miércoles, 10 de abril de 2019

MULTICONFERENCIAS EN LAS COMPAÑÍAS....UN CIRCO SIN NINGUNA GRACIA



A lo largo de la historia, los gobernantes siempre intentaron manipular la imagen que proyectaban hacia sus súbditos. Ya lo advertía Maquiavelo  en el “El Príncipe”, hace cinco siglos: “En general, los hombres te juzgarán más por la apariencia que por la realidad; porque todos te ven pero muy pocos te tratan. Y estos últimos no se atreverán a contradecir la opinión de la mayoría“. Así, las carencias de los poderosos, sus humanas debilidades, las bajas pasiones, se intentaban disimular tras un aspecto solemne, distante, adusto, una vía para crearse un sólido carisma entre el pueblo llano. Pese a todo, gracias a determinados chismosos y maledicentes, los defectos saltaban a veces al conocimiento público. Y algunos nobles, reyes, príncipes fueron bautizados con crueles sobrenombres o chismes poco caritativos que circulaban por fondas y tugurios. Sin embargo, esto cambió con la llegada de la televisión. Ahora el gobernante prefiere justo lo contrario: ofrecer un rostro desenfadado, campechano, risueño. Hubiera sido inimaginable un busto de Julio Cesar o un retrato de Napoleón sonriendo o riéndose. Pero hoy pocos líderes tienen reparo en acudir a cualquier programa televisivo por dudosa que sea su calidad, y comportarse campechanamente con tal de llegar al gran público. El mero hecho de aparecer en la pequeña pantalla constituye un argumento de autoridad, una aureola que ofrece credibilidad a los ojos de la gente. Y, al contrario que en el pasado, tienden a descuidar el fondo, las ideas para preocuparse, más bien, por la difusión de su imagen. Así, la televisión con su imagen propició una política superficial, de consignas huecas. Los  gobernantes, directivos, etc.,  intentan utilizar este invento como palanca para manipular al personal, para imponer su propia agenda. Aunque en la actualidad sea un medio en retroceso, la pequeña pantalla ha tenido hasta ahora el poder de hacer y deshacer, de crear o destruir partidos, de encumbrar o derribar gobiernos. ¿Cuáles son sus rasgos y de dónde provenía su inmenso poder? En su libro, “Homo Videns”, Giovanni Sartori considera que la televisión implicó un cambio fundamental, una regresión en el proceso de comunicación humana. Es un invento que difunde imágenes, y con frecuencia las transforma en entretenimiento, pero anula los conceptos, las ideas. Atrofia la capacidad de abstracción, ese recurso a lo simbólico que se expresa a través del lenguaje. Anquilosa el entendimiento, sustituyendo el conocimiento profundo por una visión superficial. Y fomenta en el televidente una actitud perezosa, pasiva y acomodaticia. El sujeto se acostumbraría a responder sólo ante estímulos audiovisuales y acabaría mostrando desinterés por los conceptos abstractos, esas ideas imprescindibles para el razonamiento y la comprensión de lo que sucede.


Los directivos tienen que ser libres, éticos y no neutrales, porque la ética define lo que es bueno o malo, obligatorio o permitido y aplicable a las personas. La neutralidad no debe estar en los principios económicos de una compañía, porque la independencia depende de su accionariado y no de los directivos que gestionan la misma. Cuando existe desinformación en una compañía, la manipulación y su autocensura, están al servicio de unos intereses muy concretos, por lo tanto no son libres, sobre todo cuando se realizan por personas (directivos) que están al servicio de una causa espuria como es el no informar a los empleados que tienen a su cargo de la situación económica de la compañía. Los empleados asisten a conferencias de directivos y la sensación que se llevan de las mismas, es de frustración por la manipulación soez que se hace de los resultados económicos, prueba de ello es que en las mismas se omiten y esconden cualquier tipo de métrica económica que permita entender lo que está sucediendo. Para realizar esta acción los directivos toman la decisión de hacer de las mismas un espectáculo, en el cual lo que se presenta es baladí y sin sustancia para la comprensión de que está sucediendo dentro de la misma. ¿Pero porque sucede esto?, ¿Qué trasfondo existe en dicha situación?, ¿Se está condenando a la compañía a la irrelevancia?

Aunque todos los empleados tienen derecho como ciudadanos a recibir información veraz y fidedigna que les permita conocer realmente lo que sucede dentro de su compañía y por lo tanto a no ser engañados. Está claro que, una información libre y real es difícil encontrarla en algunas compañías, puesto que algunos directivos de primer nivel son alérgicos a la misma. Solo a través de contrastar los diferentes medios de comunicación con la información de Internet, nos permite  formarnos en nuestra opinión. Además todo esto sucede con la desventaja para los medios de comunicación de que la publicación de las noticias es antes en las redes sociales, lo cual a veces permiten difundir noticias falsas que no están contrastadas. Se difunden informaciones falsas, se presenta una visión parcial de la verdad, se manipula la afectividad, se cae en el sensacionalismo, etc. Y, además los propios usuarios de las redes, por su necesidad de información, contribuyen a difundir y multiplicar dichas informaciones falsas, haciendo más difícil encontrar la verdad y controlar dicho impacto. Sin embargo cuando los directivos hacen una presentación de resultados a sus empleados, todo ya está publicado. Por lo cual intentar la manipulación en dicho escenario parece obsceno por quien lo realiza, ya que los reguladores y la web de la compañía son fedatarios de dichas métricas. 

Algunos directivos en las compañías intentan adoctrinar, manipular, lavar el cerebro de dichos empleados, convertir las medias verdades en verdades a la fuerza de repetirlas una y otra vez… Algunos mensajes que se lanzan en las conferencias vienen con una visión unívoca de la realidad, enfocados a propagar aspiraciones que no tienen detrás de sí ningún hecho que permitan ser alcanzadas. Así pues los empleados están desinformados y manipulados, no se quiere que se distinga entre las verdades y las mentiras de unos y de otros, solo proyectan sombras. Con esta acción se liquida la libertad de expresión, se cercena la posibilidad de defender ideas diferentes, se liquida la posibilidad de que el resto de empleados se puedan enterar de aquellas informaciones parcialmente incorrectas o simplemente falsas. La realidad en algunas compañías, es una ilusión mental que se manipula y se vende según los intereses de dichos directivos. Esto sucede básicamente porque los organigramas de mando están fundamentados básicamente en la obediencia y no en la capacidad, ya que la disensión se castiga y persigue como un mal que puede desviar las metas que fijan dichos directivos, aunque sean erróneas por lo que dicen dichos indicadores económicos.

Hoy por ejemplo se ha publicado en un periódico la siguiente noticia, https://bit.ly/2U8k3w7, la cual es el fiel reflejo del producto de dicha desinformación y manipulación que se hace de la realidad. Cuando una persona trata de encontrar y revelar lo que mucha gente no entiende ni comprende. Ese grupúsculo pequeño de directivos en las compañías que dirigen el destino de los empleados, se unen frente a aquello que amenaza el status quo que representan, cuando los resultados económicos no acompañan y no se quieren mostrar al resto de empleados para que fijen su criterio.  Al final esta situación lo único que genera es desafección, falta de compromiso y pérdida de intangibles en las compañías, con la consiguiente empobrecimiento que esto representa para los diferentes stakeholders de la compañía como son (inversores, accionistas, empleados, etc.). Las presentaciones de resultados no pueden estar fundamentadas en la ausencia de métricas económicas que permitan entender lo que sucede, ya que lo único que se proyecta hacia los mismos es la ausencia total de información que permita a los empleados generar un estado de opinión de lo que sucede.

Para terminar este post, decir que López Otín, es una punta de lanza de lo que sucede hoy en la sociedad, el abotargamiento y ausencia de crítica por la desinformación que sufre la población está llevando a la sociedad, compañías y personas a un empobrecimiento generalizado. Así pues, necesitamos como dice López Otín un “ikigai”, término japonés que significa propósito de la vida…Ya que cuando una persona se queda sin propósito, se queda vacío sin vida. La falta de información real nos conduce hacia ese destino.

Ya lo dijo Carlos López Otín: “Personalmente no creo, ni lo he pensado nunca, que haya un hallazgo que vaya a cambiar nada mi vida, ni creo que lo encuentre nunca. Acudo cada mañana a abrir el laboratorio con la sensación de que va a ser un gran día. Hoy va a ser un día especial. Pero no por ese grandísimo descubrimiento, sino porque aunque sea pequeño va a permitirnos la emoción de descubrir algo que se va a sumar a lo que ha descubierto otro y así vamos a crecer”.



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