jueves, 16 de julio de 2020

"FRUGALES" Y "HANSEÁTICOS"... EN ENTREDICHO ANTE LA CUMBRE EUROPEA DE RECONSTRUCCIÓN


Entre el 30 de agosto y el 3 de septiembre, tuvo lugar el combate de Cabañas en aguas caribeñas de una zona conocida como Pan de Cabañas (cerca de La Habana) entre la flota naval y mercante de Carlos de Ibarra y una armada holandesa al mando de Cornelis Joll "Patapalo". Se trataba de una flota de 17 buques cosarios proveniente de los Países Bajos con la intención de capturar el valioso contenido de los transportes españoles. Habían zarpado desde sus bases en la costa brasileña, recién conquistadas, con bastión principal en la estación naval de Pernambuco.

La flota de Carlos de Ibarra estaba compuesta por siete galeones de combate (algo escasos de gente y de armamento) y un patache, a los que se añadieron la almiranta de Honduras, la urca mercante La Portuguesa y tres fragatas mercantes. Fue sorprendida por una escuadra que la doblaba en número de navíos de guerra, pero lejos de pensar en claudicar, Ibarra ordenó preparase ante un eminente ataque: ordenó levantar protecciones con cables gruesos en las bandas, preparar curas para atender a los heridos, tener lista la pólvora en cartuchos y disponer de cubos de agua por doquier, pero tales precauciones se tomaron contra una fuerza enemiga estimada, todo lo más, en nueve buques. Dada la importancia de mantener a salvo la carga, ordenó a sus buques de guerra que protegieran a los débiles mercantes formando una línea frente a ellos. 

La capitana holandesa de 54 pieza de artillería se lanzó junto con otras tres más contra la capitana de Ibarra para intentar el abordaje. Este, siguiendo la mejor y tradicional táctica española, esperó retener el fuego hasta estar pegada a la capitana holandesa, para sorpresa enemiga, lanzar una andanada de artillería reforzada por el fuego de mosquetes y arcabuces. 

Cuando la nave holandesa de Joll chocaba con la de Ibarra, el almirante español gritó abrir fuego. La intensa lluvia de bolas metálicas de los cañones y otros tantos arcabuces disparados en varias descargas sobre los sorprendidos atacantes barrió las cubiertas. Resultó tan letal la embestida española, que decidieron separarse para tratar de batir a los españoles a distancia.

En la refriega Ibarra sufrió heridas en cara, brazo y piernas, y su buque fue acribillado también, donde se encontraban otros 25 muertos y el doble de heridos. La nave almiranta de Pedro Ursúa se enfrentó a su homólogo holandés, sufriendo varios muertos. Con menos intensidad también lucharon entre sí el resto de los buques de ambas escuadras. Tras seis horas de duro cañoneo entre ambas armadas, los holandeses se retiraron, pues sus buques habían sufrido graves daños y sus tripulaciones habían sido diezmadas.

“El 17 y 18 de julio el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, convocará un Consejo Europeo extraordinario sobre el plan de recuperación y el marco financiero plurianual” para 2021-2027, anunció en Twitter el portavoz de Michel, Barend Leyts. La presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, había adelantado la fecha del 17 de julio durante una reunión con los presidentes de los grupos políticos en la Eurocámara y advertido de que, en función de cómo se desarrolle el encuentro, podría ser necesaria una cumbre adicional en julio, indicaron fuentes parlamentarias. A esta cumbre llegan enfrentados dos posturas irreconciliables, los hanseáticos, países tales como (Finlandia, Suecia, Dinamarca, Estonia, Letonia, Lituania, Países Bajos, Irlanda, República Checa y Eslovaquia) sumados a Austria, Finlandia, Luxemburgo y Bélgica suman un PIB conjunto del 25,75%. Frente a ellos se sitúan las grandes economías de la zona euro, tales como Alemania, Francia, Italia, España o Portugal. En su conjunto tienen un PIB conjunto del 68%. La idea de La Nueva Liga Hanseática o, también llamada informalmente, la Liga Hanseática 2.0 tiene su origen en un acuerdo establecido en el siglo XII entre algunos territorios del norte de Europa. La Liga Hanseática fue una confederación comercial y defensiva entre ciudades y comunidades de la cuenca del mar Báltico y el mar del Norte, en la que la inseguridad y la fragmentación política hicieron que los comerciantes decidieran unirse como una forma de proteger sus intereses y tener mayor peso a la hora de negociar y asegurar sus rutas y privilegios. Como aquellos comerciantes del siglo XII, hoy algunos estados europeos han unido fuerzas en un bloque común para defender sus intereses dentro de la Unión Europea. Localizados en su mayor parte en las orillas del Báltico y el mar del Norte, países como Finlandia, Suecia, Dinamarca, Estonia, Letonia, Lituania, Países Bajos, Irlanda, República Checa y Eslovaquia han acercado posiciones en un bloque común que pretende ser un actor clave en el futuro de la comunidad europea, especialmente en su dimensión económica y fiscal.

La Nueva Liga Hanseática se perfila como un contrapeso a las ideas europeístas e integradoras impulsadas por la Francia de Emmanuel Macron. No son un bloque de euroescépticos, sino más bien un conjunto de países que defienden una menor integración del gasto común frente a una mejora de los procesos de mejora fiscal de cada Estado miembro. La marcha del Reino Unido tras el brexit va a dejar huérfano un espacio favorable al libre mercado que los hanseáticos han empezado a ocupar con una ortodoxia económica muy pronunciada. Con una apuesta por una fiscalidad conservadora, los hanseáticos han tomado las riendas de la defensa de la austeridad fiscal y monetaria dentro de Europa.  Los hanseáticos son especialmente críticos con la reforma de la Unión Económica y Monetaria de la UE: frente a la línea de la órbita de Macron-Merkel —a los alemanes les costó transigir con la propuesta de los franceses—, que apuesta por que todos los miembros compartan riesgos y responsabilidades, el bloque hanseático prefiere anteponer la reducción del riesgo fiscal de cada estado antes de crear fondos comunes de compensación. Es decir, prefieren que haya una revisión más estricta de la economía y la fiscalidad de cada país antes de poner dinero en un fondo común para ayudar a otros miembros en los que perciben un menor cuidado de las cuentas que ellos.  Los hanseáticos y su marcado pragmatismo son un freno al centralismo de Bruselas. Esta alianza —junto con la que tienen los Países del Visegrado— es uno de los nuevos grupos de presión que jugarán un papel en el futuro de la UE. La Nueva Liga Hanseática ya ha dejado claro que no va a poner fácil las reformas que se plantean dentro de la Unión Europea y que están dispuestos a defender su visión de cómo la Unión debe ser.

Y en medio de esta batalla de posturas surge una noticia que puede convulsionar la guerra que se anticipa a cara de perro. Hoy se publica en la prensa la siguiente noticia, “El debate de los 'paraísos fiscales intra-UE' estalla en la cuenta atrás a la gran cumbre” https://bit.ly/3eua3rl En la misma se pone de manifiesto cuál es el talón de Aquiles de La Haya. Dentro de la UE, un grupo de países tienen una fiscalidad que provoca dumping fiscal: grandes empresas desvían sus beneficios hasta alguno de estos Estados miembros donde pagan muchos menos impuestos, dañando los ingresos de otras capitales. No está solo Países Bajos: Luxemburgo o Irlanda son otros dos países que se encuentran en ese grupo. La Comisión Europea les ha avisado en varias ocasiones de que sabe lo que están haciendo. En el último informe sobre la economía holandesa, los técnicos comunitarios alertaron de que “la evidencia sugiere que las empresas que se dedican a una planificación fiscal agresiva utilizan las normas fiscales de Países Bajos”. Se estima que el sistema holandés le cuesta al resto del mundo un mínimo de 22.000 millones de euros anuales en ingresos fiscales evadidos.

Las multinacionales se ahorran millones de euros que deberían estar en las arcas del Estado de diferentes países, cuando canalizan los beneficios de sus filiales a través de Holanda, antes de que ese dinero regrese a las cuentas de la empresa matriz. Holanda es responsable del 15% de la evasión fiscal global. Suponiendo que la evasión de impuestos corporativos a nivel mundial es de unos 150.000 millones de dólares, unos 22.000 millones se desvían a través de los Países Bajos”. Para conseguir dicho objetivo, los flujos de dinero fluyen a través de empresas buzón —oficinas físicas sin empleados ni actividad real— creadas por las propias multinacionales en Países Bajos. Esos fondos disfrutan de un “baño de reducción de impuestos” totalmente legal a ojos del Estado holandés. Dado que la mayoría de los países europeos tienen normas que dificultan el envío de las ganancias directamente a paraísos fiscales, las empresas las trasladan primero a Holanda, donde sí se gravan con impuestos... pero mucho más reducidos que los que corresponderían, de haber declarado los ingresos en el país de la sede real o en las otras filiales instaladas en otros países. Y una vez legalizadas de esta manera, las ganancias ya se pueden trasladar al paraíso fiscal elegido por la empresa, donde engrosarán el capital limpio. La suma de esos impuestos perdidos es lo que suma al menos 22.000 millones de euros. Las empresas buzón que hacen posible esta transferencia no tienen otra función que evadir impuestos, el papel fiscal de Holanda pone al resto de Europa en una situación de desventaja. Lo grave de esta situación es que Holanda no extrae tampoco un gran beneficio de dicha situación, Holanda tampoco saca un gran beneficio de esta situación, se beneficia de unos 2.000 millones de euros al año. Eso es lo único con lo que se queda la Hacienda holandesa de los 200.000 millones de euros que fluyen a través de este país para no tener que pagar impuestos sobre las ganancias en otros países. Holanda es “un país canal” o “de tránsito”. El dinero no se queda allí. Para Oxfam Novib, la lista de paraísos fiscales que se publica regularmente está lejos de estar completa ya que ignora una serie de países europeos que sí lo son, tales como; Luxemburgo, Irlanda, Malta, Chipre y Países Bajos deberían ser incluidas, considera la ONG. La investigación internacional también muestra que este país atrae más de 90.000 millones de dólares en ganancias extranjeras de las multinacionales”, explica el experto en impuestos de Oxfam, Johan Langerock. Sin embargo, para las autoridades holandesas, aunque Países Bajos se beneficie de la inversión a expensas de los ingresos fiscales de otros países, este sigue sin considerarse un paraíso fiscal porque tiene un “papel diferente” en la red. Un paraíso fiscal es el destino de los beneficios distribuidos, y no de parte de los impuestos, y su existencia es “a expensas de los países de origen”, se defienden en el Ministerio de Economía https://bit.ly/2CCsr4d

El problema es cómo cambiar la actitud de los gobiernos de países que son sospechosos habituales de dicho “dumping fiscal”. La Comisión Europea lleva ya años apretándoles las tuercas y busca las distintas maneras de hacerlo. Por ejemplo, el departamento que ha dirigido Margrethe Vestager desde 2014 ha impuesto multas a multinacionales que se han estado beneficiando de acuerdos fiscales ilegales por parte de los Estados miembros. Por ejemplo, obligó a Apple a devolver 13.000 millones de euros a las arcas de la República de Irlanda por haberse beneficiado de una ayuda de Estado ilegal. Sin embargo, esta decision judicial ha sido tumbada ayer por el Tribunal General, no es firme y puede recurrirse ante el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) https://bit.ly/32xPGr9. Esta situación permitirá de momento mantener el agresivo sistema fiscal de Irlanda que tanto critican los socios europeos. La persecución de los servicios del Ejecutivo comunitario contra grandes multinacionales y los acuerdos fiscales ilegales, al ser selectivos, que tejían con Países Bajos, Luxemburgo o la propia Irlanda y con la que desviaban el pago de impuestos del resto de países europeos en los que lograban sus beneficios, ha sido la manera que ha tenido la Comisión Europea de presionar a las capitales y obligarles a hacer cambios. Sin embargo, ahora los técnicos europeos piensan en la posibilidad de ir un poco más allá. Según se publicó la semana pasada en el diario Financial Times, consistiría en utilizar el artículo 116 del Tratado de la Unión Europea para poner en marcha una nueva norma. Esta cláusula, no utilizada hasta ahora, señala que “en caso de que la Comisión compruebe que una divergencia entre las disposiciones legales, reglamentarias o administrativas de los Estados miembros falsea las condiciones de competencia en el mercado interior y provoca, por tal motivo, una distorsión que deba eliminarse, procederá a celebrar consultas con los Estados miembros interesados”. Si esas consultas “no permiten llegar a un acuerdo para suprimir dicha distorsión, el Parlamento Europeo y el Consejo adoptarán, con arreglo al procedimiento legislativo ordinario, las directivas necesarias a este fin. Podrán adoptarse cualesquiera otras medidas apropiadas previstas en los tratados”. Con este artículo, los esquemas fiscales agresivos de algunos Estados miembros podrían considerarse “distorsiones” del mercado único que el Ejecutivo comunitario podría pedir que se corrigieran. De no hacerse, el asunto podría acabar en el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE). Aunque dicho plan se encuentra en un estado embrionario, es un rodillo que se ha puesto en marcha para todos estos países hanseáticos que luchan por mantener sus privilegios fiscales dentro de la Unión Europea. El primer ministro de Holanda Mark Rutte tiene elecciones en su país en marzo del año 2021 y ante la cercanía de dicha situación se siente presionado por una ultraderecha que busca aumentar su participación en el arco parlamentario. De momento, en La Haya ya hay rumores de que Rutte cederá antes de verano, pero tanto las elecciones como la ultraderecha, le dificulta flaquear públicamente ante Bruselas y ante Países Bajos https://bit.ly/3h3bWx2

Para terminar el post, decir que esperemos que esta vez los holandeses terminen como sus compatriotas al comienzo del post, en retirada, humillados y consternados ante la derrota sufrida con un enemigo mucho más pequeño e inferior. A veces la falta de humildad y autocritica pueden llevar a las personas a ver la paja en el ojo ajeno, pero a… Ignorar la viga en el propio.

Ya lo dijo Lucio Anneo Séneca: “Nada es tan bajo y vil como ser altivo con el humilde.”



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