluto".

 

 

 

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