jueves, 25 de enero de 2018

ENCUESTA DE CLIMA LABORAL...SIN RESULTADOS, COGER EL TORO POR LOS CUERNOS





“Zelig”  es una de las películas más conocidas de Woody Allen, es un falso documental sobre Leonard Zelig, el hombre camaleón que asombró a la sociedad norteamericana de la era del jazz. Su historia arranca el día que miente al afirmar que ha leído Moby Dick, sólo para no sentirse excluido. Desde entonces, su necesidad de ser aceptado lo lleva a transformarse físicamente en las personas que lo rodean, convirtiéndose así en un fenómeno mediático, en una celebridad sin esencia. Testigo de algunos de los acontecimientos más importantes de los años treinta, encaja a la perfección en todas partes porque asume las características tanto físicas como psíquicas de las personas con quien está para caerles bien. En principio esto es una táctica normal: todos nos adaptamos a las circunstancias y las personas que nos rodean. Pero “Zelig” lo lleva al extremo, diluyéndose en lo que tiene alrededor. Si está en una sesión de terapia con una psicoanalista intelectual judía, se convierte en un tipo serio y profundo; si un instante después habla con un músico de jazz negro, se transforma en un juerguista con mucha chispa… y así sucesivamente.  



La estrategia, que en principio parece funcionarle muy bien para no entrar en conflictos, acaba convirtiéndose en un desastre. Al protagonista se le acumulan los problemas que quiere evitar y, en vez de ser invisible, termina en el radar de todas las personas con las que tiene relación. Esta metáfora es un fenómeno que aqueja actualmente a muchas personas en todos los ámbitos de la sociedad, como pueden ser: en la política o el mundo económico y empresarial. La tendencia en el mundo moderno es evitar los conflictos igual que “Zelig”. La premisa de “Zelig” en dicha película, no es más  que encajar en la sociedad a través del auto desprecio y la renuncia a su propia entidad individual. Una película divertida que esconde un profundo mensaje acerca del peligro de renunciar a nuestro verdadero yo, lo que conduce a una conformidad y sumisión total a merced de las exigencias y la voluntad de otra persona con más poder. Los que experimentan esta dificultad para dar la cara y enfrentarse a los problemas, piensan que ponerse de perfil y mirar para otro lado es la mejor solución para resolver los mismos. Sin embargo, se da la paradoja que ese excesivo miedo que tienen a tomar decisiones para afrontar las dificultades, hace que no vean las mismas, conduciendo muchas veces a personas y organizaciones a problemas mucho más severos que pueden terminar destruyéndolos.

El filósofo José Ortega y Gasset, autor de la famosa frase “Soy yo y mis circunstancias”, decía que la vida es posibilidad, es apertura, con esto Ortega se oponía a los objetivismos y determinismos que vienen en el pensamiento heredado, ya que imposibilitan el ámbito  de la creación y del pensar, dificultando el progreso y avance en la vida. En el tema del Clima Laboral sucede exactamente lo mismo, existen directivos de compañías que viven instalados  en ese determinismo que se sustenta en la INACCIÓN y RESIGNACIÓN con el fin de no luchar por mejorar dicho kpi. Estos directivos están condenando al fracaso a las compañías a las que representan, ya que de forma directa con su conducta de abandono e incompetencia están repercutiendo y dañando intangibles que son esenciales y claves en una organización empresarial, como dice Gary Hamel en su libro "Lo que de verdad importa", algunos de estos intangibles son por ejemplo: la pasión, la iniciativa o creatividad de dichos empleados. Sin embargo, cuando se observa el desarrollo de la encuesta de Clima Laboral y lo que dicen dichos directivos para que las personas hagan la misma, frases tales como: "Tu opinión nos importa", "Ayúdanos a identificar áreas de mejora y poner en marcha planes de acción para mejorar el Clima", etc.,  y luego se contrasta que ni existen acciones ni hay consecuencias por dicho fracaso, uno no puede por menos que dar la espalda a cualquier participación. Pero más desolador si cabe, es observar que después de un resultado catastrófico, (escasa participación igual a resultados poco representativos), la única acción que se les ocurre a dichos gestores sea esconder los resultados detallados por; direcciones, gerencias, jefaturas, etc. De dicho fracaso, la única lección aprendida es en muchos casos una charla del directivo de turno sin ningun proposito de enmienda, salvo esperar a que llegue la próxima encuesta sin ningún tipo de acción o medida que evite otra catástrofe.  



Pero si analizamos porque las compañías entran en esta espiral de destrucción de valor, como es el hecho de no cuidar su principal activo (sus empleados) a través del indicador de Clima Laboral, llegaremos quizás a conclusiones cuando menos reveladoras del perfil de dichos directivos: 
  • Falta de liderazgo por parte del equipo directivo, ausencia de cualquier influencia sobre los empleados, si nos atenemos a los datos de participación en dichas encuestas, ya que los mismos son paupérrimos después de realizar sucesivas llamadas a dicha participación 
  • Falta de conocimiento e importancia de dicho kpi por parte de los directivos, como he venido defendiendo, existe una investigación realizada por el Instituto de Psicología Laboral de la Universidad de Sheffield en el Reino Unido, donde se expone que las buenas prácticas directivas fundamentadas en un buen Clima Laboral, fueron responsables del incremento en un 18% de la productividad y de un incremento del 19% en la rentabilidad entre las empresas industriales analizadas http://bit.ly/2AILvqX     
  • Existe una comunicación sesgada y parcial de los hechos que ocurren dentro de la organización. Es muy usual que cuando hay algo bueno que comunicar dentro de la compañía salga el directivo de turno a comunicar dicho hecho, sin embargo, cuando la noticia es negativa, o bien se ignora y se omite, o bien se hace una lectura parcial y sesgada de dicha realidad ocultando hechos que no son favorables a la hora de comunicar
  • Son organizaciones con estructuras jerárquicas muy verticales, los empleados en la parte inferior de dicha estructura organizacional, no se identifican con la cultura que emana de este tipo de estructuras, dificultando que recorran la “milla extra”, tan necesaria para poder ser competitivo en el mercado donde está dicha compañía. Otro factor negativo en estas estructuras es que son organizaciones poco ágiles, requieren de mucho tiempo para que las decisiones de la alta dirección se filtren a través de las múltiples capas, llegando muchas veces dicha información alejada de la que se transmitió en origen, reduciendo con ello la capacidad de reacción en un escenario de cambio permanente como es el actual. Por último este tipo de organizaciones tienen un problema sistémico, es la falta de contestación y cuestionamiento hacia los superiores jerárquicos. Este es un factor fundamental, ya que las nuevas visiones u opiniones que emanen dentro de una compañía sirven para fortalecer a la misma. Sin embargo esta comunicación crítica ascendente brilla por su ausencia con organizaciones tan jerarquizadas.


Fue Peter Drucker el padre del management el que dijo que, La productividad del trabajador del conocimiento es el mayor de los desafíos del siglo XXI. En los países desarrollados, es el primer requisito para su supervivencia. Cambiar las actuales organizaciones para que sus profesionales quieran comprometerse al máximo está muy lejos de ser una opción: es la única alternativa posible. Porque la supervivencia de las organizaciones  empresariales depende de la productividad de sus trabajadores y la productividad está totalmente alineada con el compromiso, y este en ambientes hostiles no emerge mucho precisamente. Este hecho no puede pasar desapercibido para el CEO y su equipo directivo, ya que tienen que conocer los motivos concretos de dicho alejamiento de la plantilla con el fin de poder corregir los males que aquejan a la compañía.


El día 16 de noviembre del año pasado escribí un post en el blog, ENCUESTA DE CLIMA, EL DÍA DESPUÉS DE...UN MAL RESULTADO, en el cual hacia una reflexión de lo que sucedía en compañías con unos resultados malos de Clima Laboral. Conviene recordar otra vez lo que nos dice la  “Teoría de los Stakeholders” de R. Edward Freeman, en la misma encontraremos una explicación para hacer un tránsito de la teoría a la práctica de la ética organizacional y de lo que ello implica a la hora de tomar una decisión en el ámbito corporativo. En dicha teoría se establecen tres reglas o razones que dan un nuevo significado a los diferentes actores que intervienen en una compañía (stakeholders), entre ellos los empleados de dicha compañía:

  1. El primera regla se fundamenta en que en una compañía existe una pluralidad de agentes – los que afectan- que intervienen en ella y, por tanto la hacen posible, así como desde todos aquellos “pacientes” - los que son afectados- por la organización empresarial.  
  2. La segunda regla permite comprender que entre los distintos stakeholders (grupos de interés) que configuran una compañía se establecen una serie de relaciones que pueden ser entendidas desde la perspectiva no sólo del contrato jurídico o del contrato social, sino del contrato moral. Es decir, entre los diferentes actores que configuran una compañía existen expectativas recíprocas de comportamiento, algunas de ellas con carácter legítimo que deberían ser satisfechas desde dentro del marco de las relaciones empresariales. Por tanto, nos ilustra cómo no son sólo intereses económicos los que se establecen entre los diferentes actores de una compañía, sino de otro tipo.
  3. En tercer lugar y derivado de lo anterior, mediante la teoría de los stakeholders, es quizás una de las más utilizadas para tratar de desarrollar propuestas teórico-prácticas plausibles y reales de la RSC (Responsabilidad Social Corporativa). Una compañía que quiera gestionar su responsabilidad debe de tener en cuenta que la misma se define a partir del dialogo con sus diferentes stakeholders, entre ellos sus empleados, tratando de averiguar en dicho dialogo que intereses y valores le son común a todos ellos, que intereses y valores le son propios a cada uno de ellos y cuales son simplemente intereses y valores particulares. La idea clave reside en considerar que una empresa conseguirá la legitimidad y credibilidad de sus stakeholders por ejemplo empleados, siempre y cuando sea capaz de dar respuesta a  las expectativas legítimas que poseen.



Para terminar este post, quiero recordar otra vez al filósofo Ortega,  para el cual, "la vida es lo que somos y lo que hacemos es, de todas las cosas la más próxima a cada cual". Por lo tanto atendiendo a su sabiduría, aquellos directivos que trascurren su vida por las compañías agradando y evitando pisar charcos, eludiendo corregir aquellas cuestiones importantes y claves como es el Clima Laboral, les pasará como al personaje “Zelig” del comienzo de este post cuando se diluía, los directivos en el tema del Clima Laboral serán…Nada. 

Ya lo dijo José Ortega y Gasset: "La vida es una serie de colisiones con el futuro; no es una suma de lo que hemos sido, sino de lo que anhelamos ser".



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