domingo, 26 de abril de 2020

APOCALISIS NOW...A LA GLOBALIZACIÓN


Cuando Jean-Baptiste Colbert (1619-1683) se hizo cargo de las finanzas de Francia, hizo llamar a los principales hombres de negocios del reino. A fin de congraciarse con ellos y para ganar su confianza, les preguntó:
- Caballeros, que puedo hacer por ustedes.
-Le rogamos, señor —le contestaron todos a una—, que no haga nada. Déjenos que lo hagamos nosotros. 

Las pandemias destruyen todo y no producen nada, desde Atenas en el siglo II a.C., a la peste en el siglo XIV o a la gripe española hace un siglo, las pandemias siempre han causado enormes impactos económicos, sociales, políticos y militares en las actividades humanas. Las enfermedades son tan neutrales a la política como las nuevas tecnologías en el siglo XXI. A veces derriban jugadores dominantes, mientras que también pueden arruinar sin piedad a los más débiles. Las pandemias tampoco son selectivas con respecto a las ideologías, simplemente destruyen lo que los humanos han logrado a veces construir con esfuerzo de forma unida y otras veces por el poder de la fuerza. Desde la desaparición de la Unión Soviética, Occidente ha seguido un orden internacional abierto, libre, basado en normas y conceptualmente globalizado. En retrospectiva, a pesar del retroceso por la crisis financiera del año 2008, se pensó que esos esfuerzos fueron casi exitosos. Sin embargo, es el COVID-19 el que está minando el proceso de globalización, en las últimas semanas ha detenido prácticamente gran parte de las actividades económicas globales y nacionales. La convulsión que se vive actualmente en cuanto al devenir de la sociedad que alumbrará el post COVID-19, genera incertidumbre en la sociedad ya que los caminos por los que se adentran las personas que tienen que tomar dichas decisiones, es completamente nuevo. Decía el célebre escritor Albert Camus, que “somos las decisiones que tomamos, ya sean buenas o malas”. Pues bien, en este momento se están tomando decisiones políticas que impactarán en áreas críticas de la sociedad en el ámbito económico, social, cultural, social, etc., que definirán las próximas décadas que vivirá el ser humano. Los principales gobiernos del mundo ya no tienen otra opción después problema que ha motivado la pandemia, por ello se hará una intervención masiva de la economía con el fin de evitar un colapso global desordenado. Esta nueva era está a 180º de la ortodoxia económica que imperaba en el mundo hace poco más de tres meses. Es lo que se podría definir como un capitalismo de Estado, donde la libertad del mercado ha quedado secuestrada después de desvelar que la adulteración del mismo durante décadas de años por inversores ávidos de ganancias, gobiernos que desregularon hasta lo inimaginable y sociedades que vivían entumecidas, han dejado a unos estados desprotegidos y desnudos frente a una pandemia global como es la que sacude actualmente el planeta. La magnitud de la intervención de los gobiernos en la economía y los mercados no tiene precedente desde la II Guerra Mundial. De aquella época data la constitución de las instituciones en el célebre encuentro den Bretton Woods, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Estas dos instituciones fueron fundadas en una reunión de 43 países en New Hampshire, Estados Unidos en julio de 1944. Dos fueron las piezas clave de dicho encuentro, Harry Dexter White economista estadounidense, director del Departamento del Tesoro de Estados Unidos y el economista británico John Maynard Keynes, quienes buscaban establecer un orden económico de postguerra basado en la toma de decisiones consensuadas y cooperación en el ámbito de las relaciones económicas y comerciales.

                                                                 Fuente:World Economic Forum
La pandemia si persiste durante varios meses, cambiará sustancialmente las actividades económicas convencionales, causando un cambio de las interacciones cara a cara en el mundo real y trasladando las actividades más indirectas al ciberespacio. El COVID-19 está siendo particularmente destructivo para la economía norteamericana, el pésimo manejo de la crisis que está haciendo el actual inquilino de la Casa Blanca va camino de convertir a dicha nación en una de las mayores víctimas entre las principales potencias del mundo. Sin embargo, esto no significa que otra gran potencia como es China pueda sobrevivir a dicho problema.  La gente recordará la actuación de dicho país en el comienzo de dicha pandemia, intentó sistemáticamente encubrir los hechos y manipular la información. Las infecciones persistentes en la población de dicho país por COVID-19 pueden dañar, si no destruir, al actual gobierno del partido comunista chino a largo plazo. Desde la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y China en 1972, Beijing ha disfrutado de un entorno político-económico óptimo para un rápido desarrollo económico. Sin embargo, la pandemia podría destruir y ser el huracán que cierre la puerta a esas circunstancias ventajosas que propiciaron ese despegue vertiginoso de dicho país. El neoliberalismo actual, tiene su estructura de credo en economistas como Adam Smith o David Ricardo. Fue en la crisis del año 2008 cuando varias de las premisas fundamentales del liberalismo económico saltaron por los aires, tales como; "que los mercados deben ser competitivos, que el marco macroeconómico e institucional debe generar un entorno que facilite la estabilidad, que la integración en la globalización es fundamental para mejorar las posibilidades de crear prosperidad y que la política económica crítica a largo plazo es la oferta". Actualmente, este neoliberalismo económico está abocado a abrir las puertas y ventanas de su casa, con el fin de que los Estados intervengan en el funcionamiento de la economía. Los mismos tendrán un papel esencial en el funcionamiento de estas, principalmente en un primer momento se orientarán a reconstruir unas garantías de derechos que se daban como consolidados, como la salud, que saltaron por los aires al comprobar que la cadena de suministros deslocalizada no garantizaba el acceso a los mismos. Las cadenas de valor que son óptimas desde una perspectiva de coste, pero pueden ser muy largas, complejas y expuestas a países específicos. Esto aboga a favor de cadenas de suministro más cortas, menos complejas y concentradas. Esto puede suponer un incremento de costes, pero reducirán significativamente el riesgo de cola, es decir, de grandes caídas en la generación de beneficios debido a las interrupciones de la cadena de suministro. Se trata de redefinir el papel de la política industrial, identificando aquellos sectores estratégicos que no pueden ni deben quedar a la intemperie del mercado, esto conllevará decisiones de producción que probablemente sustraigan dichos bienes o servicios de las inversiones directas extranjeras. Toda crisis económica severa, provoca consecuencias que fomentan los cambios de paradigma en el entorno normativo y político, así como en la forma en que interactúan los ciudadanos en la sociedad. Esta situación marca el fin de la “mano invisible” del mercado que el economista Adam Smith definió. Una de las cuestiones que se acabará con la llegada de este nuevo paradigma económico es el célebre “capitalismo de amiguetes” http://bit.ly/2ZDvf8d tan en boga en la sociedad española desde la década de los años 90. No es muy arriesgado aventurar que los Estados y los bancos centrales pondrán de su parte todos los recursos que dispongan con el fin de apoyar y levantar a unas sociedades que tienen sus economías dañadas, pero también revisarán los modelos económicos y sociales a fondo un vez pasada la pandemia, ya que el rastro de muertes y carencia ha sido desde todo punto manifiestamente impresentable. La primacía de las decisiones políticas relacionadas con la salud, la seguridad física o cibernética, la mejora de la seguridad salarial y la redistribución de los ingresos será un cambio duradero. Habrá, sin lugar a duda, sociedades que no se podrán beneficiar de dicha situación, como son los países en desarrollo. Estos tienen menos opciones de cómo enfrentar la pandemia. Cuando las personas viven con la mano en la boca en ausencia de protecciones sociales adecuadas, una pérdida de ingresos puede significar hambre https://bit.ly/2y2Zb4q Sin embargo, estos países no pueden replicar la respuesta de Estados Unidos, que presentó (hasta ahora) un paquete de estímulo económico de 2 billones de dólares, que supondrá la explosión del déficit fiscal en aproximadamente un 10% del PIB (además de un déficit previo a la pandemia del 5%).


Sin lugar a duda, la tecnología jugará un papel fundamental como lo jugó en el confinamiento, el comportamiento del consumidor cambiará y los modelos comerciales basados ​​en la tecnología se difundirán rápidamente. La innovación en los modelos de negocio que cabría esperar que ocurriera de cinco a diez años en función de la comunicación, la inteligencia artificial, el aprendizaje automático y el reconocimiento de patrones ahora pueden ocurrir en los próximos 18 meses. Sorprende que por ejemplo la mitigación que ha sufrido el debate sobre la privacidad, el mismo se ha quedado en un segundo plano frente por ejemplo a la salud. Las famosas app que facilitaran e informaran a los ciudadanos si uno ha estado interaccionando con una persona que tiene la enfermedad es un ejemplo de ello. El debate ahora no se trata de la intrusión de la privacidad, sino de cómo hacerlos libres de errores. El futuro debe basarse en la innovación, no solo en facilitar el comercio como hasta ahora, si una compañía no se sube al tren tecnológico, su modelo de negocio puede quedar obsoleto. La tecnología mejora la productividad, pero también cambiará el modelo productivo y las operaciones de las compañías. El retorno de la fabricación de productos y servicios esenciales se evaluará de forma concienzuda. Tales revisiones significarán más inversión en automatización y robotización con el fin de salvar el gap de costes que suponía dicha deslocalización. Otras tendencias que se podría acelerar son, por ejemplo, las políticas medioambientales. Los modelos económicos más sostenibles que garanticen una sostenibilidad que actualmente no existen con los combustibles fósiles. Es un cambio fundamental sobre el concepto de sostenibilidad, ya que algunos científicos han advertido que las pandemias pueden volverse más frecuentes debido a la destrucción del medio ambiente. Los ciudadanos exigirán más seguridad, elevando el nivel de atención y los recursos dados a la sostenibilidad. Ya algunos rescates de aerolíneas están vinculados a objetivos ambientales y de sostenibilidad, como es por ejemplo el caso de Austrian Airlines. Existe una opinión cada vez más mayoritaria de que el aire de alta calidad, el agua limpia y los recursos naturales no son solo bienes que uno puede comprar a un precio; son bienes que pertenecen a la comunidad, que los confía a las compañías para que los usen sabiamente y los devuelvan en buena forma a la comunidad. Dos ejemplos que recogía la prensa recientemente que son ilustrativos, la saga Rockefeller abandonó las inversiones en él negocio petrolero en el año 2016 por prácticas medioambientales reprobables, su argumento fue el siguiente, “Al tiempo en que la comunidad global trabaja para eliminar el uso de combustibles fósiles, tiene poco sentido financiero o ético continuar invirtiendo en estas compañías". https://bit.ly/3cF1sBI Otra compañía que adopto una medida de fuerza contra aquellas compañías que no respeten los patrones medioambientales ha sido el fondo norteamericano BlackRock. La mayor gestora del mundo por volumen de activos avisó a las empresas en las que participa que votará en contra de las propuestas de los consejos de administración si no hay transparencia medioambiental, entre ellas, por ejemplo, Telefónica. Su CEO, Larry Fink, ha encontrado de rebote el respaldo del COVID-19 de forma indirecta, ya que como dije dicho virus es más virulento y dañino en las zonas con mayor contaminación.

En las economías avanzadas del mundo, la compasión debería ser una motivación suficiente para apoyar una respuesta multilateral. Sin embargo, el papel jugado por determinados responsables políticos como, por ejemplo; Donald Trump o el primer ministro de Holanda Mark Rutte, sintetiza lo que prima en sus intereses nítidamente. Sin embargo, la acción global también es una cuestión de interés propio, ya que mientras la pandemia continúe en todas partes, representará una amenaza, tanto epidemiológica como económica, en todas partes.



Dado que COVID-19 también derriba a los más débiles, habrá algunos ganadores y muchos perdedores. Políticamente, la pandemia disparará los movimientos nacionalistas, el populismo, la xenofobia o la discriminación racial o religiosa. El extremismo probablemente será uno de los ganadores en el mundo que se alumbre cuando pase la pandemia. Los perdedores, por supuesto son primeramente todas aquellas personas que han fallecido por la enfermedad, todas son víctimas de un estado político poco saludable. Como informó The New York Times, el "éxito de China (en la batalla contra COVID-19) está dando lugar en el país a una mezcla cada vez más estridente de patriotismo, nacionalismo y xenofobia, en un tono que muchos dicen que no se ha visto en décadas." Los gérmenes o virus, que migran de una persona a otra, no pueden desplazarse y vivir sin el ser humano. El ser humano, después de realizar la transición e ir evolucionando, descender de las ramas de los árboles para luego caminar, consiguió acelerar dicha movilidad al  moverse en caballos, barcos, vehículos y finalmente en aviones. El ritmo del movimiento humano ha aumentado de forma exponencial. Como consecuencia de ello los virus también se propagan en esa misma forma, cuando la humanidad solo caminaba, los virus se movían lentamente. Ahora que la gente vuela de un lado al otro del mundo en solo unas horas, el ritmo al que se propagan las pandemias se ha acelerado dramáticamente. Lo que antes solía ser correcto ahora se considera incorrecto, las pandemias evitan que los humanos tengan contacto físico directo entre ellos. La mejor manera de evitar a otras personas es no verlas, hablarles, tocarlas y mezclarse con ellas. Esto nos llevará de vuelta a la conciencia de “clase tradicional”. Este tipo de comportamiento discriminatorio tradicional eventualmente dividiría aún más a la sociedad y sus comunidades. Los que tienen privilegios o pueden pagar medicamentos o equipos para recuperarse de la enfermedad serán los ganadores y el resto serán los perdedores. Se reanudará otro proceso selectivo dentro de la humanidad difícil de asimilar a escala planetaria. Como se señaló anteriormente, a medida que la humanidad progresó, la amenaza planteada por las pandemias creció en consecuencia. Sin embargo, eso podría cambiar, ahora que los humanos han comenzado a moverse en el área virtual en Internet. Afortunadamente, las pandemias no pueden ocurrir en el ciberespacio y solo los virus informáticos pueden destruir la realidad virtual. El COVID-19 en sí mismo no producirá nada porque solo destruye lo que ya existe, son y deben ser humanos y máquinas asistidas por inteligencia artificial los que generen y produzcan algo nuevo. Hay por último que recordar que después de la plaga en el siglo XIV…Llegó la era del Renacimiento al final de la Edad Media, frente a la sociedad medieval, en la que todo giraba en torno a la idea de Dios, durante el Renacimiento, el hombre pasa a ser el centro del universo.
Gráficos de remuneración de los CEO respecto a los trabajadores, del sueldo total de los CEO y de los programas de recompras. (Fuente: Schroders con datos de EPI, Macquarie Research y Factset)
 
Las economías líderes en el G20 también deben enfrentar el riesgo en una gama más amplia de amenazas. El hecho de que no estuvieran listos para una pandemia muy predecible debería ser una llamada de atención. Deben prepararse para otros riesgos obvios como el terrorismo, la guerra cibernética, el cambio climático y la proliferación nuclear. Ahora es el momento de comenzar a desarrollar un marco para la coordinación global. El mundo será un lugar muy peligroso si no arreglamos las instituciones globales y establecemos los tratados y protocolos necesarios para prevenir y mitigar futuras tragedias. Para terminar, quiero decir que con la situación actual que estamos viviendo, no va a ser posible como al principio del post con Jean-Baptiste Colbert, que a los mercados (mundo de los negocios) los gobiernos les pregunten que pueden hacer por ellos, existen otras prioridades que se encuentran muy por encima de la suyas… Como es la vida de las personas.


Ya lo dijo John Donne: "Ningún hombre es una isla, tampoco lo es ningún país. Solo la comunidad internacional sacara la cabeza de la arena”.

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