miércoles, 14 de marzo de 2018

PERIODISMO Y REALIDAD...UN DIVORCIO SIN RETORNO, ¡BIENVENIDOS A INTERNET!





Los 1.037 días de la Administración Kennedy fueron una sucesión de fracasos alabados por una prensa de la época que se rendía de forma incondicional a una saga que en sus orígenes dejaba bastante que desear. 
JFK, a pesar de tener mayoría demócrata en las dos cámaras del Congreso durante su mandato, sus principales proyectos de política interior como; -la ayuda federal a las escuelas, ley de derechos civiles, el Medicare, un departamento de Urbanismo y recortes fiscales- fueron rechazados. No se aprobaron hasta después de su muerte, con Lyndon B. Johnson como presidente en la Casa Blanca. En política exterior no corrió mejor suerte, fue el principal responsable del desastre de Bahía de Cochinos (1.200 muertos o detenidos) el 17 de abril de 1961. Dos meses después fue incapaz de evitar la construcción del muro de Berlín por orden de Nikita Krushchev. Amenazó a la Unión Soviética con una guerra nuclear si no retiraba sus misiles nucleares de Cuba en octubre de 1962 y elevó el número de tropas en la guerra de Vietnam de unos cientos a 16.000 efectivos antes de su asesinato. La leyenda de “Camelot”, atizada por los caballeros de la tabla redonda y por sus brillantes hagiógrafos como Sorensen y White, apagó cualquier sombra de crítica durante años.
 
Su violenta muerte, unida a la desgracia de diferentes miembros de dicha saga, inmortalizaron a los Kennedy. Y así una familia liberal, poderosa y rica de origen irlandés se convirtió, para muchos estadounidenses, en la dinastía que nunca habían tenido. “Cortada de raíz, la Administración Kennedy no dejó grandes hechos para los libros de historia, pero su encanto, su estilo -personal y político- y su RETÓRICA le ganaron los corazones de una generación hasta un grado no igualado por ningún otro ocupante de la Casa Blanca en lo que va de siglo”, escribió el legendario periodista Walter Cronkite en sus memorias. Sobre los Kennedy se han publicado ya más de cien libros, superados los años de la idealización y la crucifixión posterior, biógrafos e historiadores van enterrando los mitos, desenterrando documentos y archivos hasta ahora secretos, y ofreciendo una imagen mucho más real, objetiva e imparcial que la del héroe, pacifista, idealista, promiscuo, libertino, mujeriego, ineficaz, liberal, corrupto o salvador. 


Según datos de la Asociación de prensa de Madrid, entre los años 2008 y 2015 cerraron 375 medios de información y desaparecieron 12.200 empleos. Entre las principales causas de dicha catástrofe están: la crisis de la calidad informativa de los medios, la tendencia a banalizar la información, la pérdida de credibilidad, crisis en la gestión empresarial, dependencia extrema de los ingresos publicitarios e inadaptación a los nuevos formatos digitales surgidos. La concentración de medios con el fin de ganar escala y aminorar costes llevada a cabo en estos últimos años ha sido una de las principales causas de que “la verdad” haya sido sacrificada por otra serie de intereses que para nada coinciden con los principios del periodismo. Hay multitud de códigos de conducta, cartas y declaraciones de los medios de comunicación y los grupos de profesionales que contienen los principios, valores y obligaciones del oficio del periodista. La mayoría se enfoca en cinco temas comunes:
  • Verdad y Precisión. Los periodistas no siempre pueden garantizar la “verdad”, pero obtener los hechos con exactitud es un principio trascendental del periodismo. Siempre deben luchar por la precisión, dar a todos los hechos pertinentes que tienen y garantizar que han sido verificados. Cuando no se pueden corroborar los hechos, no se debe informar
  • Independencia. Los periodistas tienen que ser voces independientes, no deben actuar al servicio o en nombre de intereses específicos, ya sean políticos, empresariales o culturales. Cualquier conflicto de interés dificulta dicha independencia y socaba la credibilidad de aquel que se ve expuesto. 

  • La equidad y la imparcialidad. La mayoría de las historias tienen al menos dos vertientes. Si bien no hay obligación de presentar todos los puntos de vista en cada pieza periodística, las historias deben ser equilibradas y presentadas con contexto, de esa forma se puede generar  credibilidad y confianza.
  • Humanidad. Los periodistas no deben dañar a nadie. Lo que publiquen puede ser perjudicial y dañino, es importante ser conscientes de la repercusión de lo que informan.
  • Responsabilidad. Una señal de profesionalidad es asumir los errores cometidos cuando se informa. El periodista debe escuchar las preocupaciones de su audiencia y rectificar cuando se haya sido injusto.

Uno de los campos donde más se está empleando a fondo dicha “ficción periodística es en el ámbito de la prensa económica. Si uno sigue de cerca el discurrir de las informaciones que se publican sobre las compañías,  se encuentra que en la mayoría de los casos lo que se publican en dichos diarios son las notas de prensa que facilitan las mismas. Obviamente cuando una persona coge una memoria de resultados, observa multitud de datos y hechos que en las notas de prensa no figuran y que por lo tanto no dan una visión realistas de lo que sucede. En algunos casos he de decir que la situación es escandalosa, existe el ejemplo de algún ejecutivo con aureola de “buen gestor” que se ha ido de la compañía donde prestaba sus servicios dejándola hecha un "erial", sin embargo esa prensa económica, doméstica y servil (que no mira ni estudia las métricas y los kpi´s de gestión), lo encumbró como si fuese Steve Jobs. Pase que esta situación ocurra a nivel interno dentro de las compañías, puesto que los responsables de comunicación de las mismas  no están para levantar las alfombras, sino para ser ellos la alfombra del CEO de turno, pero que lo haga un medio ajeno a dicha compañía donde debería de prevalecer el derecho a una información objetiva y rigurosa con la realidad...Es para mirárselo muy seriamente.
Existe un decálogo de diez puntos sobre la manipulación mediática, del célebre lingüista norteamericano Noam Chomsky, donde en el punto uno dice lo siguiente:
La estrategia de la distracción
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. http://bit.ly/2wQ2rOr

Ante esta situación y con los medios que existen y como actúan, ¿Hay alguna salida para el derecho a la información veraz y rigurosa?...Si la hay, Internet.

En estos momentos se está librando una batalla contra dicho medio a través de la campaña de las “fake news” (noticias falsas). En Alemania, por ejemplo, la entrada en vigor el 1 de enero de 2018 de la ley sobre el control de las redes sociales (NetzDG) ha generado una gran polémica. Aprobada en junio del año pasado, esta legislación exige a las grandes plataformas de internet, como Twitter, Facebook, Youtube o Instagram, que supriman los mensajes cuyo contenido sea “manifiestamente ilegal”. Si no lo hacen durante las 24 horas posteriores al momento en que un usuario ha denunciado una publicación, se exponen a una multa que puede alcanzar los 50 millones de euros. Esta nueva legislación surge en un momento de temor, ya que la información alternativa que proporciona Internet tiene un impacto demoledor sobre la opinión pública, de ahí ese interés obsesivo por ponerle puertas al campo. El presidente francés, Emmanuel Macron, continuo dicha lucha el pasado 3 de enero cuando anunció la aprobación de una nueva Ley para prohibir la publicación de noticias falsas durante los periodos electorales. Donald Trump ya ha concedido los “Fake News Awards”, unos premios teatrales entregados a los medios más críticos con el presidente norteamericano, pero que reflejan la picardía  de Trump para apropiarse del significado del término fake news” en una dirección torticera. Esta expresión se hizo famosa durante la campaña electoral norteamericana por los detractores de Trump que lo acusaban de mentir constantemente. En Francia, la Ley de 1881 sobre la libertad de la prensa ya penaliza la publicación de noticias falsas divulgadas con mala fe, con una multa máxima de 45.000 euros. Durante la campaña presidencial francesa, Macron recibió ataques deshonestos, sobre todo de la parte de la extrema derecha norteamericana, como la imputación de una cuenta imaginaria en las islas Bahamas. Esta situación es un tema que el joven presidente francés no olvida y para remediar esta situación está su idea de legislar al respecto. Estas restricciones de información irán solo destinadas a las redes sociales y las publicaciones en internet. En cambio, no afectarán a los diarios en papel, las cadenas de televisión ni las emisoras de radio —el 90% de los medios son propiedad de grandes fortunas en Francia.




Internet es una herramienta fantástica para la comunicación, bien es cierto que ha servido, sirve y servirá para intereses muchas veces reproblables en cuanto a la comunicación de información. Sin embargo, este mal uso de la red no debe de ocultar el verdadero valor de la misma, que no es otro que la igualdad de oportunidad que significa decir algo interesante y que el resto de personas lo puedan conocer. Según la historiadora Marie Peltier, profesora en el Instituto Pedagógico de Bruselas y autora del libro L’ère du complotisme, la maladie d’une société fracturée (La era de la conspiración, la enfermedad de una sociedad fracturada), esta intención de legislar contra dicho entorno abierto lo único que propiciara será una mayor desconfianza por parte de los ciudadanos hacia sus representantes políticos y los grandes medios. Según un estudio de IFOP, solo uno de cada cuatro franceses considera que los medios informan correctamente y son capaces de corregir cuando cometen un error. Por otro lado, uno de cada diez franceses piensa que el rol de los periodistas es esencialmente difundir una propaganda mentirosa y necesaria para la perpetuación del sistema.

En el mundo empresarial pasa exactamente igual, algunas compañías relatan sus resultados económicos de forma interesada y torticera, ya que existen Kpi´s y datos de gestión que se omiten en la nota pública que facilitan para el consumo masivo. Muchos stakeholders que integran dichas compañías no pueden llegar a dichos medios que publican dichas notas informativas, sin embargo Internet ha abierto un pasillo gigantesco para impactar en un público masivo con la información rigurosa que posea cualquiera de ellos. De ahí que, las redes sociales, son y serán los verdaderos motores del cambio dentro de las compañías, la visibilidad que proporcionan las mismas hará imposible los chanchullos y apaños que si facilitan algunos medios convencionales.



J.F.K., también conocido como "Camelot", fue un mediocre presidente de los Estados Unidos si nos atenemos a sus logros de gestión política, sin embargo durante un tiempo cautivó a una sociedad que estaba subyugada por su frescura dialéctica. El tiempo como todo en la vida le ha puesto en su lugar, y la visión que existe actualmente se ajusta mucho más a lo que de verdad sucedió durante su presidencia. Sin embargo, la situación actualmente ha cambiado de forma radical, cualquier compañía o directivo puede pegarse “un homenaje” de vanidad en cuanto a su gestión en los medios de comunicación convencionales, pero mientras exista el flanco de Internet… Debería de pensárselo mucho, ya que los datos e información de su gestión están al alcance de cualquiera

Ya lo dijo Thomas Jefferson: “Donde la prensa es libre y todo hombre es capaz de leer, todo está salvado.”
 



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