lunes, 6 de septiembre de 2021

EL SER Y PARECER DE NUESTROS DIRECTIVOS... SONROJA CUANDO EUROPA HABLA DE LA I+D+i

 

Uno recuerda que cuando era joven el axioma "que hay que ser, pero además, parecer" no tenía mucho predicamento en uno mismo. Aunque para las personas adultas que acompañaban nuestra juventud si era importante, nuestra percepción estaba muy limitada. Uno pensaba que era suficiente con ser y que poco o nada importaba el parecer. Desde hace tiempo, uno se da cuenta que algunas personas vuelcan sus esfuerzos en él parecer tratando de ocultar su verdadero ser. El parecer se relaciona con la imagen y el espectáculo, uno quiere parecer algo para dar una imagen o para formar parte de un espectáculo que puede beneficiarle. Qué duda cabe de que la imagen y el espectáculo son los dos elementos que mayor importancia fueron adquiriendo en la transformación de la vida social contemporánea a través de múltiples medios de comunicación e Internet. Centrifugan todo lo que está a su alcance, las relaciones personales, en las instituciones públicas y privadas, en el mundo de la política o de la empresa. Especialmente en estos ámbitos sus efectos han distorsionado las antiguas y tradicionales premisas del ejercicio del poder y la dirección. En el mundo contemporáneo es imprescindible exigirle al político o directivo la congruencia del ser y el parecer. El poder y la influencia que tienen socialmente hace que frecuentemente sus acciones sean escrutadas con creciente frecuencia por la sociedad. Cuando mienten o engañan sesgadamente a la sociedad con el fin de conseguir sus objetivos con la mayor impostura posible, lo que se pone de relieve es una escandalosa falta de escrúpulos. Se trata pues del más nocivo fraude de los llamados populismos modernos. Alguien puede parecer y no ser, consiguiendo con ello millones  de votos o euros que les dará enormes cuotas de poder. Sin embargo, la alegría es efímera ya que más bien pronto que tarde, la verdad del ser y parecer terminará aflorando… Para desgracia del que no tiene la concordancia impoluta.

El 5 de septiembre se publicaba en prensa la siguiente noticia, “Las empresas renuncian a la innovación, lo que tiene consecuencias sobre el empleo tecnológico” https://bit.ly/3jJQgdj En la misma se informa que según el principal indicador europeo en innovación, el European Innovation Scoreboard, la tasa de empleo en empresas innovadoras sobre el total de empresa cae a su mínimo histórico en 2020. Cayó hasta un 38,56 (7 puntos menos que en 2019). Este estrepitoso descenso coloca a nuestro país a la cola de Europa. Solo por delante de Eslovaquia, Hungría, Polonia y Rumania, a casi 20 puntos de la media europea, y representa la mitad de la ratio de, por ejemplo, Alemania. Las profundas y sistémicas deficiencias en la innovación empresarial del empresariado español se muestran en casi igual intensidad a la hora de valorar el porcentaje de empleo en actividades intensivas en conocimiento. Este es un tipo de empleo de altísima cualificación, íntimamente relacionado con las nuevas tecnologías y esencial para conformar una economía digital. La mentalidad obsoleta del empresariado español coloca a nuestro país en el puesto 23 de los 36 países analizados, por debajo de la media europea. Nos sobra talento, pero la negativa de las compañías a pagar sueldos dignos y competitivos, cuando se comparan con nuestros vecinos europeos, obligan a nuestra juventud a emigrar masivamente. España es el tercer país de Europa en producción de doctorados universitarios y tenemos una media de universitarios de 4 puntos superior europea. El 63% de las compañías confiesa que no cubrieron sus vacantes TIC por no aceptar los requisitos salariales de los candidatos. Además exigen una experiencia laboral imposible de encontrar en un mercado sin movilidad interna. Un 71% de las empresas admite no cubrir sus vacantes por la falta de experiencia de los solicitantes). Sí a estas cifras se le añaden las correspondientes al empleo TIC, sitúan a España en el puesto 20 de Europa. Un 3,6% (de nuevo por debajo de la media europea: 3,9%), el empleo tecnológico en España solo puede compararse con un espacio yermo. Otro hecho que desmonta la noticia, es el mito de que existen miles de empleos de estas características que no se pueden cubrir, lo cual es pura invención. Únicamente el 3,3% de las empresas españolas han tenido problemas para cubrir alguna vacante de especialista TIC. En el caso de las microempresas, únicamente un 0,2% encontraron con algún problema para cubrir una oferta de empleo TIC. La formación, que debería ser la palanca clave para elevar la innovación, también sufre de la indolencia de las compañías. Sólo el 20% de las empresas proveen formación en TIC a sus empleados, muy lejos de Reino Unido (28) o Alemania (24). Además, esta cifra es la más baja desde que se tienen datos (2013). 

Al mismo tiempo que se publicaba dicha noticia, en una red social, Linkedin, el 3 de septiembre el presidente de Telefónica hablaba de las bondades de la digitalización https://bit.ly/3jM046H En dicho artículo afirma cuestiones como las siguientes: “La digitalización significa crecimiento, empleo de calidad, sostenibilidad e inclusión. Si hablamos en términos económicos, la transformación digital podría aportar hasta 3,2 puntos porcentuales de crecimiento anual al Producto Interior Bruto (PIB) europeo y un 1,8% del PIB español hasta 2025. Afrontar el proceso de transformación digital implica fortalecer un modelo de colaboración público-privada que facilite el desarrollo de iniciativas y proyectos que favorezcan la evolución de los modelos tradicionales. Y tenemos una oportunidad inmejorable gracias a los fondos Next Generation EU puestos en marcha por la UE y que serán instrumento de recuperación de 140.000 millones de euros destinados a reparar los daños económicos y sociales provocados por la crisis sanitaria en nuestro país. Esta medida, además de los presupuestos a largo plazo ya aprobados, son el mayor estímulo financiero activado en nuestra historia más reciente, un total de 1,8 billones de euros para reconstruir Europa y hacerla más digital, resiliente y sostenible, capaz de afrontar los desafíos y retos que lleguen.

En este contexto de cambio y transformación se hace imprescindible para alcanzar esa recuperación prestar especial atención a tres variables:

- Las personas que han de estar en el centro de todas las decisiones que se tomen y a las que hay que asegurar una adaptación a este entorno digital gracias a alternativas formativas que promuevan el reskilling, potencien la resiliencia y permitan nuevas fórmulas más flexibles. Nos encontramos en un momento de profundo cambio y las formas de trabajo que adoptamos durante la pandemia han transformado muchos de nuestros hábitos. Hay que impulsar modelos, basados en la confianza, la sostenibilidad y el bienestar de los equipos ya que flexibilizar los modelos de trabajo es la mejor forma de conectar el talento.

- La digitalización y con ella la conectividad como palancas para impulsar el cambio y alcanzar una sociedad inclusiva y justa.

- La Tierra: promover una conciencia de cambio ya que cualquier gesto cuenta. En este sentido, la implicación de las empresas en el cumplimiento de los ODS será imprescindible para asegurar la sostenibilidad medioambiental.

La tríada ‘personas-digitalización-planeta’ es el elemento catalizador del cambio y lo que ha de impulsarnos para lograr la reactivación económica, la actualización de las administraciones y la industria, la evolución del sistema sanitario y del educativo y la reconstrucción mejor de la sociedad. Para lograrlo, no sólo serán necesarias la tecnología y la conectividad, sino que también será precisa una profunda transformación industrial y cultural y que las personas estén equipadas con los dispositivos y habilidades digitales necesarias”.

Vista las dos versiones contrapuestas de ambas noticias en el tema de la I+D+i con respecto a la digitalización, trataré de arrojar luz con el fin de que las personas que lean este post tengan una información que les permita fijar criterio con respecto a lo que sucede. Lo primero que tenemos que hacer es que irnos a la Unión Europea y leer lo que sus informes dicen. Un indicador compuesto, el Índice Sintético de Innovación, https://bit.ly/3zT5cLK mediante el cual se calculan los valores medios de los resultados de los Estados miembros, permite clasificarlos en cuatro grupos (gráfico 1). En la edición de este año se han revisado los umbrales para definir los grupos de resultados y se ha cambiado el nombre de un grupo, lo que hace imposible cualquier comparación con los grupos de resultados de anteriores informes sobre el cuadro europeo. Bélgica, Dinamarca, Finlandia y Suecia son líderes en innovación, con unos resultados muy por encima de la media de la UE. Alemania, Estonia, Irlanda, Francia, Luxemburgo, Países Bajos y Austria son innovadores fuertes, con resultados superiores a la media de la UE. Los resultados de Chequia, Grecia, España, Italia, Chipre, Lituania, Malta, Portugal y Eslovenia se sitúan por debajo de la media de la UE. Estos países son innovadores moderados. Bulgaria, Croacia, Hungría, Letonia, Polonia, Rumanía y Eslovaquia son innovadores emergentes, con resultados muy por debajo de la media de la UE.

                                                           Gráfico 1

En términos mundiales, los resultados de la UE son mejores que los de los Brasil, China, India, Rusia y Sudáfrica, pero inferiores a los de Australia, Canadá, Corea del Sur, Estados Unidos y Japón (gráfico 2). Entre 2014 y 2021, la UE ha mejorado su posición relativa en relación con seis de sus competidores mundiales: la desventaja frente a Australia y Canadá se ha reducido y la ventaja con respecto a Brasil, la India, Rusia y Sudáfrica ha aumentado. La posición relativa de la UE en comparación con cuatro de sus competidores mundiales ha empeorado: la desventaja con respecto a Corea del Sur, Estados Unidos y Japón ha crecido, y la superioridad con China se ha reducido. Más recientemente, entre los años 2020 y 2021, la UE ha reducido en parte su desventaja en relación con los resultados de Australia y Japón, aunque Canadá, Corea del Sur y los Estados Unidos consiguieron mejorar su ventaja.

                                                       Gráfico 2

Si a lo anteriormente dicho le sumamos el ránking que elabora la Comisión Europea de las compañías que más invierten del mundo https://bit.ly/34Th82X, el resultado de lo que obtendremos una vez leído dicho informe nos aclarará el nivel del empresariado español con respecto a dicha variable fundamental en el desarrollo de la digitalización como es la I+D+i. Dos datos clarificadores, el monto total de las 14 empresas españolas que están en el ránking suman una inversión en el año 2020 de 4.700 millones de euros, esto es el 20,29% de lo que invierte por ejemplo Alphabet (Google) primera compañía del mundo por inversión con 23.160 millones de euros. Si nos centramos en Telefónica la diferencia es todavía más reveladora, la operadora invierte 866 millones de euros, el 3,79% de Alphabet. Entonces cuando leemos el artículo del presidente de Telefónica pidiendo la colaboración público-privada para desarrollar la digitalización con los recursos del fondo Next Generation EU, uno no puede olvidar cual ha sido la trayectoria de dicho directivo en cuanto a inversiones realizadas de dudosa contribución a la digitalización de la sociedad española, en por ejemplo los derechos del fútbol. En los mismos se han invertido varios miles de millones de euros, sin que dicha inversión reportara absolutamente nada, ya que los usuarios del servicio de TV se han ido alejando paulatinamente de dicho servicio, en el último año 253.000 accesos de TV se volatilizaron. Todo ello pese a haber unos 6.000.000 millones de personas que carecen del servicio de fibra óptica (FTTH) en la mal llamada España vacía, según Antonio Coimbra expresidente de Vodafone https://bit.ly/38K2Ra3


     Compañías españolas que más invierten en I+D+i según la Comisión Europea

Está muy bien la lírica y el relato que engrandece lo que uno pregona, pero la falta de concordancia entre el ser y el parecer en dicho discurso, derriban cualquier posible creencia en aquel que echa mano de forma reiterativa de un discurso que nace muerto. Como bien dice José Saramago… El discurso se escurre por el sumidero del olvido frente a la opinión pública.  

Ya lo dijo Malcolm X: “Yo tengo más respeto para un hombre que me permite conocer cuál es su posición, incluso si está equivocado. Que el otro que viene como un ángel pero que resulta ser un demonio.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario